Mañana del 29 de Julio

Sonó el despertador. ¿Por qué se supone que él despertador iba a sonar si estaba de vacaciones? Agarré el teléfono para apagar la alarma y vi la hora, las nueve de la mañana. Era definitivamente demasiado pronto, y tenía planeado olvidarme de eso para volver a dormir. Así que apague el teléfono y me volví a acurrucar entre mis sábanas.

Mierda, era verdad, había quedado. Abrí mis ojos como platos y me incorporé con rapidez. Iba a llegar tarde (otra vez). De repente sentí como si todo mi sueño se hubiese reemplazado por pura adrenalina. Abrí el armario y saqué las dos primeras piezas de ropa que se toparon con mis manos. Me vestí cual aprendiz de Flash y bajé las escaleras.

Entré en la cocina y me encontré con Shion apoyado en la encimera, mirándome con tranquilidad.

-Llegas tarde

-Anda, ¿en serio?

Intenté ser sarcástico (spoiler: no me salió). Iba demasiado agitado como para hablar sin gritar. Agarré un par de galletas, y sin llegar a comermelas, me monté en mi bici y arranqué a pedalear hacia él supermercado.

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Hace un par de días, habíamos quedado todos para ir a la piscina por la mañana. Pensábamos comer allí, pero como la comida del bar que estaba dentro era muy cara, quedamos en comprar y preparar la comida primero. Después de una muy intensa partida del piedra papel o tijera, Aldebarán perdió. Pero Saori y yo nos ofrecimos para que no tuviera que cargar con todo el trabajo él solo.

Hasta ahí todo bien, el problema vino con el hecho de que soy la persona más olvidadiza que conozco. Por eso mismo programé una alarma para hoy por la mañana, y así asegurarme de que me iba a despertar.

Bien, el problema era que la alarma estaba programada a las nueve, y yo tenía que estar en el super a las nueve y cinco. Así que ahora estaba pedaleando cuanto podía, esquivando juguetes de niños a lo James Bond, y intentando no aumentar el retraso que ya llevaba.

Otro factor a tener en cuenta era que esa misma noche había dormido entre poco y nada. Vamos, que me había quedado despierto hasta las cinco de la mañana leyendo un libro. Pero a ver, no era mi culpa que hubiese un giro dramático cada dos segundos. Así uno no podía dormir tranquilo.

La cosa es que ya ni sintiendo mi cuerpo del cansancio y sueño que llevaba encima (porque por una vez en mi vida me propuse llegar más o menos a tiempo), llegué al supermercado como un cuarto de hora tarde. En eso que me bajo de la bici y me encuentro a Saori y Aldebarán saliendo cargados de bolsas.

-No vale, sois muy rápidos

-Es que hemos llegado pronto

-¿No veis? No hacéis más que darme la razón

-No te lo niego, pero Mu, de aproximadamente un mes que te llevamos conociendo solo has llegado a tiempo dos veces.

-Pues eso, si ya me conocéis, ¿para que llegáis pronto?

Ellos pasaron de mí y me dieron una bolsa para que me callase. Apoyaron la bolsas en los manillares de sus bicis y se pusieron a pedalear hacia la casa de Aldebarán. El problema aquí vuelve a ser que ellos estaban más frescos que una lechuga, y yo venía de hacer la carrera de Maratón.

Pero después de unos minutos de pedalear, y varios descansos exigidos por mí (en los cuales me robé unos cuantos bollos sin que se diesen cuenta), llegamos a casa de Aldebarán. Tenía que admitir que su casa me encantaba. Era una casa muy acogedora, que aunque estuviese sucia daba la impresión de que hasta la suciedad le quedaba bien. No importaba la hora del día, la luz siempre era cálida. Si a eso le sumabas que la gente vivía allí era extremadamente cariñosa y familiar, sólo te faltaba una mantita para ponerte a ver Netflix.

Aldebarán y Saori entraron a la cocina para dejar las bolsas, y yo me quedé fuera poniéndole él candado a las bicis, ya que no había espacio suficiente para dejarlo dentro de la casa. En cuanto acabé entré cerrando la puerta principal. Pero nada más dar un paso.

-¿¡Quién se comió todos los Donetes!?

And I oop.

Saori era una fantástica amiga, eso sí, hasta que te comías sus Donetes. Estuve dudando por un tiempo en si era mejor quedarme o salir corriendo y mudarme a otro país.

Recordé que si no fuese por mi hermano casi ni hubiera hecho amigos, así que mejor me quedaba. Me acerqué a la cocina cautelosamente y me asomé un poquito por él marco de la puerta.

La escena tal cual entrar era Saori, sartén en alto, con el envoltorio de Donetes a sus pies y expectante para cazar a su presa. Sin querer se me escapó un gritito, delatando mi paradero y dando comienzo a la cacería del Mu.

Aldebarán simplemente se quedó tranquilo cortando los panes para hacer bocadillos y con cara de no importarle lo más mínimo lo que quiera que estuviésemos haciendo.

-Intervendría, pero ya he tenido suficiente de vosotros. Sólo aseguraos de no romper nada.

Así que durante media hora aproximadamente, Saori me estuvo persiguiendo, y yo temiendo por mi vida; mientras, Aldebarán estaba a lo suyo preparando bocadillos, era increíble la capacidad que había adquirido de abstraerse. Y después de haberme tropezado más de una vez y casi ser atrapado por Saori, firmamos un tratado de paz en el que me comprometía a comprarla dos paquetes de donetes.

Me levanté del suelo y acompañé a Saori a la cocina, donde Aldebarán prácticamente había acabado de hacer los bocadillos. Nosotros simplemente nos dedicamos a hacer los últimos cuatro y a ponerlo todo en una bolsa.

Ya lo teníamos todo preparado, así que solo nos faltaba esperar hasta la hora para irnos. Nos sentamos todos en él sofá (cosa que agradecí, ya que desde que me desperté lo único que había hecho era ejercicio) y encendimos la televisión. Para nuestra mala suerte no echaban nada interesante, así que recurrimos a la vieja confiable; los documentales de alienígenas.

Mientras en la tele explicaban cómo los arturianos habían bajado desde una de las estrellas del cinturón de Orión para ayudar a los egipcios a construir las pirámides, Saori, ya aburrida, miraba su móvil. Yo hubiese continuado mirando el programa (porque la verdad es que estaba hasta interesante), pero a Saori por lo visto no, así que empezó a molestarme.

-Así que Mu, hoy vendrá tu crush, eh...

Codeó un par de veces al aire en mi dirección y me miró con una sonrisa pícara.

-Te repito, no es mi Crush

Hace una semana habíamos hecho una pijamada entre Aldebaran, Saori y yo, y nos pusimos a hacer las típicas preguntas que se hacen cuando ya no sabes qué hacer. Entre pregunta y pregunta me obligaron a elegir crush entre alguien del grupo. Y yo (por azhar y descarte) acabé eligiendo a Shaka. Desde entonces Saori se la pasaba molestándome cada vez que podía. Aldebaran no, Aldebaran era un buen amigo y me respetaba. Y lo más importante, no me pegaba con una sartén por robarle unos pocos Donetes.

-Creo que eres la única persona en el mundo que deja a su crush en visto durante un mes.

-Primero, no es mi crush, segundo, no tenía ni idea de cómo responder a eso, y responder un mes más tarde es todavía más raro.

-Pero podrías haberle dicho cualquier otra cosa

-¿Desde cuándo soy yo quien inicia las conversaciones?

-Vamos a ver Mu

No me dió tiempo casi ni a parpadear porque Saori ya tenía mi móvil.

-¿¡QUE DEMONIOS VAS A HACER!?- Espera, ¿como se sabía mi contraseña? Bueno, en ese momento daba igual, lo importante aquí es que no mandara ninguna tontería, porque yo la veía capaz.

-Heyy, tranquilo viejo, solo quiero ver el mensaje de Shaka, no voy a enviar nada

-¡JURALO!

-Lo juro por los Donetes

Uf, eso iba en serio. No me quedaba de otra que creerla, así que me senté a su lado para ver lo que hacía. Abrió el chat de Shaka, que seguía igual que hace un mes y me preguntó.

-¿Has buscado esto en Google?

-Pues claro, no soy idiota

-¿Has escrito lira con "y"?

-Retiro lo dicho, si soy idiota

Se ve a ahora no sabía ni meter las palabras en el buscador. De todos modos, con esta nueva información, nos dirigimos hacia Google para ver si podíamos entender ese mensaje de una buena vez.

Metimos "Lyra" en el buscador y esperamos impacientes los resultados. La primera entrada era de Wikipedia. Nos metimos ahí y saltó información sobre una constelación. Leímos un poco del artículo, Lyra era parte del triángulo de verano, y su estrella más brillante era Vega.

Miré a Saori y ella me devolvió el gesto, nos quedamos parados mirándonos con una sonrisa como idiotas durante un rato. Hasta que nos pusimos de acuerdo para inspirar dramáticamente y ponernos a vitorear de la nada.

-JODER ERA UNA CONSTELACIÓN

-¿SHERLOCK? ME RÍO EN LA CARA DE SHERLOCK

Seguimos gritando así hasta que Aldebarán me dió un pequeño golpe con el mando en la cabeza.

-Callaos, que intento escuchar como los iluminati dominaron a los masones tomando el control de Estados Unidos, por favor, un poco de respeto a Isaac Newton.

-¿Los Iluminatis no eran esos del ojo y el triángulo? ¿Esos del verde y las teorías?

-Sí, esos, ahora déjame escuchar, por favor

Yo simplemente rodé los ojos y me volví a centrar en el móvil. Bueno, no del todo, ya que gracias a la conversación de Aldebaran me había quedado pensando cómo sería Isaac Newton con el pelo verde, bendito cerebro.

De todas maneras, ahora el mensaje tenía mucho más sentido. Esa era una foto de la constelación de Lyra. Y cómo Vega era la estrella más brillante, para encontrarla en el cielo, lo más fácil era encontrar primero a Vega. Vale, lo entendía, ahora, ¿que me quería decir con eso? Bien, volvía a estar en el principio.

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Entre unas cosas y otras ya era hora de irnos, así que nos cargamos con las bolsas y nos pusimos a pedalear camino a la piscina. Ahora ya estaba un más descansado que antes, aunque seguía un poco mareado, supuse que era porque seguía teniendo sueño.

Dejamos las bicis a la puerta de la piscina y entramos. Era hora punta, aún eran las once y la gente seguía en la piscina. Pero aún así éramos los primeros en llegar de nuestro grupo (literalmente la primera vez que llegaba el primero a algo).

Elegimos un sitio que increíblemente estaba vacío, debajo de un árbol que daba bastante sombra. Si pretendíamos comer fuera, eso significa que íbamos a estar en pleno verano bajo el sol de mediodía, era realmente un milagro que consiguiésemos sombra.

Extendimos las toallas y cada uno nos sentamos mirando nuestro propio móvil. Me apoyé en el tronco del árbol, y casi por inercia abrí el WhatsApp de Shaka. Y sin entender porqué le mandé un mensaje: "lo encontré".