Capitulo 16
MEL
Abro el film que envuelve mi Sandwich con pan de semillas y tofu. Si, ya, a mi tampoco me hace mucha gracia, pero es lo que tiene no ir al supermercado mínimo dos veces por semana, la nevera acaba vacía y te acabas convirtiendo en un chef innovador. Puedo estar contenta, para los pocos ingredientes que tenía, casi puedo decir que he logrado hacer magia. Saco de mi bolsa hermética mi jugo de limón y menta.
-¿En serio te vas a comer esta porquería?- Me pregunta Thiago mientras mira mi bocadillo como si fuera, eso, una porquería.
-La comida no es porquería.
En realidad, ya estoy acostumbrada a sus comentarios sobre mis menús diarios, ayer dijo lo mismo sobre mi ensalada César, anteayer sobre mi tortilla y así todos los días, lleve un bistec, verdura o lo que sea. No entiendo que hacia aquí, él, por norma general, suele comer en el restaurante. Cuando me dispongo a coger mi Sandwich, Thiago, en un movimiento rápido, alcanza mi comida y la tira a la basura.
-¡Pero, ¿qué haces?! – le recrimino enfada, llevando mi mirada a la papelera y seguido a él.
-Conozco un restaurante, magnifico.
-¡No quiero ir a un restaurante!- chillo mientras valoro la idea de recoger mi comida de la basura. Al instante me declino por no cogerla.
- Y no iremos. – Le miro perpleja. ¿Este hombre es idiota?
Justo cuando me dispongo a abrir mi boca, llaman a la puerta.
-¡Adelante! – grita Thiago.
Se abre la puerta y veo a un repartidor de comida, con una bolsa hermética en la mano. Me cruzo de brazos apretando mis labios. El chico, sonriente, deja unos tuppers sobre la mesa. El olor a comida, rápidamente, enfrasca el ambiente. El muchacho recoge el dinero y dobla la bolsa hermética colocándosela debajo del sobaco, sonríe y se despide, cerrando la puerta del despacho detrás de él.
-¿Pollo con salsa de almendras o ternera salteada?- me pregunta Thiago mientras abre los Tuppers y analiza su interior. Pongo los ojos en blanco, soltando un resoplido largo y duradero.
Thiago dirige su mirada hacia mi y serio, espeta:
-No hagas eso.
Chasqueo la lengua y vuelvo a rodar los ojos.
-Mel...- me advierte.
-Acabas de tirar mi comida, puedo poner la cara que quiera.
-Pero te pones muy fea cuando haces eso con los ojos.
Casi me rio, si no llega a ser porque me ha ofendido.
-¿Ternera o pollo?- repite de nuevo, pero ahora con menos paciencia.
-Pollo.- Le aclaro secamente.
Arrastra el bol sobre la mesa hasta ponerlo justo enfrente de mi y me cede unos cubiertos de plástico.
-De nada.- ironiza.
Lo de babear por su espléndido físico, es algo que se ha convertido en algo habitual, pero es cierto que últimamente apenas ha estado en la oficina. Como mucho hemos coincidido un par de horas en toda la semana.
-Come.- me ordena.
Acabo hincando el tenedor y llevándome un trozo de pollo a la boca. Mastico en silencio. Lo cierto es que el pollo está riquísimo, pero es un secreto que morirá conmigo.
-Mañana cogemos un avión a Nova York.
Alzo mi mirada mientras llevo el tenedor a mi boca, por el recorrido pierdo un trozo de pollo que acaba sobre mi pecho.
-¿Qui... qui... quienes?
-Nosotros. – dice mientras su dedo baila en un vaivén entre el y yo.
No. No lo creo.
-Ya te dije que cabía la posibilidad de que las horas laborales se extendieran al fin de semana.- sus ojos color miel me dicen que se divierte viéndome refunfuñando. Tenia planes para este fin de semana. Bueno, vale no, no tengo ningún plan, pero es mi fin de semana.
-Y ¿a qué se debe este viaje repentino?- Soy su secretaria y soy yo quien programo su agenda y no, no hay nada apuntado para este fin de semana.
-¿Has viajado alguna vez a Nova York?
-No. – Mi economía nunca me lo ha permitido.
-Pues solo agradécemelo.
-¿Me estás diciendo que acabas de regalarme un viaje a Nova York?
-Nada es gratis, reina.- me guiña un ojo. – Pero tómalo así.
-No me llames 'reina'- digo mientras retiro el tupper ya que me he quedado sin hambre. Thiago se inclina hasta quedar a escasos milímetros de mi, casi diría que la punta de nuestras narices roza. Coloca su mano en mi mentón, para que no retroceda. Su aliento caliente choca contra mi boca. Noto mi corazón retumbar con fuerza en mis costillas o puede que más arriba o incluso más abajo. Creo incluso notar mi corazón palpitar en mi entrepierna. Oh, si, de eso estoy completamente segura. Thiago me observa a través de sus pestañas.
- Me pone muy duro verte enfadada.
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