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Capítulo 43


Los Cullen permanecían en un holgado semicírculo alrededor de una hoguera donde, aunque se veían pocas llamas, la humareda púrpura era densa, casi negra, y flotaba encima de la reluciente hierba como si fuera una enfermedad.

El más cercano a aquella neblina de apariencia casi sólida era Jasper, por lo que su piel relucía al sol con menor intensidad que la del resto. En el claro había ocho vampiros.

La chica apretaba contra el cuerpo las piernas, enlazadas por los brazos, hasta ovillarse en una bola junto a las llamas. Era muy joven, más que Bella. Tendría unos quince años, pelo oscuro y complexión menuda. No le quitaba la vista de encima a Bella. El iris de sus ojos era de un rojo sorprendente por lo intenso, mucho más que el de Riley, casi refulgía. Esos ojos daban vueltas, fuera de control.

- Bienvenida, Jane - Saludó Edward con un tono distante, pero cortés

Las siluetas oscuras se acercaron. Los contornos se hicieron más nítidos al salir del humazo. Bella sabía que Jane iba al frente gracias a la capa oscura, casi negra, y a que era la figura de menor talla por casi sesenta centímetros, aunque apenas podía distinguir sus rasgos angelicales bajo la sombra de la capucha.

También le resultaban familiares las cuatro enormes figuras envueltas en atavíos grises que marchaban detrás de ella. Félix alzó los ojos, echó hacia atrás la capucha levemente para que pudiera ver cómo le sonreía y le guiñaba el ojo. Edward, inmóvil por completo, le mantenía a su lado y agarraba su mano con fuerza.

La mirada de Jane recorrió poco a poco los luminosos rostros de los Cullen antes de caer sobre la neófita, que seguía junto al fuego con la cabeza entre las manos.

- No lo comprendo - La voz de Jane sonaba aburrida, pero no parecía tan desinteresada.

- Se ha rendido - Le explicó Edward para deshacer la posible confusión de la vampira, cuyos ojos volaron con rapidez a las facciones de Edward

- ¿Rendido? - Félix y otra de las sombras intercambiaron una fugaz mirada

- Carlisle le dio esa opción - Edward se encogió de hombros

- No hay opciones para quienes quebrantan las reglas - Dijo fríamente

- Está en sus manos. No vi necesario aniquilarla en cuanto se mostró voluntariamente dispuesta a dejar de atacarnos. Nadie le ha enseñado las reglas - Carlisle habló entonces con voz suave

- Eso es irrelevante - Insistió Jane

- Como desees - Jane clavó sus ojos en Carlisle con consternación

Sacudió la cabeza de forma imperceptible y luego recompuso las facciones.

- Aro deseaba que llegáramos tan al oeste para verte, Carlisle. Te envía saludos - Carlisle asintió

- Agradecería que le transmitieras a él los míos.

- Por supuesto - Jane sonrió. Su rostro era aún más adorable cuando se animaba. Volvió la vista atrás, hacia el humo- Parece que hoy hicieron hecho nuestro trabajo...- Su mirada pasó a la neófita- Bueno, casi todo. Sólo por curiosidad profesional ¿Cuántos eran? Ocasionaron una buena oleada de destrucción en Seattle.

- Dieciocho, contándola a ella - Contestó Carlisle

Jane abrió unos ojos ampliamente y contempló las llamas una vez más; parecía evaluar el tamaño de la hoguera. Félix y la otra sombra intercambiaron una mirada más prolongada.

- ¿Dieciocho? - Repitió. La voz sonó insegura por vez primera

- Todos recién salidos del horno - Explicó Carlisle con desdén- Ninguno estaba cualificado

- ¿Ninguno? - La voz de Jane se endureció- Entonces ¿Quién los creó?

- Se llamaba Victoria - Respondió Edward, sin rastro de emoción en la voz

- ¿Se llamaba? - Cuestiono

Edward ladeó la cabeza hacia la zona este del bosque. La mirada de Jane se concentró enseguida en la lejanía en la otra columna de humo.

Jane se quedó observando ese lugar durante un buen rato y luego examinó la hoguera cercana una vez más.

- La tal Victoria... ¿Se cuenta aparte de estos dieciocho?

- Sí. Iba en compañía de otro vampiro, que no era tan joven como éstos, pero no tendría más de un año.

- Veinte - Musitó Jane- ¿Quién acabó con la creadora?

- Yo - Contestó Edward

Jane entrecerró los ojos y se volvió hacia la neófita próxima a las llamas.

- Eh, tú - Ordenó con voz más severa que antes- ¿Cómo te llamas? - La joven le lanzó una mirada torva a Jane al tiempo que fruncía con fuerza los labios

Jane le devolvió una sonrisa angelical, la neófita reaccionó con un aullido ensordecedor. Su cuerpo se arqueó con rigidez hasta quedar en una postura antinatural y forzada. Bella desvió la mirada y sintió la urgencia de taparse las orejas.

El chillido se intensificó. Intento concentrarme en el rostro de Edward, tranquilo e indiferente, miro a Alice, y a Esme, que estaba a su lado, pero tenían un rostro tan carente de expresión como el de Edward. Al final, ella se calló.

- ¿Cómo te llamas? - Exigió Jane

- Bree - Respondió ella entrecortadamente

Jane esbozó una sonrisa y la chica volvió a gritar. Contuve el aliento hasta que cesó el grito de dolor.

- Ella va a contarte todo lo que quieras saber - Le soltó Edward entre dientes- No es necesario que hagas eso.

Jane alzó los ojos, chispeantes a pesar de que solían ser inexpresivos.

- Ya lo sé - Le contestó a Edward, a quien sonrió antes de volverse hacia la joven neófita, Bree.

- ¿Es cierto eso, Bree? - Pregunto Jane, otra vez con gran frialdad- ¿Eran veinte?

La muchacha yacía jadeando con el rostro apoyado sobre el suelo. Se apresuró a responder.

- Diecinueve o veinte, quizá más ¡No lo sé! - Se encogió, aterrada de que su ignorancia le acarreara otra nueva sesión de tortura- Sara y otra cuyo nombre no conozco, se quedaron en una pelea durante el camino...

- Y esa tal Victoria... ¿Fue ella quien los creó?

- Y yo qué sé - Se estremeció de nuevo- Riley nunca nos dijo su nombre y esa noche no vi nada... Estaba oscuro y dolía - Bree tembló- Él no quería que pensáramos en ella. Nos dijo que nuestros pensamientos no eran seguros...

Jane se volvió para mirar a Edward y luego concentró su interés en Bree. Victoria lo había planeado bien. Si no hubiera seguido a Edward, no habría habido forma de saber con certeza que estaba involucrada.

- Háblame de Riley - Continuó Jane- ¿Por qué los trajo aquí?

- Nos dijo que debíamos destruir a los raros esos de ojos amarillos - Contesto Bree- Según él, iba a ser pan comido. Nos explicó que la ciudad era suya y que los de los ojos amarillos iban a venir a por nosotros. Toda la sangre sería para nosotros en cuanto desaparecieran. Nos dio su olor -Bree alzó una mano señalando con su dedo en dirección de Bella- Dijo que identificaríamos al aquelarre gracias a ella, que estaría con ellos. Prometió que ella sería para el primero que la tomara.

- Parece que Riley se equivocó en lo relativo a la facilidad - Observó Jane

Bree asintió. Parecía aliviada de que la conversación siguiera por acciones indoloras.

- No sé qué ocurrió. Nos dividimos, pero los otros no volvieron. Riley nos abandonó, y no volvió para ayudarnos como había prometido. Luego, la pelea fue muy confusa y todos acabaron hechos pedazos - Se volvió a estremecer- Tenía miedo y quería salir corriendo. Ése de ahí - Continuó mientras miraba a Carlisle- Dijo que no me haría daño si dejaba de luchar

- Aja, pero no estaba en sus manos ofrecer tal cosa, jovencita - Murmuró Jane con voz extrañamente gentil- Quebrantar las reglas tiene consecuencias

Bree la miró con fijeza sin comprender. Jane contempló a Carlisle.

- ¿Están seguros de haber acabado con todos? ¿Dónde están los otros? - El rostro de Carlisle denotaba una gran seguridad cuando asintió.

- También nosotros nos dividimos - Contesto

- No he de ocultar que estoy impresionada - Las grandes sombras situadas a su espalda asintieron para demostrar que estaban de acuerdo con ella- Jamás había visto a un aquelarre escapar sin bajas de un ataque de semejante magnitud. ¿Saben qué hay detrás del mismo? Parece un comportamiento muy extremo, máxime si consideramos el modo en que viven aquí...


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