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El maldito lunes por la mañana había llegado. Minho odiaba todos los días, pero principalmente los lunes pues debido a ellos caía en la realidad de que no siempre iba a estar en los brazos de Chan.

El mayor se había ido ya hace unos minutos atrás a su trabajo y Minho tenía que hacer lo mismo.

Ambos trabajaban en dos ambientes completamente diferentes. Chris se encargaba de contratar gente prodigiosa para la empresa en la que trabajaba y Minho solo era un simple y aburrido cajero en un centro comercial. Aunque de no haber sido por ese aburrido empleo nunca se hubieran conocido.

Entre suspiros de fastidio se alistó para ir a trabajar.

Cuando llegó saludo a Jisung, el chico era el gerente del lugar y el único amigo que tenía.

—¿Cómo estas hoy? —pregunto el más bajo.

—Peor que ayer. —respondió dejando su mochila en su casillero y caminando a su puesto de trabajo.

—Vamos, hombre, yo se que has mejorado. Además, nos tienes a Chan hyung y a mi para ayudarte. — Minho sonrío ante eso.

El dia fue igual de malo que siempre. Con familias comprando sus despensas, niños llorando porque la madre no les había comprado el dulce que querían o señores que solo iban a despilfarrar su dinero en alcohol porque al parecer no habían cosas más importantes y necesarias que eso.

Al llegar a casa se sintió más vacío que cuando la dejó en la mañana. No le gustaba llegar y que no hubiese nadie, odiaba que Chan saliera más tarde que el del trabajo.

Habían considerado adoptar una mascota pero Minho no es capaz de cuidarse muy bien a él mismo y sabía que Bang no podría solo consigo, un adulto en depresión y un ser más a parte así que dejaron esa idea de lado.

Cambio su horrible uniforme por una ropa más cómoda, la primera que vio, no sabía si estaba limpia o sucia hace mucho no lavaba ropa y casi siempre se negaba a que Chan lo hiciera por el.

La puerta fue abierta y Minho corrió a la entrada recibiendo con un abrazo y muchos besos al mayor quien lo recibió gustoso.

Por fin se sentía bien y completo otra vez.

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