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-ONCE-

Literalmente lo primero que hizo Saori al entrar en mi habitación fue tirarse encima mío.



Acababan de llegar de sus maravillosas vacaciones (dentro de las vacaciones), y lo primero que habían hecho fué venir a mi casa a visitarme. Apenas llegué a leer el mensaje cuando el timbre ya había sonado.

Shion probablemente los dejó entrar sin más porque ya se había acostumbrado a su presencia. Pero agradecería que hubiese avisado de que subían, porque no me dió ni tiempo de salir de la cama para prepararme para su llegada.

Mi fiebre ya se había pasado, pero Shion me había dicho que este era mi día de recuperación. Sin embargo no creía que me pudiese recuperar mucho si Saori se tiraba encima mío al puro estilo de una luchadora libre.

Miré a Aldebarán en busca de un poco de ayuda, ya que sentía que había perdido la capacidad de respirar. Él sólo me miró con una expresión indescifrable y se sentó parsimoniosamente en el borde de la cama. Y justo cuando creía que me iba a quitar a Saori de encima, Aldebarán me miró fijamente y dijo.

-Lo siento Mu.

Y se echó para atrás cayendo encima mío, al lado de Saori. Ahí es cuando concluí que mis pulmones habían muerto.

Pataleé durante un rato, pero cuando me di cuenta de que era inútil, y de que lo único que estaba haciendo era gastar mis valiosas energías restantes, paré en seco y tiré mis cuatro extremidades a los lados, quedando tumbado a lo estrella de mar.

-¿Que tal sus vacaciones sin mi? Traidores- Sentía que mi voz no podía salir, pero igual tenía que decirlo. Sentí como Saori me dió un pequeño golpe.

-Perdona, el traidor eres tú, no es nuestra culpa que tuvieses fiebre, técnicamente nos abandonaste.

-¿Ah sí? Podríais haberos quedado aquí conmigo.

-Tenía que acompañar a mi abuelo.

-¿A donde, a un hotel de lujo?- Esto lo pregunté con sarcasmo, simplemente quería molestarla, como vendetta de las fotos que me mandó restregandome mi desgracia la semana anterior.

-Exacto.

-¿Quieres pelea?

-Uy, no sabes con quién te estás metiendo.

Cuando Saori y yo nos estábamos preparando para una pelea de proporciones épicas, Aldebarán soltó un gran suspiro. Aunque no lo pudiera ver, apostaba que se estaba cubriendo la frente con la mano. De nuevo, tenía que admirar la paciencia infinita que Aldebarán nos tenía.

Afortunadamente él sobornó a Saori con donete haciendo que "lo deje pasar por esta vez", y a mí me dijo que me acababa de recuperar de una fiebre bastante fuerte, no debería ponerme a pelear todavía. Pensé que el soborno de Saori era mejor que el mío, pero para demostrar mi bondad, cedí.

Vi a Aldebarán respirar hondo, y una pequeña sonrisita se esbozó en sus labios, tenía la impresión de que quería llorar de felicidad. Estaba seguro de que era un hombre demasiado tranquilo para el extraño dúo que provocabamos Saori y yo. Ciertamente, un hombre admirable.

Bajé a por algo de comer, ya que no había desayunando aún, dándome una excusa así para liberarme de Saori y Aldebarán, que seguían encima mío.

Bajé a la cocina, encontrándome con Shion en las escaleras. Iba completamente arreglado y por primera vez en mi vida lo veía bien peinado. Pude notar que se sorprendió un poco al verme, era obvio que iba a salir.

-Hola Mu, justo iba a avisarte, he quedado, voy a salir un momento, no me esperes para comer, te avisaré cuando vuelva, ¿vale?

-Vale bien- Vi que asentía y se disponía a marcharse, sin embargo, su aspecto y su forma de arreglarse era muy sospechosa, así que no me detuve al preguntar- ¿Con quién has quedado?

Se paró en seco a un milímetro de la puerta. Parecía como si no quisiese que preguntase eso. Se dió la vuelta lentamente y me miró.

-Con Dohko, ¿algún problema?

-No, ninguno, ¿debería tenerlo?- Shion tardó un rato en responder.

-No claro que no

Y en un rápido movimiento, abrió la puerta y se lanzó a la calle. Definitivamente se traía algo entre manos, pero yo no era tan cotilla como él, estaba demasiado cansado como para descubrirlo, simplemente esperaría hasta que volviese y le tendería una emboscada.

Volviendo al tema que me concernía, bajé las escaleras hasta llegar a la cocina. Sentía mi cuerpo aún un poco agarrotado, esa semana sin salir de la cama me estaba pasando factura. Abrí el armario y agarré la caja de las galletas. Normalmente, solo comería dos, pero estaba extremadamente feliz por haberme liberado de la prison de las sopas, por lo que agarré un par de más.

En ese mismo momento recordé que Saori y Aldebarán estaban arriba, y que no tendrían miedo alguno en quitarme cuantas galletas pudiesen. Teniendo esto en mente, comí las dos galletas extra antes de subir, y las reemplacé por otras dos teniendo un "seguro" cubierto. Llené un vaso de leche y subí a mi habitación.

En cuanto abrí la puerta vi a Aldebarán reteniendo una risa y tapándose la cara con una mano. Y Saori estaba paralizada a mi izquierda, arrodillada, con un cajón de mi escritorio a medio abrir. En cuanto hice contacto visual con ella movió su cabeza rápidamente hacia los lados, y se escondió debajo del escritorio. Estaría enfadado de no ser porque esa situación en verdad me parecía cómica. Me asomé un poco al hueco del escritorio y me la encontré mirándome fijamente a los ojos.

-¿Sabes que puedo verte?

-No, no puedes.

-Vamos Saori, sal de ahí, asume la responsabilidad de tus actos.

-¿Saori? ¿Quien es Saori? Yo no conozco a ninguna Saori.

-Si sales te doy una galleta- Dije balanceando una de las galletas extras que había traído. Creo que nunca en mi vida volví a ver a alguien moverse con tanta agilidad como lo hizo Saori en ese momento. Se puso en posición de reverencia y alzó las manos, formando una especie de cuenquito, supuse que para poner la galleta.

-A sus ordenes milord.

-A partir de ahora te nombro como caballera oficial de el reino de mi casa.- Utilicé la galleta como una espada, igual que lo había visto en las películas cuando era pequeño. Acto seguido, le puse la galleta a Saori entre sus manos y ella la mordió con gran solemnidad, sin salir de su reverencia. Me sentía completamente metido en mi personaje. Por otro lado, Aldebaran nos miraba desde mi cama con cara de preguntarse por qué era amigo nuestro.

-Si me das una galleta, me uno a la orden de caballería- O bueno, quizás había malinterpretado su expresión. Le ofrecí una galleta y él se la comió de un bocado - Dios salve al rey.

-¡Larga vida al rey Mu!- Saori gritó desde la otra punta de la habitación, agitando el pequeño trozo de galleta que le quedaba.

Por un momento me sentí importante de verdad. Y una pequeña sonrisa se dibujó involuntariamente en mis labios. Se me llenó el pecho de orgullo y mecí mi cabello al más puro estilo de Diva del pop, o de rey creído del siglo XI.

Hubiese seguido con mi momento de auto-adoración de no ser por el rigone de mi teléfono. Evidentemente, eso no me iba a detener de seguir con mi pequeño teatro. Así que con una expresión altanera, puse mi mano delicadamente enfrente de Saori, indicandoles que esperasen.

-Aguerden caballeros, he de atender el correo real.

Con la misma expresión, y sin cambiar el estilo de mis movimientos, entré en mi WhatsApp, para ver quien había sido el osado plebeyo que se atrevía a interrumpir una reunión de la mesa cuadrada ( porque en mi habitación no cabía una redonda).

Poca fué mi sorpresa al encontrarme con un mensaje de Shaka. "Hola Mu, para celebrar que ya puedes salir de casa, ¿te apetecería quedarte a dormir mañana en mi casa?". Inconscientemente se formó una sonrisa en mis labios. Habíamos pasado una semana entera quedando todos los días, pero era verdad que no había salido de casa, quizás no me haría mal quedar mañana. Además, no me lo pasaba mal con él.

Lo malo es que mi sonrisa atrajo a la cotilla de Saori, y despertó la curiosidad de Aldebarán, que se acercaron sigilosamente por mi espalda, llegando a leer mi conversación. Me enteré de su presencia en cuanto Saori inspiró dramáticamente, llamando mi atención. Me miraba con una expresión que rondaba entre la sorprendida, feliz, y decepcionada.

-Que fuerte, que fuerte, que fuerte...¿¡Has estado viendo a tu crush todos estos días y no nos has avisado?! Pensaba que nos tenías más confianza.

-¡Que no es mi crush! No vi razón en deciroslo porque tampoco lo veía tan importante.

-¡Ah claro! ¡¿Y esa sonrisa boba que tenías antes?!

-¡¿De qué sonrisa hablas?!

-Ya admitelo Mu, es sospechoso- Por primera vez a Aldebarán le daba por intervenir en una discusión de este tipo. Me sentía traicionado.

-Mira, ¿sabéis que?, en cuanto me guste alguien, os lo contaré.

-¡¿Nos lo juras?!- Saori seguía sin creerme todavía.

-Os lo juro por todos los libros que tengo.

-Wow, eso es fuerte- Aldebarán parecía realmente convencido, miró a Saori y asintieron mutuamente- Pero nos debes otra galleta.

Ya no quería seguir oyéndolos y se me había pasado el hambre, así que les di las dos galletas que me quedaban, y me acabé de una vez por todas el vaso de leche.

Aprovechando que ellos seguían disfrutando de su galleta, saqué mi móvil con discreción y contesté al mensaje de Shaka "Claro, dime a qué hora y quedamos". Sabía que Shion me dejaría, podría usar la estrategia de recordarle a Dohko, siempre funcionaba. Por otro lado, si quería utilizarla, tendría que guardarme el interrogatorio que tenía planeado hacerle sobre ese tema para otro momento.

Volví a mirar a Aldebarán y a Saori, ahora ellos me miraban fijamente.

-¿Has quedado con él, no?

-Si

Vi como Aldebarán le pasaba una moneda a Saori, no me podía creer que estuviesen haciendo apuestas. Aunque, pensándolo bien, tampoco me sorprendía viniendo de ellos.

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