Entonces, ¿no deberíamos intentarlo? (1/2)
Temática (9 de Julio): Festival/Fireworks.
Sinopsis:
Dolía de una manera extraña, ponía carga en su alma y al mismo tiempo, la sentía liviana. Y estaba seguro que Fuyumi no tenía ni idea de la manera en que se había colado en su corazón. No tenía porqué saberlo. Esto iba a terminar de todas maneras.
Solamente que estando tan cerca de acabar, se daba cuenta que no quería que terminara por nada del mundo.
[***]
—¿Conoces la leyenda detrás del Tanabata, Endeavor-san~?
El mencionado sintió la voz juguetona flotando cerca de su cabeza, seguramente con el dueño volando cerca del techo, ni siquiera se molestó en responderle, bastó un gruñido de su garganta para indicar que le estaba escuchando, de quedarse callado estaba seguro que el molesto rubio continuaría intentando llamar su atención de cualquier forma, y los platos tenían que limpiarse bien.
Hawks se enderezó en el aire, viendo cómo Endeavor fregaba los platos más que limpios varías veces y afilaba los cuchillos. Probablemente lo estaba haciendo de manera inconsciente para no tener que tratar con él de manera directa, pero el Pro Hero no iba a arriesgarse, todavía siendo demasiado precavido para no tentar tanto su suerte, pero lo suficiente imprudente como para no quedarse en silencio. En su lugar, se mantuvo a una distancia sensata, todavía revoloteando cerca de la cocina que se sentía estrecha con sus largas alas ocupando el espacio.
—Se dice está basado en una antigua historia de amor entre una princesa y un pastor de bueyes —El tono de Hawks buscaba ser lo más meloso y soñador posible, juntando sus manos cerca de su pecho dramáticamente, como si fuera algo demasiado conmovedor—. Un par de amantes que llenaban el cielo con todo su gran amor.
Endeavor escucho el suave aleteo de Hawks, seguramente posándose en alguna parte de la cocina. La sonrisa entre perezosa y burlona le picaba en la nuca incluso cuando no podía verla.
—Todo parecía estar bien, hasta que el padre de la princesa decidió intervenir —continuó alegremente—. Les prohibió encontrarse de nuevo y los obligó a separarse a través del Río Amanogawa. El Tanabata se celebra porque las dos estrellas que los representan finalmente se unen en el cielo en el único momento que los amantes pueden reencontrarse en el año.
El hombre asintió como si estuviera escuchando un reporte de alguno de sus compinches. Si la intención del héroe alado era remarcar que estaba sacando a su hija a una cita con fines estrictamente románticos, eso había quedado más que claro y de alguna manera, Endeavor tuvo que contener una mueca de asco, no era fácil tener que estar de acuerdo con que su hija saliera con Hawks, pero tampoco tenía mucho para estar en contra si ella lo había decidido así.
Aun así, la idea rondaba en su cabeza como algo que no estaba del todo bien, pero que se veía inocentemente adecuado.
—Dime, Endeavor-san, ¿no te parece curiosa la actitud del Rey Celestial? ¿Tú también vas a intentar alejarme de Fuyumi-chan? Yo poseo mis propias alas así que yo no necesito de un momento concreto del año o de la ayuda de grullas para cruzar ningún río celestial, podría hacerlo en cualquier momento~.
Enji finalmente decidió mirar al rubio, levantando un momento la cabeza del fregadero. Hawks sonreía, claramente tratando de irritarlo de nuevo, restregándole el hecho de que estaba saliendo con su única hija en su cara. Como lo había estado haciendo los últimos meses.
Tenía que admitirlo, cuando se enteró de la relación, no reaccionó bien. Bueno. Eso era un eufemismo. No se lo tomó para nada bien. Pocas veces en su vida había sentido tantas ganas de querer estrangular a alguien mientras se retorcía por sus flamas.
Hawks era un hombre entrenado y versado en combate y resistencia, pero incluso eso no podría ser mayor defensa ante un puñetazo mortífero de un enfurecido Puño Incandescente.
Pero de alguna manera, ambos habían sobrevivido a eso. Y una parte de Enji estaba orgulloso de ello, la expresión de horror que había puesto Fuyumi al verlo molesto por el tema fue más que suficiente para hacerle dar un paso atrás y no matar al descarado de su subalterno ahí mismo.
También tenía que pensar en su reputación. Ahora era el número uno. Y como All Might había indicado, tenía que cuidar sus pasos y acciones. Y ya no quería depender sólo de su ira para resolver sus problemas. Fuyumi le había permitido integrarse, tenía que respetar sus decisiones.
Incluso si eso incluía soportar a Hawks en horarios fuera del trabajo y en su propia casa. Y lo detestaba, pero no podía echarlo, no cuando su actitud burbujeante disminuía el ceño fruncido de Natsuo, le sacaba un par de frases largas a Shoto y hacía reír a Fuyumi. Además que también, obtenía mayor enfoque de los movimientos del mundo heroico que pocas veces le habían interesado como eterno número dos, pero que ahora, como nuevo número uno, debía asumir. Y Hawks era bueno con la sociedad y estaba lleno de carisma, y tenía la disposición en ayudarlo.
Al final, no resultó ser tan malo, incluso si todavía trataba de tocar sus botones recordándole cómo era la pareja de su hija mayor.
Parpadeó lentamente, todavía viendo la sonrisa brillante de Hawks, esperando su respuesta irritada. En su lugar, Enji suspiró y la sonrisa dentuda vibró un poco.
—No los separó porque rechazaba su amor —Lento y ronco, Enji empezó a hablar mientras secaba los platos con una manta limpia. Hawks parpadeó varias veces sin comprender—. Lo hizo porque ambos descuidaron sus deberes. Lo hizo por el bien de ambos incluso si era una decisión dura.
Enji primero tendría que comerse su propia lengua antes de decir como el mismo Rey Celestial había acordado el matrimonio de Orihime y Hikoboshi al ver su atracción, porque entonces Hawks presionaría de nuevo con el tema del matrimonio con Fuyumi que casi lo había sacado de su redención hace un par de semanas. Un problema a la vez, esa era la tarifa que manejaba con el Pro Hero número 2 para mantener su paciencia a raya.
Estás haciendo esto por Fuyumi, debes resistir a carbonizar al pollo por tu hija. No lo olvides.
Por la mirada del rubio, no esperaba que Endeavor conociera la leyenda y menos que tomara el lado serio de la historia.
—No sabía que creías en supersticiones, Endeavor-san.
—No lo hago, pero yo también fui al festival de las estrellas alguna vez con mi familia y... mi esposa.
—¡Genial! ¡Así qué hay algo romántico dentro de todo este animal! —En algún momento, Hawks se había acercado tanto al Flame Hero, que ahora se encontraba pellizcando informalmente el estómago del mismo.
Enji gruñó como un oso a quien molestaban en plena hibernación. Se limitó a responder.
—¡Todavía sigo impresionado que me dejarás llevar a Fuyumi al festival estando al tanto de esto! ¡Estás aceptándome!
Enji apretó los ojos con fuerza. ¿Qué le tomaba tanto tiempo a Fuyumi? ¿Por qué lo dejaba tanto tiempo a solas con el adulto-niño burbujeante y molesto?
La próxima vez tenía que decirle que le pusiera una correa o algo parecido. Negó con la cabeza, Fuyumi parecía tan cómoda con ese lado libre y risueño de Hawks que la sola idea de atarlo le sonaría absurda. Aguantó suspirar.
—¿Qué ganaría negándome? Fuyumi es un adulto, ella ha cumplido con todos sus deberes y más, y ella quiere salir contigo. No hay razón para negarse, merece un descanso por su gran esfuerzo. Además, encontrarás una manera de sacarla, y eso es sólo más trabajo para mi departamento de redes sociales y el tuyo.
—¡Oh! ¡Cierto! Ya hice los trámites necesarios, ¡nada pondrá en peligro la figura de Fuyumi-chan! ¡Ninguna foto suya ni información por las redes! Nada como la agencia del héroe número 1 y número 2 no puedan manejar juntas.
Hawks se elevó para poder pasar un brazo por la nuca de Enji como si fueran amigos de toda la vida.
Hubo un ruido al fondo, sabiendo que significaba, Hawks se alejó de inmediato de él, tomó el cursi adorno floral que había dejado en la mesa de la sala y se acercó a la puerta a esperar a su doncella cuando Endeavor carraspeó.
—Hawks —Su voz más seria de lo pensó, resonó.
En medio de la sala, el héroe alado se detuvo de golpe, sus alas estirándose un poco a la defensiva. Sin embargo, respondió con un tarareo despreocupado.
—¿Tú también estás al tanto de tus deberes?
Hawks se volteo sin comprender, Endeavor dejó la manta a un lado para girarse a encararlo.
—¿Qué? ¿Ahora resulta que te meterás más en la historia y no me dejarás ver a mi amada sino hice bien mi trabajo? —Hawks respondió con su tono de esquivo y sonriente que siempre usaba cuando no quería profundizar en el tema— Porque es una lástima, ya que he cumplido mi trabajo espléndidamente, como esperarías del número dos.
—No es lo que quise decir —Endeavor empezó a acercarse lentamente, con una expresión bastante seria—. Hawks, eres un héroe.
—¡El héroe número dos, Endeavor-san! —respondió alegremente, casi saltando, mostrando el número con los dedos de su mano libre.
—Y como héroe, estás comprometido con muchas cosas, tienes muchos enemigos —continuó sin inmutarse—. Tu vida entera está dedicada a otros, tus manos llenas de responsabilidades. Casi careces de tiempo para ti o para personas cercanas a ti.
Endeavor quería pensar que solamente había sido su caso extremo el que le había impedido mantener una relación estable con su familia. Y hasta cierto punto, era así, usando su trabajo como excusa para huir de problemas que no podía o sabía cómo resolver y que sentía que podía empeorar de intervenir. Pero luego vio a All Might, el retirado y debilitado All Might. Un tipo que dedicó estrictamente toda su vida al heroísmo, y que no cometió la desfachatez de tener una familia. Ahora podía no estar solo, pero por mucho tiempo renunció a la oportunidad de construir algo íntimo con alguien más, todo por el trabajo.
Esa era la vida de un héroe top. Tan cercano a la sociedad debido al ranking y en el ojo del público casi toda su vida. Y aunque se esforzaban en mantener a sus familias fuera del radar, siempre habría un peligro constante que alguien podría aparecer buscando venganza.
Todavía podía recordar la mirada horrorizada de Natsuo, la piel se le hacía de gallina ante su expresión tan vivida de pánico en su memoria al ser capturado como rehén.
Hawks no era la excepción. Incluso, estar cerca de Hawks con tan buena aceptación pública y la Comisión extrañamente interesada en sus asuntos internos, era aún más exposición a sus vínculos personales.
—No esperes a que la vida escoja por ti. Tienes que escoger tú. ¿Esto significa suficiente para ti como para descuidar tu trabajo de héroe? Y si es así, ¿estás dispuesto a afrontar las consecuencias que eso traerá a tu carrera y a tu vida? No olvides que significa abrir tu corazón en esta profesión.
Hawks parpadeó como un búho, todavía incrédulo por tener a su inspiración de pie frente a él, hablándole con un tono severo, pero que en el fondo titulaba una preocupación genuina por el asunto y su seguridad. Abrió la boca para responder.
—Quiero que sepas, que si lastimas a mi hija, yo te lastimaré a ti. Eres más inteligente que eso. Tú mejor que nadie debes saber que de todas las personas, Fuyumi no...
... Ella no se merece eso. Enji mordió su lengua sin ser capaz de continuar, pero la implicación era más que explícita y Hawks hasta podía escuchar las palabras no dichas rebotando en su cabeza.
Así que volvió a cerrar la boca, no muy seguro ahora sobre qué opinar.
—...Endeavor.
—¿Estás amenazándolo de nuevo? —Una tercera voz se alzó desde la puerta, seguida de un par de pasos de madera chocando contra el tatami—. Ya hablamos de esto, papá.
—No lo estoy amenazando... creo.
La voz de Fuyumi discutiendo suavemente con su padre sobre lo duro que estaba siendo con el Wing Hero y las respuestas defensivas y muy cortas del Pro Hero se volvieron como una especie de ruido blanco para Hawks.
La realidad azotando a su ventana como una tormenta granizada mientras observaba a Fuyumi vestida tiernamente para el Tanabata con una bonita yukata azul oscuro de flores rosas, rojas y verdes, mientras que el kanzashi de su cabello, muy parecido a una pluma suya, se movía de lado a lado con cada gesto que hacía con la cabeza.
Deberes.
Héroe.
Sacrificio.
Pareja.
Está cita.
Sintió que la cabeza le daba vueltas y se obligó a sonreír cuando Fuyumi se giró, y le sonrió.
—Te ves muy bien, Keigo-kun —admitió con un bonito sonrojo y con una sonrisa un poco menos forzada que la suya.
Para seguir con el acto, Hawks tomó una de sus manos entre las suyas, disfrutando del tacto de su piel sin sus guantes de uniforme, y le plantó un beso en la misma, lanzando un practicado cumplido y un guiño coqueto. Endeavor se volteó gruñendo ante la escena y la risa cantarina de su hija.
Oh. Endeavor no tenía que preocuparse por esas cosas. Porque no era nada como parecía, mucho menos lo que pensaba. No había de donde elegir cuando algo no tenía ni pies ni cabeza, cuando algo estaba apenas construido y podía irse abajo sin mayores problemas, ni heridas colaterales.
Estaban seguros. Fuyumi y él estaban en una zona segura. Donde sin importar el resultado, todo iba a salir bien. Estaba tan tristemente convencido que el miedo instalado en su corazón cada vez que veía a Fuyumi en la lejanía era sólo una herida palpitante que no necesitaba ser tratada, porque cuando todo se terminara iba a cerrarse sin cicatriz, como si nunca hubiera existido.
Este intento de relación no era nada más que un acto. No había nada intrínseco que los uniera incluso si a plena vista parecían serios. No cuando la relación estaba fundamentada en bromas y mentiras a medio decir. Diseñada para acabarse en cuanto uno le dejará de ser útil al otro.
Entonces, ¿por qué le habían pesado tanto las palabras del héroe número uno? ¿Por qué sentía una constante molestia y frustración en su pecho? ¿Por qué la sonrisa que siempre había estado en su rostro empezaba a temblar?
No tenía sentido.
—Todo está listo para que no se filtre información —explicaba Endeavor por segunda vez, Fuyumi de igual manera asentía de manera educada, sosteniendo la mano de Hawks y su regalo floral en la otra mano—. Así que puedes estar tranquila. Aún así, ten cuidado.
—No te preocupes, papá, estaré atenta. Muchas gracias por tu esfuerzo.
—No lo decía por ti —Los ardientes ojos turquesa del Flame Hero se clavaron en su colega—. No llames mucho la atención, Hawks.
—No prometo nada~.
Endeavor se llevó una mano al puente de la nariz, esta vez, evitó gruñir al apretar la zona buscando paciencia. Y sin más que añadir, los despidió.
Cuando salieron de la casa, todavía tenían las manos juntas, incluso cuando la mirada del patriarca Todoroki no estaba sobre ellos, incluso cuando ya no tenían que probar que estaban en una relación. Ni siquiera volteandose cuando su hija colocó el regalo de su pareja en la entrada de la mansión Todoroki.
Fuyumi presionó su kago contra su pecho y apoyó su cabeza contra el hombro del Pro Hero fuera de servicio, en una actitud practicada y con una mentalidad adecuada para prepararse para el vuelo, enrollando su brazo libre en el pecho masculino cuando Hawks la tomó entre sus brazos y emprendió vuelo hacia el distrito shotengai de Shizuoka destinado para el festival.
...
Aterrizaron no tan lejos del distrito comercial, todavía era temprano, pero el bullicio empezaba a hacerse presente. Fuyumi intentó arreglarse la ropa, no tan salida de lugar como hubiera esperado ante el delicado vuelo que el héroe había dado, como cuidando que su vestimenta permaneciera adecuada. Hawks solamente se inclinó un poco a sacudir sus hombros y arreglar un poco su obi movido ligeramente de su lugar.
—Parece que papá empieza a aceptarlo —Las manos de Hawks se detuvieron en medio de la tela del obi, Fuyumi estaba mirando las decoraciones que sobresalían de las calles. Sonreía, pero su voz sonaba tensa, sus hombros un poco encrespados—. Eso es bueno, ¿no? Ya no hay tantas confrontaciones.
Hawks sabía bien lo que quería decir incluso si intentaba actuar desinteresada en el asunto. Una de las razones por la que seguían manteniendo esta farsa era debido que a ambos les ocasionaba cierta gracia que Endeavor enloqueciera por esto. Fuyumi siempre había sido una chica tranquila que no había querido confrontar a su padre, más por miedo que por respeto en su momento, pero que había encontrado cierta satisfacción en ver que se preocupaba un poco por ella como para querer espantar al Wing Hero como pretendiente al velar, de alguna forma, por su seguridad. O quizás, había nacido de su infantil y casi suprimido deseo de que le prestara atención, mientras que Hawks siempre se había maravillado de conocer más facetas humanas de su ídolo de la infancia, verlo perder el control por su hija era, de cierta manera, algo tierno y divertido.
Nunca pensaron que Endeavor realmente se calmaría al asunto y que dejara de predicar su oposición incluso si se relajaba un poco, en su lugar, había accedido al pedido de Fuyumi de no ocasionar problemas extras de publicidad a ninguno de los dos héroes, colaborando con la agencia de Hawks para mantener las noticias al límite. Y había cumplido con su palabra de no intervenir en la relación o amenazar a Hawks de muerte.
Así que, estaba bien.
De ser una pareja normal, no cimentada en un acuerdo de beneficio mutuo. Si, estaría bien.
Pero eso no era lo que le había prometido Hawks cuando empezó el coqueteo juguetón. Le había dicho que podían divertirse juntos mientras fingían estar en una relación. Su parte había sido intervenir en un par de reuniones familiares, hablar con su segundo hermano que le admiraba y conversar con Shōto sobre su estudio heroico, mientras le sacaba canas verdes a Enji que divertía a toda la familia. Y por parte de ella, le daba acceso lógico y sin sospecha a la vida de Endeavor. Ella no tenía idea para que usaba su parte, pero para el trabajo riesgoso de Hawks le facilitaba la comunicación y la información compartida con el héroe número 1.
En cuanto un lado de los beneficios empezase a tambalear, ya no había razones para seguir juntos. Cuando todo esto terminara, cada uno tomaría su camino de nuevo. Habría sido divertido, había prometido que ella pasaría un buen rato y nadie saldría lastimado, y la solitaria Fuyumi había aceptado en una rabieta y un poco de consolación.
Ahora que todo empezaba a asentarse y tomar un rumbo más sólido, con él cada vez más cerca de descubrir el objetivo de la Liga de Villanos y el Ejército de Liberación de Súper Poderes. Este trato, este acuerdo mutuo, pronto también, se acercaría a dejar de ser válido.
Lo mejor era empezar a ser sinceros y dejar de frecuentarse, comenzar a soltar y continuar, como todo empezó, como un par de apenas conocidos. En su lugar, habían accedido a hacer un par de citas a solas, sin más compañeros de Hawks o alumnos de Fuyumi suavizando el ambiente y la intimidad. Sin tantos espectadores donde tenían que fingir que estaban saliendo. Sin ninguna clase de espectáculo.
Debían detenerse.
—¿Oh? ¿Tú crees? —Hawks se rió quizás de una manera más fuerte a la que quería, haciendo saltar a Fuyumi—. ¡No lo viste antes de bajar, querida! ¡Su rostro... su expresión! Sin duda quería hospitalizarme antes de consentir una cita romántica contigo —Las palabras se deslizaron con un poco más de ansiedad, queriéndose convencerse a sí mismo primero.
—¿En... en serio? —Los hombros de Fuyumi se relajaron, sus labios sonriendo con un poco más de suavidad. Como dándose cuenta de su expresión aliviada, negó con la cabeza y frunció el ceño, golpeando a Hawks con su bolso—. Siempre metiéndote en problemas cuando no te veo, ¿eh, Keigo-kun?
—Que te puedo decir, nena. Los problemas me aman. ¡Como las mujeres!
Fuyumi volvió a golpearlo con su kago, esta vez, más divertida que afectada por sus palabras. Si el chico tenía ánimos de bromear entonces todo parecía estar en orden.
Hawks tenía una sonrisa congelada, aliviado de ver a Fuyumi más tranquila, pero afectado por la pequeña mentira. Endeavor había actuado bastante serio sobre su relación y empezaba a confrontarlo con la seriedad de la misma. Todavía seguía procesando sus palabras, apenas notó cuando Fuyumi se alejó un poco para ver la calle, como buscando algo.
—¿Nos encontraremos con Mirko más tarde?
—Nope —Hawks empezó a rebuscar algo en su chamarra negra.
—Uhh... ¿Mt. Lady? ¿Fatgum?
—Nope.
Se pasó un mechón albino detrás de su oreja, frunciendo un poco la nariz al tratar de pensar en otro héroe que frecuentaba en sus reuniones.
—¿En verdad invitaste a Edgeshot? No estaba bromeando cuando dije que me gustaría conocerlo y seguro que disfrutaría haciendo grullas de papel, pero el ambiente es un poco-
—Nadie vendrá, Fuyumi-chan —Al encontrar lo que estaba buscando, se arrodilló, su cabeza quedando a la altura del obijime de Fuyumi, con unos movimientos suaves, acomodó un obidome con la forma a un copo de nieve, luego levantó el rostro, sonriendo de una manera suave—. Otra vez, solamente somos tú y yo. Si estás cómoda con ello.
Las mejillas de Fuyumi enrojecieron, aferrándose con un poco más de fuerza a la necesaria a su bolsa. Hawks no pudo evitar que sus alas revolotearan un poco más felices y su estomagó se revolvió. Le había dado un regalo cuando nadie estaba viendo, por el simple hecho de querer darle algo. La sonrisa que brotó en los labios rosas de Fuyumi hizo que sus propias orejas se percibieran calientes.
—Eso... suena bastante bien.
Extendió su mano hacia él y Hawks sabía que no debía tomarla. Esto no era algo que un par de conocidos haría, unidos por un trato infantil con intenciones cada vez más profundas de lo que ninguno podía pensar o imaginar. Tomarse de las manos, sonrisas fugaces llenas de calidez, ojos brillantes cuando miraban al otro feliz por un pequeño gesto, darse regalos...
Estaba cavando un agujero, lo había empezado a cavar desde que aceptó ser un héroe de la Comisión. A esta altura de su flor de la juventud, era tan profundo que no había visto el sol en mucho tiempo, incluso cuando se bañaba en él todos los días, su corazón estaba tan sumido en un pozo de oscuridad que era inevitable su destino. Lo menos que quería, era arrastrar a alguien con él al abismo.
Lo menos que deseaba era arrastrar a esta chica de sonrisa amable con él.
Y aún así, tomó su mano para levantarse. Su tacto frío por su Quirk quemaba en su piel, pero no se lo comentó, como un pequeño castigo así mismo por aceptar esta amable y limpia mano entre sus repugnantes y sucias palmas.
Todavía no podía ver la luz desde el agujero que había cavado, pero cuando sostenía la mano de Fuyumi, sentía que tenía una estrella al alcance, y si entrecerraba un poco los ojos y se dejaba llevar, su brillo podría resplandecer en su piel abandonada por el sol.
—Solo tú y yo, Fuyumi-chan.
...
Las palabras de Endeavor retumbaron en su cabeza con tanta fuerza una vez empezaron a sumergirse en la multitud, que se hizo casi imposible ignorarlas por un poco más de tiempo y solamente disfrutar de la compañía de Fuyumi sin que ninguna responsabilidad como héroe entorpeciera el ambiente.
Los transeúntes estaban demasiado ocupados riendo a su alrededor y sumergidos en las tiendas como para ponerse a pensar si realmente era el héroe número dos quien estaba transitando en sus calles. Fue tan sencillo como ocultar sus plumas en una bolsa en su espalda y vestir ropa oscura que iba tan en contraste con su llamativo uniforme de oro que siempre buscaba captar las miradas incluso en la oscuridad, para que la gente encontrará la tarea de identificarlo sumamente difícil. Lo que de cierta manera aliviaba y frustraba al profesional.
Bastaba un poco de ropa bonita y un Quirk llamativo para llamar la atención. Su sola existencia se limitaba a eso. Una vez lo perdía, era una persona común y corriente sin ningún logro, ni un lugar a cual volver, ni una familia a la cual preocupar.
Se alegró, quizás demasiado para su propio bien, que Fuyumi decidiera jalarlo de vez en cuando, invocando su atención cada vez que algo captaba la suya, pidiendo su opinión sin soltar su brazo, sintiendo como su calidez y voz lo mantenía pegado a la tierra cuando podría salir volando en cualquier momento y huir. Encontrándose increíblemente cómodo caminando por el suelo como si sus alas no existieran para volar por los cielos.
—Sabes que esto no es necesario —Hawks se reía nervioso, rascándose la nuca. La mirada brillante de Fuyumi le impedía negarse de forma definitiva.
—Nope, nope. ¡No puedo creer que nunca hayas usado un kimono festivo!
—Me basta con verte a ti —Tratando de esquivar el tema y huyendo del vestidor, se apoyo en un par de estantes con más ropa festiva, pasando un dedo por el cuello descubierto de Fuyumi—. Es bastante sexy como has dejado esta zona bastante a la vista, ¿intentando seducir a alguien más cuando estás conmigo? ¿No soy suficiente? Nunca pensé que fueras tan ambiciosa y atrevida, Fuyumi-chan.
—¡Esa no es mi intención-...!
Como si la sola mención de su truco la hiciera avergonzarse, el rostro de Fuyumi se tornó como sus mechones característicos, Hawks se rió enternecido, demasiado conmovido como para fingir la risa. Todavía roja de la pena, la chica volvió a empujarlo al vestidor.
—¡Anda! ¡Escogí uno genial para ti!
—¿Mi ropa de civil no satisface tus gustos? Me tomó mucho tiempo vestirme para la cita —Intentó persuadir como último intento, usando una carita de borrego avergonzado que había notado que ella era débil.
Fuyumi frunció el ceño, no dejándose persuadir del todo incluso cuando sus labios temblaron con duda.
—¡Quiero verte usar un kimono! Será genial, lo prometo.
Hawks tarareo, preguntándose cómo habían empezado hablando del papel de su padre en la relación, de las bonitas decoraciones del Tanabata, a que Keigo nunca había usado un kimono en su vida durante los festivales.
En realidad, nunca había ido a uno desde que tenía memoria, siempre viéndolos sobre el aire o detrás de una ventana mientras disfrutaba pasar más tiempo con los héroes experimentados como si en realidad no tuviera un infantil deseo de correr por las calles abarrotadas de gente sin ninguna preocupación, sin el temor palpitante que una mano adulta y huesuda lo tomara del brazo y lo arrastrara a su decadente hogar de la infancia.
Y cuando Fuyumi había insistido con el pretexto de ocultar más su identidad incluso si no era necesario, con una excusa igual de infantil, él solamente quiso actuar como si esto fuera lo más lógico del mundo, y no porque en realidad quería saber que se sentía usar un kimono sin la presión de la Comisión y alguien que disfrutaba su compañía y buscaba hacerlo sentir cómodo.
En cuanto salió, vio a Fuyumi pagando por el alquiler de la vestimenta, estuvo a punto de negarse cuando ella sacó una máscara de Kitsune y se la puso de manera rápida que apenas pudo reaccionar. Fuyumi había dejado al héroe más rápido con los ojos abiertos de incredulidad, si se esforzaba un poco más empezaría a pensar, con un poco de diversión, que debía ser cuidadoso con ella, que se diera a conocer que una civil podía derrotarlo sin el mayor esfuerzo no era bueno para su reputación.
Sin mayor sorpresa, se encontró reflexionando lo poco que le importaba eso.
—Podrías dejarme pagar algo —insistió, acomodándose la máscara de tal manera que dejaba la mitad de su rostro descubierto.
Fuyumi negó con la cabeza, tomando la ropa de civil de los brazos del rubio y guardándola en su bolsa, la cual devolvió con una pequeña sonrisa.
—Fue mi idea ponerte un kimono —acomodó su propia máscara de gato, pero la de ella a un lado de la cabeza, dejando al descubierto su rostro completo—, y una yukata para combinar —añadió estirando la tela más delgada frente al muchacho.
Antes que Hawks pudiera protestar, tomó la tela entre sus dedos por reflejo, Fuyumi se encogió de hombros, hablando con tranquilidad.
—Puedes invitarme algo de comer, para estar a mano. Hay muchos puestos de comida al fondo.
Hawks detuvo sus movimientos al ponerse la yukata blanca al percatarse de como Fuyumi enrollaba uno de sus cabellos entre sus dedos, en señal de nerviosismo. La sensación cálida que sentía cuando ella sostenía su brazo se intensificó, y tuvo el impulso de volar de nuevo, en su lugar, se quedó a su lado y estiró la mano para atrapar la de Fuyumi, como algo inconsciente, sin su cerebro funcionando para procesar sus acciones y darle la señal de detenerse, como si su raciocinio hubiera volado de su cuerpo, y este actuará según lo que realmente quería su alma.
Su sonrisa se paralizó cuando se dio cuenta que Fuyumi le miraba de manera desorbitada, pues sostenía su palma cerca de su boca como si fuera a besarla, al mismo tiempo que se percataba que había terminado enlazando sus dedos de una manera tan cercana que seguramente Fuyumi podía sentir los callos de su mano.
Besar los nudillos de Fuyumi cuando se aferraba a ella con tanto ahínco se sentía fuera de lugar, como si fuera algo dedicado a convertirse en algo más profundo e íntimo de lo que pretendía. Para dejar de verse raro y soltar su mano de manera prudente, debía dar un rápido beso y soltar. Sin embargo, se sorprendió al acercar la mano con una lentitud cautelosa, como esperando que Fuyumi retirara su mano. Cuando no lo hizo, besó sus nudillos sin perderse como las orejas femeninas se teñían de rojo y se esforzaba en no girar la mirada.
...
Hawks no soltó la mano de Fuyumi en ningún momento, incluso cuando era un poco difícil comer más de una brocheta de yakitori con una mano. Fuyumi tampoco lo comentó o se esforzó por soltar el agarre. Como si en un acuerdo tácito hubieran decidido ignorar ese hecho, y no pensar más a fondo en porque no sentían el tacto y el afecto incómodo.
Debido a que sus trabajos habían aumentado y que ella estaba teniendo cada vez más influencia en su familia como figura de referencia autoridad, se habían encontrado constantemente ocupados. Cuando toda esta farsa empezó, se veían al menos dos o tres veces a la semana, con esta cita estaban por cumplir dos semanas desde su última vez que se habían visto sin tener que dar nada más que un saludo rápido y proseguir con sus deberes cada vez más demandantes.
Hawks intentó convencerse que era debido a que no había escuchado su risa o simplemente reconocer su respiración con sus alas que habían recurrido a la osadía de tomar su mano y no querer soltarla mientras se adentraban más en el shotengai probando una pequeña muestra de cada comida que se les cruzaba, deleitándose con la música de los puestos, observando las decoraciones de serpentinas, banderines y grullas, y disfrutando con alguna que otra presentación corta de la leyenda de las dos estrellas.
Pero nuevamente, ese era un pensamiento peligroso. Había empezado a acostumbrarse a pasar por la casa de los Todoroki solamente para ver a Fuyumi incluso cuando Endeavor no estaba presente o sobrevolar sobre su escuela, y no haberlo hecho durante todo ese tiempo por estar abarrotado de trabajo, lo hacía sentir miserable.
Sentía la mirada brillante de Fuyumi a su lado, la forma en que sus dedos helados se cernían sobre sus callosas palmas y encajaban de una manera tan firme que no parecía sencillo soltarlos. Y por un momento, sintió que podía conectar sus sentimientos con ella, estando igual de inconforme por no haberse visto, recurriendo a pláticas sobre cualquier tontería por chat que no decía nada sobre las presiones en los hombros de cada uno.
Mientras comía ahora takoyaki con ayuda de Fuyumi, sintió que pasaría una eternidad antes de volver a verla. Por más que trabajará todo el día, todo lo que se avecinaba auguraba a salirse de control si se distraía un segundo. Tenía que enfocar toda su mente y fuerza vital en el éxito de la misión. E incluso así, no parecía que él iba a salir bien librado, seguramente sacrificado en medio de fuego cruzado para cumplir su deber.
Cuando fuera ese momento, el hecho de estar siendo alimentado con unas bolitas de arroz, tomado de la mano con una chica con la que ni siquiera tenía una relación real, en medio de un festival, sonaba tan poca cosa y como algo completamente prescindible, como diría la Comisión.
Tomó un palillo, cambiando de rol con Fuyumi, siendo ahora él quien le alimentaba con takoyaki, vio sus mejillas sonrojarse, pero abrió la boca con timidez, a los ojos de Keigo, solamente podía pensar en lo linda que se miraba y en que no le gustaría estar en ningún otro lugar que no fuera este. Se concentró en cómo sus músculos se relajaban de una manera tan marcada que casi parecía antinatural, pues nunca se sentía seguro en ninguna parte, siempre alerta, siempre al acecho. Y aunque sus plumas seguían rígidas en su bolsa, completamente listas para ser usadas, parte de su mente estaba enfocado en asegurar sólo la seguridad de Fuyumi, dejando de estar alerta por él, y estándolo para ella.
Y eso era un cambio refrescante. Todo con Fuyumi se sentía refrescante, novedoso y empezaba a llenarlo de una codicia peligrosa que de alguna manera, estaba incumpliendo con el trato que tenían ambos. De ser así, sería difícil soltar su mano alguna vez.
Pero la idea de que Fuyumi perdiera tiempo con una especie de basura voladora como él, que seguramente podría ser desplumado en cualquier momento, o caer en un profundo agujero de desolación, lo inundaba de energía suficiente para soltarla de ser necesario.
La mano de Hawks tembló con la sensación dolorosa que su resolución le dejaba y la bolita se resbaló del palillo, ensuciando parte del kimono femenino.
—Oh, rayos. ¡Lo siento mucho! —No perdió el tiempo en jalar un par de servilletas y empezar a limpiar los restos, por suerte, la parte de la salsa había quedado en la bola y solamente tuvo que sacudir granitos de arroz—. No quisiera arruinar este bonito atuendo.
Fuyumi se reía, complacida por sus atenciones y no tan preocupada por ese asunto. La risa quemó en la nuca de Hawks, notando cómo estaban demasiado cerca. Tomados de las manos, con sus pantorrillas pegadas al estar sentado del mismo lado y ahora con su cabeza a centímetros del rostro femenino.
La implicación de la distancia recayó en Fuyumi al notar los ojos de Keigo abiertos de par en par, mirando su reacción sin decir nada, pero con la garganta seca.
Con tantas personas paseando al lado de la calle, y parejas sentadas comiendo y riendo, ellos apenas resaltaban en la multitud. Era una completa mezcolanza de actividades en la que ambos podían encajar perfectamente y sentirse, por un instante, como personas normales, olvidando toda la realidad que sobrevendrá sobre ellos cuando este pequeño gusto se acabara. En ese breve momento, nada de eso importaba más que en lo bonito que se miraban los ojos del otro y en cómo se juntaban sus respiraciones al estar tan cerca.
Nunca habían estado tan cerca antes, ni siquiera cuando se habían abrazado frente de Endeavor y habían admitido estar saliendo sin hacerle saber qué se trataba de un simple trato de confiabilidad y beneficios propios. Sus roces no pasaban de tomarse las manos y abrazarse fuerte mientras se desarrollaba el vuelo, y ambas iban justificadas para conservar la imagen o evitar algún accidente. Cualquier otro tacto, se consideraba cruzar la línea, sobrevolar la barrera entre ser solamente conocidos que confiaban en el otro, identificándose como algo más que un trato infantil. Significaba proclamar abiertamente que había un lugar para el otro en alguna parte de su ser.
Fuyumi sintió como su rostro quemaba, atrapada en un millar de pensamientos que Hawks hubiera dado lo que fuera por desentrañar. Se relamió los labios, saboreando los últimos granos de arroz y preparándose para hablar.
—Keigo...
—Fuyumi...
Cualquier cosa que hubieran querido decir fue interrumpido por una hilera de trompetas. Ambos giraron sus cabezas, la Miss Tanabata estaba abriéndose paso en una pequeña carroza con una sonrisa para todos los que vitoreaban su nombre. La imagen había sido suficiente para que Fuyumi reaccionara y tomara cierta distancia, todavía tomados de la mano, pero dejando un frío a su lado que casi lo abofeteó.
—Parece que esta calle pronto se volverá una zona imposible de caminar —Aún así, comentó con una sonrisa perezosa, esperando no verse muy afectado y tratando de desviar la atención a cualquier otra parte menos al hecho de que se habían llamado sin honoríficos ni apodos, como si fuera la primera vez que en verdad decían el nombre del otro. Como si realmente estuvieran viéndose como eran, como si fuera real—. Deberíamos empezar a movernos hacia el templo si queremos encontrar un buen puesto para ver los fuegos artificiales.
La mención de uno de los eventos principales relajó a Fuyumi.
—¡Podríamos aprovechar para colgar un par de tanzaku! —recordó con mucha ilusión—. Las varas de bambú ya están en el templo.
—Eso suena como un plan, podemos pasear por el templo y buscar un buen puesto para presenciar los fuegos artificiales.
—¡Y las estrellas! —Fuyumi hizo memoria del evento principal—. Debe ser un puesto donde podamos ver a las estrellas Vega y Altair juntarse en el cielo.
—En serio te gusta mucho la leyenda ¿cierto? —La jaloneó suavemente para empezar a caminar, desechando la basura con su mano libre.
Fuyumi le sigue, dando saltitos alegres, emocionada por el tema.
—¿Quién no? Es realmente mágico y el cielo está tan despejado que seguro es buen augurio para el éxito de los deseos. Además...
Como si una burbuja se explotara, la mirada de Fuyumi pasó de pura emoción a una de melancolía tan rápido que casi hizo que Keigo se tropezara.
—¿Además...? —Se aventuró a animarla a seguir con suavidad.
—No vengo a uno de estos desde niña —admitió un poco cohibida, ajustándose los anteojos para ocultar su mirada un tanto vidriosa—. Ahora soy una adulta, sé que los deseos escritos en los tanzaku no siempre se cumplen, y no tiene nada que ver con el cielo despejado o nublado, aún así... Hay algo casi poético y reconfortante en colgarlos, y pensar que tu deseo llegará a los cielos. No quiero dejar de creer en qué hay un verdadero poder en los sentimientos plasmados en un papel. A lo mejor, si declaro algo tantas veces, podría empezar a volverse realidad.
—Prefiero empezar a trabajar yo mismo en ellos para lograrlos, dime, Fuyumi-chan, ¿qué es lo que quieres? No hace falta decir que yo siempre estoy en el cielo, seguro podría ayudarte más rápido que una esperanza en un papel dado por un templo.
La sonrisa de Fuyumi ahora era más tímida, casi como una sombra. Keigo se dio cuenta de sus propias palabras y aunque ahora se sentía tan avergonzado por ello, sintiendo que le quemaba todo el rostro, no encontró fuerza en sí para retirarlo, no cuando Fuyumi tenía una mirada tambaleante entre incredulidad y esperanza.
—¿Así que quieres ser mi ángel emisario, Keigo-kun? ¿Llevarás mis deseos hasta el cielo para que se cumplan?
—Me aseguraré de que sean los primeros para que el envío te llegue como urgente.
Fuyumi rió, era suave y avergonzada, sus ojos brillantes, Keigo se encontró riendo también, con su corazón palpitando duramente contra el pecho y ensordeciendo sus oídos.
—Muy bien —dijo casi sin aliento, con la sonrisa extendiéndose en su rostro—. Te lo encargo entonces, héroe alado.
Keigo se encontró pasando sus dedos detrás de la oreja, sintiendo como cuando sus manos eran casi tan frías como el hielo, sus orejas eran cálidas como una taza de té de menta. Fuyumi no huyó a su tacto, sintiendo como un mechón albino era ajustado por el héroe fuera de servicio.
—Déjamelo a mí.
Con el tono suave, como un susurro arrullando en sus oídos, parecía casi una promesa.
...
Permaneció con la pluma alzada sin saber bien que escribir, el papel de color celeste con adornos de flores, completamente vacío e inmaculado se burlaba de él.
Por más que la gente lo tachara de anhelar el poder y la fama debido a su rápida ascensión en el top, en realidad no era de las personas que ambicionan mucho en la vida.
Tenía pocas metas, que si bien, las consideraba ambiciosas y extremas, los resultados no eran directamente para él, sino para la sociedad, para el beneficio de los demás a costa de su sacrificio y dolor. Tampoco es que le importase mucho siempre y cuando no se pusiera a pensar intrínsecamente en cómo le afectaba eso, esperaba pensar en ello cuando ya estuviera al borde de la muerte para vomitar sus arrepentimientos, mientras tanto, daría lo mejor de él.
Por lo que no podía recordar la última vez que había deseado algo para sí, siendo lo más cercano a ello el hecho de delegar un par de misiones heroicas a sus compinches mientras organizaba esta cita con Fuyumi.
Agitó el tanzaku con una expresión cansada, no tenía porque pensarlo tanto, bastaba con escribir con que anhelaba tener otra cita con Fuyumi y estaría bien, nadie lo sabría. Nadie podría identificar que él había plasmado el sentimiento avergonzado y suplicante de tener un momento de estabilidad y calidez con una chica. Nadie se lo esperaría, de cualquier manera, no con su reputación coqueta y desvergonzada.
Vio a Fuyumi a los pies del árbol de bambú, con las manos juntas y los ojos cerrados con fuerza en expresión de reverencia, rezando junto a un grupo pequeño a su costado. Parecía realmente concentrada apretando sus manos y temblando de manera casi imperceptible, con tanta devoción y ruego que, ciertamente, deseaba convertirlo en energía para alcanzar los deseos que había escrito, o al menos, obtener la dureza psicológica para mantenerse firme en el camino para conseguirlo. Sintió un diferente tipo de vergüenza doblegar su corazón.
Aquello que su corazón lloraba por alcanzar debía ser sumamente importante y nada egoísta como su propio deseo de querer volver a verla, incluso si su presencia despertaba en él sensaciones tan confusas que no quería admitir y prefería pasar de largo, pero que eran tan necesitadas en su solitaria alma.
Finalmente desistió de escribir eso. No podía desear más cercanía de la que tenían, no cuando debido a su misión podía ser desplumado y ser expuesto ante todo el mundo como un traidor, no cuando podía fallecer en la misión y no volver a sostener su mano helada que lo mantenía pegado a una realidad que no era tan descorazonada como en la que creció, no cuando se arriesgaba a que alguien mirara un poco más a fondo en sus ojos y se percatara de cómo su mirada se ablandaba sólo por ella y lo necesitado que estaba de su presencia, exponiendola a que alguien se atreviera a usarla para llegar a su corazón, arriesgando su seguridad.
Entonces, hundió sus propios deseos, tal como le habían enseñado, y propició la seguridad de alguien más por sobre la suya. Con la diferencia que poner a Fuyumi en primer lugar no se sentía como si estuvieran rompiendo su corazón e identidad, se sentía como un alivio. Ella merecía ser feliz e incluso un intento de héroe como él podía verlo, velar por su bienestar se sentía como si en verdad fuera un poco más como esa idea heroica que tenía en su infancia antes de toparse con la realidad y la Comisión.
Deseo que te mantengas saludable.
Deseo que seas feliz.
Deseo que tus deseos se hagan realidad.
Deseo que siempre estés a salvo.
Deseo que las personas que amas estén bien.
Deseo que tu familia pueda recuperarse.
Deseo que no dejes de sonreír.
Deseo que cuando todo esto termine...
Apenas percibió como los extremos afilados del papel se incrustaban en sus manos llenas de callos, con un toque frío como una daga.
... por favor, no me odies cuando sepas realmente quien soy y qué hago.
Keigo terminó riendo sin un toque de gracia realmente, viendo como había esperado que tras tantos años ocultando su corazón lo suficiente como para sólo pensar en el bienestar de alguien más antes que el suyo, hubieran sido suficientes como para no volver a caer en sus sentimientos egoístas que creyó haber erradicado hace tantos años.
No se había puesto a pensar en lo aliviador que resultaba sostener una mano que parecía disfrutar de su compañía sin tener que entrar en el papel que habían moldeado para él. Como si por unos instantes, Fuyumi mirara a Keigo, a ese chico que el mismo Hawks se había encargado de tomar del brazo y jalar hacia un rincón fortificado, sellando con una llave que había perdido a propósito para no tener que pensar en él y no fuera un obstáculo para su camino suicida.
Fuyumi se había inclinado en ese rincón oscuro y lleno de polvo, sin importarle ensuciar sus rodillas para estar más cerca de la cerradura múltiple, y había creado una llave de hielo que se ajustaba a la perfección al cerrojo.
Respiró por la nariz casi deshaciendo el tanzaku con su fuerza.
Dolía de una manera extraña, ponía carga en su alma y al mismo tiempo, la sentía liviana. Y estaba seguro que Fuyumi no tenía ni idea de la manera en que se había colado en su corazón. No tenía porqué saberlo. Esto iba a terminar de todas maneras.
Solamente que estando tan cerca de acabar, se daba cuenta que no quería que terminara por nada del mundo.
—¿Keigo-kun?
Abrió sus ojos sin percatarse que los había cerrado. Fuyumi tenía un aspecto burbujeante y brillaba, casi como si fuera un astro lejano en el cielo nocturno. A miles de años luz, posiblemente viviendo a una distancia aún mayor, pero que por alguna razón, estaba dispuesta a deleitar a todos con su resplandor onírico.
Al parecer, se sentía satisfecha por su largo rezo. Hasta que notó cómo apretaba el tanzaku y la expresión frustrada del muchacho. Frunció el ceño, buscando un espacio a su lado para sentarse.
—¿Estás bien?
—Si, es sólo —resopló, sonriendo con timidez— no sé qué escribir.
El ceño fruncido de Fuyumi se profundizó con algo que no estaba seguro de catalogar como preocupación, pero que se sentía como eso. La idea de que alguien se preocupara por sus deseos calentó su pecho. Quería reír por lo patético y solitario que sonaba.
—No tienes que ser tan profundo —admitió—. Más que un deseo, puede ser como una meta. No es necesario que sea algo extraordinario, al final depende de ti llegar hasta ahí. No creas todo lo que dice la etiqueta. Podrías desear ser el número uno y nadie te juzgará.
Aún así, tú sí crees en esto.
Keigo negó con la cabeza. No quería verse como si no le importaban las creencias de Fuyumi escribiendo cualquier cosa que no sintiera. En este pequeño espacio que tenían, quería tener la oportunidad de ser sincero.
—No estoy interesado en ser el número uno. Ni tampoco quiero escribir algo extraordinario. Siempre he deseado cosas triviales que estaba seguro que podía alcanzar, pero que por alguna razón nunca pude tener.
Deslizó su mano para juntarse con la de Fuyumi. Ella no se alejó y tampoco despegó la mirada de sus vibrantes gemas ámbar.
—Es sólo que es la primera vez que deseo tantas cosas a la vez que no sé qué escribir.
Otra vez estaban juntos, sus alientos mezclándose, sus ojos fijos en el otro. Las mejillas de Fuyumi estaban de un tenue color rosa, sus labios entreabiertos en una silenciosa invitación que Keigo hubiera aceptado osadamente de no ser porque sintió una vibración cerca de él, ajena a su cuerpo.
Cuando Fuyumi rompió el contacto visual para ver su bolsa, no tuvo más opción que rebuscar su teléfono. Podría dejarlo olvidado, era su día libre y había dejado en claro a sus compañeros que estaría ocupado.
La avalancha de silbidos y ovaciones al insinuar que iba a una cita después de mucho tiempo no se hizo esperar. Hawks siempre era solicitado por todo tipo de personas y había salido con la mayoría, era parte de su imagen despreocupada y coqueta. Y Hawks los hubiera reprendido de no ser porque sintió la vergüenza trepar por su espalda y alojarse en sus orejas como reacción exotérmica. Era un alivio que todos se hubieran quedado en Fukuoka, supliendo su ausencia, no tendrían tiempo para rastrear a su jefe hasta Shizuoka.
Cuando encontró su celular entre su ropa, se percató que no era su celular de uso personal, tampoco el que usaba para el trabajo.
Era el celular destinado para la Liga de Villanos.
Debió poner una expresión poco agraciada, junto a su lenguaje corporal tenso porque Fuyumi envolvió sus dedos en su manoa modo de apoyo y contuvo la respiración.
Como una patada en el estómago, la realidad a la que estaba atado volvía a jalar las cuerdas de su cuerpo y lo empujaba más al fondo del abismo.
—Yo debo... —empezó a regañadientes. Lo último que esperaba era una misión relacionada a su trabajo de doble agente el día de hoy y aunque no podía pasarlo por alto, cada fibra de su ser deseaba mandar al demonio la misión.
No era prudente. Tampoco lo más sabio. Pero estaba hartándose de todo eso. Sobre todo, cuando sentía que mientras más se acercaba, menos tiempo le quedaba para volar despreocupadamente, menos tiempo le quedaba para estar con Fuyumi.
—Lo sé, lo sé —Fuyumi sonrió, pero su sonrisa lucía tan vacía y practicada. Como si siempre hubiera sabido que algo así iba a pasar.
La mueca salió antes de que pudiera controlar su expresión facial. Cruda y real. Creía que su rostro, entrenado solamente para mostrar la mejor versión de él ante las cámaras, había olvidado como hacer a un lado su máscara de manera involuntaria, tan adherida a él como una segunda piel, como para hacer una expresión real.
No sabía cómo resolverlo al enterarse que no era así.
Vió a las personas amontonándose cada vez más en el patio del templo, más pendientes del cielo que antes y sacando pequeños picnics para esperar el evento principal. Contempló la mano de Fuyumi, todavía unida a la suya.
—Volveré —su voz tembló, pero sus ojos ardían con determinación—. Es solo un pequeño percance, lo solucionaré rápido y volveré antes de que te des cuenta.
No quiso pensar mucho en lo doloroso que resultó cuando vio la duda brillar detrás de los cristales de sus anteojos. Como para convencerla y así mismo, tomó sus manos entre las suyas, las llevó a sus labios y las besó varias veces. Fue superficial, pero sus dedos estaban temblando por la desesperación.
Le sonrió con esa mueca de niño bonito con la que sabía que podía salirse con la suya con todo lo que hiciera, con ese gesto galán que encantaba a las personas. Fuyumi se esforzó por achicar los ojos con sospecha, a sabiendas para que funcionaba su expresión confiaba, pero sin poder evitar que sus labios temblaran y sus mejillas se volvieran color carmesí como sus plumas.
Cuando sintió el tacto helado de la escarcha de su Quirk, Keigo supo que ella deseaba creerle, pero que acostumbrada a que las personas no mostraran interés en dejarla atrás por sumergirse en sus propias preocupaciones, caminando hacia adelante sin mirar atrás o regresar a su lado, le conmovía que alguien le dijera que volvería con ella.
Apretó sus manos, esperando transmitir lo mucho que deseaba quedarse junto con ella, que era lo único que realmente deseaba, que era lo que le hubiera gustado escribir en el olvidado y vacío tanzaku extraviado en el suelo.
Quiero estar contigo.
No como una relación falsa. No como si estuvieran fingiendo que se amaban. Le importaba un comino engañar al mundo, pero no quería seguir engañándola a ella, ni tampoco a sí mismo. Todo en él ya era lo suficientemente ficticio como para desear que esto extraño que tenían también fuera de plástico, frágil y efímero.
—Volveré —repitió con suavidad, separando sus manos y llevándolas a su cuello, empujándola, con reverencia, hacia adelante, plantándole un suave beso en la frente—. ¡Apártame un puesto a tu lado, Fuyumi-chan!
No escucho su respuesta. Y tampoco pensó en lo que había hecho en su impulsiva reacción hasta que había terminado de cambiarse a su traje de héroe y veía que tenía que volar hasta Fukuoka para supervisar un paquete de la Liga.
Sus alas reformadas temblaron en su espalda con anticipación y se envolvieron a su alrededor como si pudiera resguardarlo del bochorno reflejado en sus mejillas.
Estaba seguro que el Quirk de Fuyumi no tenía nada que ver con las altas temperaturas, lo había visto en acción tan pocos veces, pero de manera tan atenta, que la particularidad de temperaturas bajas era más que evidente.
Aún así sintió como el hecho de tocar su descubierta piel de su frente con sus labios dejaba una llamarada en su rostro y su corazón le palpitaba de tal manera como si estuviera en grave peligro.
Sin embargo, no estaba ante ninguna amenaza clara, su sonrisa se extendía por todo su rostro de una manera tan natural y sincera que dolía. No recordaba cuándo fue la última vez que se sentía sonreír con tanta amplitud.
Y si esto podía acabar con su vida en un instante, gustosamente podía recibirlo las veces que su cuerpo pudiera soportarlo.
Pero no iba a morir tan fácilmente, la Comisión se había asegurado de eso. Por una vez, estuvo encantado con su resistencia adquirida en los años de entrenamiento, así que podía disfrutar de la sensación tantas veces sin correr un peligro real.
Extendió sus alas, esperando hacer honor de su apodo como él más rápido para resolver el asunto en un instante.
[***]
Decidí cortar este capítulo en dos pese a ser originalmente Oneshot, porque, en primera, hasta yo lo sentí medio largo mediante lo escribía, y vaya que a ustedes les iba a pasar lo mismo en cuanto leían. Y en segunda, me dio mucha ilusión el cliffhanger del final, ¡así que a darle!
¡Muchas gracias por sus comentarios y su apoyo en la primera parte de esta 1/2 Week Huwumi! ¡Estuve tan feliz por el apoyo que recibió y espero que les gusten las partes que le quedan para que termine! ¡Más de 100 lecturas! ¡Todavía no puedo creerlo! ¡Mil gracias 💖💖!
Yo me he divertido haciendo mucho esto, pero me atrase un poco, je, como suele pasar. ¡Aunque he mejorado con los tiempos, todavía hay cosas que afinar!
En fin, ¡mil gracias por tu apoyo y espero que hayas disfrutado de tu lectura! 💕✨. Si te gusta, no te apenes y házmelo saber. ¡Adoro leer vuestras reacciones!
Hasta la próxima.💖
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