Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TU SUEÑO NUNCA SE DESVANECERÁ SI NO LE DEJAS MARCHAR

Esa maldita música otra vez. Miré la hora en el reloj-despertador de la mesilla: 3:00. ¡¿pero no sabe dormir más esta maldita criatura?! –Pensé. Miré a mi izquierda, estaba mi padre dormido a mi lado. Me levanté y perseguí esa música. La verdad es que me estaba empezando a gustar la canción. Cogí la pistola que tenía debajo de la cama, la tenía ahí por sea caso tendría que utilizarla. Esa pistola me la regaló mi padre para que siempre estuviese a salvo. Bajé las escaleras y vi la puerta de la calle entreabierta. Lentamente me acerqué a ella, miré afuera, no vi nada y la cerré. Me di la vuelta para inspeccionar la casa, pero una familiar sombra me cerraba el camino. Alcé la pistola hacia la altura de su pecho y encendí la luz. Era Dante. Estaba exactamente igual que el día del… incidente. Todo igual menos su cara. Tenía el rostro medio desfigurado por culpa de un trozo de cristal que le atravesaba. Hize el amago de gritar, pero Dante, o la cosa que había dentro de él se me tiró encima. La pistola se disparó sin querer, oí el sonido de un cristal roto. Antes de caer al suelo por culpa de ese ser vi la lámpara caer encima del sofá, había fallado.

Me encontraba en medio de la misma nada de la del sueño. Las oscuras aguas de nuevo mojaban mis pies. Miré a mi alrededor. No había nadie, ni nada. Lo único que yo tenía era la ropa, no tenía la pistola ni nada.

-Mi dulce Portinari –Dijo aquella terrible voz- ¿Qué tal dormiste ayer? –preguntó tras una repulsiva risotada.- Por cierto, no te he dicho mi nombre. Me llamo durans, o mejor dicho, Dante –dicho esto, una sombra apareció frente a mí, a una distania considerable.

A medida que se acercaba, veía rasgos suyos que me provocaban taquicardias. Su pelo largo y liso, sus ojos serios, su rebelde sonrisa, su marcado mentón, su fino rostro, su robusto cuello, sus rectos hombros… todo me recordaba a Dante, mi ex marido, todo excepto el color de su pelo y de sus ojos. Los ojos de este ser eran de un rojo intenso y su pelo era blanco como la nieve.

-¿Te resulto familiar? –Preguntó aquel repugnante ser. Ahora su rebelde sonrisa se había convertido en una estrepitosa carcajada- Me suelen confundir mucho con famosos, pero… creo que soy más guapo.

Cada vez que abría la boca me daba más asco. Aunque la verdad es que me recodaba un poco a Dante, el de verdad, cuando aún éramos unos adolescentes.

-¿Qué quieres de mí? –Pregunté- ¿Acaso te he hecho yo algo?

-Quiero que mueras. Quiero que sufras por todo el daño que me hiciste. Me abandonaste como a un animal enfermo al que nadie le quiere ayudar. Quiero que sufras como yo lo hice por tu culpa –Aquel Dante parecía enfadado, muy enfadado.

A medida que su pelo cambiaba de color, sus ojos se volvían más y más oscuros, convirtiéndose negros y profundos. Súbitamente, un temblor bajo mis pies hizo que me desplomara sobre el suelo, el cual comenzó a arder. Me incorporé rápidamente, auque no lo suficientemente rápido como para no quemarme todo el lado derecho del cuerpo, exceptuando mi cara, la cual me alegré de tenerla intacta. Bajo mis pies apareció una plataforma que me elevó sobre el fuego y me acercó a Dante. De ella surgió una imponente silla de madera con fuertes brazos que me amarraron a ella a la altura de la cadera  cuando una fuerza invisible me derribó sobre ella.

-¿Te gusta el precioso trono que he creado especialmente para ti, mi dulce Portinari? –Dijo sarcásticamente Dante. Yo solo quería que esto se acabase. -¿En serio te quieres ir ya? Si solo acabamos de empezar –Continuó diciendo Dante, fingiendo que se le caían las lágrimas.

Seguido, mi vista se tornó borrosa y poco a poco fui perdiendo la vista. Intenté chillar, pero no pude, era como si mi boca estuviese pegada. ¿pero qué pasa?-pensé aterrada. De repente recuperé la vista, aunque prefería no haberlo hecho, ya que lo que vi eran las imágenes de personas torturadas hasta la muerte. Algunas tenían el rostro desfigurado, a otras les faltaban miembros, otras tenían la piel desgarrada…. No lo soportaba más, esto tenía que parar en algún momento. Pero solo fue a peor. De golpe empecé a oír voces de gente pidiendo ayuda. Notaba cómo mis lágrimas mojaban mis mejillas.

Supliqué que parase, pero eso no hizo más que empeorar la situación. Las imágenes que hasta ahora pasaban cada 5 segundos, aumentaron su velocidad hasta pasar en apenas 1 segundo; las voces suplicantes aumentaron su volumen hasta pasar a ser gritos perturbadores.

No podía más esto tenía que acabar. A tientas busqué mi tama kanzashi, un adorno típico japonés, y lo sostuve en la mano. Tenía que estar segura de si quería hacerlo de verdad, y mi corazón decía que sí con todas sus fuerzas. Me armé de valor y lo hice.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro