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XXIII.



twenty three;
EL DESCENDIENTE DE
LA MAGIA





Draco no había podido dormir desde que llegaron a El Refugio.

A pesar de que tiene una habitación acogedora (que comparte con Theo), una cama abrigada y la absoluta seguridad de que nadie podría encontrarlos allí, que nadie podría hacerles daño si permanecían escoltados por el secreto del hechizo Fidelio, Draco tenía una sensación intranquila que se cierne en su pecho y le ha arrebatado cada uno de los pequeños indicios de cansancio que lo harían caer rendido sobre la almohada.

Draco no sabe cómo lo sabe, él solo lo sabe. Algo más va a suceder, algo demasiado grande que, si no lo trataban de la forma en que debían, terminaría destruyéndolos. 

Cuando abrió los ojos esa mañana, la sensación pareció dispuesto a robar la respiración completa de Draco.

— ¿Has podido dormir? — ese tono maternal y preocupado ya lo había escuchado antes, no precisamente viniendo de su madre. Narcisa Malfoy, incluso antes de la guerra, era una mujer fría; amaba a Draco, lo hacía, pero no lo demostraba tan seguido. A diferencia de la rubia del vestido blanco que flota cerca de la vela encendida que Draco mantiene sobre su mesa de noche.

— Magia — Draco suspiró. 

Había leído mucho acerca de Magia, en esos viejos libros que William le dio en Hogwarts. Ella no era humana, y lo más cerca a lo que podría catalogarse era a una diosa. Las fuerzas de la naturaleza que les daban su magia; el fuego, la tierra, el aire y el agua, cambiaban de forma seguido, manteniéndose omnipotente. Esas mismas fuerzas podían dar la visión de Magia, una mujer de cabello rubios como los rayos del sol, un par de cristalinos ojos que mostraban un cielo tormentoso, voluble y peligroso, igual que ella. Su piel era blanquecina, ni los más preciosos o costosos diamantes podrían comparársele, de la misma forma que sus labios, de un rojo tan intenso que las fresas envidiarían por no tener. 

Siempre que la veía usaba un vestido, tal largo que cubría hasta sus pies, suspendido en el aire mientras ella flotaba acercándose. 

— Estabas agitado — comentó Magia, inclinándose y sentándose a su lado en la cama. Hay algo en ella que tranquiliza todos los sentidos de Draco, probablemente abrumado por la cantidad de poder que ella despliega a través de sus perfectas facciones, solo dejando a su magia moldearse alrededor de la madre naturaleza — Tus ojeras hablan por si solas, Draco. Tu mente está perturbada.

¿Cómo no iba a estar perturbado con todo lo que está ocurriendo?

Draco es demasiado inteligente para decírselo a Magia. Ella puede matarlo solo mirándolo, él no va a ser el idiota que saque su lado malo cuando lo único que ha hecho es mostrar el bueno. Por supuesto existe otra razón oculta, que él no quiere aceptar; hay algo en ella que le impide a Draco enojarse, o siquiera pensar en enojarse, y terminar teniendo una actitud grosera hacia Magia. Viéndola frente a él, Draco simplemente deja de ser él mismo.

Es un efecto similar al que tiene Roselyn en él, pero Magia lo hace sentir diferente. Con Roselyn tenía opción de serlo o no serlo, con Magia el no era rotundo.

— La guerra está por terminar ¿verdad? 

Magia sonrió. El día tras la ventana de la habitación pareció sonreír con ella.

— Llegará el momento en que todo esté bien, Draco, lo prometo.

A Draco solo le queda creerle. 

Se da una ducha rápida y se viste lentamente, tratando de hacer todo el tiempo posible antes de bajar. Según lo que ha oído, esa mañana arribarían al Refugio el padrino de Roselyn, el hombre lobo que se ha casado con su prima la metamorfomaga, y el rechazado de los Black, Sirius, mencionó Potter en la comida de ayer. Draco no se siente de mucho humor para enfrentar a más gente que probablemente lo miren como la paria, prefiere quedarse encerrado. 

Los ruidos del patio llamaron su atención en la tarde, mientras trataba de distraerse leyendo un libro.

— ¡Tienes que apuntar a la derecha!

Draco se levantó, corriendo las cortinas y mirando a las tres personas allí de pie. Potter, William y Roselyn parecen estar en una conversación exhaustiva, a juzgar por la respiración errática de su novia y las gotas de sudor que Potter se limpia de la cara. 

— Papá me dijo que apuntara cinco metros a la izquierda — negó Roselyn, estirando su mano cubierta por un guante de cuero sin dedos. Las chispas de las llamas saltaron en su palma, y Roselyn entrecerró los ojos por concentración — Así daría en el blanco.

— ¿Por qué cinco metros?

— Porque mi puntería es muy mala, Harry.

Draco intentó no sonreír ante el comentario. Roselyn era algo torpe cada vez que se colocaba nerviosa, y su puntería, que ya de por si no era la ideal, empeoraba.  

William se acarició el puente de la nariz.

— Bien, inténtalo.

Roselyn asintió, alejándose unos cuantos pasos de ellos. La diana, que se reparaba mágicamente tras cada ataque, volvió a su estado normal. Draco abrió la ventana, sus ojos siguiendo cada movimiento de Roselyn mientras las llamas naranjas volvían a crecer en sus dedos. Ella tomó impulso y lanzó la bola de fuego, que dió directo en el centro. 

— ¡Excelente, hermanita! — Potter y Roselyn chocaron los cinco, viendo las líneas circulares de la diana consumirse. Ambos se rieron, triunfantes ante el logro de Roselyn. 

Draco no contuvo su sonrisa orgullosa. 

— Draco — Theo se asomó desde la puerta. Draco se enderezó, cerrando la ventana y corriendo la cortina. Su amigo lo miró con los ojos entrecerrados, clara sospecha en su mirada. 

— ¿Qué sucede, Theo? — Draco, por su parte, prefirió ignorarlo.

— Pansy dijo que si no bajabas a comer — empezó Theo, sonriendo divertido al ver la mueca de Draco. Cuando Pansy entraba en modo mamá gallina, no existía nada que la parara — Te vendría a buscar y te llevaría de la oreja. No va a traértelo — añadió, antes de que Draco pudiera abrir la boca — No seas amargado, socializa. 

Draco se encontró siendo arrastrado al piso de abajo, sentándose junto a Pansy en la mesa y conteniendo sus quejas luego de que su mejor amiga lo amenazara con el cuchillo de cortar mantequilla, que a pesar de no ser muy filoso, tratándose de Pansy todo podía convertirse en un arma al que temer. 

— ¿Tienes pensando ver a Scorpius? — preguntó Pansy, tras finalizar la comida.

Draco entrecerró los ojos.

— ¿Piensas que no me haré cargo, Parkinson?

— Me aseguro de que uno de los dos quiera al pobre bebé — se defendió Pansy. Sus ojos oliva se movieron, encontrando la figura de Morrigan dirigirse al patio — Ella sigue terca en no querer oír ni menciones.

— Depresión post parto, Parkinson — le recordó Theo, estudiando el ejemplar de El Profeta que Bill Weasley probablemente debió haber dejado allí en la mañana. Draco ya no se gastaba viendo el periódico, tendría las mismas noticias que el día anterior y el día antes de ese desde que empezó la guerra, muerte de muggles y simpatizantes con la Orden del Fénix. — No puedes culparla de sentirse así.

— No la culpo — Pansy sonrió tristemente — Estoy preocupada por ella. Lo que sea que planean Potter, Granger y Weasley ya la involucraron. ¿Así cómo esperan que se recupere?

Draco estuvo a punto de preguntar, qué carajos planeaban ahora esos tres, cuando escuchó un grito que le resultó conocido. Era de Roselyn.

Se levantó y corrió hacía el patio, Theo y Pansy detrás de él. Potter y William no se habían movido, parecía anonadados en sus lugares. Por otro lado, Roselyn se miraba las manos con su expresión dominada por el terror, retrocediendo unos pasos al ver a Morrigan arrodillada en el suelo, sosteniéndose el rostro.

— ¡Lo siento! — chilló Roselyn, su tono de voz horrorizado. 

Draco esperó que el olor a quemado no fuera exactamente lo que él estaba pensando que era. 

— No te acerques — William retuvo a Pansy de ir hacía Morrigan, sosteniéndola de la cadera y alejándola, a pesar de las protestas inmediatas que profirió Pansy para poder verificar el estado de su mejor amiga. 

Morrigan levantó la cara. El lado izquierdo de su rostro desde el pómulo a su mandíbula estaba quemado, variando desde el rojo y el negro intenso. Draco tragó saliva, si ese destello blanco era el hueso se le acababa de revolver el estómago.

— ¡Rose! — reprendió Potter.

— ¡Lo siento! — repitió Roselyn, soltando un ligero sollozo. Morrigan no parecía estar escuchándola, sus dedos tantearon su cara quemada y a Draco no le sorprendió oír a Theo murmurar que iba a vomitar — Morrigan, enserio lo siento, yo no...

Roselyn dejó de hablar.

William giró la cabeza ante el repentino silencio. Morrigan había alzado la mano, apuntando a Roselyn con el puño cerrado. Su cabello castaño resplandeció de un extraño color marino y el ligero destello de su piel se hizo más intenso, mientras Roselyn perdía la respiración.

— ¿¡Qué demonios estás haciendo, Sayre!? — reclamó Draco, a punto de acercarse.

Morrigan lo miró. Sus ojos ya no eran el habitual chocolate, estaban completamente verdes. Ni siquiera parecían tener pupila.

— ¡Malfoy, quédate donde estás! — ordenó Potter. Draco se detuvo, más por la sorpresa que porque verdaderamente quería hacerle caso. 

Roselyn calló de rodillas, sosteniéndose el cuello.

— Harry...

— William, tú también quédate donde estás — gruñó Potter, moviéndose unos cuantos pasos. Morrigan seguía mirándolos, aunque su mano continuaba quitándole a Roselyn el aliento. Draco sintió el impulso de ignorar a Potter y tratar de ayudar a su novia, notando que se ponía azul, pero sus piernas no reaccionaron a las ordenes de su cerebro. Era como si hubiera perdido la movilidad — Esa no es Morrigan.

— ¿¡De qué carajos hablas, Potter!? — reclamó Pansy.

Harry suspiró, cerrando los ojos.

— Es Salazar Slytherin.

— Ya estoy harto de ella — dijo Morrigan, su voz completamente diferente. Se oía muy distorsionada, variando entre el tono aguado normal de Morrigan y un tono ronco, claramente de hombre. Era como si dos personas estuvieran hablando al mismo tiempo — ¿Quién le dijo que tenía el derecho de herir a Isolt?

— Salazar — llamó Potter. Se veía tan tranquilo que a Draco le sorprendió más que lo que estaba viendo. Era como si no fuera la primera vez que ocurría — Rose no quería herir a Morrigan. Fue un accidente.

— ¿Ah sí? — se burló. El destello fue más intenso. Roselyn ya estaba tirada en el suelo — Yo creo que fue a propósito. De hecho, creo que ya estaba esperando una excusa desde antes. — Draco vió de reojo que William se acercaba, aprovechando la distracción de Harry — Ragnor, te sigues moviendo y te envío a darle saludos a mi hermana, no me importa si no puedes morir.

William rodó los ojos.

— Tío Salz, no seas dramático.

— ¡Dramática la muerte que le daré a esta niña por su falta de respeto! — exclamó Salazar, a través de Morrigan, dándose la vuelta y acercándose a Roselyn dispuesto a continuar su cometido.

— Eso es suficiente.

Potter atacó. Era la cosa más loca e impulsiva que Draco le había visto hacer, pero no resultó tan mala idea cuando su cabello azabache brilló de rojo intenso y las bolas de fuego que lanzaba se hicieron más grandes e incluso más poderosas.

Draco retrocedió, dejándose esconder tras William, que miraba de Potter a Morrigan/Salazar como si acabara de notar algo que le desagradaba.

— ¡Will, haz algo! — pidió Pansy.

— Preciosa, me encantaría, pero no... — el suelo se sacudió. William frunció el ceño al ver el mar a la vista agitarse —  Me estás jodiendo.

— Potter no va a aguantar mucho — dijo Theo, mirando anonadado el enfrentamiento.

— Ese no es Harry — William suspiró, cerrando los ojos. Draco quería golpearlo, porque ya no podía moverse y Roselyn seguía allí, indefensa y desmayada — Es mi padre.

— ¿Tu padre? — repitió Pansy. 

La otra sacudida los tiró al suelo. William fue el primero en tratar de enderezarse, fallando miserablemente.

— Sí — Draco siguió la mirada de William. El destello blanquecino que obtuvo del cielo le pareció conocido — Godric Gryffindor.

Magia, para su sorpresa, apareció en ese mismo momento.

Morrigan y Potter (o Salazar y Godric, qué demonios estaba pasando) salieron disparados lejos el uno del otro, tiempo que Draco aprovechó para correr hacía Roselyn, tomándola del rostro y asegurándose de que seguía viva. Se sintió aliviado de escucharla inhalar y exhalar con dificultad.

— Ella estará bien — le susurró Magia. Draco asintió, besando la frente de Roselyn y sosteniéndola contra su pecho. Ella tosió, expulsando agua y tratando de regular su respiración — ¡Ustedes dos! 

Salazar Slytherin y Godric Gryffindor fueron expulsados de los cuerpos de Morrigan y Potter, que se tropezaron y cayeron al suelo. Era los fantasmas más extraños que Draco había visto. A diferencia de los de Hogwarts, no eran plateados y trasparentes. Se veían demasiado sólidos. 

Godric Gryffindor se parecía bastante a su línea familiar. Cabello azabache revuelto, mandíbula fuerte, cuerpo robusto y alto. Tenía ojos azules bastante cálidos, que observaban a Salazar de mala forma. Salazar, al contrario, no tenía mucho parecido a Morrigan. Su cabello era rubio, casi color cenizo, una barba de tres días cubriendo su mandíbula y una sonrisa que adquirió un toque diabólico acercándose a Magia.

— ¡Casi matas a Rose! — recriminó William, ayudando a Potter (que se veía bastante mareado) a colocarse de pie.

— ¡Casi incinera viva a Isolt! — devolvió Salazar.

Draco sostuvo la cabeza de Roselyn, sintiéndola temblar en sus brazos. Inevitablemente, llevó la mirada a Morrigan, que estaba siendo ayudada por Theo y Pansy para mantenerse de pie. La larga cortina castaña le estaba cubriendo la quemadura de la mejilla, aunque eso no evito que Draco pudiera notarla cuando Pansy le acomodó el cabello, tratando de que no tocara el hueso expuesto.

— ¡Fue un accidente! — gritó Godric.

— ¡Accidente mis...!

— ¡Ya paren de gritar! — reclamó Magia. 

Godric y Salazar se avergonzaron al oírla, agachando la cabeza y prefiriendo no mirarla. 

— Yo no quería... — susurró Roselyn, aún temblando. Draco se puso de cuclillas, examinándole la cara. Roselyn siguió temblando y escupiendo agua — Juro que yo no quería, se accionó solo. Draco, yo no quería...

— Está bien, te creo — susurró, ayudándola a enderezarse. Roselyn escondió el rostro de inmediato contra él, y Draco no tardó en abrazarla y acariciarle la espalda para reconfortarla. 

— ¿Qué demonios sucedió? — preguntó Potter, temblando. Sus ojos esmeraldas se entrecerraron al ver a Godric sonreírle inocentemente — ¡Prometiste que sin posesiones a menos que yo te dejara!

Godric rodó los ojos.

— Era un asunto de vida o muerte, Harry.

— Salazar — llamó Morrigan. A pesar de que estaba débil, herida y bastante mareada, luchando contra la inconsciencia, no le fue difícil adquirir una expresión de reproche viendo a su ancestro — No tenías porqué atacar a Rose.

— La mocosa malcriada te quitó media cara. ¿Y no pensabas defenderte?

— Fue un accidente — Magia levantó la mano y estrelló la palma en la nuca de Salazar. Era la primera vez que Draco la había visto medianamente seria. Magia siempre se presentó ante él sonriente o de rápida felicidad, solo estuvo triste durante unos segundos cuando él no la reconoció la primera vez que la vió — Fin de la historia.

— ¿Cómo está eso de la posesión? — dijo William. No se veía contento — Magia, no quiero mentiras esta vez.

Morrigan y Potter compartieron una mirada resignada.

— Salazar tiene una conexión conmigo por ser la primogénita de la línea Sayre — explicó Morrigan, apoyándose en Pansy que veía a William frunciendo el ceño, pidiendo una explicación. William le hizo una seña, petición de guardar silencio hasta que estuvieran tranquilos. Lo que sea que fueran a hablar, Draco también quería escucharlo. Si esto volvía a ocurrir al menos quería saber cómo evitar que el fundador de su casa matara a su novia — Godric tiene una conexión con Harry por ser el primogénito de los Potter.

— Eso ya lo sé, Isolt — William rodó los ojos — Yo mismo bloqueé la conexión de James con él.

— ¿¡Tú hiciste qué!? — chillaron Roselyn y Potter al unísono.

— ¿Fuiste tú? — Godric se oía muy ofendido.

— Charlus me lo pidió, no confiaba en ti — William ni siquiera giró a mirar a su padre, haciendo otro ademán desdeñoso a él. Draco había olvidado que William era inmortal, que probablemente estaba vivo desde hacía siglos — Continúa hasta lo de la posesión.

Morrigan recostó la cabeza sobre el hombro de Theo. A Draco no le sorprendió las expresiones sorprendidas de sus amigos. Si no se preocupara tanto por el estado de Roselyn, probablemente estaría actuando igual.

— Cuando el sabbat se manifiesta, la conexión se refuerza.

— Sus auras se alinean con las de ellos después de recibir el sabbat — agregó Magia. Sus ojos cristalinos seguían cada uno de los movimientos que hacía Salazar. O desconfiaba de él más que de Godric o simplemente le gustaba verlo (a Salazar de seguro le gustaba que lo hiciera, porque sonreía)— Les permite tomar posesión de sus cuerpos. Aumenta su poder.

— ¿Desde cuándo eso se puede hacer? — reclamó William, impresionado.

— Desde que perdimos a Morgana, Ragnor — Magia se enderezó. Draco trató de no sentirse muy incómodo ante la repentina atención que le estaban brindando los ojos cristalinos— El que ella muriera con descendencia reforzó la unión de mi poder a quienes fueran más diestros en ella. Su propia magia se transformó para fomentar los linajes de sangre.

— Eso es imposible — William sacudió la cabeza — Lilith nació por la muerte de Morgana. Se supone que su existencia mantuvo el equilibrio.

— ¿Lilith? — repitió Theo. Sus ojos se entrecerraron de confusión — ¿No es ella la madre de los demonios?

— ¿Los demonios existen? — Potter parpadeó.

— Estás viendo que podemos controlar los elementos — Roselyn se separó lentamente de Draco, mirando a su hermano con la ceja alzada — ¿Te impresiona que existan los demonios?

— Estoy intentando darle un poco de normalidad a nuestra vida, Rosie — protestó él.

— ¿Somos normales? — murmuró Morrigan. 

— Eso no importa — William frunció el ceño — Lilith nació cuando Morgana murió junto a Arturo y Merlín en la batalla de Camlann — eso pareció doler a William más de lo que estaba diciendo, porque su expresión se contorsionó. Godric y Salazar lo miraban con compasión, repentinamente olvidando la disputa que tenían por Roselyn y Morrigan. Magia igual se veía afectada, bajando la cabeza — Mordred asesinó a Arturo antes de fallecer. Merlín se había sacrificado queriendo conseguir a Excalibur para Arturo...

— Y Morgana estaba embarazada de Merlín — completó Godric, antes de que William tuviera oportunidad de perderse en sus recuerdos. Ciertamente, estaba muy afectado diciendo todo eso. 

— ¡Sigue sin tener sentido, padre! — protestó William. Las olas del mar sonaron vigorosamente. Morrigan se estremeció ante el despliegue de poder por parte de William. Draco sostuvo a Roselyn con más fuerza al oír sus dientes titiritar. A Potter pareció no haberlo afectado — Morgana me encargó al bebé antes de fallecer por sus heridas. Me iba a América, allí encontré a Lilith y ella me dijo que nació a través de la muerte de Morgana.

— El poder de Morgana se fraccionó, Ragnor — corrigió Magia, comprendiendo su frustración — Una parte se quedó con Lilith. La otra necesitaba continuar con el equilibrio, en su bebé. Así se reforzaron los linajes de sangre. 

— Hay algo que no estoy entendiendo — Potter sacudió la mano — ¿Morgana? Sí sé quién es Morgana ¡Deja de mirarme así! — William estaba mirándolo como si creyera que fuera estúpido. Draco podía decir que definitivamente lo era — Las historias dicen que era una bruja que tenía una disputa con Merlín. ¿Cómo que estaba embarazada de él?

— Las historias dicen que yo odiaba hijos de muggles — Salazar levantó la ceja.

— ¿Y no era así? — murmuró Pansy a Morrigan.

— ¡Claro que no! — chilló Salazar, ocasionando que Pansy saltara y se asustara. Godric estaba conteniendo unas carcajadas por su cara.

— Morgana es nieta de Magia, Harry — dijo William. Draco recordaba haber leído eso en los libros, entendiendo porqué Magia se veía afectada mencionando su muerte — Cuando comenzamos a presentar nuestra magia, gracias a Magia, esta misma se empezó a fraccionar. De esas fracciones, nació Hécate. La apodaron la hechicera y la nombraron así por la mitología griega.

— La diosa titánide Hécate — murmuró Roselyn. Aún no se separaba de Draco (tampoco es que se quejara, de hecho, prefería eso a que lo odiara) — Titánide de la hechicería, las encrucijadas y los acertijos. 

— Sí — William suspiró. Magia parecía no estar prestándoles atención, mirando al horizonte — Hogwarts se llama Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería por ellas dos — Salazar y Godric asintieron — De cualquier forma, de Hécate también hubo una fracción: Morgana, el hada negra. 

— Le gustaba rostizar a los hombres luego de convertirlos en cerdos — comentó Godric, como si fuera un chiste interno.

— ¿Esa no era Circe? — preguntó Theo.

— Circe era aprendiz de Morgana — explicó Magia. Una pequeña sonrisa de tristeza recorría su cara — Cuando los magos dejaron de asociar a Morgana como una deidad, y olvidaron a Hécate — Salazar estiró su brazo, tomando el de Magia y entrelazando sus dedos. Eso pareció calmar unos segundos su dolor — y luego a mí, le concedieron bastante de los méritos de Morgana a Circe. 

— Circe hacía cualquier cosa por permanecer lejos de los hombres — dijo William, parecía un poco divertido ahora — A Morgana le gustaba atraerlos y comérselos.

— Era su pasatiempo favorito — Godric tenía la misma cara que William. Definitivamente esos dos eran padre e hijo.

— Hasta que conoció a Arturo y a Merlín — siguió Salazar con la historia, dando a Magia, a quien aún no soltaba, pequeños vistazos de reojo — Y le fue fácil enamorarse. Merlín era un prodigio mágico desde muy pequeño y Arturo... bueno, Arturo era demasiado difícil de olvidar. Sí, estaban juntos los tres, quiten esas caras — añadió, viendo sus expresiones de sorpresa — La cosa aquí es que Morgana, después de enamorarse, ya no veía la inmortalidad de la misma manera.

— Sacrificó su inmortalidad para estar con ellos — dijo William — Le dijo a Merlín cómo crear una poción para entregar su inmortalidad a una persona distinta. Me la ofreció, así podía pasar el tiempo vivo para encontrar la forma de romper la maldición de mi madre — Draco casi deseo haberse imaginado que miraba a Morrigan directamente al decirlo — De todas formas, Morgana tuvo con Arturo a Mordred — parecía estar insultando diciendo ese nombre — y estaba embarazada de Merlín cuando sucedió la batalla de Camlenn. Se encontraba muy herida y tomó una decisión, entre ella y el bebé prefirió salvar la vida del bebé. Le prometí que lo protegería con mi vida, pero debía moverme por el mundo y no podría con un niño a cuestas. Así que lo dejé con unos conocidos de mi madre en la península del Reino de Francia, en el Valle de...

De repente, William tuvo una extraña realización. Se quedó callado, y lo único que se escuchó fue la risita maquiavélica de Salazar.

— El Valle de Mala Fe* — completó Magia.

— Ya era hora de que lo notaras — se burló Salazar de William.

— ¿Notar qué? — preguntó Potter.

Entonces Draco entendió porqué William lo estaba mirando de la manera en que lo hacía.

— ¿Soy descendiente de Merlín y Morgana?

Pansy y Theo miraban a Draco como si lo hicieran por primera vez. Godric y Salazar parecían a estar a punto de reírse, mientras los hermanos Potter abrían y cerraban la boca de la impresión. Magia, al contrario de todos, sonrió a Draco igual que siempre, solo que esa vez no lo tranquilizó en absoluto.

Morrigan se rió irónicamente.

— Bienvenido al club, Draco.









*: Por si no lo sabían, el apellido Malfoy proviene del francés (de ahí el fanon de que los Malfoy son originarios de Francia) y significa "mala fe". El nombre completo de Draco, por cierto, significa Dragón de Mala Fe. Es algo que espero no olviden porque es bastante importante, y si leen Control (mi fic de Godric) lo entenderán más rápido (o cuando llegue a eso, al menos) jsjsjs.

Bueno chikis, luego de una crisis con la mitad de un capítulo escrito decidí que no me gustó, lo borré y escribí este. La verdad amé este capítulo JAJAJAJAJA además, el que me diga que Draco no tiene nada para ser el descendiente de gente poderosa nos vamos a agarrar a madrazos. ¿Si se dan cuenta que incluso en canon, Draco es un prodigio mágico, no?

Hasta el próximo mes (ahre mentira) trataré de actualizar más seguido, que ya casi acabamos este acto juas juas




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