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Capítulo 15

Un sonido de fondo taladra con fuerza mis oídos, ayudando a incrementar el maldito dolor de cabeza que tengo desde anoche. 

Tomo el teléfono de mi mesita de noche, posponiendo para dentro de dos minutos la alarma.

No quiero levantarme, ni siquiera tengo energías para hacerlo, mi cuerpo duele en exceso, junto el efecto de mis pastillas que me mantienen somnolienta aun después de largas horas de sueño. Debo de levantarme, mi madre esta a minutos de venir a avisarme que ya es hora, quisiera faltar, en la escuela solo me esperaba encontrarme con unos ojitos de gato que quiero evitarme por este momento. 

Llevo dos días evitándola, los mismos que he faltado a la escuela, todas las mañanas salgo en mi motocicleta en dirección opuesta, ignoro la llamadas preocupadas de Rosé y las chicas, ya deben de saber lo que esta pasando. 

Siempre quise eso, que alguien se preocupara por mi, que alguien notara las muchas señales de ayudaba que trataba de mandar.

Pero ahora no las quiero, no es lo que necesito. 

Con pésame me levanto de la cama, soltando un quejido al mover un poco mi torso. 

Al encender la luz y mirarme en el espejo, compruebo que mi camisa tiene manchas de sangre, levanto la tela viendo los fresco cortes. Se ven terribles, al estarme moviendo no pudieron cerrar correctamente, si quiero que sanen pronto debo ser especialmente cuidadosa. 

Dos ligeros golpecitos llaman a mi puerta.

—Lisa, ¿ya estas despierta? —Pregunta mi madre desde afuera.

Rápidamente bajo mi camisa, temiendo que pueda entrar y verme. 

—Sí, en un momento bajo. 

—Okay, recuerda tomar tus medicamentos mi niña. —Dice sin mas, desapareciendo, escucho sus pasos bajar por las escaleras. 

Suspiro aliviada de que se ha ido, la navaja de afeitar que utilicé aun esta sobre mi escritorio, manchada con sangre al igual que unas bolas de papel que utilicé para detener el sangrado. Tomo todo eso ocultándolo perfectamente, para ir hasta mi armario, veo los muchos conjuntos de tops, faldas cortas, ropa ajustada y vestidos, son demasiados lindos para solo tenerlos ahí guardados. 

Como siempre solo tomo una sudadera ancha junto mis pantalones holgados, me gusta este tipo de ropa pero comienza a hartarme siempre usar lo mismo.  

Desearía verme bien con esas otras cosas. 

Bajo las escaleras rápidamente viendo a mi madre preparando el café de Jason, en la mesa descansa mi almuerzo que mi madre se esmera en prepararme todos los días. Lo meto en mi mochila y simplemente me dejo caer en una de la sillas de la cocina. Aun me sobra tiempo para irme. 

—¿Lisa, no quieres que te llevemos? —Pregunta mamá vertiendo el café cargado en un termo gris. 

—No te preocupes, me iré en la moto como siempre. —Respondo frunciendo el ceño, no se a que viene la pregunta, todos los días me voy por mi cuenta.

—Tu papá estaba revisándola anoche y vio que ya se le acabó la gasolina. 

—¿Otra vez? A esa porquería se le acaba muy rápido la gasolina. —Gruño tomando mi teléfono para mandarle un mensaje a Byul, necesito que la revise.

La familia de mi amiga tiene un pequeño taller mecánico en el centro de la ciudad, fue gracias a los Moon que pude siquiera conseguir mi motocicleta, la encontraron tirada en un basurero y junto mi amiga decidimos arreglarla para que fuera nuestra. Al final todo resultó ser un engaño por parte de los Moon, en realidad la prepararon para regalármela en mi cumpleaños, Byul sabía que nunca habría aceptado ese regalo de no ser porque ambas trabajamos en ello. Aun así me negué un poco para aceptarla, hasta que me dijo que a cambio debía ser su chofer personal. 

No fue tan malo al principio, hasta que comenzó a pedirme que la recogiera de los moteles a los que se largaba con quien sabe cuantas chicas. 

Yo también terminaba siendo victima de esas chicas a las que les rompía el corazón.

Y el coño. 

—La llevaré al taller luego. —Dije suspirando.

En eso entró Jason a la cocina, apestando a cigarrillo desde temprano, como odiaba tener que oler a primera hora del día. Lo saludé con un cabezazo, a lo que el respondió con una sonrisita. 

—¿Y si tienes dinero? —Volvió a hablar mamá, dándole su café a Jason. 

—Algo, quería comprarme un poco de ropa pero mejor lo usaré en repararla. 

—Lamento no poder ayudarte con eso. —El rostro de mamá se puso triste, como si estuviera decepcionada consigo misma. — Soy tu mamá, yo debería de pagar ese tipo de cosas. 

Me levantó de la silla yendo junto a ella para abrazarla, mamá corresponde al abrazo dándome un beso en la mejilla.

—Ya te he dicho que no te preocupes por eso, al fin y al cabo yo soy la que quería moto. —Le doy una sonrisa rompiendo el abrazo. Me giro hacia Jason que solo se nos queda viendo. — ¿Nos vamos? 

El asiente acercándose a mi mamá para darle un beso, emito su acción dejando que mamá vuelva besarme la mejilla. 

Al salir subo a esa vieja camioneta negra bastante oxidada, cuando Jason sube arrancando de inmediato me quedo perdida viendo afuera de la ventana.

Ya conozco como será este viaje, en completo silencio, ninguno de los tratará de hablar, el no sabe hacerlo y yo ya perdí las ganas de intentar comunicarme. Antes me parecía hasta incómodo viajar los dos solos, con ese asqueroso silencio, ahora lo disfruto demasiado, ya no siento necesaria su cercanía.

Hace mucho que dejé de necesitar la atención de mi padre. 

[...]

—¿Y que es lo que tiene? 

—Jason dijo que se acaba muy rápido la gasolina, debe tener alguna fuga o algo así. 

Byul escucha con atención mis palabras, a la vez que le da una calada a su cigarrillo, frunzo el ceño en cuanto expulsa el humo toxico. 

Por suerte llegué algo temprano, así que en cuanto la vi en el salón la invité a ir a la azotea, lugar al que se esta estrictamente prohibido entrar, aunque nadie hace caso a esa regla. Junto a nosotras hay otras cinco personas, la mayoría fumando. 

Detesto venir aquí por lo mismo, si no fuera por lo privado que es ni me plantaría en poner un pie aquí. 

—Iré a tu casa en la tarde para repararla, pero ya sabes. —Dijo Byul con una sonrisa juguetona. — Nada es gratis en la vida.

—¿Cuánto quieres? 

Apagando el cigarrillo en la barandilla donde estamos recargadas, la coreana se lanza a abrazarme por los hombros. 

—No mucho, solo que vayas con nosotras a una fiesta. 

—Ay no, Byul, eso no. —Rezongo tratando de quitármela de encima.

—¡Por favor, Lis! ¿Cuándo fue la ultima vez que saliste con nosotros? 

—El último viernes. 

—¿Lo ves? A pasado mucho tiempo. —Suspira dramáticamente. — Ya nunca sales con nosotras, ya ni siquiera me tocas. 

—No gracias, además, ¿Cuándo sería la dichosa fiesta?

—Hoy.

La miró fijamente esperando que este bromeando.

—Pero es lunes. 

—¿Y? ¡Ya por favor Lis, di que sí! —Byul comienza zarandearme con fuerza. — Di que sí, di que sí, di que sí. 

—¡Bueno ya! —Grito empujándola, sola para que vuelva a abrazarme. — Esta bien iré, me reparas mi moto. 

—No hay problema, ya verás que salir un poco te hará bien.

Supongo que es cierto, tal vez lo único que necesito es salir, distraerme de los problemas me hará bien.

Además no sé que tan bien resultará mi conversación con Jennie, si decide mandarme al diablo necesitaré ahogar mis penas.  

[...]

"(4) Mensajes nuevos de @PrinceLimario"

Les extiendo el aparato a Nayeon, para que pueda leer toda la avalancha de mensaje que he estado recibiendo desde hace unos días.

Para ser más específicos, desde el día que Rosé perdió su teléfono.

—¿Y que tiene de malo? Tenía entendido que te gusta recibir mensajes de este admirador. —Me cuestiona Nayeon.

—En primera, quiero dejar el contacto con el, ahora estoy con Lisa, y se siente como si la engañara. —Respondo incómoda, a la vez que juego con la pajilla de mi jugo.

Nuestras últimas clases del día fueron canceladas gracias a una junta que tuvieron los profesores, sin embargo se nos prohibió salir hasta la hora indicada, así que sin muchas opciones nos decidimos por venir un rato a la cafetería.

Está vez no me opuse a la idea, comenzaba a parecerme más agradable el estar ahí.

Desde que tuve el incidente con Jimin, todo el mundo dejó de molestarme de un día para el otro, sigo recibiendo notas y comentarios desagradables de vez en cuanto, pero nada comparado como antes.

Puedo respirar en paz nuevamente, había olvidado como se sentía.

—Aunque ni siquiera son nada todavía.

Giró los ojos, resoplando con molestia.

—Ni me lo recuerdes. Y en segunda, tengo un extraño presentimiento.

Nayeon ladea la cabeza, confundida.

—¿Por qué lo dices?

—Lee los mensajes, esa no es Prince Limario.

Desde ese día, no había dejado de recibir mensajes de la cuenta de mi admirador, aunque no he respondido a ninguno de ellos, por la gran duda que me carcome.

Al principio sus palabras eran muy parecidas a las suyas, pero al pasar de los días, estás iban cambiando, los últimos mensajes que recibí fueron los que me hicieron recurrir a la opinión de mis amigas.

—Déjame verlo. —Dice Rosé, arrebatándole el artefacto de las manos, Nayeon solo resopbla indignada.

"@PrinceLimario

Holaaaaa

¿Cómo te fue hoy? ¿Que comiste?

¿Está bien, Jennie? ¿Por qué no contestas?

Holaaa

Otra vez yo, estoy preocupado, como ayer no respondiste

Responde cuando puedas

Jennie

Jennie

Contesta

¿Todo bien el día de hoy?

Ya va una semana, Jennie, por favor

¿Por qué no contestas?

Jennie

Por un carajo contéstame

RESPONDE DE UNA MALDITA VEZ

POR QUÉ MIERDA NO CONTESTAS

NO QUIERAS CREERTE MUCHO COMO PARA NO HABLARME

MALDITA ZORRA CONTESTA

Lo siento, mi primo tomó mi teléfono

Fue un error

Está bien, no me contestes, lo entiendo."

—¿Ahora ven porque me preocupa? —Digo.

—Ven, ya no te juzgo, en realidad, esto es mucho más alarmante de lo que parece. —Dice Nayeon.

—¿Por qué lo dices?

—Porque el sabe dónde vives.

Mi cuerpo entero se paraliza al escuchar las palabras de la rubia, trago con pesadez al caer en cuenta de lo que dice, tiene razón, yo solo estaba preocupándome por tener que lidiar con alguien por internet, pero es mucho más peligroso que eso.

Había olvidado como fue que Prince Limario y yo nos conocimos en primer lugar.

Miro a Rosé esperando ver la misma expresión preocupada que tiene mi compatriota, sin embargo paso del terror a la confusión al ver su rostro.

No está asustada, ni mucho menos preocupada, no, todo lo que refleja su expresión es, decepción.

—Creo que deberías bloquearlo, Jen. —Sugiere Nayeon, dándole un mordisco a su sandwich.

—No. —Se apresura Rosé a contradecirla.

Y como nunca antes la había visto, su tono se torna lleno de nerviosismo en cuanto l avemos confundidas.

—Digo, no debes hacer eso tan precipitadamente, que tal si eso lo pone más molesto. —Rosé se concentra en su plato de comida vacío, revolviendo los inexistentes fideos de este.

Para ninguna de las dos pasa desapercibido esto extraño comportamiento, le doy una rápida mirada a Nayeon cuestionado si tiene idea de que pasa, como siempre ella me entiende enseguida pero solo se encoge de hombros.

Está igual de confundida que yo.

—Tienes razón. —Es lo único que me limito a decir, no estoy segura de preguntar si es que le pasa algo.

Rosé es muy reservada la mayoría de las veces, con lo poco que la conozco, sé que no es lo mejor cuestionarla ahora.

Antes de que mi mente pueda seguir dándole vueltas al asunto, las puertas de la cafetería se abren de golpe, captando nuestra atención por completo, y aparentemente también la de todos los demás en el lugar.

Vistiendo su ropa deportiva, el cuarteto de idiotas, más Lisa, vienen discutiendo aparentemente, cubiertas de sudor, desarregladas y bastante sucias.

Fingiré que el ver a Lisa cubierta de sudor, con el flequillo desarreglada, y el ceño fruncido no me afectó en mi estado hormonal, casi me hace olvidar mis preocupaciones sobre el admirador secreto.

Y el hecho de que ha estado ignorándome.

—¿Ahora que se traen? —Les dice Rosé, retomando su común actitud desinteresada.

No pierdo de vista como su mirada se posa más tiempo del necesario sobre Lisa, y esta la ignora por completo.

—¡Son estás inútiles que no saben jugar! —Exclama Jisoo molesta, sentándose de golpe al lado de Rosé tratando de abrazarla, aunque ella la aleja alegando que apesta.

A mi lado Lisa también hace acto de presencia, dándome una pequeña sonrisa a la que correspondo a pesar de todo.

Anoche discutí con mamá, no pasó a mayores gracias al cielo, pero sólo eso bastó para que no me sienta con ganas de pelear.

Volvió a hablarme, y esta aquí conmigo, sé que es patético, pero aprovecharé esta actitud positiva de su parte.

—No es nuestra culpa que seas tan mala capitana. —Espeta Moonbyul.

—¡Fue culpa de Lisa, no puede meter ni un solo gol!

—¡Yo les dije que si me metía a su estúpido equipo, solo iba a pasar la pelota! —Lisa golpea la mesa.

—¿Entraste al equipo? —Les cuestiono.

Hasta donde recordaba Lisa prometió nunca meterse a algún equipo deportivo que tuviera la escuela, no porque le desagradara o algo así, solo por simple pereza.

Ella asiente.

—Me prometieron que me comprarían lo que quisiera después de los partidos si aceptaba. —Me dice. — Aunque solo lo haré hasta el próximo partido.

—Fue un martirio hacer que aceptará, pero ahora Jisoo ya la quiere sacar. —Seulgi ríe sentándose a mi izquierda, teniendo a Nayeon y Jeongyeon junto a ella.

—Si ella me enseñará bien no tendría porque quejarse tanto. —Lisa gira los ojos.

—¡Nunca me escuchas cuando te digo que hagas algo! —Jisoo se levanta, queriendo atravesar la mesa para agarrarla, pero Rosé se lo impide jalándola de vuelta, la tailandesa solo le saca la lengua burlándose.

—Ya, ya, dejemos de pensar en esas cosas, mejor, hablemos sobre lo que queríamos decirle a las chicas. —Dijo Jeongyeon, rodeando los hombros de mi amiga.

—Oh, cierto. —Jisoo limpia su garganta, poniendo una graciosa expresión de seriedad. — Estimadas señoritas, queremos saber si podemos contar con su bella presencia, en la elegante reunión que tendrá el joven Park, en su mansión en la colina.

Rosé le da un ligero golpe en la frente. Jisoo quejándose exageradamente, tocando sus frente adolorida.

—Habla bien.

—En pocas palabras. —Jeongyeon llama nuestra atención con un sonrisa. — Lo que quiso decir la payasa, es si quieren venir a una fiesta con nosotras, Jisung hará una fiesta por su cumpleaños.

¿Jisung?

Recordaba muy poco de el, solo uno que otro fragmento de conversaciones que tuvieron las chicas entre ellas, solo sabía que era un chico de primer año, y parte del equipo de baloncesto.

El nunca me ha tratado mal, ni siquiera lo conozco, así que ir a su fiesta no sonaba tan mal, el problema radicaba en que no sabía que clase de personas habría ahí.

Además, de que el hecho de que yo asistiera a una fiesta, era un hecho tan fantasioso que me hacía reír.

Tal vez haya tenido una buena racha últimamente, pero tampoco tentaría a mi suerte.

—Ya saben que siempre tengo que ir, no quiero que Jisoo termine en un barranco. —Dice Rosé, recargando su mentón en la palma de su mano.

—¡Oye!

—¿Te gustaría que vaya? —Le pregunta Nayeon a Jeongyeon, con sus simplones ojo de enamorado.

—Me encantaría llevarte conmigo, Nay.

Solo logro escuchar el atontado suspiro de mi amiga para voltearme a ver a mi tierna Lis, viéndome con ojitos inseguros.

Debe estar muy nerviosa por la el tiempo que no hemos hablado, o bueno, espero que sea por eso.

Parece bastante preocupada de si aceptaré ir o no a la fiesta, lo que hace que el rechazarla me parezca más doloroso.

Aún con el temor creciente de llegar a sufrir alguna clase de abuso por mis compañeros, también crece una excitación porque esa pueda ser mi primera fiesta, nunca he asistido a algo semejante, me preguntó si será como en la películas.

Adolescentes bebiendo, música a tope, las luces LED iluminando por doquier, y uno que otro acto pecaminoso ocurriendo en los rincones más oscuros.

—¿Algo que decirme, amor? —Pregunto divertida.

—Bueno, es que no sé si tú, bueno, tampoco estás obligada... A lo mejor te gustaría ir.... —Su tono de voz va bajando conforme habla, terminando viendo la mesa cabizbaja.

Me causa ternura cuando actúa de ese modo.

—Vamos Lisa, ten ovarios.

Todas ríen con las palabras de Suelgi, y Lisa se estira un poco para darle un buen golpe en la nuca.

También rió enternecido por verla avergonzada.

—Me encantaría ir, pero no creo poder hacerlo, ya sabes, Harold. —Explico, frunciendo el ceño al mencionarlo.

—Oh...

Espeta formándose un puchero en sus labios, al cual me resisto mucho de no besar, me duele verla decepcionada, pero no hay mucho que pueda hacer.

—Esta bien, lo entiendo. —Suspira. — Aunque la fiesta será mucho más aburrida sin tí.

—Lo sé, soy el alma de las fiesta. —Río, y Lisa toca la punta de mi nariz juguetona. — ¿Me prometes que no beberas demasiado?

Lisa pone una mano en su pecho, mientras la otra la levanta, haciendo un juramento.

—Prometido, además, seguramente terminaré siendo la conductora designada.

—Guau, ¿crees que finalmente Jeongyeon se desate? —Por lo que sé, la coreana siempre es la que se encarga de cuidarlas junto con Tzuyu.

La tailandesa se encoge de hombros.

—Con Nayeon ahí quien sabe. —Nuevamente, el puchero regresa a su rostro, Lisa rodea mi cintura, recargando su cabeza en mi hombro. —Realmente me harás falta.

Maldita manipuladora, actuando de esa forma tan tierna, como si no supiera lo que hace.

Doy un pequeño beso en su cabeza, correspondiendo al abrazo.

—Esta bien... Trataré de hablar con Harold, pero no te prometo nada.

Sus abrazos alrededor mío me estrechan con más fuerza, y el rostro de Lisa se escabulle hasta mi cuello, dónde deja unos cuantos besos que me causan cosquillas.

Siento la forma de un sonrisa rozar la piel sensible de este.

—Con eso me conformo.






Creo que finalmente desde mayo del 2023 tenemos nuevo capítulo, todos los demás eran los que ya tenía publicados la historia, pero con tanta borradera de cuenta no había podido subir más.

Como sea espero les haya gustado, esperemos que podamos tener más contenido este año, no se olviden de votar y comentar mucho.

Byeeeee






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