Capítulo 54
- ¿Todos ellos? - Le pregunto Leah sorprendida
- Todos - La miro con diversión- No sabíamos que era posible, pero hemos aquí.
Leah estaba sorprendida de que Vivianne tuviera emparejada con todo el aquelarre Cullen junto a Bella, aparte de que ella y su hermano estaban imprimados de ella. Seth estaba del otro lado de la casa haciendo vigilancia mientras que ella estaba cubriendo el otro lado y Jacob tomaba su descanso.
- ¿Listo, pulgocin? - Le pregunto al lobo de Seth- Que lindo, perrito eres - Se burló viendo como movía su colita peluda enérgicamente
Seth resopló haciéndola reír a carcajadas, acariciaba el pelaje tan suave del lobo, no podía comparar lo suave que era, pero a la vez áspera.
- ¡Hola! - La saludo Seth con gran emoción
- Hola, niño - Sonrió de lado- ¿Cuántos años dijiste que tienes?
- 14 - Se sentó a lado de Vivianne
- ¿Qué? ¡Eres un feto y usas anabólicos! - Miro horrorizada la musculatura de Seth
Leah no pudo evitar reírse a carcajadas ante el rostro indignado de su hermano menor.
- ¡No uso anabólicos! Es por la transformación - Le explico- Leah no era así de musculosa antes.
- ¿Era una flacucha? Como un fideo - Miro a Leah con diversión
- ¡Exacto!
Leah se dejó de reír para mirar con indignación a ambos, Seth se carcajeo al ver que pudo lograr su cometido de venganza hacia su hermana.
- Estúpido niño - Se quejo Leah mirando el bosque
Seth se seguía riendo importándole poco los refunfuños de su hermana, Vivianne se reía entre dientes como los dos se molestaban.
- ¿Están seguros de pelear contra los suyos? - Les pregunto cuando dejaron de reír
- Si es lo correcto, lo haré - Contesto Seth con seguridad
- ¿Y si no lo es, pero tú crees que sí?
- De los errores se aprende - Se encogió de hombros
Vivianne alzo una ceja mirándolo de reojo, miro a Leah como estaba perdida en sus pensamientos.
- Ellos no son mis hermanos - Negó- Siempre fui como el estorbo para ellos, cuando me salí de la manada fue lo mejor que me pudo pasar, ya no tengo que estar escuchando sus pensamientos molestos.
Vivianne poso su mano en el hombro de Leah dándole su apoyo silenciosamente, Leah se relajó ante el tacto sutil y tan helado de la mayor sobre su hombro, notó la gran diferencia de temperaturas.
- ¿Cuántos años tienes? - Le pregunto Leah
- Nací a finales de la revolución americana así que calculo que unos doscientos y tantos - Se encogió de hombros- Soy mayor que todos los Cullen, excepto de Carlisle, él tiene más años que yo existiendo.
- ¡Wow! - Exclamo Seth- Ahora entiendo porque tratas a todos como niños.
- Son unos niños - Aclaro- Ahora están todo el tiempo serios por esta pequeña guerra que tenemos con los otros chuchos, pero después verás lo infantiles que pueden ser.
Vivianne siguió conviviendo con los dos hermanos hasta que Carlisle la llamo, ya que tenían que irse a cazar esa noche.
- Pero Carlisle - Berrincho haciendo un mohín- Yo quiero drenar animalitos.
- Tienes que cuidar a Bella - Acuno el rostro de Vivianne con gran amor
Vivianne siguió haciendo berrinches hasta que Carlisle la beso distrayéndola por completo, ambos ronronearon ante su cercanía.
- Sé niña buena y quédate - Le pidió suavemente
- Bien, pero esto te costara caro - Lo miro con seriedad
- Todo lo que quieras, será tuyo - Sonrió con diversión para besarla castamente nuevamente
- Cuídala, por favor - Le pidió mirando a Esme despedirse del resto
- Siempre, amor - Beso su frente estrujándola con firmeza contra su cuerpo- Cuídate, por favor.
- Siempre, amor - Se burlo haciendo que ambos se rían entre dientes
Vivianne se despidió de Esme besándola profundamente avergonzándola porque la vieron tan aturdida, Emmett se carcajeaba mientras se alejaba.
- Vamos a dentro - Le dijo Jasper abrazándola por la espalda
- Vamos - Alice agarro la mano de ambos llevándoselos con ella
Edward estaba al pendiente del teléfono cuando avisaran que cruzaron el territorio huyendo del resto de los lobos. Vivianne siguió a ambos hasta la habitación de los dos mientras que el resto se iba con Bella y el bebé.
- ¿Rose...?
- ¿Otra vez? - Rosalie soltó una risa nerviosa
- Creo que me he bebido dos litros en la última hora - Le explicó Bella a Jacob
Edward y Jacob se quitaron de en medio mientras Rosalie acudía para alzar a Bella del sofá y llevarla al servicio.
- ¿Me dejan caminar? - Pidió Bella- Tengo las piernas acalambradas.
- ¿Estás segura? - Le preguntó Edward
- Rose me sostendrá si me tropiezo y es muy posible, porque no me veo los pies con esta panza.
Rosalie la incorporó con sumo cuidado y no retiró las manos de los hombros de la embarazada, que alargó los brazos hacia delante e hizo una ligera mueca de dolor.
- Qué bien se siente... - Suspiró- Uf, estoy enorme. Aguanta un día más - Dijo mientras se daba unas palmaditas en el vientre- De acuerdo, entonces. Yupi... Oh, no.
Bella había dejado el vaso encima del sofá y acababa de volcarse hacia un lado en ese mismo momento, derramando la sangre de intenso color rojo sobre la tela blanca del asiento.
A pesar de que tres manos intentaron impedirle cualquier movimiento, ella se encorvó inmediatamente y alargó la mano para recogerlo. Se escuchó en la estancia una débil rasgadura de lo más extraño. Provenía del centro del cuerpo de Bella.
- ¡Oh! - Jadeó.
Entonces, Bella perdió el equilibrio y se precipitó hacia el suelo. Rosalie reaccionó en el acto y la agarro, impidiendo su caída. Edward también estaba allí, con las manos tendidas por si acaso. Todos habían olvidado la mancha del sofá.
- ¿Bella? - Preguntó Edward con los ojos desorbitados y las facciones dominadas por el pánico
Bella soltó un grito medio segundo después. En realidad, no era un grito, era un alarido de dolor que helaba la sangre en las venas. Un gluglú sofocó aquel horrísono bramido. Las pupilas de sus ojos giraron hasta acabar mirando hacia el interior de las cuencas mientras su cuerpo se retorcía y se doblaba en dos sobre los brazos de Rosalie. Entonces, Bella vomitó un torrente de sangre alarmando a Vivianne.
Rosalie sostuvo en brazos el cuerpo de Bella. Ésta chorreaba sangre y se estremecía, presa de sacudidas tan bruscas que daba la impresión de estar siendo electrocutada. Tenía cara de ida, había perdido la conciencia.
Rosalie aseguró el cuerpo de la embarazada entre sus brazos y, gritando tan deprisa que le resultaba imposible a Jacob entender cada palabra por separado, ella y su hermano subieron disparados las escaleras hasta llegar al segundo piso.
Jacob corrió a la carrera detrás de ellos seguido de Vivianne que estaba presa del pánico al oler la sangre tan abrumadoramente apetecible de Bella.
- ¡MORFINA! - Le gritó Edward a Rosalie
- Ponte al habla con Carlisle, Alice - Chilló Rosalie
Rosalie la dejo en la mesa y de un brusco tirón le rasgó la ropa mientras Edward le inyectaba algo con una jeringuilla, Vivianne ayudaba a Rosalie a deshacerse de la ropa para prepararla.
- ¿Qué ocurre, Edward? - Le pregunto Vivianne nerviosa al notar su mirada preocupada
- ¡El feto se está asfixiando!
- ¡La placenta se ha desprendido!
Bella recuperó el sentido en algún momento de ese proceso y reaccionó a esas palabras con un chillido que le perforó los tímpanos a Jacob.
- ¡SÁCALO! - Bramó- ¡No puede respirar! ¡Hazlo YA!
- La morfina... - Gruñó Edward
- No, no... ¡AHORA! - Otro borbotón de sangre sofocó los alaridos de Bella
Vivianne al ser la más cercana le alzó la cabeza mientras le limpiaba la boca a la desesperada con el fin de que ella pudiera respirar de nuevo. Rosalie apareció con un escalpelo en la mano lista para cortar.
- Espera a que le haga efecto la morfina - Le pidió Edward deteniendo su mano
- No hay tiempo - Le replicó Rosalie- El bebé se muere.
Bajó la mano hasta situarla sobre el estómago de Bella y con la lanceta practicó en la piel una incisión, por donde brotó un chorro de sangre negruzca. Era como si alguien hubiera volcado un cubo lleno hasta los bordes o hubiera abierto un grifo. Bella se retorció, pero no gritó, pues seguía sin poder respirar a pesar de los intentos de Vivianne de ayudarla.
Entonces, a Rosalie le cambió la expresión del semblante mientras echaba hacia atrás los labios para dejar vía libre a los colmillos. Los ojos le relumbraron de pura sed.
- ¡No, Rose! - Chilló Edward...
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