[2]
El olor de la comida haciéndose fue lo que logró que Jimin despertara por completo. Abrió sus ojos por primera vez en el día, examinando con mejor precisión el lugar en donde estaba, las paredes eran de un gris casi plateado, algunas pequeñas fotos adornaban las desnudas paredes y el sol atravesaba la estancia por un gran ventanal posándose levemente contra su cara, moviéndose perezosamente por la cama, terminó sentándose y adaptándose a la idea de salir de la comodidad en la cual se encontraba, levantándose sin ganas terminó por recorrer la habitación en silencio, había una puerta en la esquina y deseó que aquello fuera un baño, cuando comprobó que era lo que tanto deseaba, divisó su ropa a lo lejos y con pasos cortos avanzó hasta ella para luego meterse en el baño y asearse un poco. Estaba vistiéndose cuando se dio cuenta que la ropa olía igual a las sabanas en donde había dormido la noche anterior. Se sintió un poco extraño, pero lo dejó pasar. Jimin estaba un poco acostumbrado a las relaciones y salidas de una noche, amanecer con la ropa debidamente doblada y lavada en una esquina, era algo completamente nuevo para él.
Se pasó la mano por el alborotado cabello castaño y con pasos lentos y perezosos, arrastró sus pies fuera de la habitación, siguió el largo pasillo hasta que llegó a lo que parecía ser la sala, un rápido vistazo lo hizo dar con la ubicación de la persona que buscaba, el rubio se encontraba al frente de la cocina mientras meneaba algo en un sartén. Jimin se permitió observarlo por una última vez, era más que obvio que luego de lo ocurrido no lo volvería a ver más, por lo cual; una simple miradita a sus apretados pantalones negros y aquella camisa azul que se ajustaba de una manera perfecta a su cuerpo no estaba de más. Al parecer el rubio había sentido el escrutinio con el cual era observado ya que luego de unos pequeños segundos, Jimin ya no se encontraba viendo la espalda del mayor. Jimin se ruborizó completamente cuando la mirada intensa del rubio chocó con la suya.
—Buenos días, Jimin-ah. — Saludó el mayor divertido ante el sonrojo visible en el rostro del menor. — Te puedo dar una fotografía si deseas detallarme mejor. — Le guiñó el ojo divertido. Jimin negó.
—Buenos días, umh... — Si Jimin antes estaba avergonzado, ahora lo estaba incluso más. Realmente no era capaz de recordar con exactitud el nombre del hombre que se encontraba a solo pocos pasos de distancia de él.
—YoonGi. — Le recordó el rubio. — Min YoonGi, mucho gusto. — Se presentó nuevamente manteniéndose en su lugar. Jimin hizo una mueca deseando que la tierra se lo tragara. Asintió levemente antes de avanzar un poco más hasta donde el rubio se encontraba. YoonGi simplemente colocó dos platos en la pequeña mesa que se encontraba en la cocina. Jimin se acercó y tomó asiento mientras veía como el rubio depositaba el tocino en los platos. El rubio señaló la cafetera. — Puedes agarrar café si quieres y te provoca. —Mencionó tranquilamente como si fuera normal para él este tipo de situaciones. — La azúcar está en ese contenedor. —Señaló vagamente un recipiente de metal a solo poco pasos de distancia. — Hay crema en la nevera si gustas. —Jimin obedeció en completo silencio. El café todavía estaba caliente, pero no resultó ser un problema alguno para él, abrió la nevera y sacó la crema de ésta, con el mismo silencio y tranquilidad tomó asiento nuevamente en la pequeña mesa.
—Espero que durmieras bien. —Mencionó el rubio mientras agregaba una pequeña cantidad de azúcar en su café. — Por la forma en la que roncabas, creo que así fue. —Una minúscula sonrisa apareció en el rostro de YoonGi. Jimin se avergonzó ante lo dicho, pero no lo iba a negar.
—Dormí muy bien, a decir verdad. — Se rió discretamente mientras jugaba con sus manos y la taza en ella. —Tu cama es cómoda y agradable, luché mucho para poder levantarme. —Se encogió de hombros llevando la taza de café a sus labios.
—Me imagino que todo es mejor que una cama de algún dormitorio universitario. ¿No crees? — Indagó curioso mientras trataba de saber más sobre el contrario.
—¿Qué te hace pensar que duermo en un dormitorio de la universidad? —Preguntó con el ceño fruncido.
—Ese bar no se encuentra muy lejos de la universidad Sungkyunkwan. —Se encogió de hombros. —Nada más saqué cuentas. —Lo vio fijamente. —Corrígeme si estoy mal, siempre me gusta darle vueltas a las cosas. — Jimin tragó. YoonGi actuaba tan normal y cordial mientras que él era un manojo de nervios internamente. Él era un completo desastre tratando de armar las piezas del rompecabezas sobre la noche pasada y YoonGi, él simplemente se encontraba comiendo tranquilamente y manteniendo una conversación fluida y real, más que un "Ya puedes irte de mi apartamento, gracias por lo de anoche, fuiste un chico bueno."
—Efectivamente, asisto a Sungkyunkwan. — Confirmó.
— ¿Entonces duermes en los dormitorios?
—Sí. —Murmuró procesando las palabras del mayor. — ¡No! — Maldijo internamente ante los nervios que lo carcomían. YoonGi rió divertido por la pequeña capa de rubor que coloreo el rostro del castaño. —Si voy a Sungkyunkwan pero no vivo en los dormitorios. —Corrigió. — Tengo un departamento el cual comparto con dos amigos. — Mencionó lo suficientemente orgulloso de aquel hecho.
—Se escucha bien. —El rubio asintió mientras probaba bocado de su comida. — ¿Qué me dijiste que estudias?
—Danza, te lo dije ayer hyung. — Lo fulminó con la mirada. YoonGi pareció ignorarlo.
— ¿Danza? No suena mal. —Mencionó sinceramente. Jimin esperó ver en el rubio alguna mueca de desagrado que pasara por alto la noche anterior, pero al parecer YoonGi creía genuinamente que la elección de Jimin era buena. — ¿Eres bueno bailando?
—R-Regular. —Murmuró un poco inseguro. — No creo que sea malo en ello, pero tampoco creo ser el mejor.
—No seas tan inseguro —Mencionó el rubio viéndolo fijamente. —Si eres bueno en lo que haces, aduéñate de ello y exprésalo. — Lo señaló.
—Soy modesto y humilde, no exageraré las cosas. —Mencionó tranquilamente.
—Eres bueno, estoy seguro de eso. — Mencionó sin más.
—¿Cómo puedes decir eso? —Preguntó frunciendo el ceño. —Apenas nos conocemos y nunca me has visto bailar.
—Soy bueno leyendo e interpretando a la gente. —Mencionó tranquilamente encogiéndose de hombros mientras estiraba sus brazos por encima de su cabeza. Sus músculos se flexionaron levemente, Jimin observó fijamente las clavículas y el cuello del rubio, algunas pequeñas marcas de la noche pasada aún eran visibles.
—Solamente no quiero ser un creído. —Mencionó levemente mientras apartaba su mirada. La mayoría de sus compañeros no tenían mucha aceptación hacia él y Jimin se había acostumbrado a creer lo que muchos decían sobre su danza.
—Entonces, no lo seas. Una cosa es ser creído y otra ser seguro de sí mismo, son conceptos básicos de la vida. — Mencionó levantándose y llevándose consigo los platos para colocarlos en el fregadero. Jimin asintió.
— ¿Te ayudo? — Preguntó levantándose de donde se encontraba. El rubio negó. Jimin tenía curiosidad de saber más de aquel hombre al frente de él. No se veía mayor. ¿Cuántos años dijo que tenía? Ni siquiera eso sabía y no era capaz de recordar si YoonGi le había dicho su edad o no. — ¿Trabajas o estudias? — Preguntó sin poder contenerse. Sabía que no lo volvería a ver más, y aquello de cierta forma le hacía sentir incómodo. Había pasado la noche con un completo desconocido, pero ahora estaba tan cómodo a su lado que no sabía cómo reaccionar ante ello.
— Trabajo. —Respondió vagamente.
— Es una respuesta muy floja comparada a todo lo que yo he dicho. —Se quejó haciendo un puchero. YoonGi sonrió más no habló más.
— Voy a terminar de acomodar unas cosas para irme. Voy llegando tarde y seguramente tú tienes clases. ¿Te dejo en el bar o en tu edificio? — Preguntó ignorando lo antes dicho. Jimin iba a responder cuando escuchó el sonido de unas llaves. No pudiendo evitar su curiosidad, salió de la cocina topándose frente a frente con alguien que realmente no era de su agrado. No pasó mucho cuando la mirada de ambos se encontró y el recién llegado frunciera el ceño en desconcierto.
—¿Qué se supone que haces aquí? —Preguntó el pelinegro viéndolo acusadoramente. —¿Hyung? —Llamó el pelinegro mientras avanzaba a la cocina. YoonGi lo saludó escuetamente. — ¿Qué hace este mocoso aquí? — Jimin rodó los ojos con fastidio.
—JungKook, te recuerdo que también soy tu hyung y me debes respeto igual. —Mencionó duramente mientras seguía al menor.
—¿YoonGi-hyung? —El pelinegro buscaba respuestas ignorando completamente lo que Jimin le decía.
—No estoy de humor para peleas de mocosos, arreglen sus problemas. —Mencionó viendo a JungKook. — Y me dejan tranquilo. —El rubio simplemente los dejó a ambos en la cocina mientras se perdía por el pasillo.
—Genial, Jimin. —Mencionó el pelinegro despectivamente. — ¿No te cansas de aparecer siempre en mi camino? —Preguntó con fastidio. Jimin rodó los ojos mientras veía el pasillo por donde se había ido el rubio.
—Buenos días, Kookie. — Mencionó con burla mal disimulada. — También me alegra verte. ¿Cómo está nuestro niño estrella? — Cuestionó con una pequeña risita.
—¿Qué haces en mi casa? — Preguntó JungKook molesto aún.
—Me vengo enterando que es tu casa. —Se encogió de hombros.
—¡YoonGi! —Gritó el pelinegro pasando por su lado. No pasaron más de diez minutos cuando el rubio salió nuevamente llevándoselo consigo hasta la salida del apartamento. Los gritos de JungKook se escuchaban por el pasillo y hasta el ascensor.
—No le hagas caso, es así siempre que ve a alguien cerca de mí. —Murmuró.
—No es necesario que lo digas. — Bufó Jimin conociendo ya al menor. — ¿Viven juntos? —Preguntó frunciendo el ceño ante la pequeña molestia que eso causaba en él. El rubio asintió. — ¿Son...? — Lo quedó viendo en espera de una respuesta.
—¡No! —Exclamó casi horrorizado. Jimin quiso retener la sonrisa que quería aparecer en su rostro, pero no pudo. —Somos hermanos. — Cuando el ascensor descendió hasta el primer piso, no hablaron más por todo el camino hacia la salida. Jimin se metió en completo silencio dentro del carro del rubio y dejó vagar su mirada por la ventana. Cuando divisó el bar en donde había estado la noche anterior, supo con eso que efectivamente todo había terminado.
—Supongo que es un adiós. — Mencionó rompiendo el silencio. El rubio asintió.
—La próxima vez cuando tomes, ten cuidado y no te vayas con cualquiera. — Jimin rió divertido mientras se bajaba.
—Tranquilo, hyung. —Mencionó viéndolo fijamente por última vez. —No volverá a pasar.
...
Jimin observó un poco temeroso la puerta de su apartamento, a estas horas seguramente sus amigos estaban en clase, pero por alguna razón se sentía vigilado. Suspiró sonoramente antes de entrar al apartamento, todo estaba en silencio y se veía normal.
—¡Park JiMin! — El grito llegó acompañado de un tenis volador. Jimin gimió adolorido al recibir el impacto del zapato en su rostro.
— ¡Kim TaeHyung! — Gritó. — ¡No me llames por mi nombre completo! —Se quejó el castaño pasándose la mano por la cara.
—¿En dónde estabas mocoso irresponsable? —Preguntó molesto el chico de cabellos cenizas y sonrisa cuadrada. Jimin suspiró sonoramente tratando de calmarse y no gritar como lo estaba haciendo su mejor amigo.
— ¿No deberías estar en clase Taehyung? —Preguntó con fastidio. —Además... ¡Tenemos la misma edad y soy mayor que tú por meses, merezco respeto!
—¿Y eso que importa? ¡No me cambies el tema! —Gritó el otro avanzando amenazadoramente hacía el castaño. —Pasé toda la noche preocupado por ti. —Mencionó con un tono entre molesto y cansado. Jimin suspiró sonoramente una vez más y avanzó hasta la sala. —Ayer no fue una buena noche. —Siguió Taehyung. —Estuve preocupado luego de que te fuiste, tus padres... — Jimin lo detuvo.
—No hables de ellos ahora. — Mencionó por lo bajo. —Por favor. — Pidió.
—¿En dónde estabas? —Preguntó nuevamente, esta vez más calmado. Jimin se dejó caer en uno de los muebles mientras que su compañero tomaba asiento a su lado.
—Estuve en un bar, luego fui a casa de un amigo. —Mintió y Taehyung se dio cuenta de ello.
—Mientes Jimin-ah, te conozco como a la palma de mi mano. — Lo observó fijamente.
—¿Importa realmente si me fui con alguien? —Preguntó cansado. Sabía que Taehyung se preocuparía, pero no estaba de humor para el mismo discurso de siempre. — No lo veré más. —Mencionó con pesar. Taehyung arqueó una ceja ante el tono lastimero, pero simplemente se quedó callado por el momento.
—Pensé que habías dejado de ir a bares y ya sabes, conseguir ligues. —Mencionó un poco incómodo su compañero. Jimin observó fijamente a Taehyung, sabía que su amigo no apoyaba en ningún sentido el tipo de vida que algunas veces llevaba.
—Lo hice, yo lo dejé, es solo que... Ayer no fue un buen día. ¿Sabes? —Susurró. —Él estaba ahí, era guapo, lo sentí correcto así que lo tomé. —Se encogió de hombros restándole importancia. Taehyung suspiró sonoramente mientras asentía.
—Bien. Ya no te regañaré más. —Sonrió. —Pero ni creas que te has salvado de Hobi-hyung. —Jimin palideció y el de cabellos ceniza rió más. — ¿Vas a la conferencia de la electiva que metimos juntos? —Preguntó cambiando el tema. — Aún tienes algo de tiempo. —Jimin asintió y fue rápidamente a su habitación. No se volvió a bañar, simplemente cambió su ropa, agarró su bolso y salió nuevamente a la sala.
—¿No vas a...? —La pregunta quedó a medias. — No importa, supongo que ya lo harías en donde sea que estabas. — Jimin asintió y ambos salieron del apartamento en un cómodo silencio.
...
Cuando entró al salón se arrepintió completamente de estar ahí. Composición era una carrera interesante, pero no le agradaba en lo absoluto, más si el profesor seguramente era aquel viejo de cincuenta y tantos años de edad que se creía superior a todos ellos solo por tener un título. La había tomado como electiva porque era obligatorio, pero su interés era escaso. En cambio Taehyung se encontraba completamente interesado en aprender todo lo necesario. Tomó asiento en la segunda fila mientras que su mejor amigo lo seguía en silencio. El tiempo pasó rápidamente mientras veía como el auditorio se llenaba de más y más gente. La risa estruendosa de JungKook llegó a sus oídos y maldijo internamente cuando Taehyung le hizo señas al menor para que se sentara con ellos. El castaño tosió falsamente para llamar la atención de su amigo y hacer que este desistiera, pero fue ignorado completamente.
—Jimin, es bueno verte nuevamente. —El castaño rodó los ojos ante el tono de voz de JungKook. Taehyung los observó confundido.
—¿Cuándo se vieron ustedes? — Preguntó interesado.
—Esta mañana. ¿Verdad mi buen amigo? —Sonrió falsamente aparentando amabilidad.
—No entiendo. —Susurró Taehyung —¿Ustedes...? ¿Jimin? —Preguntó su amigo abriendo los ojos exorbitantemente ante lo que llegó a pensar.
—¡No! —Gritó llamando la atención de todos en el auditorio. — ¡No es lo que piensas! —Aclaró rápidamente.
Lo menos que él quería es que Taehyung pensara que él se había involucrado con JungKook. Sí, el pelinegro era apuesto, pero no era su tipo, y mucho menos saldría con alguien del cual su mejor amigo sentía algún tipo de flechazo amoroso. Además, sumándole la extraña relación de amabilidad/odio que llevaban, apenas y podían soportar estar en la misma habitación. Taehyung simplemente lo observó en silencio antes de hacerle una seña de que tenían una conversación pendiente. A mala gana Jimin asintió. El silencio poco a poco se fue haciendo presente mientras observaba algunos miembros del personal administrativo acomodar las mesas en el escenario del auditorio. Observó por última vez a su amigo, el cual estaba completamente absorto en lo que fuera que JungKook le estuviera diciendo. El pelinegro le regaló una mirada burlona y Jimin simplemente rodó los ojos para luego sacar un cuaderno de su bolso y empezar a dibujar alguna cosa sin sentido.
Tan concentrado estaba que no se dio cuenta cuando uno de los profesores entró al salón presentando a quién daría la conferencia.
—Sin más nada que decir, los dejo con Min YoonGi. — Jimin palideció al escuchar aquel nombre. No podía ser la misma persona. ¿Verdad? Arrugó inconscientemente la hoja en donde dibujaba. Una risita baja llegó a sus oídos y la ignoró completamente. Levantó solo un poco la mirada para encontrarse con el mismo rubio de la noche anterior.
Y sí, ¡Definitivamente era él!
—Me alegra estar hoy aquí con ustedes. —Mencionó el rubio mientras tomaba su iPad y lo conectaba al pequeño video-beam. —Espero no aburrirlos con mi habladuría. —Se escuchó el alboroto de algunos de sus compañeros, más de chicas que de chicos, aunque Jimin sabía que más de uno debería estar hablando del mayor. —Soy un poco novato en esto. —Mencionó sinceramente, aún sin ser consciente de la fija mirada de Jimin. —Soy un joven compositor y profesor de piano, SeokJin me pidió el favor que cubriera a nuestro hyung, SaoRin, les agradezco que llegaran temprano, es una buena impresión que me llevaré de ustedes. —Habló tranquilamente. —Así que... ¿Quién me puede decir algo sobre la composición?
Jimin siempre intervenía en clases, era uno de los más competitivos, pero hoy no quería hacer nada para llamar la atención. Sintió una fija mirada en él y se encontró con la burlona sonrisa de JungKook.
—¿Hoy no tienes algún tipo de enseñanza que compartir hyung? —Preguntó burlón. Taehyung observó en silencio la pequeña guerra de miradas que había entre sus dos amigos. — ¿Te comieron la lengua los ratones?
—No es de tu incumbencia. —Mencionó secamente. Sin darse cuenta dejó caer su libreta en el suelo haciendo un ruido que llamó completamente la atención del mayor. El rubio iba a hablar cuando su mirada chocó con la de Jimin.
«Gracioso. » Así lo definió Jimin al ver la mueca de asombro en el rostro del mayor. Recogió todo lo más rápido que pudo y la charla siguió con normalidad. En algunos momentos Jimin descubrió que el rubio lo veía, sin embargo, aparentó tranquilidad en todo momento, aunque no estuviese entendiendo nada de lo que el rubio decía, asentía cuando debía hacerlo y murmuraba algunas veces sus pequeñas opiniones. La charla duró aproximadamente hora y media, afortunadamente no fue víctima de ninguna pregunta. Mientras todos salían, Jimin hizo lo posible para retrasar su salida del salón, Taehyung había salido con JungKook mientras él esperaba que el auditorio quedara solo.
—No sabía que eras profesor. —Susurró parándose a su lado. YoonGi sonrió levemente.
— Yo pensé que estudiabas danza, pero la vida es una caja de sorpresas. — Se encogió de hombros.
— Claro que lo hago hyung. —Murmuró tratando de no quedar como un mentiroso ante el mayor.
—Entonces. ¿Qué hacías aquí? —Preguntó con interés mal disimulado el rubio mientras se encargaba de guardar sus cosas en el maletín que llevaba.
—Es una electiva. —Mencionó tranquilamente. —Pensé que no te volvería a ver más. — Comentó por lo bajo.
—Lo mismo pensé yo. —Susurró viéndolo fijamente. Algo brilló en los ojos del rubio, Jimin no supo cómo interpretarlo, pero una extraña sensación de calidez se hizo presente en él. —Pero me alegra saber que no fue la última vez.
Era algo raro.
Pero por muy extraño que fuera, le gustaba saber que Yoongi aún estaría presente en su vida.
.
Fin del capítulo 2.
¡Muchas gracias por leer! Disculpen los errores y dedazos, trabajo lo mejor que puedo en corregir.
¡Hasta la próxima!
—Marina Lightweight. ♡
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