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[18]

Jimin negó, notablemente divertido ante la mueca de asco que estaba haciendo YoonGi por la cantidad de pastillas que JungKook le dio. En cuanto JungKook se había enterado que YoonGi había despertado y que lucía con mejor semblante, se encargó de ser su enfermero personal y evitando por completo a Jimin e ignorando lo que Taehyung decía, prácticamente había dormido junto con ellos dos.

— Voy a ir para la universidad, supongo que tú no vas. — El menor de los tres preguntó. Jimin intentó responder pero JungKook negó. — De todas formas eso no importa, te aseguras de cuidarlo bien. — El menor mencionó antes de salir de la habitación. Jimin asintió notablemente incómodo por la última mirada que le dio. JungKook le observaba con algo que lo hacía recordar a la mujer que había visto en aquel cuadro, ese algo que algunas veces destellaba en la mirada de YoonGi y que alguna vez, había relucido en los orbes de Jin.

Incluso Irene, cuando la vio nuevamente. También tenía ese extraño brillo. Como si algo los atormentara y no pudieran ser libres.

— Irene. — Jimin susurró el nombre de la pelinegra. YoonGi le observó esperando a que hablara. — ¿Ella que es de ustedes? — YoonGi sonrió con pesar mientras a su mente llegaba la imagen de la pelinegra. Irene siempre había estado ahí con ellos, siendo un pilar en la vida de los Min, independientemente de haber sido la esposa de Jin, ella se había sabido ganar un lugar dentro de la familia.

— ¿No te había dicho ya sobre ella? — Preguntó. Jimin negó tratando de hacer memoria.

No recordaba haber escuchado sobre Irene del parte del pálido. Es más, la chica había aparecido con la repentina enfermedad del mayor. YoonGi suspiró mientras se organizaba mentalmente para no decir más de la cuenta.

Había muchas cosas que Jimin no debía saber, por su propio bien. YoonGi estaba seguro que si alguna vez Jimin lograba recordar todo lo que reposaba en sus espaldas, ese día el castaño enloquecería y se alejaría.

— Irene fue pareja de Jin hace mucho tiempo. — Jimin asintió mientras veía al pálido. YoonGi estaba con los ojos cerrados mientras relataba aquello. — A pesar de que de eso ya pasó algo de tiempo, ella siempre será parte de la familia. — Sonrió. — En el pasado, Irene fue alguien que no le temía a nadie, incluso a nuestra madre. — Jimin sintió un escalofrío recorrerle la columna dorsal mientras en su mente aquella mirada fría y carente de sentimientos regresaba. — Madre la escogió como pareja de Jin y ellos tuvieron muy poco tiempo para conocerse, sin embargo; eso no impidió que el amor naciera entre ambos, Jin era feliz y eso era todo lo que a JungKook y a mí nos importaba.

— Es muy bonita. — Halagó el castaño. YoonGi asintió completamente de acuerdo.

— Era uno de sus atributos. — Mencionó ido mientras recordaba la primera vez que había visto a Irene. YoonGi había quedado prendado cuando la vio entrar a la casa de la mano de su hermano mayor. Irene le había sonreído con amabilidad y sinceridad en sus ojos, muy diferente a todas las personas que su madre solía traer a casa. — Era muy bonita y varios tenían los ojos puestos sobre ella.

— Hace bonita pareja con Jin.

— Todos estábamos de acuerdo con ello.

— Tu mamá. — Comentó curioso el castaño. YoonGi se tensó. — ¿Por qué no hablas de ella?

— Porque no quiero. — Cortó de forma seca mientras se levantaba de la cama. Jimin intentó ayudarle pero YoonGi le esquivó empezando a caminar fuera de la habitación. El pálido había cambiado el semblante por completo y Jimin sintió que había cometido un error.

— ¿Cómo se llamaba? — Presionó de todas formas. YoonGi se detuvo en medio de su andar. — YoonGi. — El pálido volteó a verle y el castaño se estremeció ante la intensidad de la mirada ónix que estaba recibiendo. YoonGi parpadeó confuso antes de fruncir el ceño. — ¿Hyung? — Jimin llamó preocupado al ver la molestia en el rostro del mayor.

YoonGi intentó hablar pero todo a su alrededor se volvió negro en cuestión de segundos.


...

Irene negó mientras veía el desorden de hojas que tenía en la mesa de su apartamento. Jin se encontraba a su lado, completamente concentrado leyendo un libro de ocultismo. Ambos estaban tratando de hallar la respuesta para aquella historia del emperador, pero por más que ambos se hundían entre la inmensidad del contenido ante ellos, pocos libros de aquellos estaban conectados a su historia y su línea de tiempo.

Jin jadeó repentinamente frunciendo el ceño. Irene se levantó de forma precipitada mientras buscaba ayudarlo. Jin empezó a negar mientras se presionaba la cien buscando el pronto alivio que parecía huir de él.

— ¿Qué pasa? — Cuestionó con inquietud mientras observaba al pelinegro. Jin negó restándole importancia.

— Me duele un poco la cabeza, pero no entiendo por qué. — Susurró percatándose de lo cerca que ambos estaban. — Sigues siendo tan bonita como siempre. — Halagó. Irene enrojeció ante el comentario mientras negaba, ambos envueltos en una cómoda atmósfera de reconocimiento y nostalgia.

Ellos lo sabían, incluso cuando la distancia fue desapareciendo poco a poco entre ellos.

Todo estaba destinado a pasar desde que se habían reencontrado, así que cuando toda distancia entre ellos desapareció y Jin vio lo inevitable pasar, se dejó llevar mientras algo dentro de él se removía ansioso ante aquel efímero toque de labios.

Olvidándose por completo de todo el entorno que los rodeaba y llevándolos al sentimiento del pasado, aquel que los había separado y el mismo que los volvería a unir.

...

— Recuerda pequeña Irene. — Su madre sonrió mientras jugaba con su cabello. Los pactos sellados con sangre son irrompibles, no importa que este de por medio, al igual que el lazo de acoplamiento que usan los lobos, cuando encuentres a tu único compañero, lo será incluso con el pasar de tiempo, con el pasar de los años y generaciones. — Sonrió. — Te aseguro que Jin te cuidará siempre.

— ¿Y si llego a morir? — Preguntó la joven aterrada. La mirada de la mujer se ensombreció mientras veía al gran señor en la puerta.

— Vivirás eternamente. — Susurró sonriendo con tristeza en su mirar. — Cuando entres a ese lugar, cambiarás para bien. — Suspiró antes de ver a Chaerin saludarle desde lo lejos mientras aquel hombre que nunca le había agradado tomaba de la mano a su pequeño tesoro y la alejaba de ella. — Por favor no me olvides cuando todo pase, nunca olvides tu propósito.

...


Jimin observó preocupado al mayor mientras este dormía en la cama, con algo de trabajo forzoso logró acomodarlo nuevamente mientras estaba pendiente de la temperatura que el cuerpo del pálido presentaba.

Estaba normal. No había nada que sugiriera que estuviera enfermo.

Quizás lo había presionado mucho sobre algo que era evidente que YoonGi no quería hablar. Sintiéndose culpable por su actuar, salió de la habitación en completo silencio con la única intención de cocinar algo que pudiera subirle las defensas a su pareja, YoonGi no había ingerido comida de forma correcta y se le notaba en su semblante.

Jimin quiso ir directamente a la cocina, pero el rechinar de una puerta llamó su atención por completo, no se movió a primera instancia, pero cuando volvió a sentir aquel leve ruido, volcó toda su atención hacia aquel cuarto, la puerta se movía levemente provocando ese chirrido que poco a poco le generaba incomodidad.

Caminó en silencio hasta ella y en lugar de cerrarla como había previsto, entró en aquel cuarto que desconocía del apartamento, la luz era baja y solo se lograba distinguir un escritorio con varios cuadros a su alrededor, curioso a más no poder; encendió por completo la luz encontrándose con varias pinturas, en una de ellas se veían a Jin junto con Irene, la pintura era hermosa, tenía bordes cuidados y pinceladas con dedicación, sin embargo, lo que más llamó su atención, fue el brillo rojizo que destilaban los orbes de ambos.

Era único y bonito, pero le había hecho sentir un poco de recelo.

Su mirada siguió vagando por las paredes, observando la belleza de varios paisajes que estaban en aquellos cuadros, algunos se veían interesantes, otros eran demasiado turbios para su gusto, algunos cuadros de JungKook con Jin y YoonGi estaban cercanos a la ventana, todo estaba acomodado de forma que hacía ver el pasar del tiempo entre cada pintura.

Su curiosidad lo llevó a seguir buscando entre las pinturas, necesitaba encontrar algo pero no sabía qué. Su mirada escaneó las paredes hasta que dio con algo que había cautivado su atención, esta vez encontrándose un cuadro en donde podía distinguir a YoonGi, el pálido estaba al lado de alguien que no podía distinguir bien. Sus pasos lo llevaron a estar más cerca de aquella pintura, su curiosidad guiándole en el recorrido; queriendo ver quién era la persona al lado del pálido. Sus ojos se abrieron de forma desmesurada al verse en ella, no era tan idéntico pero lograba reconocer aquellas facciones en él.

— Esa es mi pintura menos favorita. — Jimin casi saltó del susto al escuchar la voz de JungKook, el menor avanzó con visible molestia hasta él y tapó aquel cuadro. — Pensé que estarías cuidando a YoonGi, no chismoseando entre cosas que no te importan.

— E-Estas pinturas. — Jimin se maldijo internamente por titubear. JungKook le observó con interés. — Yo... Yo no conocía a YoonGi cuando la dibujaste. — Se permitió decir mientras recordaba la fecha que marcaba el cuadro, ni siquiera en ese tiempo conocía a JungKook. El menor rió sin gracia mientras tomaba la mano de Jimin y lo acercaba a otro cuadro, Jimin se tensó al ver nuevamente el rostro de aquella mujer.

Esa mujer con la cual había soñado.

— Jimin-ah, en diferencia del tuyo con mi hermano, este es el cuadro que más odio. — Susurró viendo al rostro de Chaerin. — ¿Lo puedes ver verdad? Esa mirada carente de todo tipo de sentimiento, ajena completamente al mundo, ella era nuestra madre. — Sonrió sin emoción. Jimin se sintió incómodo mientras veía aquella pintura. — Te diré lo que decía mi madre cada vez que cometíamos un acto imprudente. — Mencionó sin ningún tipo de emoción mientras llevaba sus manos al rostro dibujado en aquel caballete. — No tientes al diablo que se esconde en lo secreto si no quieres sufrir.

— ¿C-como se llama? — Se atrevió a preguntar. JungKook suspiró mientras lo arrastraba fuera de la habitación y cerraba esta con llave.

— No tiene importancia. — Se alejó de Jimin mientras avanzaba hasta la sala. Jimin le siguió en un vago intento por querer saber.

— Ustedes esconden algo. — Señaló. — Tarde o temprano lo voy a saber, ¿por qué no me dicen de una vez?

— Jimin. — Susurró con voz rota mientras negaba. Jimin se sintió mal al ver por primera vez un lado vulnerable en JungKook. — Por favor. — Pidió. El castaño asintió mientras lo veía irse nuevamente, quedándose solo nuevamente en medio del pasillo.

Ven a mí. — Jimin parpadeó confuso mientras sentía su cabeza doler. Había una voz femenina que nunca había escuchado. — Yo te diré la verdad, te contaré lo que desconoces. — Jimin jadeó por el dolor repentino mientras se deslizaba por la pared.

Fue cuestión de segundos cuando sintió que alguien lo estaba moviendo de forma brusca. Su mirada de inmediato conectó con la preocupada de YoonGi. El pálido lo abrazó fuertemente sintiendo como Jimin se deshacía en llanto entre sus brazos.

— Tranquilo. Todo va a estar bien. — Susurró el mayor con voz ronca. — Te lo prometo. 


¡Hola! ¿Cómo están?🌗

Se acerca el final de este arco, posiblemente en Diciembre estemos entrando en el pasado de esta historia y estoy muy feliz por eso. Había hecho un calculo erroneo sobre los capítulo de esta historia, había pensado en 35, pero creo que no me da chance para terminar la historia ahí.  Así que vamos a ver hasta donde llegaré con Hunter.

¿Cómo creen ustedes que Jimin se enterará del pasado? 

Perdón, más bien sería... ¿Jimin se enterará de todo el pasado que esconden Jin, JungKook, YoonGi y ahora Irene? 

La voz que escuchó Jimin. ¿Quién creen ustedes que era? 👀

Menciones por acá para:

ayliniccLolaFuentesRosalesEpipwakeSailorAndreyxxr_mxxm51.❣

Muchas gracias por comentar el en anterior capítulo. ❣

Gracias también a quienes votaron el capítulo anterior, se los agradezco mucho.

¡Disculpen cualquier error y hasta la próxima!

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