Capítulo 79
- Debiste darle de tu sangre a esa zorra, la hubiera torturado mejor - Se aliso el vestido con enojo- Ver su sangre brotar, sus huesos romperse y ver su rostro lleno de verdadero dolor.
Los ojos de Vivianne destellaron furiosos ante el enojo y la impotencia, se relajó cuando las manos de su amante la rodearon.
- Aun tengo el don de calmarte - Sonrió con burla- Debí darte de mi sangre hace décadas, tus ojos verdes son tan hermosos.
- No me adules, amor - Negó con diversión- ¿Por qué no te has acercado a ellos? No has respondido ninguna pregunta que te he hecho.
- No están listas las cosas en el pueblo, tengo cosas por arreglar - Aparto los mechones castaños rebeldes de Vivianne, dejando que la luz del sol vuelva a golpear la luz del sol- Al fin, sin estúpidos brillos molestos en tu hermosa piel.
- ¿Crees que le gusten mi nuevo yo? - Mordió su labio con nerviosismo- Digo, ellos respetan la vida humana y toda esa cosa, ahora soy más humana de lo que era hace décadas atrás.
- Amor, ellos te amaran como siempre lo han hecho estos meses - Le aseguro- Con mis anillos nada te pasara ¿Desde cuándo tienes estas inseguridades? ¿Fue tu madre? Porque haría lo que sea para regresarla del infierno y...
- Espera, mis ojos están viendo a la gran Katerina Petrova no, perdón. Katerina Pierce está tan sobreprotectora y sentimental - Miro, con incredulidad por el espejo a la castaña detrás suyo- En serio que me quieres, mi querida y anciana amiga sádica.
- Auch - Se alejo de Vivianne- Gracias por recordarme que soy más vieja que tú.
- Me acabas de confirmar que si me quieres - Se giro sobre su propio eje, miro con diversión y cariño a Katerina- Eres tan dulce, linda. Suerte con esos niños malcriados, si necesitas ayuda con ellos, dime y te daré mi disposición total para atormentarlos o darte nombre de vampiros que te ayudarían.
- Siempre tan dispuesta. Te diré en su momento, cariño.
Vivianne se acercó posando sus manos sobre las mejillas de la mayor, junto con tranquilidad los labios carnosos de ambas suspirando en el momento que conectaron por completo.
- Son tan tiernas - Le interrumpió la voz masculina de James- Pero es hora, Vivi. Tengo ganas de cazar humanos de nuevo.
- Eres tan molesto, J - Gruñó Katerina, molesta- Váyanse antes que lo mate, por favor, cariño.
- Lo que la jefa ordene.
Vivianne la beso castamente antes de aparecer enfrente de su hermano, lo fulmino con la mirada antes de empujarlo con algo rudeza fuera del cuarto de Katerina.
- Vamos, moco, la jefa te matará.
- ¿Qué? ¿Matará a su aun amante?
- Sabes que sí - Katerina le contesto desde el baño de su habitación- Adiós, niños.
- Adiós, bombón.
Ambos hermanos se despidieron al unisón con la misma diversión, salieron de antigua casa con rapidez entre risas y empujones amistosos.
- Soy yo o Katerina estaba más sentimental - James disminuyo su paso para conversar con Vivianne- Ese Salvatore la pone así, ese feo Estefan.
- Estás celoso que a él no lo quiera soltar - Se burló- Pero yo igual lo note, ella no es así. El lazo es demasiado fuerte y no dudo que cambiara por alguno de los dos.
Diciembre de 2010. Apalaches, Nueva York.
4 años después.
Renesmee y los Cullen, abrían los regalos que se hicieron obligatoriamente por Alice y Renesmee. Las dos querían una navidad menos deprimente sin tener que recordar las navidades que pasaron con Vivianne a su lado.
- ¿Esté de quién es? - Le pregunto Renesmee, mirando la cajita cuadrada desconocida
- Mío no - Negó Emmett, rápidamente ante las miradas de sus familiares
- ¿Entonces de quién?
Los Cullen rápidamente miraron a Alice, pues ella era la que siempre estaban al pendiente de todas las amenazas que pueden presentarse ante ellos.
- No vi nada - Negó
- Hay una tarjeta - Alzo el papel blanco- ¿Es segura?
Alice sacudió la cabeza eufóricamente, Renesmee abrió la tarjeta, un jadeo seguido de un sollozo salió apenas vio el contenido de ella.
- Es mami - Contesto con voz rota- Es mi mami.
La tarjeta navideña había una foto de Vivianne y James sonrientes vestidos de dinosaurios dentro de una casa victoriana mientras sostenían cada uno una bolsa de sangre decoradas con dibujos navideños.
Felices fiestas, mi pulga. Recuerda que te amo más que a mi propia vida.
Tu mami favorita, Vivianne.
Renesmee deslizo las yemas de sus dedos sobre la letra cursiva y pulcra de Vivianne, era la letra de su madre ahí, enfrente de ella.
- No había visto que Vivianne enviaría algo - Alice, negó con la mirada fija en la tarjeta- He estado al pendiente de ella, siempre está cazando y sumida en sus cosas psicópatas. Sabe mis puntos ciegos y juega con ellos.
Rosalie agarro la cajita ansiosa por saber más de su amada cazadora, al abrirlo se encontró con un hermoso relicario de plata en forma de corazón junto una pequeña tarjeta extra con su letra.
- Te entrego uno igual como el que siempre llevo conmigo. Perdóname por ser una cobarde al no dar mi cara ante ti y el resto, pero están mejor sin alguien como yo cerca de ustedes. Los amo más que a mi propia vida, Vivianne - Leyó con voz alta y quebradiza
Renesmee sintió mayores ganas de llorar cuando miro la foto del relicario, del otro lado de ese mismo estaba grabado las palabras "Mi pulga" en letras cursivas. Aquello había sido la cúspide para romper en llanto al extrañar tanto a su madre, Bella no dudo en consolar a Renesmee entre sus brazos, pero ella sentía lo mismo que su hija al extrañar tanto a Vivianne.
- Te ama, hija. Ella te ama, nos ama a todos - Beso la cabellera cobriza de Renesmee- Tranquila, amor.
- ¿La ves? ¿Dónde está?
Emmett ya estaba mirando cada parte de la oscuridad del bosque a su alrededor, estaba listo para salir disparado hacia donde sea que fuera una pequeña pista que indicara que fuera su pequeña pareja.
- ¿La escuchas, Edward? - Esme le pregunto a su hijo estando como su otro hijo
- No, nada - Edward se concentraba en los pensamientos de cada uno de ellos
Vivianne por su parte, veía desde la distancia más alejada que podía como Renesmee veía el relicario, ella y James estaban bajo el don de la castaña así que nunca se darían cuenta de sus presencias.
Ambos tenían las mentes en blanco al saber cómo funcionaba el don de Edward, ambos se empezaron a alejar de la residencia al ver como las miradas de los Cullen se estaban acercando a ellos.
- Oh no, no - James negó abrazándola con firmeza- No llores, por favor. Vivi, eres fuerte ¿Me escuchas? Vamos, hermanita. Eres fuerte, no necesitas a los Cullen en tu vida, recuerda el propósito de todo esto.
- Ella, mi pulga - Su voz era ronca y rota- Me necesita y yo aquí. Mi hija, mi niña.
Vivianne sollozaba sobre el pecho de su hermano sintiendo nuevamente como sus pulmones querían salirse con fuerza, su corazón se estrujaba de tal manera que ni la misma Vivianne podría describir ese dolor.
La castaña soltó un grito tan aturdidor y devastador que lastimo los oídos de James, había soltado todo ese dolor que la consumía lentamente, tanto que prefería mil veces volverse a convertir que aquel dolor tan abrazadoramente ardiente recorrer sus fibras.
- Ellos están mejor sin mí – Se obligo a creer entre medio de sus sollozos- Es hora de irnos, James. Por favor.
James agarro la mano destendida de Vivianne con rapidez ante los pasos rápidos de los Cullen acercándose, la cargo en forma nupcial entre sus brazos y empezó a correr con todas sus fuerzas escuchando a lo lejos los gritos de los Cullen llamando a Vivianne y a James.
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