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Capítulo 4

Mi mirada junto mis pensamientos se perdían en el extenso paisaje que me rodeaba, verde pasto cortado a la perfección, porterías de fútbol y las mismas gradas dónde me encontraba sentada, admirándola. ¿Resulta perturbador? No lo sé, y ciertamente no quería saberlo, era uno de los pocos momentos donde sentía una extraña tranquilidad con todo mi entorno, sin temor de dar un paso en falso y recibir una golpiza, o de ser atacada por el simple hecho de existir.

Nayeon gritaba con emoción al ver a Jeongyeon correr por el campo, persiguiendo la pelota de fútbol, todos la miraban confundidos, incluso yo, aunque podía entenderla un poco.

Por muy extraño que fuera, por cada patada que daba Lisa al balón, mi garganta picaba por corear su nombre.

-¡Vamos Jeongyeon, rómpeles el trasero! -Con sus manos alrededor de su boca, Nayeon gritaba exaltada para la castaña.

-Estoy casi segura de que la estás humillando.

-Tonterías, ¿Quién no quisiera ser apoyada por una linda chica como yo? -Dijo con arrogancia, sonriendo de lado.

-Ciertamente, nadie en el mundo. -Reí por su expresión de indignación.

Se lanzó a mí alegando lo mala que era con ella.

-¡Eres muy cruel conmigo! No aceptas mis múltiples encantos. -Volvió su mirada al campo cuando la multitud gritó, Jisoo metía un gol. - Pero estoy segura que si fuera Lisa no tardarías en darle cumplidos.

-Tal vez. -Murmuré.

Los días de la suspensión de Lisa se tornaron pesados en exceso, por los idiotas que ahora se esmeraban en burlarse de mí "caballero de brillante armadura", y que aprovechaban el más mínimo minuto de ausencia de Nayeon a mi lado para acercarse a golpearme o toquetear mi cuerpo. Es por eso que durante estos tres últimos días, estuve pegada como chicle a Nayeon, temerosa de lo que podría pasar si me alejaba.

Lo inesperadamente bueno de esos mismos días, fue la ausencia de Harold en casa, tras regresar de perseguir a quien rompió la ventana, anunció que saldría de la ciudad por asuntos de trabajo. Rima junto a mi madre se pusieron muy tristes por esta noticia, en cambio yo, tuve que reprimir mis ganas de gritarle que se vaya a la mierda y nunca regrese.

Aún me quedaban otros tres días de libertad, y quería aprovecharlos al máximo conviviendo con Lisa, convertirme en su amiga era mi principal meta.

Por ella ahora me encontraba perdiendo una clase, para venir a ver la clase de deportes de Lisa y sus amigas, que en resumidas cuentas, gracias a la nula preparación de los profesores de gimnasia, consistía en solo ponerlos a jugar fútbol.

-Nunca creí que me emocionaría tanto un partido de fútbol. -Dijo Nayeon. - De hecho me aburren demasiado.

-Es que aquí está el amor de tu vida. -Estaba recargada sobre mis rodillas, que pegaban contra mi pecho, en momentos dónde estaba junto a una multitud me gustaba esconderme.

-Ay lo sé, el amor hace cosas raras. -Suspiró cuál enamorada tocando el lugar de su corazón en pecho. - ¿Lisa no ha causado nada de eso en ti aún?

Brinqué ante su pregunta, avergonzada por esta.

-Lisa no me gusta.

Nayeon desde el día en que me defendió a estado insinuando que veo a Lisa con otros ojos, lo cual está completamente incorrecto, solo estoy en exceso agradecida con ella, además se nota desde lejos que es una increíble persona, cualquiera la tendría en un pedestal tan alto como yo.

Interrumpiendo nuestra conversación Lisa volvió a aparecer en el campo sustituyendo a su prima Seulgi, después de que el profesor la regañara por haberse escapado a mitad del partido.

Refunfuñando Lisa se preparó para el partido, el entrenador dió un silbido a través de su silbato, retomando el amistoso juego. Lo que me resultaba bastante curioso era que tratándose justamente de de solo un partido amistoso, que tanta gente saliera de sus salones para venir a verlo, supongo que puedo atribuirlo a que el salón de Lisa está lleno de bellezas, los chicos que se considerarían populares, como era el caso Jeongyeon.

Eché un vistazo a el grupo de chicas de primero que gritaban cada que la misma siquiera respiraba, pobre de Nayeon, tiene una gran competencia, claro, si es que Jeonyeon es una asalta cunas.

Para mi sorpresa Lisa resultó ser bastante buena para esto, Naeyon me contó que ella se la pasa todos los días en la banca, o en cualquier otro lugar donde el profesor no la viera para evitar jugar, no entendía porque, si es increíble.

Lisa iba corriendo hacia la portería, manejando la pelota a la perfección, evitando eficazmente a quienes trataban de robarsela, Jisoo corrió tras ella hasta llegar junto a la portería. Lisa le pasó el balón, y en un solo tiro Jisoo metió el gol.

El público entero gritó, incluyendome, todos mencionando lo genial que era Jisoo, que se merecía ser la capitana del equipo de fútbol. En cambio yo, coreaba el nombre de Lisa, agitando mis brazos para llamar su atención.

-¿Pero que? -Dijo Nayeon sorprendida viéndome, al principio no comprendí su reacción, hasta que noto que ahora todos me observaban a mi.

Paré de golpe, retomando mi antigua posición escondiendo mi cabeza, Nayeon se limitó a acariciarme la cabeza, cual madre consolando a su hija, ella sabía lo que me provocaba llamar la atención de los demás. Saber que todos me miraban era como esperar que me atacaran en cualquier momento, así lo hacía Harold, primero me analizaba buscando el más mínimo e insignificante detalle para golpearme, cualquier cosa le servía.

Alcé mi vista topandome con los aterradores ojos de Lisa, mirándome con ternura, mis mejillas se calentaron, y volví a taparme la cara.

Para mi suerte el partido terminó justamente después de el último gol, cuando sonó el timbre de salida, y cuál ganado de vacas en cuanto lo escucharon salieron disparados, mandando a la mierda la escuela, agradecidos de por fin salir.

Muchas veces me cuestionaba que era mejor para mi, pasar tiempo en la escuela o en mi casa, ninguna de las dos opciones era buena en realidad, lo único bueno de mi hogar se resumía en Rima, y lo único bueno de la escuela en Nayeon, aunque últimamente, empezaba a tomar forma de una linda chica con cabello castaño que venía a mi en estos precisos momentos.

-Hola Jennie. -Dijo Lisa honrándome con su simpática sonrisa, le respondí más emocionada de lo que quería demostrar, mira a mi amiga saludando con su mano. - Hola Nayeon.

-Hol-

-¡Hola! ¿Ya termino tu suspensión? -Interrumpí emocionada a Nayeon, colocándola involuntariamente detrás de mí, para poder estar más cerca de Lalisa.

Nayeon rió ante esto.

-Desgraciadamente si, no fue tan malo como creí, pensé que mi madre me tendría como sirviente todos estos días.

-¿No sueles hacer el aseo de tu caso? -Pregunto curiosa, escuché a Nayeon resoplar enojada detrás de mí, pero no le dí importancia.

Es mi momento, yo nunca la interrumpo cuando está coqueteando con Jeongyeon, que se aguante.

-Solo de lo que es mío, igual trato de ayudar a mi madre en lo que pueda.

Que curioso, yo sin importar lo que haga me encargo del aseo completo de mi casa, desde limpiar y barrer los pisos, hasta lavar la ropa, es tan desagradable cuando me encuentro con los boxers con semen de Harold, junto con las bragas sucias de mi madre, a veces creo que incluso lo hacen apropósito para joderme. No sería la primera vez que tratan de molestarme, pueden ser tan inmaduros como mis compañeros, o tan peligrosos como unos reclusos.

-Eso es muy dulce de tu parte. -Suelto enternecida.

-¿Realmente lo crees? Pienso que podría hacer más. -Lisa dice con modestia a la vez que se rasca la nuca sonrojada.

Algo llama mi atención mientras la observo, logro ver un leve enrojecimiento en su mano, específicamente en la parte de sus nudillos, no sé si está herida o no pero me preocupa. Ella nota mi intensa mirada y esconde su mano de nueva cuenta en los bolsillos de su chaqueta.

-¿Lisa estás bien? ¿Te pasó algo? -Me acercó a ella señalando su mano.

-No es nada. -Le resta importancia, me sigue preocupando, sin embargo tampoco quiero incomodarla, por lo que le sigo la corriente. - ¿Ya te irás a casa?

-Debo ir primero por algo que olvidé en el salón. -Digo mirando la puerta de entrada al gimnasio, dónde van entrando los futbolistas camino a las duchas.

-¿Puedo llevarte a tu casa? No me gustaría que algo malo te pasara.

Una emoción inexplicable recorre todo mi cuerpo, junto con una extraña calidez que en mi vida recuerdo haber sentido, ese sentimiento que llega cuando alguien se preocupa por ti, algo tan desconocido para mí. El único cariño que recibo constantemente viene de Rima y Nayeon, y por más que me guste la sensación de alguien demostrado preocupación por mi, también me asusta.

-No te preocupes, soy muy fuerte. Además me iré con Nayeon. -Busco a Nayeon detrás mío topándome con la nada, la busco por los alrededores, y la muy listilla esta en la portería charlando con Jeongyeon.

Esa maldita traidora dejándome sola por su maldito ligue.

Suspiro resignada, no me gusta desconfiar de ella pero no sería la primera vez que alguien se aprovecha de mi confianza.

-Esta bien, solo deja voy por mis cosas. -Y como si se tratara de un Golden Retriever casi puedo ver su colita agitándose, y su sonrisa crece mostrando su lengua entre sus dientes.

Creo que en mi vida he tenido una visita más hermosa, con esa aura intimidante que la rodeaba cuando la conocí, no imaginé que podría verse así, tan adorable.

-¡Está bien! Te espero en el estacionamiento. -Y se fue corriendo emocionada por la puerta.

Suelto una risita enternecida.

Supongo que puedo confiar en Lisa, ella no aparenta parecerse en nada a otras personas con las que hablado, supongo que ella es buena. De todas formas por el momento seguiré manteniendo mi distancia.

Trato de cruzar lo más rápido posible el área del gimnasio, sin mostrar mis claras intenciones de querer correr para escapar, en mi posición pasar por el territorio de los chicos es como cruzar por un campo minado. Al acecho de ser atacada por idiotas que creen tener algún derecho sobre mi cuerpo.

El lugar está despejado completamente, suspiro aliviada cuando llego a la salida del gimnasio, bien, lo peligroso ya pasó.

-¡Ahí estás maldita zorra!

Siento la mano de alguien jalando mi cabello, y después estrella mi cuerpo contra la pared, mi espalda cruje dolorosamente gracias a las secuelas de mis palizas anteriores. Ahogo un grito de dolor que se transforma en rabia dirigida a Jimin, que está sujetándome del cuello de mi camisa.

Está rodeada de sus demás amigas, obviamente no vendría sola, se creen superiores a mi pero no pueden hacer absolutamente nada solas, malditas cobardes.

-¿Qué mierda quieres Jimin? No me digas que tú novio volvió a engañarte. -Río sarcásticamente deleitándome con su expresión de indignación.

Vuelve a estamparme contra la pared aún más fuerte.

Reprimo un quejido.

-No intentes hacerte la valiente conmigo, maldita perra. Que en cualquier momento puedo llamar a mi novio para que te haga mierda. -Me señala con su dedo índice furiosa, golpeo su mano alejándola de mi, con un manotazo.

-No te tengo miedo, Jimin. -Digo con la mirada en alto, mi indiferencia hacia ella solo logra enojarla más, y eso me encanta. - No es mi culpa que tú novio te valore tan poco.

Mi sonrisa se borra al recibir una bofetada suya.

-¡Todo es tú culpa! ¡Tu eres la zorra que seduce a Woojin!

Tomo sus brazos tratando de tirarla al suelo, logrando en cambio que ambas caigamos. Ruedo quedando encima de ella, abofeteo varias veces su rostro hasta ver la marca de mi palma en su mejilla.

Cuando algún chico me ataca mi cuerpo no reacciona, quedó paralizada asustada por sentir sus grandes manos recorriendo mi cuerpo. Es como si las manos de Harold me tocaran, y traen a mi un pensamiento que trato de evitar todos los días, de la posibilidad de que el algún día abuse de mi. Por eso encuentro inútil defenderme, la imagen de Harold logra asustarme en sobre manera.

En cambio cuando las chicas vienen a acusarme de coger con sus novios, veo reflejada la imagen de mi madre, que me llena de coraje, coraje por su nulo instinto maternal, por su negligencia, y por haberme arruinado la vida.

Sus amigas se acercan a nosotras tomándome de los brazos, una a cada lado. Forcejeo para quitármelas de encima, fallando terriblemente, pero en ningún momento dejo de luchar.

Recibo un puñetazo en el rostro que me hace escupir sangre.

-Eso es por no saber compórtate frente tus mayores. -Ríe tomándome de la barbilla con firmeza. Su puño se estrella contra mi cara repetidas veces, mi nariz sangra bajo los golpes.

-¡Hija de puta! -Le doy un rodillazo en su entrepierna, Jimin cae en su sitio adolorida, sus perras me sueltan para ir a ayudarla.

Aprovecho para salir corriendo, tal vez cuando son chicas soy mas salvaje, pero no soy ninguna estúpida, sé cuando fácilmente pueden partirme el culo. Escucho sus gritos detrás de mi, aun hay personas en los pasillos, a los cuales parece no importarles un carajo lo que pasa, varios se ríen, creyendo que no es gran cosa o posiblemente solo un juego de amigas. Doy vuelta en un pasillo escondiéndome dentro de un armario, ignorando el trapeador que cayó sobre mi cabeza, caigo al suelo tapando mi boca, para que no puedan escuchar mi sollozos.

Me llena de rabia que nadie se atreva a ayudarme.

-¿Donde esta? -La voz de Jimin suena afuera del armario, veo la sombra de sus pies asomarse por debajo de la puerta.

-¿Pasa algo querida?

Mi respiración se detiene y siento que quiero empezar a hiperventilar, conozco esa voz, la voz de mis pesadillas.

¿Qué demonios hace aquí? Se supone que debe estar en otra ciudad muy lejos de aquí.

-Oh, buenas tardes señor, no ocurre nada, estoy buscando a mi amiga, quedamos hoy en ir a comer juntas. -Casi puedo ver su sonrisa hipócrita, ganándose la confianza de todos, ellos dos deberían ser padre e hija, son tal para cual.

Unos excelentes mentirosos.

-Espero que la encuentres, yo estoy buscando a mi hija, ¿no la conoces? Se llama Jennie Kim.

Mierda, mierda, mierda.

Lárgate, Harold, lárgate, no la escuches, por una vez en tu vida cree en mi, todo lo que te diga es una mentira.

-Oh si la conozco, es buena amiga mía, hace rato la vi charlando con unos chicos, ella se lleva muy bien con todos los hombres de la escuela. -Dice Jimin en un tono meloso, siento su peso caer sobre la puerta. - ¿Usted es su padre? Luce muy joven y apuesto.

Retengo las ganas de vomitar al imaginar la posible imagen de afuera, me llama zorra a mi y ella se pone a coquetear con los padres de todas sus amigas, no es sorpréndete que su novio la engañe.

-¿Eso crees? Eres una jovencita muy atrevidas, hablándole así a un desconocido. -Susurra Harold usando su supuesta voz seductora que usa con mamá cada vez que se enoja, ahí va otra infidelidad para mi madre.

-Pero es imposible no serlo... Existiendo hombres tan buenos como usted.

-¿Que tal si me ayudas a buscar a mi hija? Puedo darte una recompensa a cambio.

-¿Una recompensa? ¿De que se trataría?

Después de eso lo único que escucho son sonidos lascivos de besos húmedos, siento las ganas de vomitar más fuertes que nunca, jamás imaginé a esos dos en esta situación, quien diría que seria una imagen tan terrible.

Se que dije que eran tal para cual, pero no me refería ese tipo de relación.

El sonido de un cierre bajando me alerta.

¿No estarán pensando en...

-Entremos aquí para poder continuar... -Dice Jimin entre jadeos, la manija de la puerta se mueve cuando la intentan abrir, la tomo evitando que puedan abrirla. - Apresúrate...

-Esta mierda no se abre. -Gruñe Harold sacudiendo la manija mucho mas fuerte.

Recargo todo mi peso sobre la puerta sin soltar la manija, mis nudillos se tornan blancos por la fuerza que estoy ejerciendo.

-Déjalo, los baños están en el siguiente pasillo.

-Vamos rápido.

Finalmente se detiene, sus pasos apresurados se alejan y puedo respirar tranquilamente.

Nunca creí decir esto, pero bendita seas Jimin.

Es mil veces preferible lidiar con ella que con Harold, mínimo con ella me puedo defender, además se siente genial humillarla con que todos los chicos me prefieren a mi antes que a ella, no es que eso me agrade realmente, pero mientras pueda molestarla.

Salgo verificando que no hay nadie por los pasillo, compruebo que el lugar es seguro y me apresuro a salir.

Esos dos deben estar divirtiéndose ahora, algunas veces siento pena por mi madre, si me escuchara no tendría que pasar por esta clase de humillaciones, si tan solo me escuchara muchas cosas serían diferentes.

Tan solo espero que al llegar a casa Harold haya olvidado lo que le dijo Jimin, aunque es casi imposible, tiene una excelente memoria para lo que le conviene.

Encuentro a Lisa aun esperándome en el estacionamiento, ya no me molesté en ir a recoger mis apuntes, suficiente con lo que he tenido que lidiar hoy, de todos formas seguramente seguirán allí mañana.

¿Quién quiere robar cuadernos?

Estando a unos metros de ella recuerdo los moretones que acabo de adquirir, no quiero que ella me vea así, pareciendo un banco de sangre andante, lastimosamente cuando trato de alejarme ya es demasiado tarde, me ha visto.

-¡Jennie! -Lisa viene corriendo a mi asustada, me toma el rostro delicadamente revisando cada uno de los golpes que luzco. - Por dios, ¿Quién te hizo esto? Te juro que lo mataré.

Limpia cuidadosamente la sangre de mi rostro con la manga de su chaqueta, y toca los moretones revisando que tan graves son. Mi corazón se hincha de felicidad por tener a alguien así a mi lado.

-No pasa nada, Lisa, solo vámonos por favor. -Suplico escaneando el área del estacionamiento, en busca del auto de Harold. Tomo sus manos entre las mías mirando fijamente sus ojos.

Por un instante siento deseos de llorar al verlos, tan cálidos que queman, tan preocupados que te contagian, tan aterradores que te erizan la piel, y tan furiosos cuando miran fijamente detrás de mi hombro.

Saliendo de la escuela vienen Harold y Jimin conversando de lo mas amigable, como si se conociesen de toda la vida, ambos están desarreglados y con los labios hincados, Harold no deja de meter su mano al bolsillo, conociendo a los hombres, seguramente para acomodarse la polla, tan desagradable.

Su mirada se posa en mi, pasando de la felicidad post-sexo, a una furia irracional, ante esto me es inevitable aferrarme a los brazos de Lisa, buscando un lugar seguro, ella me corresponde, y gruñe en cuanto mas se acerca Harold.

-¿Querida donde has estado? Llevo buscándote desde hace rato. -¿Donde? ¿Entre las piernas de Jimin?

-Debía de terminar un trabajo pendiente. -Susurro sin separarme de Lisa, temiendo que en cuanto lo haga, me lleve con el.

-Fui a buscarte a tu salón y no estabas ahí. -Declara sonriendo pero con una voz que me cala hasta los huesos, esta enfadado, sabe que le he mentido.

-Yo...

-¡Oh usted debe ser el Señor Kim! -Lisa extiende su mano a Harold, sonriendo tan genuinamente que me asusta. - Soy una amiga de Jennie, me ha contado mucho sobre su maravilloso padre.

Eso es suficiente para inflar el ego de Harold y hacerlo olvidar su enojo, infla el pecho orgulloso sonriendo con arrogancia, y estrechan sus manos.

Debo cortarle esa mano a Lisa después, dudo que se hayan lavado las manos después de eso.

-¿Eso es enserio?

-Por supuesto, de hecho hasta a logrado que lo admire, señor.- Permíteme que me ría internamente Lisa.

No tengo ni la mas mínima idea de lo que esta tramando, pero estoy profundamente agradecida. Verdaderamente es un ángel.

-¿También estas interesada en trabajar en finanzas? -Le pregunta emocionado.

-Claro, las matemáticas son mi cosa favorita en el mundo. -La veo rodar los ojos, mentira detectada.

-Estaría encantado de que fueras a mi casa a cenar un día de estos, ¿tienes empleo? Conozco muchos negocios pequeños que necesitan a alguien que maneje el dinero.

-No, no tengo, y estaría encantada con que usted me compartiera un poco sobre sus conocimientos. Además sería todo un gusto para mi cenar con ustedes, siempre y cuando Jennie este de acuerdo. -Me mira interrogante.

¿Lisa en mi casa?

¿Lisa en el lugar donde pierdo mi dignidad cada día?

¿Lisa en el lugar donde escondo mi dolor?

Me avergüenzo del lugar donde vivo, toda la casa esta impecable, reluciente, todo gracias a mi, que debo limpiarla sin falta todos los días. Mientras que mi habitación, demuestra la realidad de mi familia, objetos rotos, manchas de sangre imposibles de borrar de la alfombra, muebles rotos, varios paquetes de medicinas o vendas.

No, definitivamente no quiero mezclar a Lisa con ese lado de mi vida. No mezclaré lo bueno de mi vida con lo horrible.

-No estoy segur-

-Ella va ir, ¿cierto Jennie? -Harold me interrumpe con un tono de regaño, que en realidad es una advertencia. Una advertencia para que guarde silencio y lo obedezca ciegamente.

Desvió la mirada al hombro de Lisa, no pudiendo soportar esas dagas que me mandan a callar.

-Claro. -Digo.

-Bueno debemos marcharnos, tenemos pendiente un almuerzo familiar, estoy en un viaje de negocios y me dieron un día para pasar tiempo con mi familia, debo aprovecharlo.

De eso se trataba todo, en cierto modo estoy aliviada, solo será hoy, aunque también me asusta que quiera cobrarme los golpes de los días que no ha estado, y los días que no estará.

Me toma delicadamente de los hombros alejándome de Lisa, para poner uno de sus brazos sobre mis hombros y abrazarme el en cambio. Sonrió forzosamente al notar la mirada de desagrado de Lisa, ella no tiene porque enterarse de nada.

-Fue todo un placer conocerte... -Deja de hablar al último para que Lisa se presente.

-Lisa, Lalisa Manoban.

-Lalisa, nos vemos luego. -Se da la vuelta llevándome consigo, me despido de Lisa con un movimiento de mano, triste porque mis planes con ella quedaron arruinados.

Ella me observa indiferente, casi pareciendo molesta, en cuanto subo al vehículo de Harold ella se coloca su casco y se marcha.

Al llegar a casa Harold me golpeó, no por haberle mentido, sino por haber abrazado a Lisa en vez de a el cuando llegó, alegando que el era mi padre, y que era a el al que debía demostrarle cariño.

Nuestro tan esperado almuerzo familiar constó en una gran comida que yo misma preparé, con ayuda de Rima, que lograba que la comida quedara mas deliciosa solo con su presencia, como le decía para que no me creara mucho caos cuando cocinaba, y que ellos comieron en el rio Han en un picnic familiar, al cual obviamente no fuí llevada.

Rima lloró cuando Harold dijo que me quedaría castigada, no cesó su llanto hasta que le prometí que después saldría con ella a comer helado al parque, con eso estaba feliz, con que ella disfrutara su niñez, sin notar lo que en realidad pasaba, al igual que todos, no tenía porque saberlo.

Ahora disfruto de la soledad en mi habitación mientras realizo mis deberes en mi computadora, ya que mi mochila quedó olvidada en la escuela cuando corrí de Jimin.

Doy un mordisco a mi gran rosquilla de chocolate, que en realidad pertenece a mi madre, siempre aprovecho estar a solas para robar cosas de las que me privan, algo tan simple como una dona.

Unos golpes en mi ventana llaman mi atención, pequeñas rocas están impactando contra el cristal.

Abro la ventana buscando al gracioso, topándome con una calle vacía, o no espera, ahí esta el perro de la vecina orinando los rosales de mamá.

-Adoro a ese perro. -Río recargada en el marco de la ventana, con mi mentón sobre mi mano.

El perro ladra hacia a mi, agitando su cola contento, sus grandes ojos me miran con adoración.

De pronto para el movimiento de su cola, y solo se pone a la defensiva, comenzando a ladrarle a un árbol. Va corriendo a atacar pero choca con su máximo enemigo, el árbol de naranjas de la Señora Minatozaki.

Amo a Kuma, pero muchas veces puede ser bastante tonto.

Apenas me percato de un ligero aleteo en mi ventana, hay una nueva nota pegada de color amarrillo.

"No me haz llamado, y eso es bueno.

Pero quiero hablar contigo:c

¿Qué te parece si imitamos a Romeo y Julieta y nos mandamos cartas?

No sé si en realidad hacían eso en la novela, nunca la leí, solo procuremos no morir como ellos:D"

De: Prince Limario.
Para: La chica de ojos de gatito.

¿Tenía sentido emocionarse tanto por una nota de un posible acosador?

No.

¿Dejaría de hacerlo?

Tampoco.

Haría lo que pocas veces me permito hacer, disfrutar de algo que me hace feliz.

[...]

Mi sonrisa crece al momento de ver la suya decorando su rostro mientras lee mi nota, la abraza contra su pecho observando al idiota perro que me sigue ladrando.

-Quítate ya.-Le digo al cachorro moviendo una vara enfrente de el para que no se acerque. No es un perro peligroso pero si molesto.

-¿Seguirás en modo stalker? -Me pregunta Sana tomando al perro en brazos. Voltea en dirección a Jennie y la saluda sonriente.

-No soy ninguna stalker, solo me gusta velar por su bienestar.

-Sí claro lo que digas. -Rueda los ojos divertida. - Ven entremos antes de que Tzuyu se enoje.

Reviso que Jennie haya desaparecido de la ventana para poder salir de detrás del árbol, y caminar hacia la residencia de los Minatozaki.

Creo que Sana tiene un punto, cualquiera llamaría a la policía si me viera detrás de un árbol observando fijamente la ventana de una jovencita. Aunque tengamos la misma edad.

-¿Enserio aún sigue creyendo que tenemos algo?

-No lo cree, confía plenamente en mi, es solo que no le gusta que no la este abrazando todo el tiempo. -Estrecha a Kuma entre sus brazos, y le da un beso en su cabeza, el le responde lamiendo su nariz.

-Que envidia me dan. -Digo falsamente triste.

Sana baja al cachorro para poder abrir la puerta de su casa, Kuma corre emocionado dentro seguido de nosotras.

-Si sigues tan bien como ahora, te aseguro que no tardarás en tener a Jennie como tu novia. -Sana me lanza un guiño a su vez que se lanza al regazo de su novia, quien esta sentada en el sofá.

-¿Lisa dejara de ser una solterona? -Pregunta Tzuyu burlona.

-Sinceramente, eso espero.

A través del ventanal de la sala veo el auto de los padres de Jennie llegar, su hermanita baja felizmente y sus padres se abrazan tan enamorados.

Lucen tan felices sin Jennie, y eso me hace odiarlos aún más.

-Pero lo que más espero es poder seguir cuidando de ella.



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