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-QUINCE-



-Mu, mañana me voy y no volveré hasta el año que viene.

Esas palabras cayeron sobre mí como un balde de agua fría. El nerviosismo que tenía desapareció, siendo reemplazado por un vacío en el pecho. Aún no acababa de comprender del todo lo que eso significaba.

Mi mente no paraba de bombardearme con pensamientos espontáneos, mientras todo lo que podía hacer era mirar abrumado a los ojos azules delante de mí, los cuales se empezaban a cristalizar. Solo un pensamiento quedó grabado en mi mente, ¿Por qué no me lo dijo antes?

Entendía que se siéntese nervioso, pero hubiese arreglado muchos problemas, Es decir, hubiese podido tener tiempo de despedirme o simplemente poder asimilarlo, pero la revelación fue tan repentina que no solo mi mente, sino todo mi yo se quedó en blanco.

Las palabras se quedaron atascadas en mi garganta y abrí la boca más de una vez sin hacer sonido alguno, como haría un pez un pez. Pero no supe cómo reaccionar en cuanto vi una lágrima resbalarse por los ojos de Shaka. Me quedé estático viendo cómo levantaba una mano para limpiarla, mientras que otras nuevas se abrían paso entre sus mejillas.

Una creciente sensación de culpabilidad y tristeza se apoderaba del vacío que había estado sintiendo, y extendí una mano hacia él antes de retirarla, vacilante. No me gustaba verle así, me dolía el pecho y me hacía más mal de lo que me gustaría haber admitido. Y sentía que si continuaba viéndole llorar, yo terminaría igual. Aunque en un segundo pensamiento, tenía más papeletas para quedarme de manera incómoda al lado suyo sin saber que hacer.

Pero decidí actuar, y sintiendo mi cuerpo hecho de madera rígida me levanté y me moví desde mi cama hacia la suya, envolviendo mis brazos alrededor de sus hombros, y así poder darle un abrazo.

En teoría los abrazos tendrían que ser reconfortantes, pero me sentía extrañamente incómodo, como si no supiese bien que hacer después de ese momento. Shaka tenía los brazos pegados a su cuerpo como si su vida dependiese de ello. Era como abrazar a un árbol.

De repente sentí como poco a poco se iba destensando, hasta que finalmente acabó por devolverme el abrazo.

Cuando vi como sus brazos se extendían alrededor de mi espalda y su cara se hundía en el hueco entre mi cuello y mi hombro no pude hacer otra cosa más que ponerme nervioso. Nunca antes había abrazado a alguien que no fuese de mi familia. Aunque recordé que era yo el que se suponía que tenía que calmarlo a él, y también el que empezó él abrazo, así que me mantuve firme y comencé a acariciarle el pelo en un intento de hacer que dejase de llorar.

-¿Desde cuándo nos abrazamos?- Solté una pequeña risa intentando aliviar el ambiente de alguna manera. Pero sentí como Shaka se tensó por un momento y rápidamente se separó.

-Lo siento mucho- Sonaba tan apurado que no pude evitar soltar una pequeña risa.

-No te preocupes, no hay ningún problema, siempre que quieras un abrazo, cuenta conmigo- Hasta yo me sorprendía de lo que estaba diciendo, dos segundos antes nunca había abrazado a alguien y ahora andaba regalando abrazos -Además, fuí yo el que lo empezó.

Shaka me miró por un segundo y sonrió, eso pareció aliviar todo el ambiente que se había creado, y me hizo demasiado feliz, pero en menos tiempo del que me hubiese gustado frunció sus cejas y miró hacia su izquierda.

-Creo que tendré que esperar un año para eso- Su voz sonaba especialmente fría y esa simple frase bastó para volver a construir la tensión que tanto me había costado derretir.

Simplemente no sabía que añadir a eso, el vacío se fue llenando de desilusión y la incomodidad fue reemplazada por empatía. Podía entender como Shaka se sentía, pero no sabía que hacer al respecto. Y sin más palabras que decir sentí que mi momento para irme había llegado, pensé que él probablemente necesitaría el resto de la mañana para hacer las maletas.

-Creo que me debería ir yendo, hablamos por WhatsApp, ¿vale?- Shaka me lanzó una mirada que no pude descifrar del todo, pude reconocer demasiadas emociones juntas para resumirla en solo una, aún así asintió, recuperó su compostura y se levantó de la cama.

Me levanté detrás de él para recoger la ropa de la mochila, y así poder ir al baño a cambiarme.

Recorrí el pequeño pasillo hasta llegar a la puerta que daba paso al baño y cerré con pestillo. Dejé la ropa encima del lavamanos y me miré en el espejo. Debía recalcar que casi que me dieron ganas de mirar a la pared al ver el tremendo desastre que estaba hecho.

Casi podía sentir cómo los pensamientos acechaban con invadirme, así que aparté mi mirada y me concentré en vestirme rápido para así poder pensar las cosas en claro.

Salí del baño y volví a la habitación de Shaka para revisar que no me había dejado nada y despedirme de él.

Lo encontré sentado en la cama, y acordamos que me acompañaría hasta la puerta. Bajamos las escaleras sin que una palabra saliera por nuestras bocas y llegamos al final de nuestro trayecto. Debía haber dormido bastante, pues juzgando por la posición del sol parecía casi mediodía. Y aunque el verano se estuviese acabando todavía hacía bastante calor, cosa que noté bastante cuando abrió la puerta.

Y ese fué el momento exacto en el que los pensamientos que rondaban sueltos por mi mente se juntaron y me di cuenta que el verano se estaba acabando, y con él también se acabarían las cosas que había empezado a hacer en el, como ver a Shaka.

Pase a su lado y salí por la puerta, girándome para despedirme de él por última vez en todo lo que quedaba de año y hasta el verano siguiente. Y con eso nos quedamos mirando un momento y me volvió a abrazar, diciéndome adiós.

-Esta es la segunda vez que me abrazas hoy- hablé mientras nos separabamos y le miraba, pudiendo ver una sonrisa dibujada en su cara. Nada que ver con lo apenado que había parecido unos momentos antes.

-Es que, pensándolo mejor, no me apetecía esperar un año para volver a hacerlo- ambos reímos y un silencio cayó entre nosotros, casi como si ninguno quisiese despedirse primero. Algo así como un ruido sordo molesto y agradable a la vez, nuestras sonrisas desapareciendo poco a poco, pues los dos sabíamos que tendría que irme tarde o temprano.

-Adiós Shaka, te veo en un año- ondeé mi mano y empecé a alejarme de su casa, intentando no mirar atrás y obviar el silencio de la calle, donde sólo se oían mis pasos sobre el asfalto y una voz reverberando detrás de mí.

-Adiós Mu.

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Regresar a casa parecía más difícil de lo que debería haber sido. Todo me dolía y me sentía como si hubiese corrido una maratón de ciento cincuenta kilómetros, tanto física como mentalmente, y el calor definitivamente no ayudaba a mejorar las cosas.

Me encontré delante de la puerta y por un momento sentí el alivio de haber llegado a casa, un lugar en el que podía estar solo y descansar, sobretodo después de una mañana como esa. Abrí la puerta y me recibió Shion con una sonrisa, mirándome desde el sofá.

-Y... ¿Qué tal en casa de Shaka?- Se notaba que me quería molestar de la mejor de las maneras, pero no me encontraba de humor para eso. Así que no me trabajé mi respuesta y di la que menos inconvenientes me causara, pues lo único que quería era subir a mi habitación para tumbarme en la cama y nunca volver a salir.

-Bien- Salió de mi boca de manera tan seca y cortante que su sonrisa se borró de su cara casi al instante, y me sentí mal por un momento conmigo mismo, además, no hice un mínimo esfuerzo por que no se notase lo obvio que era que no me encontraba así. Pero Shion se recuperó y sonrió con empatía, parecía haber captado mi mensaje.

-Me alegro- Y con eso dicho le agradecí con los ojos y él se volvió a ver la tele dándome vía libre para subir a la habitación.

Al cerrar la puerta sentí como si me hubiese metido en una cápsula. Nunca había estado tan agradecido de estar en ese cuarto. La sensación hogareña me trajo un gran alivio y estabilidad que no pude hacer nada más que agradecer después de la montaña rusa de emociones que acababa de vivir.

Con dos pasos largos ya le encontraba delante de mi cama, preparado para desplomarme en ella e hibernar hasta el siguiente verano, cuando no tuviese que ir a clases y todo fuese igual o mejor que en el momento en el que cerré los ojos.

Acabé de cara al colchón, con los párpados cerrados y esperando a que surgiese la magia de la siesta, pero el sueño simplemente no llegaba. Y a pesar de haber dado demasiadas vueltas ninguna postura parecía ser la adecuada. No tuve más remedio que tumbarme y encarar al techo.

A los diez segundos empecé a notar como si el silencio fuese muy ruidoso, había un nudo en mi estómago que no podía eliminar pero tampoco entender, de la que no me había dado cuenta de su existencia hasta ese momento. Dejándome así durante un buen rato, simple mirando el blanco liso del techo, dejándome solo con mis preguntas y pensamientos.

Y entonces la magnitud de lo que había pasado realmente, o mejor, de lo que iba a pasar, cayó encima mío a peso de plomo.

Al fin entendí lo que significa que Shaka se fuese por un año, lo que en realidad iba a ser de todo lo que había hecho esos últimos meses. Cómo iba a ser mi invierno en contraste al verano.

Por un lado, a parte de Aldebaran y Saori no había hecho ningún otro amigo en el grupo de gente que había conocido, y era consciente de que ninguno de los dos iba a mi instituto, pues nunca les había visto antes.

Nunca fuí bueno manteniendo relaciones vía mensaje y era extremadamente difícil para mí continuar con una amistad si no veía a dicha persona con cierta frecuencia, cosa que ponía en compromiso todas las amistades que tenía en el momento.

Y justo ahí me di cuenta, me di cuenta lo poco que quería volver a ser como antes, de que, aunque me gustase estar solo, no quería perder a nadie. Era muy consciente de que al Mu que no quería ir a la piscina ese día en comienzos de verano le hubiese dado igual todo eso, simplemente hubiese rechazado la idea de siquiera tener una amistad; pero el Mu que estaba ahora tumbado en la cama tenía mucho apego a los amigos que había conseguido hacer, y que totalmente merecían ese rango, pues no podía evitar sentir que a pesar de los buenos momentos compartidos con ellos quería crear nuevos, y no quería que todo eso se acabase tan pronto, que todo fuese tan difícil por continuar.

Me dormí mientras una lágrima bajaba por mi mejilla, y simplemente esperé que cuando me despertase fuese julio otra vez, que fuese a la piscina con Saori, Aldebaran y Shaka, simplemente esperaba no perder a ninguno de ellos.





(A/N): Subiendo esto ya que me estoy obligando a mi misma, tremendo bloqueo llevo con esto y con todo en general, srry 🤡🔫

Solo quiero que sepan que no he dejado Wattpad y que aunque ahora esto se actualice con la frecuencia que un cometa pasa por la tierra, no está abandonando y hago lo que puedo akfjakdna 

Los amo btw ✨✨

PD: No mas promesas porque soy incapaz de acabar por hacerlas verdad ahdjakf (send helP)

Ah, y perdón por lo de que el capítulo esté tan mal, es que hace bastante y se me ha olvidado escribir, also, no lo corregí porque si no no lo publico jajsajsj 

Y sin nada más que decir, vuestro Alien griego se despide, bye






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