Capítulo 65
Entonces el olor a lobo se hizo de pronto más fuerte, y Edward alzó la cabeza bruscamente. Se detuvo de forma repentina y los demás también se quedaron inmóviles.
- ¿Sam? - Preguntó Edward en voz monótona- ¿Qué pasa aquí?
El líder de la otra manada apareció entre los árboles a unos cientos de metros, caminando con celeridad hacia nosotros en forma humana, flanqueado por dos grandes lobos, Paul y Jared.
- Justo después de medianoche, Alice y Jasper vinieron hasta este lugar y pidieron permiso para cruzar nuestras tierras hasta el océano. Les concedí el permiso y los escolté hasta la costa yo mismo. Entonces se metieron en el agua y no han regresado. Mientras viajábamos, Alice me dijo que era de la mayor importancia que no le contara nada a Jacob de que los había visto hasta que hablara contigo. Yo debía esperar aquí a que vinieras a buscarla y entonces tenía que darte esta nota. Me dijo que la obedeciera como si todas nuestras vidas dependieran de ello.
El rostro de Sam mostraba una expresión sombría cuando le tendió un papel doblado e impreso entero con un pequeño texto en negro. Era una página arrancada de un libro, la página era una copia de El mercader de Venecia.
- Alice ha decidido dejarnos - Susurró Carlisle
- ¿Qué? - Chilló Rosalie
Carlisle le dio la vuelta a la página de modo que todos pudieran leerla.
No traten de encontrarnos, no hay tiempo que perder. Recuerden: Tanya, Siobhan, Amun, Alistair y todos los nómadas que puedan hallar. Nosotros buscaremos a Peter y Charlotte de camino. Sentimos muchísimo dejarlos de esta manera, sin despedida ni explicaciones, pero es el único modo de hacerlo. Los queremos.
Volvieron a quedarse paralizados en un silencio sepulcral, salvo por el sonido de los corazones de los hombres lobo y su respiración. Edward fue el primero en moverse otra vez, contestando a lo que había oído en la mente de Sam.
- Sí, las cosas están así de peligrosas.
- ¿Tanto que tengas que abandonar a tu familia? - Preguntó Sam en voz alta, con la censura implícita en el tono
Estaba claro que no había leído la nota antes de dársela a Carlisle. Se mostraba enfadado, parecía arrepentido de haberle hecho caso a Alice.
La expresión de Edward era envarada y lo más probable es que a Sam le pareciera airada o arrogante, pero podían percibir el dolor en los planos endurecidos de sus rasgos.
- No sabemos qué fue lo que vio - Replicó Edward- Alice no es insensible ni cobarde. Simplemente dispone de más información que nosotros.
- Nosotros no... - Comenzó Sam.
- La relación que mantengan entre ustedes es distinta a la nuestra - Le interrumpió Edward con brusquedad- Nosotros nos mantenemos libre nuestra voluntad.
Sam alzó la barbilla y sus ojos se volvieron de pronto de un intenso color negro.
- También ustedes deberían hacer caso del aviso - Continuó Edward- Esto no es algo en lo que les gustará verse implicados, tampoco pueden evitar lo que haya visto Alice.
Sam sonrió forzadamente.
- Nosotros no somos de los que huyen - Detrás de él, Paul resopló.
- No dejes que masacren a tu familia por orgullo - Intervino Carlisle en voz baja. Sam miró a Carlisle con una expresión más suave- Como Edward ha señalado, nosotros no tenemos la misma clase de libertad de la que ustedes disfrutan. Renesmee es ahora tan parte de nuestra familia como de la suya. Jacob no puede abandonarla y nosotros no le abandonaremos a él.
Sus ojos se movieron hacia la nota de Alice, y sus labios se apretaron hasta formar una fina línea.
- Tú no la conoces - Replicó Edward
- ¿Y tú? - Inquirió Sam con rudeza
Carlisle puso una mano en el hombro de Vivianne cuando la castaña le gruño con fuerza.
- Tenemos mucho que hacer. Sea cual sea la decisión de Alice, resultaría estúpido no seguir ahora sus recomendaciones. Vayamos a casa y pongámonos a trabajar.
Detrás de Bella, podía escuchar los sollozos sordos de Esme, sin lágrimas. Vivianne no dudo en ella hacia ella para consolarla entre sus brazos.
- Gracias, Sam - Señaló Carlisle
- Lo siento - Respondió Sam- No deberíamos haberla dejado pasar.
- Hiciste lo correcto - Le replicó Carlisle- Alice es libre de hacer lo que desee y yo jamás le denegaría el ejercicio de su libertad.
- Pues yo no voy a rendirme sin luchar - Rugió Emmett entre dientes- Alice nos ha dicho lo que tenemos que hacer, así que manos a la obra.
Vivianne había despedido a los Cullen a muy a su pesar, no quería alejarse de ninguno de ellos, pero tenían la tarea de reunir a los testigos. La castaña se iba a quedar en casa junto a Edward, Bella y Renesmee, tenían la tarea de recibir a los testigos que llegarían a la casa y hacerles ver con el don de la menor.
- Aquí tendrán las manos bien ocupadas - Dijo Carlisle- La familia de Tanya llegará aquí por la mañana, y no tienen ni idea del motivo. Primero, tendrás que persuadirlas para que no reaccionen del modo en que lo hizo Irina. Segundo, debes averiguar qué era lo que quería decir Alice respecto a Eleazar. Y después de eso ¿Se quedarán para servirnos de testigos? Todo empezará de nuevo cuando los otros vengan... Eso, si antes logramos persuadir a alguien para que venga - Suspiró Carlisle- Tu trabajo seguramente será el más duro. Nosotros regresaremos para ayudar en cuanto sea posible.
- Buena suerte - Les despidió Edward
- Y también para ustedes - Correspondió Carlisle- Todos la vamos a necesitar.
Con esas palabras hacia Edward se despidió de él para después marcharse junto a Esme, Vivianne se aferraba al cuerpo de Rosalie.
- Por favor, tengan cuidado - Le suplico
- Siempre lo tenemos, cariño.
Rosalie beso con cariño la mejilla de Vivianne como despedida, Emmett beso la frente de la mayor para seguir a la rubia. No había durado mucho la paz en la casa de los Cullen cuando unos pasos rápidos y agiles se acercaban a la zona.
- Hija, que gusto verte después de décadas - Sonrió de lado saliendo detrás de un pino
- Oh genial, la zorra mayor a llegado - Gruño Vivianne disgustada- Hasta mucho tardaste en venir a joderme la vida, madre.
Edward, Bella y Jacob miraron con sorpresa a ambas vampiras. Vivianne tenía el rostro arrugado del disgusto mientras que la señora Davis tenía una sonrisa burlona bailando en sus labios carnosos.
- ¿No me presentaras a tus amigos? - Señalo a los tres mayores
- El perro es la mascota familiar - Se encogió de hombros restándole importancia- Chicos, ella es Marissa Davies, mi madre biológica. Madre, mis parejas destinadas, Edward y Bella. Por último, y la más importante, mi hija, Renesmee.
- ¿Tu madre? - Le pregunto Jacob
- ¿Las pulgas afectan tu audición o qué perro?
- Vivianne - La reprendió Bella
Vivianne suspiro tranquilizándose, odiaba tener que estar lidiando ahora con su madre con toda esta situación con los Vulturis, pero era su madre, era de esperarse que llegara en el peor momento para molestarla y joder todo lo que pudiera.
- Un gusto conocerla, señora Davies - La saludo Edward, educadamente- Soy Edward Cullen, padre biológico de Renesmee.
- Un gusto de conocerla, señora Davies - Bella la saludo esa vez- Soy Bella Cullen, madre biológica de Renesmee.
- ¿Padres biológicos? - Miro a ambos con confusión para posar su mirada rojiza a la cobriza- ¿Cómo? Es una niña y ustedes vampiros.
- Ella podrá demostrárselo, si se lo permite - Le contesto Edward
- ¡No! ¡No quiero a mi pulga cerca de esa señora!
Vivianne atrajo a Renesmee hacia ella, Renesmee se abrazó al brazo izquierdo de la castaña con timidez ante su ahora nueva abuela materna.
- Vivianne, recuerda las indicaciones de Alice; entre más mejor - Le recordó Edward
- Bien, pero después la quiero lejos de mi pulga - Acepto a regañadientes
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