Un profundo silencio inundaba la habitación, mientras la única persona en esta deslizaba con delicadeza la tela de las mayas por sus largas piernas.

Lo odiaba.

HyunJin odiaba lo que se veía obligado a hacer, pero era lo único que tenía. No podía huir, todavía no podía hacerlo.

HyunJin o Uriel como todos lo llamaban en ese lugar, se miró al espejo detallando cada prenda del vestuario que usaría esa noche para su show. Soltando un suspiro tomó asiento frente al espejo del tocador, los productos de maquillaje estaban regados por toda la superficie negra de madera, las pequeñas bombillas blancas alrededor del espejo iluminando su rostro.

Detallo cada facción de su rostro, lo hinchados que estaban sus parpados y las grandes bolsas negras bajo sus ojos por la falta de sueño. La manera en la que su largo cabello caía a los costados de su rostro, su piel se sentía seca, la palidez de su rostro casi enfermiza.

Con cada día que pasaba HyunJin odiaba más lo que veía en ese espejo.

Soltando el décimo suspiro de la noche apretó una de las tantas teclas de su “Celular” haciendo que la pequeña pantalla se iluminará con esos tonos verdes y grises, al ver la hora volvió a suspirar y comenzó a preparar su rostro para su maquillaje. El aparato volvió a apagarse y un nudo se instaló en su garganta mientras esparcía la base de maquillaje por su rostro.

De todos en su familia el único que trabajaba era él. Era por él que sus padres y hermana tenían todos sus lujos, porque si bien su padre trabajó un tiempo, después lo dejó.

Tomó el rubor para ponerlo en los lugares indicados mientras sus ojos grises se llenaban de lágrimas al recordar los gritos de Yeji esa mañana, sus queridos padres le habían dado a la mocosa un puto IPhone como regalo por sus buenas notas, mientras a él lo habían obligado a dejar la escuela para trabajar en ese despreciable lugar y que todo lo que ganara fuera directamente a los bolsillos de toda su familia, menos a los suyos.

Volvió a revisar el maquillaje en su rostro y seguro de que estaba bien, tomó el delineador para darle el último toque. Ya era experto en hacer esas elaboradas líneas negras que lograban hacer sus ojos resaltar más de lo normal.

El pequeño short apretaba demasiado en sus caderas, debía pedirle más ropa a su tío, sabía que eso era lo único que él hombre no le negaría, no podía hacerlo cuando esa ropa era para que él se llenará sus bolsillos.

__ ¡Uriel ya es hora! __ miró a la puerta por unos segundos antes de volver al espejo y tomar el labial rojo para esparcirlo por sus esponjosos labios.

__ Aquí vamos… Otra vez __ respiró profundo mirando por última vez su ropa de esa noche. Un diminuto short color negro acompañados de unas mallas negras, una camisa blanca de una tela ligera y demasiado fina, tanto que todo su torso era visible, sus pezones estaban adornados con una pequeña argollas en forma de corazón que molestaban demasiado en sus delicados botones para su gusto, llevaba los cuatro primeros botones abierto y su largo cabello caía con gracia adornado por unos pequeños lazos negros que le daban un toque delicado.

Salió de la habitación comenzando su camino a las escaleras. Había un elevador, pero tenía prohibido usarlo por órdenes de su tío. Sintió los pasos de uno de los guardias detrás él en cada escalón que bajaba.

__ Su tío ordenó que esta noche debe entrar al salón VIP por la puerta principal __ HyunJin asintió sabiendo que su tío quería llamar la atención de más hombres asquerosos que nadaban en dinero.

__ Bien __ soltó simple abriendo la puerta al final de las escaleras. El olor a tabaco y alcohol llegó a su nariz, pero ya estaba demasiado acostumbrado como para molestarse.

Son cuatro malditos años haciendo esto, obvio estoy acostumbrado.

Varias bailarinas estaban pasando con tranquilidad por el pasillo, HyunJin paso por su lado recibiendo un par de saludos a lo que les sonrió coqueto.

__ Tan hermoso como siempre Uriel __ HyunJin guiño un ojo en dirección al castaño con pequeños mechones rosados en su cabello.

__ Tú también te ves bien Minnie __ SeungMin sonrió al escuchar el apodo y se quedó mirando el movimiento de caderas que Uriel hacia al caminar. Él chico era malditamente hermoso, de solo verlo hasta él perdía las ganas de ser pasivo, entendía a todos los hombres que pagaban exuberantes cantidades de dinero solo por un par de horas con él pelinegro.

__ SeungMinnie, un castaño bastante alto te busca __ él nombrado volteo para encontrar a Momo con una sonrisa burlona en sus labios, no era la primera vez que ese castaño lo buscaba, pero SeungMin no podía atenderlo, no cuando tenía que seguir cumpliendo su más importante objetivo.

__ Dile que no vine a trabajar esta noche, además no es tan alto enana __ Momo asintió dando la vuelta para volver por donde había venido con una sonrisa en sus labios __ Deberás esperar, JeonGinnie…

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HyunJin sonrió cuando las luces se enfocaron en él, sentía todas las miradas del lugar sobre su cuerpo y le daba asco, pero en su rostro una sonrisa coqueta decía todo lo contrario. La música empezó y alzo sus manos sin borrar la sonrisa pícara de su rostro, sus ojos pasaban por todo el lugar regalando pequeños guiños a los hombres y mujeres que veían embobados su sensual baile.

Sabía lo que su cuerpo era, sabía lo que provocaba y sabia como usarlo, era consiente de todo, pero se odiaba, se odiaba de maneras que no le gustaba pensar. Se sentía tan miserable y sucio cada vez que recordaba lo que era.

Cada vez que ponía un pie en ese maldito escenario, sentía deseos de morir, de bajar de allí, subir hasta la azotea y lanzarse, quería morir.

Su respiración era agitada mientras se aferraba al tubo moviendo sus piernas con gracia usando todo el maldito encanto que le salía de manera natural. La camisa se había movido dejando a completa vista los pequeños corazones en sus pezones y sujetando su peso solo con una mano tapo su pecho con un gesto de fingida inocencia, que cambio al ver como un hombre mayor tiraba un fajo de dinero al escenario.

Con los múltiples pensamientos de lo bello que sería morir se acercó gateando al fajo tomándolo para meterlo en la pretina del apretado short. No sin antes sonreírle al hombre mostrando su pecho de manera intencional en su dirección.

Moviendo sus caderas al ritmo de la música, negó ante sus pensamientos que nunca se iban. Él no iba a ser tan cobarde como para morir después de soportar tanto, no podía morir ahora que era mayor de edad y tenía la oportunidad de escapar de ese lugar. Solo esperaba, porque a las malas había aprendido que no podía solo irse ese lugar sin tener certeza de que sería de él.

Tenía miedo y por eso prefería irse a lo seguro, ahorrar y largarse.

Por eso trabajaba en una cafetería casi todo el día. Era cansado pasar la noche completa despierto, solo dormir unas dos horas y tener que ir a trabajar, para también tener que dejarle casi todo su sueldo a su madre, pero prefería poder guardar todas las semanas unos cuantos wons a nada, a no tener nada y alargar más sus días de sufrimiento en esa maldita casa.

Solo tenía que esperar, él tenía fe de que todo iba a acabar

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HyunJin fue el último en entrar en sala privada, donde debía hacer algo desagradable para él, pero no era lo más desagradable de la noche.

Unos 20 hombres estaban ahí para presenciar uno de los eventos más esperados de todas las noches en ese bar, uno para los que pocos tenían acceso.

HyunJin caminó con gracia al pequeño escenario que había en una esquina de la habitación. La silueta de su tío mirándolo desde la esquina más oscura de la habitación fue una amenaza silenciosa que lo hizo sonreír y saludar con la mano a los hombres, con un gesto de inocencia que él ya no poseía gracias a las personas que se suponía debían cuidarlo.

__ Bienvenidos al show privado de nuestro pequeño Uriel. Espero que nuestro pequeño les de la satisfacción que ustedes mis señores desean y que uno de ustedes pueda gozar su noche con él pequeño Uriel __ HyunJin escuchó las palabras de su tío con una sonrisa muy bien fingida, mientras apoyaba su cuerpo en el tubo bien instalado en medio del escenario __ Uriel, tócate para nosotros, pequeño __ el pelinegro asintió de forma sumisa y con pequeños movimientos al ritmo de la música comenzó a soltar los botones restantes de su camisa.

Sentía asco, sentía nauseas de sí mismo, pero no se detuvo, sabía lo que pasaría si lo hacía. Su tío era capaz de dejar que todos esos hombres lo violaran por desobedecer y una mirada de amenaza fue suficiente para que HyunJin sintiendo un nudo en la garganta jalara uno de sus pezones, quitando el pequeño corazón de forma algo brusca arrancando un gemido de lo más profundo de su garganta por el dolor que eso le causa. Sus manos tocaron su cuerpo sin dejar de pasar su mirada por cada hombre mirándolos a los ojos, como su tío le decía.

Arrodillado al borde de la pequeña tarima, bombeo su rojiza erección producto de las pastillas azules que era obligado a usar para sentir algo más que asco en esas situaciones. Su pecho subía y bajaba por su agitada respiración, podía ver a más de un hombre tocando sus miembros con disimulo sin dejar de verlo, pero un maldito descarado en la primera fila había sacado su erección y se masturbaba sin vergüenza alguna frente a todos.

Cansado de alargar la situación, pensó en porno, en malditas chicas gimiendo, algo que lo ayudara a llegar de una buena vez y cerrando sus ojos mientras apretaba su pezón con fuerza, soltó un gemido avisando su próximo orgasmo y cuando el líquido viscoso se derramo en su abdomen, sintió sus piernas temblar y se tensó cuando una mano tomo con brusquedad su cuello obligándolo a doblarse hacia abajo.

Era él maldito degenerado, lo estaba obligando a meter su asquerosa verga en su boca. Los guardias se acercaron rápido a alejarlo de él, pero fue tarde, se había corrido en su boca y cuando lo alejaron de él, escupió con asco el semen en su boca, pequeñas lágrimas dejaban sus ojos.

__ Debes tragarlo pequeña puta __ HyunJin miró a su tío esperando que hiciera algo, pero este solo sonrió mirándolo como siempre lo había hecho, con hambre.

__ Deberá pagar mucho por eso. Por el pequeño incidente la subasta no se realizará esta noche __ Hwang WonHo se acercó al hombre y dando una señal lo sacaron de la sala __ Asegúrense de quitarle todo el dinero, está prohibido tocar al pequeño sin pagar __ la sonrisa en sus labios era de pura perversión.

HyunJin sollozó al ver como sacaban al resto de hombres de la sala, se levantó más que listo para correr e irse de esa la sala, pero la mano de su tío lo evitó. Él menor forcejeo tratando de alejarse, pero un golpe en su rostro lo hizo caer sosteniendo su mejilla, el sabor metálico inundó su boca.

__ Ese hombre pagará bastante por haberte tocado, pero no pasará la noche contigo __ la primera vez que algo así pasó se alegró. HyunJin pensó que pasaría una noche sin el sufrimiento de dejar que alguien tocara su cuerpo. Ese HyunJin tenía apenas 15 años, tenía 15 años la primera vez que un hombre se subió a ese mismo escenario a tocarlo. 15 cortos años de vida la primera vez que fue violado por su tío __ Vas a pasar otra bonita noche conmigo, querido sobrino __ la sonrisa en su rostro le dio nauseas.

HyunJin gritó con todas sus fuerzas tratando de por una vez evitarlo, pero como todas las veces anteriores no pudo hacerlo.

Otra vez fue lastimado e humillado por su misma sangre. Por alguien que debió cuidarlo como su familia que era.

Una mala noche, fue lo único que pudo pensar con lágrimas bajando por sus mejillas, mientras miraba el techo tratando de perderse en su mente y dejar de sentir como su tío salía y entrada de su maltratada entrada.

Ni siquiera podía ver las estrellas por la ventana como siempre hacia, le gustaba perderse en el cielo nocturno para no ver a esos asquerosos hombres, pero su tío había sido tan cruel que lo tomó en ese puto escenario, mientras los guardias miraban todo.

Todo por un maldito nombre, un nombre que yo no elegí llevar…  

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Gracias por darle una oportunidad a esta historia, espero que sea de tu agrado y que sigas con lectura.

LadyArtemis