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XVI.




sixteen;
EL EXPRESO A
HOGWARTS









El tren a Hogwarts partió, como habitualmente, el 1 de septiembre.

Draco había pensado de sobremanera en la situación. Sería un suicidio no seguir fingiendo que no estaba al tanto de los verdaderos planes del Señor Tenebroso, Hogwarts se convertiría pronto en una nueva versión de Durmstrang, manejada por los magos oscuros más peligrosos de la actualidad. Le gustara a quien le gustara, atender las nuevas clases y tratar de seguir todas las órdenes de los profesores era lo necesitarían para sobrevivir.

Blaise está nervioso al verlos de nuevo.

— ¿Siquiera puedo abrazarlos? — preguntó, teniéndolos de frente. Draco trata de no sonreír al notar que se balanceaba en sus pies, las manos detrás de su espalda una junto a la otra.

Pansy se ríe.

— Al diablo si no —  murmura, dándole un fuerte abrazo a Blaise que Draco piensa es capaz de escuchar los huesos del moreno tronar. Theo tosió de forma exagerada, ocultando la carcajada ahogada que intenta escapar de sus labios — Yo también te extrañé.

— Cuidado con Sayre, Pansy — se burló Theo, estirando el cuello para buscar al mencionado. Draco no tenía la menor idea de si William Sayre volvía ese año, pero esperaba que ni él ni Morrigan (porque de algo estaba seguro, es que si iba William, también lo haría ella) lo hicieran — Dicen que es muy celoso.

— No se lo recuerdes — Blaise sonrió, manteniendo su brazo alrededor de la cintura de Pansy. La bulla a su alrededor es inexistente comparada a los años anteriores, las caras largas de los padres solo son cada vez más notables y la alegría de los primer año se extinguía al notar la complicada situación — La harás hasta llorar.

— Cállate — se quejó, empujándolo del hombro. 

Draco miró a su alrededor, verificando de nuevo quienes lo rodeaban. Algunos tenían la mirada clavada sobre ellos, lo que lo ponía bastante incómodo. En años anteriores, se hubiera regocijado al saberlo, sin importar lo que pasara seguían siendo ellos, merecían esa atención. Ahora era diferente, porque tenía la sensación de que todos sabían lo que ocurría.

— Mejor subimos — sugirió, sin esperar respuesta de sus amigos y encaramándose en el tren.

Esquivando estudiantes (o más bien, ellos alejándose de él como si fuera la peste) se dirigió hacía los últimos vagones, los vagones que las mismas serpientes denominaron como sus vagones. Pansy y Blaise parloteaban tras Draco, en voz muy baja y a risas a las que ya estaba acostumbrado. Theo cerraba la hilera, callado como normalmente siempre estaba.

— ¡William! — chilló Pansy de pronto, empujando a Draco y corriendo hacía el pelinegro recostado en la puerta del vagón. 

Draco tuvo que contener sus ganas de rodar los ojos.

William se giró. Sacaba unos cuantos centímetros de alto a Draco, a la misma altura de Theo que siempre fue el más alto de los cuatro. Se veía cansado y agotado, usando ropa muggle que le quedaba grande, aunque su expresión cambió al ver a Pansy. 

— Hola, preciosa.

— Ay no puede ser — maldijo Draco, notando la cabellera castaña dentro del compartimiento. Morrigan, que por supuesto debía ser igual de imprudente que Potter (eran tal para cual, de verdad) estaba allí, rumbo a Hogwarts. — Los primos Sayre siguen respirando.

— Agradece que tú también, Malfoy — gruñó William, dejando un beso corto sobre la sien de Pansy. 

Morrigan se asomó fuera del compartimiento. Se ve igual o peor William, el cabello castaño amarrado en una coleta alta. Sus ojos se desenfocan, lo que la obliga a sostenerse de su primo por unos segundos demasiado largos que llaman la atención de todos. 

— ¿Todo bien, Morrigan? — preguntó Pansy, soltándose de William y examinando el rostro demacrado de Morrigan.

— Define bien — masculló ella, cerrando los ojos con fuerza. Pansy la da un abrazo y ambas entran al compartimiento, dejando atrás a los cuatro chicos que miran, frunciendo el ceño de indignación, la puerta cerrada que les impide al paso. 

— ¡Secretos no, Isolt! — protestó William, rodando los ojos cuando Morrigan le mostró el dedo medio. Draco soltó una risa irónica — Divertido, Malfoy ¿Piensas responder?

— ¿A quién crees que hablas, Sayre?

— Sé muy bien con quien hablo — William aprieta los dientes, sonriendo de manera ladina — ¿Por qué crees que pregunto? No soy imbécil. 

— William... — interviene Theo, saliendo detrás de Draco y colocando su mano sobre el hombro del chico. — Aquí no.

No agrega ninguna otra palabra, pero Theo nunca ha necesitado decirla. William colocó los ojos en blanco y se recostó contra la puerta, dejando pasar al gordo Longbottom, ya no tan gordo, la lunática Lovegood, la menor de las comadrejas y la novia de Weasley. Draco tiene la necesidad de intentar saber acerca de Roselyn por parte de las últimas, si no tenía entendido mal Ginny Weasley y Carrie James eran sus mejores amigas, solo que se contiene, pensando que era mejor no hacerlo.

Lo importante es que no estuviera allí. Eso significaba que estaba a salvo. Roselyn estaba a salvo y eso hacía que la respiración de Draco fuera mejor. 

Pansy vuelve a asomarse. 

— Ya pueden entrar — anunció, besando la mejilla de William. 

— Estás completamente mangoneado, Sayre — se burló Blaise, sonriendo de oreja a oreja al notar el cambio de expresión por parte del otro. William no le responde, dejándose arrastrar por Pansy hacía el comportamiento. — ¿Qué se supone debes responder, Draco?

El resto del camino, él explica la situación para todos. Pansy parece contener sus ganas de golpearlo, lo que Draco agradece silenciosamente, no tenía cabeza para evitar un ataque repentino de la chica. Theo está pensativo, lo habitual de su parte, y Blaise un poco horrorizado (no lo culpa, con lo que viven hoy en día), sus ojos siguiendo la mirada de Draco a Morrigan, que ha caído exhausta sobre el hombro de William.

William, por supuesto, tiene intenciones asesinas al mirarlo.

— No ha dormido desde la boda — informó, acomodándose de tal forma que Morrigan estuviera más cómoda. Pansy tomó los pies de la chica y los colocó encima de su regazo, dejándola estirarse en el asiento. Su mano tantea la de William y sus dedos se entrelazan, obligando a Draco a quitar los ojos de ellos mientras recuerda, una vez más, a su novia — Está preocupada.

— Como todos — murmuró Theo, estirando la mano y juguteando con mechones sueltos del cabello de Morrigan, calmando la repentina agitación de la chica grabada en su cara.

— San Potter — bufó Draco, desabrochando su túnica para poder quitársela.

William se muerde la uña del dedo pulgar. Draco no conoce mucho su historia, Roselyn le habló de él a través del engaño que vivía y Morrigan fue vaga con la información respecto al chico que le proporcionó. De igual manera, Draco lo ha tratado lo suficiente para entender que debe estar matándose la cabeza, no solo por Morrigan, también por los Potter.

— ¿Por qué volvieron a Hogwarts? — susurró Blaise, quien siempre se llevó mejor con él que los demás, incluida Pansy, sobre todo durante su tiempo enamorada de Draco.

— No teníamos de otra — William gruñó entre dientes, deslizando su dedo índice sobre la mejilla de Morrigan, sacándole un suspiro a la chica — Hay que fingir normalidad ¿Cierto?

— Es extraño que hables con nosotros — dijo Pansy de pronto, sus ojos críticos analizando a William.

Él sonríe.

— Que intuitiva — bromeó, llevando sus manos entrelazadas a la boca y dejando un beso sobre los nudillos de Pansy.

Theo sonríe de forma ladina al ver las mejillas sonrojadas de su amiga, acompañado por una risa seca de Blaise que intenta ocultar al clavar la mirada en el suelo. Draco, de su parte, hace un gesto desdeñoso y presta atención de las expresiones de William.

— ¿Estás confiando en nosotros?

— En ti precisamente... — William se ganó un golpe en la nuca por parte de Pansy, provocando las risas del resto al escuchar el quejido que suelta el chico — Ya, tranquila. Hablo enserio. No tenemos de otra. Además, sé que no quieren hacer lo que están obligados a hacer — y notando las preocupación mutua que comparten, se apresura a agregar: — He vivido demasiado para no notarlo. Entre más rápido Harry mate a ese imbécil, mejor. Por ahora, mi tarea es protegerlos.

— ¿Protegernos?

— Hogwarts será una masacre — informó, sacudiendo la cabeza — Cualquier cosa que estén pensando ahora, empeórenla en diez.

— Siempre tan positivo — balbuceó Morrigan, removiéndose un poco para quedar de frente a ellos — ¿Están listos para ser la élite de Slytherin?

— Nacimos listos para eso, Sayre — ronroneó Blaise con burla, sus ojos delatando lo aliviado que se sentía al tener una pizca de la antigua Morrigan de vuelta.

Ella sonrió.

El resto del viaje a Hogwarts no tuvo contratiempos, excepto que a Draco se le fue informado apresuradamente que sería el Premio Anual. Eso lo cogió por sopresa, y le hizo sentir el leve pánico que trataba de mantener en lo más profundo dentro de si mismo para que nadie lo notara.

Si lo eligieron Premio Anual no sería porque sus notas eran las indicadas.

Ya en el castillo, la sensación de hogar que Hogwarts siempre había brindado a sus estudiantes se desvanecía. El castillo estaba oculto por sombras, los rincones oscuros ya no te invitaban a averiguar qué se encontraba allí. No hubo risas, ni reencuentros, ni la llamada de un semi gigante formando a los de primero para el viaje en bote hacía el castillo.

Ya no era Hogwarts.

— ¿Lo de empeorar en diez? — murmuró, sintiendo la presencia de William a su lado — Auméntalo a veinte.

La voz chirriona de Alecto Carrow obligó a los niños de primero a acercarse a ella, un pergamino enrollado en su mano mientras tomaba nota de los padres y el linaje familiar de cada niño.

— ¿Veinte? — desdeñó Theo — Que sea treinta.

— Cuarenta — corrigió Pansy, estremeciéndose al oír gritar a Alecto a un primer año asustado, que comenzaba a llorar, agachándose como si quisiera esconderse de la temible mujer.

Morrigan se tocó el vientre. Se había puesto verde de repente viendo la escena.

— Voy a vomitar — anunció, corriendo al inicio del bosque y cayendo de rodillas, devolviendo los pocos dulces que recibió de William durante el viaje en tren.

Cuando tomaron los carruajes, Draco tuvo que contenerse de preguntar cuando vio los horribles caballos que tiraban del carruaje. Escuchó de ellos antes, Roselyn le contó que se llamaban Thestrals y solo podían verlos aquellos que vieron la muerte.

Luego de un verano entero viviendo en el mismo lugar que el Señor Oscuro, era inevitable presenciarlo.

— Magia nos libre — murmuró William, sus ojos oscuros puestos sobre los caballos.

— ¿Magia? — repitió Theo, frunciéndole el entrecejo — Las personas normales dicen Merlín ¿Sabes?

— William no es normal — dijo Morrigan, acariciándose el puente de la nariz y ganándose una mirada ofendida de su primo.

Por unos segundos, en aquel carruaje, hubo paz de nuevo. Al menos hasta que llegaran a Hogwarts.

Y tuvieron que enfrentarse a sus mayores miedos en aquel lugar que, por tantos años, había sido un segundo hogar para todos.



























no sé qué tal la haré describiendo Hogwarts durante ese tiempo, pero ya veremos cómo me sale gg
Capítulo corto peroooo es el comienzo de la verdadera montaña rusa así que abrochen sus cinturones que aquí vamos





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