Capítulo 16
-¿Y como te fue?
Doy un profundo suspiro, recargando mi mentón sobre mi mano.
La expresión de Nayeon cambia a una mueca de desagrado, ya sabiendo mi respuesta sin necesidad de decirle nada mas.
-Le insistí mucho, pero cuando le dije de quien sería la fiesta de inmediato me prohibió ir.
-Odio mucho a tu padre. -Sus ojos se agranda, mostrándose arrepentida por lo que ha dicho. - Lo siento.
Me encojo de hombros, restándole importancia.
-No te preocupes, también yo.
Es lunes por la noche, una ocasión muy rara para hacer una fiesta si me lo preguntan, pero aun así, ansiaba el asistir a una.
Nunca antes lo he echo, sin amigos, mis interacciones sociales se veía limitadas, además del hecho de no agradarle a nadie en la escuela, no había forma alguna de que yo asistiera una fiesta. Y en caso de recibir una invitación, como lo fue esta vez, no tendría permitido asistir.
Cuando le dije a Lisa que no le prometía nada, hablaba enserio.
No importaba con quien fuera, Harold simplemente no me dejaría ir, el estar en una fiesta llena de chicos ebrios, para el, era un pase gratis a que me metería con todos, y haría quien sabe cuantas cosas ilegales mas.
Incluso usé mis mejores carta, le prometí que solo estaría con mis amigas, que Lisa estaría ahí, inclusive le aseguré que me Tzuyu estaría ahí, quien había descubierto, era del agrado de mi familia por la cantidad desbordante de dinero de la suya.
Aun con todo eso, su respuesta fue un rotundo no.
Y por si fuera poco, como si alguna vez lo hubiera echo, aseguró todas las ventanas de la casa además de las puertas, por si se me ocurría escapar.
Estuve tentada a hacerlo, sobre todo cuando, antes de salir de la escuela, Lisa volvió a suplicarme que fue con ella.
Poniéndome esa expresión de cachorrito lastimado, besando todo mi rostro mientras murmuraba, que por favor fuera.
Eso era sin duda lo que mas me dolía, no poder ir con ella.
-Será muy aburrido estar ahí entonces. -Dice Nayeon.
Arqueo la ceja, divertida.
-Tampoco finjas, aunque yo fuera, te la pasarías pegada a Jeongyeon.
-Y tu junto con Lisa, es justo. -Sonríe. - Como sea, supongo que Lisa podrá alocarse con las chicas.
-Grabas cualquier tontería que hagan, ya son demasiado idiotas, ahora sumándole el alcohol. -Ambas reímos, ya imaginándonos las cosas que son capaces de hacer. Realmente será una pena perderse eso. - Rosé y Sana tendrán mucho trabajo que hacer.
Nayeon asiente.
-Suerte la mía que Jeongyeon sepa comportarse, ella ya ha madurado. -Suelta un suspiro enamorado.
-Oye, Lisa también es bastante madura. -Algunas veces.
Nayeon me mira dudosa, rodando los ojos.
-Como sea, supongo que ya debo irme. -Comenta viendo la pantalla de su celular. - Jeong dijo que vendría por mi treinta minutos.
Ella se pone de pie, tomando su bolso, su vestimenta ya estaba completa.
Había llegado a mi casa con la excusa de que le prometí ayudarla a vestirse, cosa que en realidad si hice, aunque su verdadera intención fue tratar de persuadirme para volver a insistirle a Harold que me dejara salir.
Claro que le dije que no, no tenía caso alguno.
-Que te vaya bien, ¿quieres que te acompañe a tomar el autobús?
-No es nece-
-¡Jennie Brown, baja ahora mismo!
Me paralizo al escuchar la voz tan molesta de Harold, llamándome desde el primer piso.
Por más que lo intente, sé que he fallado en ocultar mi expresión llena de terror hacia mi amiga, que no hace más que entrar en pánico, temiendo sobre lo que pasaría a continuación.
Con una seña le digo que espere, parece contrariada a hacerlo, pero aún así, y por una vez en su vida, me hace caso.
Agradezco que Rima no esté en estos momentos en casa, hoy fue a una pijamada en casa de sus amigas, me alegro por ella, no recordaba nunca haber asistido a una antes.
Al bajar encuentro a Harold tirado en el sofá, el brillo de la televisión iluminándole el rostro, y una cerveza en su mano. Busco a mi madre por todos los alrededores, pero no hay rastro alguno de ella.
-¿Ocurre algo? -Pregunto con cautela, acercándome a el.
El voltea a verme, confundiéndome por completo al ver una sonrisa atontada en su rostro.
¿No estaba enojado?
-Cariño, hazme un favor quieres. -Hace un movimiento con la mano, indicando que me acerque.
Cuando estoy parada a su lado, me toma de la nuca con delicadeza, haciendo que me incline para que así pueda susurrarme al oído.
Su aliento pestilente por el alcohol me hacen querer alejarme, y ni hablar de su apestoso olor a sudor, hoy no trabajó, por lo que lleva todo el día solo rascándose las bolas en la sala.
-Dile a tu amiguita que se vaya de una buena vez. -Dice en susurros. - Pasaremos un buen rato padre e hija.
Trago saliva con nerviosismo, fingiendo la mejor sonrisa que puedo sacar.
Lo menos que quiero hacer, es pasar tiempo a su lado. Si el solo hecho de quedarme en casa, mientras mis amigas van a divertirse en una fiesta repleta de alcohol, ya era lo suficientemente malo, esto no hacía más que empeorar las cosas.
A Harold siempre le ha gustado fingir estas cosas.
Le gusta creer que realmente tenemos una buena relación, y que el es un padre ejemplar, no sé si es su increíble cinismo, o de verdad está loco.
Usualmente solemos ver películas en estos momentos, o simplemente hacer cualquier actividad que yo elija, a primera vista suena bien, y es que, a sus propias palabras.
El siempre ha querido que hagamos las cosas bien, si terminamos peleando, como él lo llama, es por mi culpa.
De pequeña adoraba pasar tiempo con el, tras la muerte de mi padre, tenerlo ahí fue de mucha ayuda, no buscaba reemplazarlo, pero sentía como si nuevamente lo tuviera ahí conmigo, apoyándome.
Lastimosamente, esa pequeña pizca de felicidad no pudo durar para siempre.
-Claro, solo déjame acompañarla a la parada del bus. -Me enderezo, señalando con el pulgar la puerta de entrada.
Harold solo me sonríe, volviendo a beber de su cerveza.
Me permito disfrutar por un momento de eso, de su expresión alegre, sin ninguna pizca de enojo hacia mi, ni ninguna otra emoción similar.
Me doy la media vuelta, soltando el aire de mi pulmones conforme subo las escaleras, solo ruego porque no haga nada para molestarlo, y que este, sea de verdad, un buen rato.
—¿Nay, te acompa- ¿Qué?
No hay palabra alguna que pueda describir la expresión que adornó mi rostro, al entrar a mi habitación, y ver a Nayeon, a mi mejor amiga del alma. Sosteniendo con asco esa sudadera verde fuerte, completamente sudada, y que bien yo lo sabía, apestaba, además que tener algunas marcas de mi bálsamo labial.
Pero eso no fue lo peor.
Lo peor fue saber de donde la había sacado.
Esa sudadera yo la guardaba debajo de mi almohada, específicamente, para que mis padres no la encontraran, y para, hacerme sentir que tenía a Lisa a mi lado, durante lo días malos.
Siento como mis mejillas se tiñe de rojo de golpe, y todo mi rostro se calienta, preso de la vergüenza.
—¡Nayeon!
—Vaya, yo sabía que te gustaba... Pero nunca pensé que hasta este punto. —Aun sosteniéndola, Nay trata de ocultar su rostro, para que no pueda ver como se burla de mi.
Me abalanzo sobre ella, arrebatándole la prenda, y sosteniéndola con firmeza contra mi pecho.
Ella no lo soporta mas, rompiendo en carcajadas, se deja caer sobre mi cama, agarrándose el estomago.
—¿¡Que rayos haces hurgando mis cosas!?
—Solo me... Acosté un momento en lo que... En lo que regresabas y.. y... Algo me olió raro. —Trata de hablar entre constantes carcajadas, aumentando el sonrojo en mi rostro.
Mierda, esto es demasiado vergonzoso.
Recordatorio para mi misma, no volver a dejar a Nayeon sola en mi habitación, y dejar de dormir con la sudadera de Lisa.
Bueno, lo segundo estará en consideración.
—Vaya, ahora me pregunto que más cosas harás con eso, cochina. —Dijo burlona, señalando la prenda.
—¡Nada de lo que te imaginas, pervertida!
Nayeon continua ahogándose en unas fuertes carcajadas, las cuales terminan por contagiarme, al darme cuenta de lo tonto de la situación.
Aun teniendo que lidiar con la vergüenza extrema que experimento, me permito unirme a ella, acercándome y restregándole la apestosa sudadera en el rostro.
Con todo el ruido provocado por nuestras risas, y ahora, sus quejidos asqueados, no noto el sonido de sus fuertes pasos subiendo las escaleras, mucho menos lo noto parado ahí, frente nosotras, observándonos.
Es hasta que siento como tiran de mi cabello con fuerza, que me doy cuenta.
Me sujeta con fuerza, pero de una manera que, bajo los ojos del mundo, pareciera que solo esta acariciando mi cabeza, cuando en realidad me jale con extrema fuerza el cuero cabelludo.
Reprimo mis chillidos, viendo con ojos asustados como Nayeon nos observa atónita.
—¿Nayeon, cierto? —Harold le pregunta, a lo que ella asiente con lentitud. Sin saber que mas hacer. — Lamento si me veo muy maleducado, pero necesito que se retire, tengo que hablar de algo muy importante con mi hija.
Nayeon lo ignora, cerrando sus puños con tanta fuerza, que veo sus nudillos tornarse blancos.
Ella en cambio me mira a mi, cuestionándome que debe hacer, aunque sé que es una simple formalidad. Se esta conteniendo para no lanzarse sobre mi padre y romperle la cara, aunque ella pueda terminar igual.
—Esta bien, Nay. Además, ya se te hizo demasiado tarde, es mejor que ya te vayas. —Le digo con fingida tranquila, una que, por desgracia, me sale de maravilla.
Aunque me temo que, eso ya no funciona con Nayeon.
—Lo siento, señor, pero me quedaré con Jennie.
El agarre de Harold sobre mi se fortalece, y a pesar de ver una sonrisa en su rostro, sé que eso lo ha echo enfurecer. Su cuerpo entero esta tenso, temblando por la rabia de que alguien se haya atrevido a contradecirlo.
—Oh, me temo que no es una opción.
En menos de un segundo, el desaparece de mi lado, y cuando apenas puedo notarlo, esta saliendo de mi habitación, llevándose a Nayeon consigo.
Reacciono tan pronto como mi aturdido cuerpo puede, yendo de inmediato hacia ellos.
Harold desciende las escaleras, jalando del brazo a una molesta Nayeon, que hace de todo para poder quitárselo de encima.
Esto es lo que siempre temí.
Que por defenderme, alguna de la personas que quiero saliera lastimada, lastimada por mi culpa.
—¡Suéltala! —Bajo hasta su lado cuando han bajado las escaleras, y Harold esta con la puerta entre abierta, tratando de sacar a Nayeon que forcejea por quitárselo de encima. — ¡Déjala en paz!
—¡Quítese de una vez viejo de mierda! —Nayeon lo empuja, pudiendo por fin zafarse de el.
Pero no tiene tiempo suficiente, cuando Harold le regresa el empujón, tirándola al suelo, justo del otro lado de la puerta.
—Bien, si eso quieres, eres libre, jovencita. —Harold le dice, una sonrisilla dibujada en su rostro.
—¡No, espere! ¡Jennie! —Solo puedo ver la expresión aterrada de Nayeon, estirando su mano hacia mi, antes de que Harold le cierre la puerta en la cara.
Me desplomo en el suelo, sabiendo lo que vendrá a continuación, a su vez, preguntándome que fue lo que hice mal esta vez.
Estábamos bien hace tan solo unos segundos.
—Ya veo quien es la que te ha mal influenciado, esa chica ya no vendrá mas por aquí. —Apenas lo escucho, las voces en mi cabeza siendo mas fuertes, junto los incesantes golpes en la puerta, suplicando que no me haga nada. — Además, sigues conservando esa cosa, recuerdo haberte dicho que la tiraras.
Mis ojos se abren en grande, comprendiendo por fin todo.
Fue la sudadera.
¿Cómo algo tan pequeño he insignificante puede ser el culpable de tanto daño?
Lagrimas comienzan a salir sin control, mientras me hago ovillo en el piso, rezo porque no sea tan duro, rezo porque Lisa aparezca de la nada para salvarme, que Nayeon pueda escapar antes de ser la siguiente.
Y que toda esta tortura termine de una buena vez...
Espero el primer golpe casi por instinto, sin embargo, nada llega.
Espero mas, pero nada.
Temerosa, alzo la mirada.
Viendo como ahora, Harold esta de nuevo junto la puerta, sonriendo y charlando de lo mas normal con nada y nada menos que con... Yoongi.
Nayeon se ha materializado a mi lado, abrazándome con fuerza y preguntándome si estoy bien.
Apenas puedo oírla, demasiado confundida por verlo ahí, como si nada, como si no viera a dos mujeres detrás suyo al borde del colapso.
Nuestras miradas chocan por un segundo, uno en el que él me da una pequeña sonrisa, una en la que puedo interpretar un:
"Estarás bien."
[...]
-¿Sigues molesta?
No respondo a su pregunta, solo dedicándome a preparar el bendito trago que me pidió.
-Vamos Lis, relájate un poco, no te vas a morir por venir aquí sin tu noviecita.
Murmuró molesta, tomando el vaso y casi arrojándoselo al pecho, Byul tambalea, mojándose un poco.
-En primera, puedo estar tan molesta como quiera porque tu me obligaste a venir, y en segunda, no es mi novia.
-¿Que? ¿Es enserió? -Pregunta Byul incrédula, caminando hacia el sofá de la sala de estar.
Tan solo en ese pequeño espacio, puedo contar por lo menos a veinte personas pegadas unas a las otras, conversando, o compartiendo otro tipo de contacto mas pecaminoso.
Yo no conocía al anfitrión de la fiesta, el dichoso Chenle, sin embargo mis amigas parecían ser bastante cercanas a él, sobre todo Jeongyeon.
Era de esperarse, Jeongyeon es conocida por ser una mariposa social, muy al contrario mío, de hecho, cuando entramos a la preparatoria, fue ella quien prácticamente nos adoptó a Rosé y a mí.
Ahí solitarias, pasando el receso bajo un feo árbol, alejadas de la sociedad.
Nunca se lo he dicho, pero siempre le he estado agradecida por ello, no sé que sería ahora de mi sin estas torpes.
Aunque fueran tan molestas.
-¿Que tiene de malo? -Siento mi rostro arder, me pregunto si es por vergüenza, o por el alcohol.
Me recuerdo a mi misma no pasarme de copas, le prometí a Jennie que no lo haría.
-Por dios, socia. -Exclama decepcionada, golpeando mi espalda. - Ya llevan... ¿Cuánto? Como dos meses conociéndose, y aún no se lo has propuesto.
-Lo siento, pero aún no me siento lista. ¿Cómo sé que realmente le gusto?
Su expresión me da la respuesta sin necesidad de palabras, una expresión incrédula que dice:
No seas idiota, Lisa.
Gruño, tomando una de las muchas botella de alcohol en la mesita de noche, dándole un profundo sorbo.
-Ey, ey, tranquila. -Aun con la música a tope, logró escuchar la voz de Tzuyu materializándose a mi lado.
Se sienta en el sofá, pasando uno de sus brazos por mis hombros.
Jadeo dejando la botella de golpe, sintiendo como el alcohol comienza a circular por mi sangre, mi cabeza comenzando a sentirse más ligera.
Se lo prometí a Jennie, solo tomaré un poco, lo suficiente como para olvidarme que no está a mi lado.
-¿Que le dijiste, Moon? -Le pregunta Tzuyu, en tono de advertencia.
Byul solo se encoge de hombros, riendo.
-Solo le recuerdo que es una idiota por no pedirle, aún, a Jennie que sea su novia.
Tzuyu se aleja de mi, alzando sus brazos, admitiendo su derrota.
-Ah bueno, así pues sí.
-¡Tzuyu!
-¿Qué? Ella tiene razón, ustedes ya debería empezar a hacer algo para formalizar, cual más de las dos son demasiado lentas.
Me recuesto en el sofá, dejando mi cabeza caer, viendo el colorido techo gracias a las luces LED que rodean toda la casa.
Sé que tienen razón, se supone que nosotras hemos estado haciendo estas cosas de coquetear, inclusive hemos tenidos citas, nos besamos, y nos tratamos como una pareja.
¿Qué es lo que realmente me detiene?
¿Son mis inseguridades acaso?
¿Jennie me seguiría queriendo, sabiendo la clase de desastre que soy?
Ni siquiera he sido capaz de decirle que voy a terapia, mucho menos la razón.
Pero no quiero molestarla con mis problemas, ella ya tiene mucho por lo que lidiar, además de que, conociéndola.
Es capaz de empezar a minimizar lo que le pasa por querer ayudarme.
¿Estará bien arriesgarme?
-No lo sé, chicas... Yo... La quiero, pero no quiero agobiarla, ustedes saben que soy mucha carga.
Las miro expectante, esperando hayan entendido a lo que me refiero, cuando veo como sus expresiones burlonas se borran por completo, sé que ha sido así.
-En primera, no lo eres, Lisa. -Comenta Tzuyu en tono duro. - Y en segunda, que tu pareja sepa tus problemas no tiene nada de malo, no se trata de cargar con las cosas del otro.
-Una relación es de dos, y si ambos tienen muchos problemas con los que lidiar, se apoyaran uno al otro, como pareja. -Me dice Byul, dándome una sonrisa.
Contribuyo que ella, dejando que Tzuyu revuelva mi cabello.
Es verdad, estoy ahogándome en un vaso de agua.
Primero hablaré con ella de todo, y si en todo caso, decidiría que es mucho para ella, lo entenderé.
Aun cuidaré de ella, aunque sea a la distancia.
-Para ser un vil mujeriega, sabes mucho de relaciones. -Le digo burlona a Byul, ella sonríe orgullosa.
-Que sea mujeriega no me quita el sentido común.
-Nah, lo que te quita es el cerebro. -Tzuyu le da un golpecillo en la frente, molestándola.
Byul se pone se pie, tratando de alcanzar a la taiwanesa, pero Tzuyu se la quita fácilmente de encima, ocasionando que la idiota termine cayendo sobre mi.
-¡Quítate maldita uva rancia!
-¡Envidias mi hermosa melena!
Como si Dios hubiera escuchado mis plegarias, el peso de la coreana finalmente desaparece de sobre mi, permitiéndome respirar de nuevo.
Sin embargo vuelvo a sentir como el aire se atasca en mis pulmones, al ver a Rosé parada frente mi, con Byul tirada en el suelo viéndola temerosa.
Su expresión no hace nada más que asustarme.
-Eh... ¿Hola? -Pregunto nerviosa.
Rosé frunce el ceño, aventurándose a tomar mi oreja, y sacarme del sofá a tirones.
-¡Auch, auch! ¡Rosé, eso duele! -Trato de quitármela, pero su agarre es demasiado fuerte.
A veces no sé de dónde saca tanta fuerza siendo tan delgada.
Busco a Tzuyu por ayuda, sin embargo ella solo está descansando en el sofá, ahora con Sana sentada en su regazo, ambas disfrutando del espectáculo de verme siendo torturada.
Con esas amigas, ¿para que quiero enemigas?
-Tu y yo vamos a hablar, ahora. -Sentencia Rosé con su típica voz robótica, sin embargo, detecto la furia en la misma.
Me pregunto que fue ahora lo que hice para que se ponga así.
Sin soltarme, me lleva por los pasillos infestados de gente, la mayoría nos ignora, acostumbrados a ver cosas extrañas en este tipo de fiestas, otros, que parecen reconocernos, solo se ríen.
Terminamos en una de las muchas habitaciones de la gran mansión, porque si, ese niñato por lo visto era millonario.
El cuarto está a oscuras, apenas iluminado por una lámpara situada en la mesa de noche, junto la cama de sabrá dios quien, supongo debe de ser una de las muchas habitaciones de huéspedes.
Finalmente Rosé suelta mi oreja, dejando que me siente en la cama, sobando mi pobre oreja herida, frunzo el ceño viéndola cruzarse de brazos frente a mi.
-Bien, ¿me dirás ahora que ocurre? -Pregunto sonando claramente irritada.
Y no es para menos, el alcohol ha empezado a hacer efecto en mi, lo siento.
-No te pongas conmigo como si fueras la víctima, tu sabes que la haz cagado.
Por un momento mi creciente enojo flaquea, recordando la razón principal por la que he estado alejada de todo.
Agradecí que las chicas no me cuestionaran nada cuando volví a clases, acostumbradas a esos comportamientos propios de mi, y sabiendo que si algo me estaba pasando, hablaría cuando estuviera lista.
Sin embargo, Rosé era otro mundo.
Ella me conoce mejor que nadie, y sabe perfectamente cuando algo no está bien conmigo, así como yo también lo sé con ella.
Ella me confronta cuando estoy siendo imbécil con algo, no se queda callada cuando me dejo llevar por mi emociones, y me mantiene al margen cuando es necesario.
Me gusta esto de nuestra amistad, de verdad, es solo que algunas veces, cuando quiero evadir todo, es algo molesto.
—¿Es por que me perdí estos días? —Rasco mi nuca, cabizbaja.
La escucho suspirar, al alzar la vista, esta frotándose el puente de la nariz, tratando de relajarse.
—En parte, me importa tratar eso contigo, pero no es por eso que me molesté.
—¿Entonces?
De pronto, una brillante pantalla me golpea en el rostro, aturdiéndome un poco.
"@PrinceLimario
Holaaaaa
¿Cómo te fue hoy? ¿Que comiste?
¿Está bien, Jennie? ¿Por qué no contestas?
Holaaa
Otra vez yo, estoy preocupado, como ayer no respondiste
Responde cuando puedas
Jennie
Jennie
Contesta
¿Todo bien el día de hoy?
Ya va una semana, Jennie, por favor
¿Por qué no contestas?
Jennie
Por un carajo contéstame
RESPONDE DE UNA MALDITA VEZ
POR QUÉ MIERDA NO CONTESTAS
NO QUIERAS CREERTE MUCHO COMO PARA NO HABLARME
MALDITA ZORRA CONTESTA
Lo siento, mi primo tomó mi teléfono
Fue un error
Está bien, no me contestes, lo entiendo."
—¿Pero que mierda? —Exclamó molesta, arrebatándole el artefacto de las manos, para comprobar que no se trata de una broma pesada.
—¿Por qué carajos le mandaste eso a Jennie? ¿Estás mal de la puta cabeza? —Rosé hace una seña, tocándose la cabeza.
—No entiendo de que hablas, yo nunca le mandé nada de esto a Jennie. —Me pongo de pie, confrontándola, y estrellándole el celular en el pecho.
Y estaba siendo sincera.
Nunca, ni en el peor de mis ataques, me he atrevido a hablarle de esa manera.
Me juré a mi misma que en el primer momento que me llegara a comportar de esa manera tan agresiva con ella, me alejaría de inmediato, por su propio bienestar.
Pero este no era el caso, al contrario, alguien se había echo pasar por mi para engañarla.
Por suerte se trataba de esa cuenta.
—Lisa, entiendo que a veces tienes tus ataques, pero debes ser sincera conmigo. —Pide suplicante, queriendo tomar mis manos.
Yo me zafo de ella con molestia, sintiendo mi cuerpo comenzar a temblar del coraje, mi mente traicionándome, y haciéndome tener pensamientos locos.
—¿Y yo como sé que no fuiste tu? Haz actuado muy raro desde que te enteraste de lo de Jennie.
Rosé jadea indignada.
—¿Extraña? ¿Crees que yo acaso te he perdonado por haberte comportado así conmigo? —La rubia da un paso hacia adelante, tomándome del cuello de mi sudadera. — Te recuerdo que fui yo quien la ayudó, quien la cuidó, y me he mantenido cerca de ella desde entonces.
Río burlona, observando su expresión incrédula la verme hacer esto.
—¿Y por que razón? Nunca me respondiste porque estabas justamente tú, ahí.
—Ya te lo he dicho millones de veces, estaba de paso porque debía de llegar pronto a una cena familiar. —Me suelta, desviando la mirada.
Ah no, ahí estaba otra vez.
Ella presume mucho de reconocer todas las expresiones de mi rostro, fácilmente se da cuenta cuando algo me molesta, o me estoy siento mal, incluso si estoy mintiendo.
Lo que no sabe es que yo también poseo ese poder sobre ella, por lo que he podido darme cuenta que todas esas veces que me dice lo mismo, que me ha estado mintiendo.
—¡Roseanne Park!
—¡Lalisa Manoban!
Ninguna da lugar a dudas, manteniéndose firme mientras mantenemos nuestros pechos en alto, esperando que la otra confiese de una buena vez.
Somos demasiado orgullosas, eso esta muy jodido.
—Dime de una vez porque le dijiste eso a Jennie. —Nuevamente el tono lleno de suplica llena su voz, un tono que pocas veces deja ver, uno que se ha jurado a si misma ocultar del mundo.
Las únicas personas que hemos podido verlo somos Jisoo, y por supuesto yo.
—Ya te dije que no fui yo, te lo juro, hace meses que no uso esa tonta cuenta, perdí la contraseña. —Relajo mi postura, dejándome caer en el costoso colchón detrás mío, Rosé se mantiene parada frente de mi, mucho mas relaja sin embargo.
Ella suelta un largo suspiro.
—Te creo... Lo siento, es solo que... Creí que algo muy malo debía de estar pasando contigo, como para que le dijeras esas cosas.
Muerdo el interior de mi mejilla, incomoda por el rumbo que estaba por tomar la conversación.
—Bueno, ha decir verdad, si esta pasando algo malo.
Sus ojos se abren sorprendidos, para despues sentarse a mi lado, una de sus manos acariciando mi espalda, mientras la otra acaricia mis manos, puestas tímidamente sobre mi regazo, queriendo transmitirme confianza.
—¿Quieres contármelo? —Asiento lentamente.
Inhalo y exhalo profundamente, queriendo sentir un poco de paz para continuar.
—Ya sabes que pronto estaremos de vacaciones, y pues... Mi familia vendrá de visita, como siempre... Es solo que... Vendrán antes, se quedarán mas tiempo, y...
Trago saliva, queriendo ahuyentar el nudo que se comienza a formar en mi garganta. Rosé me da una leves palmadas, recordándome que esta ahí, y que se quedará a mi lado pase lo que pase.
—Erick vendrá.
Ahí Rosé lo entiende todo.
Alzo la vista, viendo como en sus ojos, pequeños rastros de lagrimas también comienzan a formarse, compartiendo mi dolor.
No decimos nada mas, solo nos fundimos en un abrazo, uno que, sin necesidad de palabras, lo dice todo.
Estoy aquí, no estarás sola, me quedaré a tu lado.
Dejo salir las lagrimas, buscando quedarme todo el tiempo que pueda bajo la protección de mi mejor amiga, mientras que a su vez, me pregunto.
¿Jennie acaso también sería capaz de quedarse conmigo?
•
•
•
Es de mi agrado informales, que todo va valer verga pronto
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro