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...

— A veces me pareces alguien hipócrita. — Soltó sin contemplación alguna. Chaerin enarcó la ceja y observó fijamente a su hijo. — ¿Puedo seguir llamándote madre? ¿seguir considerándote de esa forma?

— A veces actúas con completa ignorancia de tus actos, Min YoonGi. — Chaerin tomó asiento a su lado mientras alisaba las inexistentes arrugas de su vestido color negro, la piel pálida de la mujer solía resaltar mucho en aquel color. — Vas a cavar tu tumba junto con la de ese niño y nadie lo impedirá. — Susurró fríamente como si supiera algo que él no. — ¿Te has visto acaso? — Preguntó con desdén bañando sus palabras. — Enamorado de un simple humano, blasfemando nuestro credo y avergonzando a nuestra familia ante los ojos de los demás.

— ¿Te has visto tú? — Rebatió el pelinegro sin dejarse amedrentar por aquellas palabras. — Eres una ignorante que se cree la reina del mundo cuando no eres más que un títere como yo. — Soltó secamente. Chaerin se tensó en su lugar mientras veía a su hijo levantarse de su lado. — Tienes atributos de inteligencia pero eres una tonta, vives predicando que los Min tenemos el poder sobre todos, que nadie puede llevarnos la contraria y alardeando sobre el poder oculto en nuestro pacto familiar, pero no es más que simple basura, tú lo sabes.

— Soy tu madre. — Mencionó molesta. — No toleraré esta clase de...

— ¿Seguro que eres mi madre? — Rió sin gracia mientras negaba. — Solo me diste la vida, no sabes lo que es ser una madre, un día lamentarás todo lo que hiciste y no habrá nadie para tenderte la mano. — Determinó.

— A veces maldigo el día en que llegaste a nuestra vida YoonGi. — Rió sin gracia mientras confesaba eso. — Cambiaste mi vida, la de mi esposo y la de tus hermanos para siempre.

— ¿Y por qué no te deshiciste de mí? — Preguntó ignorando la punzada de dolor que creció en su interior. Chaerin parpadeó confusa. — Ahora no puedes hacerlo porque soy un hombre, soy mayor y conozco todos mis atributos, ¿por qué no lo hiciste cuando era el niño tonto que obligabas a ir a todas partes? ¿Por qué sigo vivo aún? —Cuestionó.

— N-No. — Susurró confusa mientras negaba. — Lo siento bebé. — Se disculpó levantándose rápidamente y abrazando al pelinegro. — No quise decir eso, no sé...

— ¿Sabes? De la abundancia del corazón habla la boca. — Mencionó distante. — No tienes que negarlo, lo sientes en lo profundo de ti mamá, estás molesta porque no puedes controlarme como lo haces con Jin y JungKook, me quieres destruir. — Susurró alejándose. — Pero no lo lograrás. — Chaerin negó arrepentida antes de ver como su hijo desaparecía de su vista en cuestión de segundos.

¿Qué mierda estaba haciendo?

...

— Mamá. —Susurró el pelinegro entre sueños. Jimin se encargó de acariciar la frente del mayor, aún estaba caliente por la fiebre y sudaba. El castaño había pasado toda la noche pendiente del chico mientras este a veces murmuraba cosas inentendibles. JungKook había salido temprano junto con Taehyung, ambos habían dicho que irían en búsqueda de Jin pero ya de eso habían pasado dos horas y aun no regresaban. — M-mamá, ¿puedes amarme?

— Hyung. — Susurró el castaño con dolor, aquellas palabras habían dado un gran impacto en él. — Estoy seguro que ella te amó.

— N-No. — Negó entrando levemente en consciencia y parpadeando incómodo por la luz del sol. Jimin se levantó de la cama para cerrar la cortina y apagar las luces. — Ella nunca supo lo que es amar. — Susurró cortante mientras fruncía el ceño. — Además, nunca te quiso. — Habló más de la cuenta pero no era consciente de ello. Jimin negó.

— Hyung, nunca conocí a tu mamá. — Sonrió amable volviendo a tomar lugar junto a YoonGi y jugando con su cabello. — Todavía tienes sueño sumado con la fiebre y estás diciendo cosas sin sentido. — Mencionó restándole importancia.

— Posiblemente tienes razón. — Mencionó amargamente mientras se relajaba en la cama. — Aprecio mucho el que estés aquí cuidándome. — Susurró honesto mientras cerraba los ojos. — Gracias por regresar a mí. — Mencionó lo último con un significado oculto que solo él conocía. Jimin asintió.

— Siempre voy a estar aquí. — Y aunque Jimin mencionó aquello con honestidad, YoonGi sintió un escalofrío recorrerle de arriba abajo.

Porque aquellas palabras ya las había escuchado y no habían traído nada bueno en su vida.

Fueron el comienzo del fin.

...


Irene rió divertida mientras intentaba disimular. JungKook parpadeaba incrédulo ante ella y el otro chico no hacía más que verla con malos ojos.

— ¡Mi pequeño Kookie! — Exclamó divertida pero tomando un poco de distancia entre ellos.

— ¡Nooooona! — JungKook gritó emocionado mientras corría a abrazarla. Irene se tensó en su lugar y el pelinegro se detuvo. — Está bien, no hay abrazos lo entiendo. — Mencionó por lo bajo. — No sabía que habías regresado. — Mencionó tranquilo mientras bajaba los brazos y trataba de contenerse. Irene fue la única que entendió el mensaje oculto y rompiendo su regla avanzó hasta JungKook para apresarlo en un efímero abrazo que no duró ni un minuto.

— Lo hiciste bien, pequeño. — Susurró en muy bajita voz, solo para el menor. JungKook asintió mientras sus ojos se aguaban. — Todo va a estar bien ahora. — Le prometió alejándose de él y volviendo a tomar su distancia aunque no pudo evitar jugar con el cabello del menor. Taehyung carraspeó incómodo.

— Hmm. — JungKook murmuró acordándose de la presencia de Tae. — Él es Taehyung. — Presentó al mayor de los dos. Irene asintió. — Tae, ella es Irene.

— Lo recuerdo, es ese chico. — JungKook se tensó en su lugar e Irene maldijo en silencio mientras Taehyung la veía confundido.

— ¿Guk? — Taehyung llamó. El pelinegro le ignoró. — Hmm hola, — Saludó de forma renuente. — Lo siento yo sí que no sé nada de ti. —Comentó.

— Ella era alguien muy importante en nuestras vidas. — Mencionó JungKook mientras se situaba al lado de la pelinegra. Irene negó. — Espero se puedan llevar muy bien. — Concluyó.


...

— Los pactos se sellan con sangre y un juramento, aunque hay pactos de solo palabra. — La anciana caminó entre los puestos de aquel improvisado salón mientras veía a cada uno de sus alumnos. — Así como los lobos tienen su marca al conseguir un compañero, nosotros tenemos la nuestra. — Siguió hablando mientras varias imágenes se pasaban al frente. — Sin embargo, ellos creen en el destino, nosotros creemos en la pureza del linaje con el que nos mezclaremos, no cualquiera puede ser la pareja para alguien de sangre pura, pero si cualquiera puede serla para un mestizo.

— Rin-ssi. — Una joven levantó la mano. Jin la observó en silencio mientras la anciana tornaba toda su atención en ella. — He escuchado que nunca ha existido un cruce entre vampiros y lobos, ¿por qué?

—Eso no está permitido, ni siquiera para la gente de linaje puro. — Negó. — Aunque nunca se ha intentado. — Meditó. —Las normas de consejo lo penalizan, pero sin embargo; es mucho mejor que enamorarse de un humano.

— ¿Qué tiene de malo enamorarse de un humano? — Aquella pregunta llenó de tensión el lugar. Jin observó perplejo la valentía de la chica.

— ¿En qué mundo vives? — Preguntó la mujer consternada. — ¿En uno de fantasía con finales felices? — Se burló. — ¿Los humanos son una escoria ante nosotros y crees que tenemos que bendecirlos uniéndolos a nosotros? — Cuestionó con un poco de molestia en su voz. — ¿Nunca has escuchado la historia del emperador? — Todos fruncieron el ceño, la anciana suspiró cansada.

— Hace mucho tiempo un emperador se enamoró de alguien que no estaba en su alcance he hizo un pacto con demonios. — Empezó a hablar. — No les diré exactamente quienes eran los demonios y tampoco les diré el nombre del emperador. — La mayoría de la clase se quejó, pero la anciana siguió hablando. — El emperador era uno de nosotros, se enamoró de un humano y cuando esté murió perdió la cordura. — Comentó. — Los humanos no viven ni un tercio de lo que nosotros sí, él buscó y buscó pero más nunca encontró a alguien como su amado. — La anciana suspiró. — Ante él llegó la presencia de un demonio que pidió su vida por hacerlo reencontrarse con su amor, le prometió que el alma de aquel humano estaba siendo custodiada por Pana y que sería entregado a él una vez que firmara con sangre su destino.

— ¿El emperador aceptó? — Preguntó otra voz que Jin no logró reconocer. La anciana asintió.

— Antes de irse, ya estaban varios clanes establecidos, entre ellos el clan Min. — Jin asintió de acuerdo, algo sabía sobre los orígenes de sus ancestros. — Se creó un consejo y se dictaron las órdenes, viendo que el emperador enloqueció por enamorarse de un humano, se prohibió que alguno de nosotros lo intentara.

— ¿Está penalizado? — Preguntó alguien más.

— Está penalizado con la muerte del humano.

— Los humanos son interesantes. — Rebatió la misma chica que habló con anterioridad— Tienen libre albedrío en comparación de nosotros. — La anciana iba a negar pero ella prosiguió. — Pero son débiles de mente, mi madre me contó que había un grupo de ellos que eran especiales sin embargo.

— Sí. — La anciana Rin asintió. — Hay quienes tienen el poder de discernir, pero son pocos casi inexistentes y no saben desarrollarlo. — Comentó. — Mueren con completa ignorancia de su poder.

...


— ¡Es bueno que llegaras! — Jin empezó a hablar mientras le daba espacio para que entrara y veía a la pelinegra, sin darse cuenta aun de las otras personas detrás de ella. — He estado pensando algunas cosas que tienen que ver con...

— ¡Hola Jin-hyung! —JungKook intervino rápidamente. — Me interesaría saber qué cosas has estado pensando pero necesito tu ayuda, YoonGi está enfermo, creí que podrías ir con nosotros y cuidar de él para que Taehyung y especialmente Jimin vayan descansar en su casita lejos de nosotros. — Taehyung le codeó molesto. — Bueno, solo Jimin. — Corrigió el menor. Jin rió mientras negaba e Irene observó en silencio aquella imagen.

Todo estaba en paz, entonces... ¿por qué sentía que algo estaba mal? Irene observó la estancia hasta parar en Taehyung, el moreno también la veía sin ningún tipo de expresión en su rostro, como si estuviera analizándola.

Como si supiera algo.

— Tienes unos ojos bonitos y una mirada profunda. — Irene comentó mientras veía fijamente al acompañante de JungKook. — Tienes este tipo de vibra. — Comentó confusa.

— De saber más de lo que aparento, ¿no? — Preguntó. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de los tres ajenos a Tae. — Posiblemente. — Se encogió de hombros. — Mi abuela decía que tenía una especie de don que era capaz de discernir sobre la mentira y la verdad. — Sonrió. — Pero cada vez que los veo siento un algo extraño que quiere hacerme correr de ustedes, especialmente de ti. —Confesó mirando a Irene fijamente. — Pero a la misma vez, me hace sentir seguro.

— No entiendo. — Susurró Irene confundida. JungKook veía entre ambos sin lograr entender que pasaba. Jin solamente observó en silencio meditando aquellas palabras.

— Yo tampoco lo entiendo. — Concluyó.

...


Jimin suspiró aliviado cuando vio que Jin ingresaba al apartamento, el mayor traía algunas bolsas de comida y remedios, Jin apenas le saludó cuando se desvió directamente a la cocina, detrás de él le siguió JungKook y una mujer que no había visto con anterioridad.

— Es bonita ¿cierto? — Casi salta en su lugar al escuchar a Taehyung tan cerca. — Le dicen Irene, no sé si es su nombre. — Comentó.

— Es bonita sí. — Concordó con su mejor amigo mientras escuchaba el mover de cosas que había en la cocina. — ¿Por qué tardaron tanto? — Se quejó.

— Pasamos desayunando y buscando ropa, te traje esto. — Comentó tendiéndole un bolso. — Hobi-hyung estaba preocupado y le manda muchas buenas vibras a YoonGo. — Susurró. Jimin negó divertido.

— ¿Sabes? — Jimin bajó la voz. — No puedo evitar pensar en que hay algo extraño. — Tae escuchó con atención. — Hyung dice muchas cosas raras.

— Está enfermo, eso es normal. — Susurró Taehyung en el mismo tono de voz que empleaba su mejor amigo. Jimin negó.

— Ayer en la medianoche me pidió perdón. — Jimin suspiró sonoramente. — Estaba desesperado porque lo perdonara, también está todo eso que dijo cuando estaba JungKook con nosotros y él sabe algo. — Jimin susurró. — Estoy empezando a...

— Mucho gusto. — Irene se dejó caer a su lado mientras lo observaba fijamente. — ¿Jimin? — Preguntó aunque ya sabía muy bien quien era el menor. El castaño asintió.

— Sabes, mi madre decía que no apuráramos al tiempo. — Susurró viendo entre Jimin y Taehyung. —Solo hay que esperar.

— ¿Por qué nos dices esto? — Preguntó Taehyung. Irene se encogió de hombros.

— Sexto sentido. — Le guiñó el ojo divertida. — El tiempo otorgará las respuestas y con ello a ustedes les tocará elegir si seguir o abandonar.

...

— Tienes que ayudarme, YoonGi... Él está enamorado de un humano, si el consejo y mamá se enteran... — Jin susurró. — No quiero saber que pasaría.

— Jin, las cosas pasan por algo. — Irene comentó. — No podemos manejar al destino pero si esperar a que el tiempo nos dé una respuesta.

— ¿Y si la respuesta no nos gusta? — Indagó. — ¿Y si todo termina mal?

— Siempre se puede volver a empezar. — Comentó.

...


¡Hola!

Muchas gracias por leer y votar en Hunter.

Los textos en cursiva son parte del pasado, recuerden. ;) 

Disculpen cualquier error que se me pudiera pasar ;; Estuve leyendo y se me fueron unas acentuaciones que no iban, incluso vi un error, que pinche pena )):

Esta es la segunda actualización del mes, estoy muy feliz de ello, el mes pasado solo logré actualizar una vez esta historia.

Gracias a quienes comentaron en el capítulo anterior, me ayudan a no sentirme sola por acá.

¿Qué piensan que pasará a partir de ahora? Me gustaría saberlo.

Estoy a un capítulo de empezar a narrar todo el pasado de estos niños y así sabrán el cómo todo terminó tan mal como JungKook y Jin lo recuerdan.

No se olviden de votar en este capítulo, ¿y por qué no? Comentar, lo agradecería mucho, muchito.

¡Hasta la próxima!

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