Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 7

¿Soy la única que cuando le invade los nervios, a cada rato, tiene ganas de hacer pipí? Espero que no y mi sentimiento sea compartido. No me gusta ser un bicho raro, aunque las personas que me conocen dicen que llevo tatuada en la frente esa frase.  He salido de casa una hora antes, cruzar Barcelona no es cualquier tontería y menos a primera hora. Tengo que coger dos líneas de metro e ir andado unos diez minutos y no me gustaría llegar tarde mi primer día de trabajo. Y menos teniendo a Thiago como jefe. No hay nada peor para comenzar el día que sentarte a contramarcha en el metro. Me mareo, pero todos los asientos están ocupados. Cojo mi teléfono y lo desbloqueo. – Tengo que hacerlo -. Me digo en voz baja. – Puede matarme si no lo hago en breve -. Musito. Mi compañero me mira de reojo, creo que esta sopesando si levantarse y retirarse. Me imagino que no es muy normal toparte con una chica hablando sola mirando el móvil. Yo de él también huiría. No me lo pienso dos veces y le doy a llamar.

-¿si?- Escucho su voz al otro lado del teléfono.

- ¿No?- me rio de ella. Sabe que soy yo, no sé por qué siempre contesta con un ‘si’ entre signos interrogatorios.

-Pensaba que ya te había perdido para siempre.

Si, si, mi mamá es así de exagerada siempre.

-Pues no estás de suerte -. Sonrío.

Sé que hace mucho que no la llamo, pero es la típica madre que aborrece. Su sobreprotección llega a abrumar. De hecho, me vine a vivir a la ciudad para saber que era vivir sin que nadie me prohibiera nada. Nunca me dejó correr con una piruleta en la boca, tampoco escalar en arboles ni montar en bicicleta. Me estropeó toda mi infancia, pero aún, y con todo eso, la quiero.

-¿Cómo va todo, cielo?- Su voz denota preocupación.

-Bien. Me gusta la ciudad -. La escucho resoplar. Sé que no le gusta que esté en la cuidad, pero tiene que entender que a mí me encanta. Recuerdo que cuando se enteró de mis planes, intento convencerme para que no me marchara y como no lo consiguió, se inventó un bulo diciendo que estaban secuestrando a chicas jóvenes. Casi me la creo.

- ¿Cómo va el trabajo? – Sabia que tarde o temprano tenía que hacer frente a esto. Y ha llegado el momento.

-He comenzado un nuevo trabajo -. El silencio se hace al otro lado de la línea. No me gustan los silencios tan repentinos de mi madre porque sé que posee una imaginación mas grande que Janne Rowling. Tengo miedo de descubrir la película que acaba de inventarse con ‘cero datos’.

-¡Ese trabajo esta muy bien! – Me recrimina. Me la imagino batiendo sus brazos a la velocidad de la luz, con el trapo en la mano y la mopa a menos de tres metros de distancia, al igual que el cubo de la fregona y el aspirador.

-Era una mierda, mamá.

-Mira tu lenguaje, pequeña…- me amenaza.

-Era una caca -. Corrijo rápidamente. Temo a mi madre, es algo que nunca voy a superar.

-Era un trabajo excelente.

- Es un cambio para mejor -. Digo en un susurro. ¿Por qué le cuesta tanto aceptar que soy yo quien elijo mi vida?

- Eso espero, hija…- se da por vencida.

-Mamá, te llamo en otro momento- . No quiero cortarla, pero mi parada ya está aquí.

                              ***

Cojo aire y repicoteo, con los nudillos, sobre la puerta del despacho. Espero pacientemente hasta que escucho una voz que logra erizar toda mi piel. Abro la puerta y asomo la cabeza. Veo a Thiago sentado a su mesa y alza una ceja cuando ve mi rostro aparecer. ¿Qué?

-¿A qué esperas? ¡Entra!- Me ordena haciéndome sentir ridícula.

Entro y cerrando la puerta detrás de mi. Camino hasta plantarme enfrente de la mesa, pero Thiago da unas palmaditas sobre la brillante madera, justo a su izquierda, para indicarme que me siente allí. Rodeo la mesa y retiro la pequeña silla para después posar mi culo en ella. Enfrente tengo un ordenador portátil, un teléfono, una agenda y un bolígrafo.

-Supongo que sabes como se utiliza un ordenador, ¿no?

-Si-. Contesto tajante, puede que me trate de idiota.

- y ¿un teléfono?

-También-. Le contesto comenzando a sentirme molesta.

- ¿Y un bolígrafo?

Le pongo los ojos en blanco y le miro con cara de: ¿Te diviertes?

-Oh -, exclama-. Eres de ese tipo de personas que no tienen buen despertar, ¿verdad?

-Thiago…

-Deustsch -. Me corrige.- Quiero que te presentes en los saludos de las llamadas entrantes, por ejemplo: Hola, buenos días, habla con Melanie Porte, secretaria del señor Deustsch. ¿En qué puedo ayudarte? – casi rio cuando veo que coloca su mano en la oreja simulando tener el teléfono, pero no, consigo mantener mi cara seria.

-Sin problemas -. Le tranquilizo.

-A ver si es verdad-. Susurra cortante girando sobre la silla y concentrándose en la pantalla de su ordenador.

Abro mi portátil sin saber muy bien que tengo que hacer. Espero unos minutos para que este acabe de ponerse a punto, pero el sonido del teléfono inaugura mi jornada laboral.

-Hola, buenos días. Mi nombre es Melanie Porte, secretaria del señor Deustsch-. Joder, que difícil de pronunciar es su apellido -. ¿En qué puedo ayudarle? – Sé que Thiago me presta excesiva atención porque mi vello esta erguido. - Ajá…- Abro la libreta y agarro el bolígrafo. Anoto fecha y hora – Espere un segundo señor Petter-, le dejo a la espera mientras miro el escritorio de la pantalla principal. Hago doble ‘cilc’ para abrir el programa y automáticamente busco un hueco para él en la apretada agenda de Thiago. – Debería ser el martes día tres, a las cinco de la tarde-. Espero su contestación. Una vez me confirma, anoto una reunión a nombre Petter Wells. Me despido amablemente y cuelgo.

Le miro sonriente, victoriosa. Claro que sé hacer esto, estúpido. Thiago niega con la cabeza.

-No esperarás que te de una medalla, ¿verdad?- Apoya su codo sobre la mesa recostándose sobre ella y aplastando su mejilla sobre la palma de su mano. Maldito adonis. Mi corazón se acelera estrepitosamente. – Vale: anota-. pongo los ojos en blanco, no necesito anotar nada.- Quiero que llames a Loles Gomez y anules la reunión del martes, o sea mañana-. Mueve el ratón inalámbrico para encender la pantalla de su ordenador-. También me aplazarás la reunión de Petter para la semana siguiente. El jueves quiero que me cites con Amelie Anderson. También quiero que revises mi correo y me lo pongas al día y ya de paso envíes un correo a Tomás Gutierrez diciéndole que sigo analizando lo que me pidió y que lo tendré listo para finales de semana-. Mierda, mierda, mierda. No me voy a acordar de nada, en realidad ya no me acuerdo ni de lo último. Agarro el bolígrafo y abro la libreta garabateando palabras fugaces que me vienen a la mente como destellos. La voy a liar por listilla -. Ah-, exclama recordando algo importante -. búscame un hotel en Nova York para el ultimo fin de semana de este mes-. Mira su reloj de muñeca resoplando por la nariz.-¡A trabajar!- me ordena.  

Llevo un par de horas trabajando y ya me siento saturada. EL teléfono no para de sonar y no tengo más huecos libres en la agenda de Thiago en un periodo de tiempo de dos semanas. ¿Quién diría que está tan solicitado? Todavía tengo que revisar y enviar los correos electrónicos, cuando me dispongo hacerlo, Thiago, me interrumpe -. Tráeme un café solo con doble de azúcar. –Ordena sin mirarme, sin sacar la vista de la pantalla. Supongo que entra en mi trabajo, pero vaya rollo. Yo no soy su sirvienta. Me levanto de mi asiento, alisando mi blusa con la palma de mi mano.

-¿Algo más, Señor? – Le pregunto con ironía. Thiago alza la mirada y me mira con algo de malicia.

-No quieras saberlo-. Engurruñe el morro.

Noto como una ola de calor se expande a la velocidad de los neutrinos por todo mi cuerpo. Mi rostro debe lucir morado. Me pongo nerviosa y cuando giro para salir del despacho lo más pronto posible, mi mejilla acaba empotrada sobre un pecho duro. Mierda. Alzo la mirada y veo a un hombre con el ceño fruncido mirándome algo confuso y diría que también malhumorado. Echo un paso hacia tras, torpemente. Sus ojos se clavan en Thiago y los entrecierra como si quisiera descuartizarlo solo con la mirada. Impone bastante.

-¡¿Desde cuándo?!- grita como un ogro.

-Cálmate, viejo. – Dice Thiago sonriendo como si disfrutara ver a este hombre hecho una furia. No quisiera estar en su lugar. No.

- Ayer fue un chofer, hoy una secretaria ¡con un sueldo elevadísimo!- El hombre esta rojo como un tomate, se pueden visualizar hasta las venas del cuello. Mierda. ¿Está hablando de mi?-¡¿No querrás también un yate para el fin de semana y un jet para llegar hasta casa?!

-Si me lo ofreces, no seré yo quien te diga que no-. Rie ahora Thiago entrelazando sus dedos detrás de la nuca y recostandose sobre su bonito sillón de cuero. Yo tengo una mierda de silla rígida e incómoda, pero el tiene un trono.

-Mel, ve a buscar mi café.- dice sin mirarme, retando con la mirada al hombre malhumorado.

                                                                                                   THIAGO

Espero a que Mel desaparezca del despacho antes de comenzar la discusión con mi padre. De verdad que se le ve enfadado, creo que es la primera vez que lo observo tan frustrado. No debe ser fácil tenerme como hijo. No soy perfecto, pero tampoco es para tanto. Si no me facilita un coche, tendré que contratar un chofer, sino me facilita una secretaria, tendré que contratarla yo. Ah, bueno no, que el me ofreció la suya.

-Padre, relájese. Siéntate-, le invito. El suspira agotado y se deja caer sobre el asiento. Menos mal que su temperamento sube y baja con facilidad.

-Me vas a matar, hijo.- Estira de su corbata para aflojar el nudo que debía estar estrangulándole. Seguro que su mujercita lo apretó a conciencia para ver si se lo cargaba. Me rio en mi fuero interno, soy de lo peor. – No puedo pagar ese dineral. ¡¿MIL OCHOCIENTOS EUROS?!- Grita de nuevo al recordarlo.

-No te iras a la ruina…- niego con la cabeza. Me está pareciendo de lo más dramático.

-¡MIL OCHOCIENTOS EUROS!- cada vez que lo recuerda estalla en llamas. Comienza a cansarme.

- Me vine a España para ayudarte, ni siquiera me abriste las puertas de tu casa. Me busqué una vivienda y me la estoy pagando cada mes. ¿Me has escuchado recriminarte los dos mil cien euros que cuesta el alquiler? ¿A qué no? - le hago una mueca.- Pues no te quejes.- le recrimino.

-Sabes que no tengo espacio en casa.

- ¿Perdona?- niego con la cabeza.- Ah, claro.- me recuesto en mi asiento.- Es que en una casa de quinientos metros, cinco habitaciones, dos salas, cuatro baños y una pista de pádel, no quepo. Perona, pensaba que vivías en otro sitio más grande.- Le digo con ironía. Mas bien con sarcasmo.

-La culpa es tuya-. Me señala aún ahogado por el estrés. – Si te llevaras bien con Jenifer esto no pasaría.

Ya tuvo que salir la arpía de su mujer.

-No me puede ni ver, papá.

-Este sábado cumplo tres años de casados y queremos festejarlo. Ella me ha pedido que te invite.

Oh, hija de su… Sé perfectamente a que juega. Le vende a mi padre la imagen de madrastra dolorida porque su hijastro no la acepta. Ahora ella queda como una señora, en plan: Ves, lo he invitado, pero él no quiere llevarse bien conmigo. Bruja. Petarda.

-Sabes que tengo muchas cosas que hacer-. intento escurrirme de la velada sin que se note.

-Vendrá la abuela.

- ¿Mame?- pregunto entre sorpresa y alegría.

-Ajá… Y quiere verte.

Sé que puedo arrepentirme. En realidad ya me estoy arrepintiendo, pero no me queda de otra.

Lo siento Mel, pero vas a tener que acompañarme, cueste lo que cueste.

Voy subiendo  cuando encuentro un ratito...
Espero que os guste!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro