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capítulo quince

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xv. Misery

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San Petersburgo, Rusia, 2016

El tacón grueso de las botas de Regina repiquetea contra el suelo cuyo estruendo se vuelve el único ruido dentro de las cuatro paredes del domicilio, su pierna padece de una severa temblorina nerviosa abrumada por el huracán de emociones erráticas que cada uno desprende, el aire se siente tan pesado que va a fragmentar la burbuja personal en la que se encuentran sumidos torturándose debido a los trapos que sacaron a relucir a los cuatro vientos.

Labonair no es ajena al calor de las confrontaciones, por el contrario, dentro de una corrosiva manera los tintes bélicos le brindaban paz al ser una mujer con sed de conflictos, no importaba cuanto tiempo se recluyera en el refugio de la tranquilidad, más temprano que tarde retornaba a las fauces de la guerra dispuesta a enfrentarse al bando que oprima a los débiles porque sí tenía el poder de portar un estandarte, el águila de la libertad se decantaría por el que proteja a quienes no puedan hacerlo por sí mismos.

Sus orbes esmeraldas escanean la íngrima habitación cuya afonía le comienza a incomodar, Yelena se mantiene encerrada junto con Alexei y su audición mejorada distingue que ninguno de los dos emite sonido alguno más que la sangre bombeando y su respiración trabajando, Klaus tampoco ha regresado y por un instante le aterra que el híbrido haya cometido alguna tontería impulsado por las riendas de su temperamento volátil e iracundo.

Despega el tronco del respaldar de la silla y se reincorpora de pie trasladándose al mismo tiempo que Natasha en un acto maquinal, las dos comparten un vistazo furtivo concluyendo lo que deben hacer, nadie más tiene la fuerza mental para seguir trabajando, pero ellas no se van abatir por sus miedos y mucho menos dejarán de lado lo que tienen que hacer, para bien o para mal, no fueron forjadas para sentarse a desahogarse antes de continuar con su camino, las diseñaron para triturar el dolor, tragarlo, lidiar con ello y no permitir que abollara su templada coraza.

-¿A dónde van?-Les consulta Melina con un tono de voz inquieto.

-A hacerlo solas.

-No van a sobrevivir.

-Ojala pudiera creer que te importa-rechista Romanoff con altivez evidenciando el rencor que le tiene, ahora no solo por lo ocurrido en su niñez, sino que por el problema que le ocasiono con su marido-Pero ni siquiera eres la primera madre que me abandona.

Vostokoff se encamina en su dirección apretando los puños antes de desembuchar otra confesión escondida en su baúl memorial-No, no te abandonaron, te seleccionó un programa que evaluaba el potencial genético en bebés.

Los ojos de Labonair se abren a tope y desplaza la palma de sus manos a la boca asqueada por la crudeza del comentario, la rusa detiene abruptamente su andar suscitando que las botas rechinen, se gira sobre sus talones encarando a la pelinegra encontrando una brutal honestidad que les anuda la garganta y estalla una granada en su tórax cuyo impacto recorre cada centímetro de su organismo.

Natasha boquea pasmada y los ojos se le aguan tapizando una lámina vidriosa que refleja la tristeza que se esfuerza por no demostrar-¿Me raptaron?

Melina da dos pasos al frente disimulando con su semblante las sucesivas emociones que afloran-Creo que hicieron un trato, le pagaron a tu familia, pero tu madre nunca dejó de buscarte, ella era como tú en ese sentido, ella era implacable

-¿Que le pasó?-indaga Regina en virtud de que su amiga no tiene palabras que formular para emitir una interrogante cuya respuesta espera y teme profundamente. Con cautela sujeta sus hombros manteniéndola de pie otorgando su apoyo.

-Kilian ordenó que la asesinaran-La chica de Brooklyn identifica por la aguda auscultación de su fisiología vampírica, un jadeo casi imperceptible ser expulsado por los labios de la rusa al atender el golpe que azota su corazón con las palabras de Vostokoff-Su existencia era una amenaza para la Habitación Roja, usualmente el accionar de una civil curiosa no justificaría una ejecución, pero como dije, ella era implacable.

-Pensé en ella en cada día de mi vida-Romanoff se anima a abrir la boca y se maldice porque la voz le escapa en un hilo torturada por la imagen borrosa de una progenitora cual rostro nunca pudo conocer, cuya voz jamás podrá escuchar y cuya presencia no sentirá. Una lágrima solitaria le rebota en la mejilla al ponerse a rememorar las instancias en que se culpaba por no ser suficiente para una madre que la abandonó a su suerte, cuando en realidad luchó por recuperarla así el precio a pagar haya sido su propia vida, creyó durante años que no tenía valor para nadie cuando su madre no tiró la toalla y no le importó tener que enfrentar a una organización poderosa con un líder perverso con tal de tener de vuelta a su hija-Lo hice, lo haya asumido o no.

Nunca supo que sí fue acogida por el amor incondicional de una madre a sí fuese a la distancia.

El instante en que la verdad se desvela es como una repentina iluminación en la penumbra de la ignorancia, una epifanía que transforma la percepción del mundo como si un velo se levantara para revelar lo que hay tras bambalinas. A las piezas del rompecabezas que una vez encajaron perfectamente, les impactaron un manotazo ocasionando que se desperdigaran sin orden igual que sus pensamientos.

Aunque la verdad había liberado su alma de la creencia en el abandono, la injusticia de haber sido privada de la presencia materna la envolvía como un manto sombrío dejando a su paso la huella de un dolor profundo y la necesidad de reconstruir su historia con una nueva comprensión.

-Siempre me pareció mejor no hurgar en el pasado.

La vampiresa castaña se muerde el interior de las mejillas examinando dicho enunciado, más no se podía rendir con su propia misión, ahora tenía una pequeña esperanza, las historias no siempre son lo que pensamos ¿Y sí su madre también intentó buscarla? ¿Y sí no la abandonó a las puertas del hogar de su padre? Muchos "Y sí" Y escasas pistas para rebatir lo contrario-¿Así es como raptan a las niñas?

Melina asiente con la cabeza y por primera vez en mucho tiempo, percibe el peso de la culpa acumulándose en sus hombros-Hay muchas maneras para secuestrar a los bebés que escoge el programa además de los nexos con la mafia, algunos son comprados a padres jóvenes, los extraen de sus escuelas o guarderías, otros son hijos de meretrices privadas de libertad lo que los vuelve más fáciles de conseguir-A las receptoras les revuelve el estómago atender que se refiere a los infantes como mercancías-Existieron casos de mujeres desaparecidas que se encontraban embarazadas y fueron mantenidas con vida en centros clandestinos de detención hasta el parto con el fin de apropiarse de los bebés.

-¿Y luego?

-Los trasladan dentro de contenedores en buques en contacto con los puertos más cercanos controlados por Warren.

La pelirroja aprieta los ojos rememorando la noche en que ella fue una de esas niñas aterrorizadas suplicando por ayuda divina en medio de la oscuridad soportando una extenuante frío, movimientos bruscos, hambruna, sed, incertidumbre, un calvario donde jovencitas sollozaban y gritaban a voz viva por ayuda en medio del llanto desgarrante, Natasha relegó su temor a segundo plano y se enfoco en aprisionar a Yelena contra su pecho consolándola.

La teniente reniega con la cabeza y se lleva el puño a la boca clavándose los colmillos de la impotencia por no haber hecho más durante esa gélida noche en Ohio, de no ser por su estupidez ¿Cuantas niñas vivirían en plenitud el día de hoy? Tan solo calcular la cifra le generaba un latigazo en la espalda, el remordimiento sería un compañero despiadado que cargaría consigo hasta enmendar su error-Tengo que hacer un par de llamadas para denunciar que la seguridad portuaria es una reverenda mierda.

La pelinegra comprime los labios en una fina línea y ladea la cabeza suavemente de un lado a otro con pesar-Las autoridades reciben un jugoso cheque para que hagan de la vista gorda.

-Dudo que Regina se esté refiriendo a las entidades gubernamentales-tartajea Natasha entre dientes, acudir a ellos es una perdida de tiempo, además de no tomarlas enserio, no van a mover un dedo por destartalar su mina de oro. En su defecto, la persona indicada a quien emitir dichas denuncias, es la mujer que tira de los hilos de cada rincón del planeta y que lo maneja en la palma de su mano-Pero ya tenemos un plan para esos cerdos-En cuanto sepultaran la habitación roja, se dedicarían a cazarlos uno por uno tal como acordaron en Vienna después del fallido rapto a Kilian. Sus ojos se desvían incrustándose en el librero de madera donde apoya su cuerpo, en medio de dos enciclopedias yace un ejemplar colorido cuyo empaste reconocería en cualquier lado.

Lo sujeta entre las manos tirando de el y su corazón se le oprime agotado de tantas emociones fuertes que lo han abollado el día de hoy. Abre la portada topándose con las imágenes que envían una serie de fotomontajes en forma de flashes fugaces a sus pasillos memoriales más agridulces, se trata del álbum de recuerdos de su infancia en Ohio que Melina le negó llevar consigo cuando empacaban rápidamente para escapar del estado cuando S.H.I.E.L.D se lanzó en picada para capturarlos.

Creyó que lo había perdido junto con el resto de sus vivencias en la casa de su niñez, jamás concibió que la rusa mayor lo conservaría.

Su par de esmeraldas recorre a detalle las fotografías donde ella y Yelena son las protagonistas, esto le desata una tormenta de emociones que barre con la línea del tiempo fusionando el pasado con el presente. Cada página, cada imagen, era un portal a un capítulo olvidado de la vida, una ventana a la inocencia y las risas que una vez resonaron en un tiempo ahora distante.

El trazo de nostalgia pintó sus recuerdos con colores cálidos y suaves, como si el álbum mismo irradiara la esencia de días más simples y despreocupados, las imágenes congeladas en el papel recuperaron vida y por un momento se sintió tan contagiada que comprendió el porqué Belova se aferraba tanto a la veracidad de esos momentos.

Hubo risas que resonaron nuevamente, las travesuras infantiles corriendo por el vecindario con las cometas que aprendieron a fabricar guiadas por un tutorial en una revista, las canciones resonando en la radio que cantaban a todo pulmón brincando en la cama, días calurosos de verano sentadas en el patio tomando té dulce y riendo hasta que el estómago les dolía, Natasha aprendiendo a trenzar el cabello solo porque Yelena adoraba el peinado que hasta la fecha ambas portaban como un patrón inconsciente de hermandad.

La niñez con su magia efímera se reveló como un tesoro que el tiempo no podría arrebatar por completo.

El álbum se convirtió en un testimonio tangible de la evolución y el crecimiento, los recuerdos ahora experimentados desde la perspectiva de un adulto destilaron una mezcla de gratitud y pérdida. La inocencia quedó atrás y la verdad detrás de esa familia feliz añadió profundidad a esos momentos eternos capturados entre las páginas amarillentas.

Natasha se detiene en las fotografías pertenecientes a lo que aparentaba tratarse de una navidad tradicional, ambas niñas sonriendo a la cámara y presumiendo sus cajas de regalos-Recuerdo ese día, fotografiamos navidad, acción de gracias, pascua y vacaciones en un día con diferentes escenarios-Melina se le arrima por un costado admirando las imágenes que le aturden el tórax-Sabía que todos los regalos del árbol eran cajas vacías, pero no me importaba, quería abrirlas todas y que por un segundo se sintiera real.

Labonair expulsa una risa nasal con amargura indignada por la situación-¿No tenían presupuesto para comprarles una muñeca de trapo por lo menos? Que barbaridad, no puedo creer que se tomaran tan enserio el papel de fingir.

-Terminemos con esto-Vostokoff suspira con pesadez arrebatándole el tomo a Romanoff y se dispone a caminar despacio en línea recta dándoles la espalda emulando a un alma en pena vagando en la incertidumbre.

-¿Por qué lo haces?-Le cuestiona la pelirroja increpando sus acciones ¡Sufrió lo mismo que ellas! ¡¿Por qué se apegaba a la doctrina del hombre que las ultrajo durante décadas?! No obstante, sería hipócrita de su parte reprocharle por algo que a ella también le costó trabajo afrontar.

La pelinegra se vuelve a sus receptoras con el semblante decaído y los ojos perdidos en su propio dolor que se vio forzada a atragantar para seguir con su vida sin replicar-¿Por qué un ratón que nació en una jaula corre en esa ruedita?-Una metáfora sutil petrifica a las ojiverdes constatando lo que daban por hecho-En Ohio antes de tener que huir, yo tenía preparada una maleta en el ático que inclusive le oculté a Alexei porque me habría delatado en cuanto se enterara de lo que tramaba-Respira hondo cogiendo valor para revelar esa carta maestra que durante años se guardó para sí misma-¿Saben para que? Para escapar contigo y Yelena en cualquier momento-Natasha abre los ojos a tope recibiendo la colisión de semejante bofetada la cual le resetea la perspectiva errónea que tuvo de la mujer ¿Se le ocurrió salvarlas de ingresar por las puertas del infierno? ¿Buscó otra alternativa antes que obligarse a entregarlas a la boca del lobo?-Pero no tuve el valor y tampoco la oportunidad, a veces cuando Alexei se iba, me armaba de coraje, corría al ático y me quedaba de pie, estática tratando de que mi cuerpo obedeciera y tomara la maleta, sin embargo, una vocecita intrusiva me rebobinaba en un tormentoso bucle que le estaba desobedeciendo a Kilian y simplemente, no fui capaz de quebrantar una orden.

-Si nunca rompes las cadenas que te atan, vivirás el resto de tu vida creyendo que son accesorios-promulga Regina reparándola con la vista suavizada sin el inescrupuloso rencor con el que la acribilló anteriormente-Te juzgué y fui muy dura contigo al respecto, más no esperes que eso justifique que perpetuaras esa cadena.

-Fui programada por la habitación roja cuatro veces antes de que nacieras, Natasha ¿Sabían?-La aludida aprisiona el libro contra su pecho-Esas paredes son todo lo que conozco, nunca me dieron ninguna opción, tu misma lo dijiste, teniente, no tuve alternativa para destrozar esas cadenas así que se tornaron en un pesado accesorio-Una vez más se prepara para comunicar otra confesión que le arde fervientemente tener que reconocer-Mi devoción a Kilian iba más allá de una relación entre mentor y alumna o señor y subordinada-La situación que tomaron a burla gracias a los comentarios de terceros cobraba sentido, y sobre todo, gravedad-Ni siquiera recuerdo la primera vez que lo ví, él ha estado presente en mi vida desde que tengo uso de razón aún siendo una niña, lo que tengo grabado es mi primera tutoría personal con él, me atemorizaba con solo verlo, sus ojos oscuros, lúgubres y perversos similares a un demonio, su uniforme siniestro y su voz me causaban escalofríos, pero conforme cada encuentro con Kilian pasaba, se iba desencadenando un torbellino de emociones contradictorias que yo misma luchaba por comprender, el temor persistía, más se mezclaba con una sensación extraña de familiaridad que me estimulaba a conseguir su aprobación. Las largas conversaciones en la penumbra del gimnasio después de entrenar se convirtieron en un extraño ritual de confesiones compartidas, Kilian en un intento de apaciguar su propia soledad me compartía detalles superficiales de su vida y casi sin darme cuenta ya me encontraba esperando con ansias esos momentos de interacción, se volvió en la única fuente de compañía en mi mundo confinado, era un extraño ballet emocional, hallé consuelo en la presencia de quien en principio, solo representaba una amenaza, la idea de ser liberada se volvió aterradora ya que enfrentarme al mundo exterior significaba perderlo, en un acto psicológico de supervivencia me enamoré de él, Kilian lo sabía, siguió el juego y lo usaba a su favor para manipularme a su antojo puesto que nunca le pude decir que no-Romanoff tiembla atemorizada por la realidad tan retorcida que destapó-Me dio la atención correcta en el momento equivocado.

Los recuerdos de las conversaciones a medianoche y la extraña complicidad, persiguen a Melina como fantasmas en su memoria, se cuestiona a sí misma, tratando de entender cómo pudo sentir algún tipo de conexión con alguien que representaba una entidad tan dañina para su vida ¡Era su verdugo! ¡El responsable de que nunca podrá vivir plenamente! ¡Él le arrebató su identidad, sus derechos y sus oportunidades! A pesar de la libertad física se siente atrapada en la telaraña de preguntas sin respuesta. ¿Fue real la conexión que sintió? ¿Cómo pudo encontrar consuelo en medio de la adversidad? La dualidad psicológica la atormenta y se enfrenta inútilmente a la difícil tarea de desentrañar los nudos emocionales que la amarran a su pasado, Kilian le perforó permanentemente la cabeza y no sabía a quien odiar más por ello, a él o a sí misma.

Regina aprieta los ojos conmocionada por la crudeza del relato y se reprocha con justa razón su intransigencia, se jactaba de proteger a los débiles, de guardarlos bajo su ala como su padre nunca lo hizo con ella y resultó dándole la espalda a una victima que también merecía su respaldo pese a los errores que cometió manipulada por el verdadero villano de la historia, la moral y el sentido del deber la cegaron nublando su verdadero sentido de protección, encasilló la situación en blanco o negro pasando por alto que existe una extensa escala de grises-Creo que en lugar de estarnos señalando la una a la otra deberíamos estar unidas para derrocar a ese bastardo, de verdad lamento por lo que tuviste que pasar, Melina, sufriste una respuesta emocional y ese maldito se aprovechó para usarte como un títere para sus fechorías, no es justo.

Vostokoff le dedica un pequeño asentimiento-La justicia no existe, teniente, hay personas muy crueles en este mundo.

-Créeme que lo sé, conozco a alguien por encima de cualquier deidad suprema que puede cortarnos la cabeza a todos en estos momentos con presionar unos cuantos botones.

-Me alegra que estés recuperando tus avistamientos al omniverso o como lo llamarían los creyentes, una peculiar conexión con Bastet, la diosa egipcia que adopta mensajeros, algo muy común en tu linaje.

Por inercia, Regina contrae el rostro perpleja por las palabras que dan sentido a sus comentarios esporádicos que son pronunciados en actos reflejos por un conocimiento celestial, más le desconcierta el que Melina lo saque a colación aún no teniendo nada que ver con el tema ¿Será una premonición igual que las suyas?-No comprendo, los chicos dicen que son solo delirios de loca y yo tampoco me he sentado a tratar de indagar su procedencia, es involuntario.

-A veces los que llaman locos son quienes están despiertos dentro de la simulación-En lugar de aclarar las cosas, Melina enreda las dudas de la teniente-Pronto lo sabrás, pero no es momento de adelantarse-Labonair asiente inquieta almacenando con paciencia los datos que le arroja, su linaje, una diosa egipcia, para su desgracia el rumbo de búsqueda a su progenitora retornaba a una nación que tenía planeado evadir para no toparse con cierta persona-¿Ahora entienden la fábula del ratón?

-Pero no eres un ratón, Melina-Le consuela Natasha con un tono de voz apacible y condescendiente al escuchar la narración de su versión de los hechos, no era del todo la villana que ella figuró, era una victima a la cual nadie nunca trató como tal al hallarse sometida durante tantos años dentro de las fauces del propio infierno enardeciendo en la tierra, ni siquiera ella que atravesó por el mismo proceso de condicionamiento que le incrustó el corrosivo instinto de obediencia y devoción enfermiza a su líder, Romanoff ahora se percata de que la mujer sufrió un grado mayor de manipulación con la ilusión de un supuesto romance que su mente fabricó como un mecanismo de defensa y Warren se aventajo alimentando esa fisura para mangonearla sin que ella titubeara-Naciste en una jaula, pero no fue tu culpa.

Melina niega con la cabeza incrédula por su compasión, ni ella misma se perdona por el daño que les causó a sus pequeñas y la pelirroja en lugar de seguir reprochándole por ser una cobarde que se resignó a abrir una ventana dentro de su prisión, le ofrece una sincera empatía que nadie antes le demostró-Dime ¿Cómo conservaste ese buen corazón?

La ojiverde quien se encuentra con la cabeza gacha, respira hondo por la boca y la endereza con valor con la frente en alto dando la cara por sus convicciones-El dolor solo te hace más fuerte ¿No nos enseñaste eso?-Vostokoff abre los labios conmovida porque mantenía vigente ese mantra sencillo de siete palabras que le ilustró a las niñas la noche que el telón bajo culminando la fachada-Lo que me enseñaste me mantuvo viva, después de todo, puedo dar crédito que aportaste algo en mi crianza.

La pelinegra asiente con orgullo impregnada por los recuerdos de su misión favorita, interpretar el papel de su madre no le pareció ningún esfuerzo pese a sus dudas al inicio, al igual que las pequeñas viudas, atesoraba en lo recóndito de su corazón los momentos más dichosos de su tortuosa existencia-Lo lamento, ya alerté a la habitación roja, estarán aquí en cualquier momento-La rusa y la chica de Brooklyn comprimen la mandíbula comprobando lo que ya se venían olfateando-Y para cuando lleguen, las cadenas que durante años cargué como brazaletes, habrán caído-Melina se infla los pulmones de valentía atreviéndose a languidecer esa voz turbulenta que le impone obediencia, no más, está exhausta de vivir al servicio de ese hombre perverso, las manos le tiemblan y la frecuencia cardiaca se le dispara alertándola de no traicionarlo, pero no le da cabida a nada más que sus ganas de hacer lo correcto y redimir sus pecados-Nos llevarán a la habitación roja directo al nido, es lo que querían ¿No? Que mejor manera que entrar fingiendo que no son amenazas-Las mujeres sonríen de oreja a oreja agradecidas con la mujer, entienden que no es fácil para ella desfasarse de su doctrina, saben que está luchando consigo misma mentalmente, pero no tiene intenciones de retroceder-Andando a la sala de armas, tenemos mucho que planear en poco tiempo, esto se queda entre las tres, no podemos arriesgarnos a que los demás lo sepan, si van a actuar como presas, deben sentirse como tal, hay que tomarlos por sorpresa.

-Tengo un par de ideas en mente-sugiere Romanoff y sus pies se criogenizan al identificar el chirrido de la puerta abriéndose, el eco de los prominentes pasos de su marido resuena contra las paredes y la ojiverde por inercia da media vuelta encarándolo. Klaus aprieta la mandíbula con una expresión sobria reparándola con un recelo que es correspondido por la gélida mirada de Romanoff, ninguno de los dos da su brazo a torcer para agacharle la cabeza al otro en un acto bizarro, un amalgama de orgullo, remordimiento y añoranza.

Sienten que recorren un campo minado de emociones, la frecuencia cardiaca se les dispara y los músculos se les contraen, cada paso hacia la reconciliación se siente pesado, como si el aire estuviera cargado con el peso de las balas desperdigadas en forma de palabras hirientes.

Ambos desean disculparse, anhelan que el amor prevalezca sobre el dolor, pero el orgullo actúa como una barrera impenetrable, las disculpas están en la punta de la lengua, sin embargo, el miedo a exponerse demasiado y el rencor que se profesan tras atacarse mutuamente con sus más bajas inseguridades impide que esas palabras salgan. El silencio que es ensordecedor, la urgencia de romperlo es perceptible aunque las palabras se atascan en la garganta y las emociones se reflejan en las manos que juegan nerviosas.

La conexión emocional aún está presente, más la distancia parece insuperable en ese momento, se ubican entre un limbo donde el deseo de reconciliación choca con el muro del orgullo.

La ironía es palpable: Dos almas que buscan regocijo en el otro, pero no se permiten ceder ante la mano que apretó el gatillo para lastimarlos.

-Yo las alcanzo, tengo algo que hacer primero-Regina le otorga un apretón de manos a Natasha acompasado con una sonrisa gentil y tranquilizadora que de inmediato le corresponde. Las rusas se internan dentro de la habitación de armas y la chica de Brooklyn se enruta a seguir los pasos del híbrido-¿Dónde estabas?

Mikaelson blanquea los ojos evocando la razón por la cual abandonó el domicilio para despejar sus pensamientos lejos de tanto bullicio que únicamente colabora a que le taladre la cabeza, en lugar de atosigarlo con preguntas deberían agradecerle que actuó sanamente, se apartó para calmarse y explotar su rabia con el exterior en vez de sus compañeros-Que yo sepa no tengo una segunda esposa a la cual deba darle explicaciones.

Labonair expulsa una risa nasal carente de gracia-¿Aún tienes el descaro de llamarla así después de como te comportaste?-Klaus detiene abruptamente su andar y gira sobre sus talones topándose a la mujer que lo escudriña acusadoramente con una ceja enarcada y los brazos cruzados encima de su pecho-Mira, sé que Natasha y yo cometimos un error al ocultarlo, pero necesito que seas racional y comprendas nuestros motivos...

-¡Oh que buena noticia!-exclama el ojiazul aplaudiendo con una sonrisa cínica y tono de voz tan ácido que incomoda ligeramente a su receptora, Klaus es una persona sumamente rencorosa cuyos niveles de ira podrán disminuir con el tiempo después de asimilar las cosas, pero su memoria es magnífica para recordar lo que consideraba una traición y su corazón es perfecto para nunca dejar ir el rencor-Finalmente se dignan a reconocer que hicieron mal y dejan de victimizarse.

-Jamás hicimos eso, para interpretar ese papel no hay nadie más perfecto que el señor aquí presente experto en tergiversar las cosas para quedar como el perjudicado y el restos los malvados perpetradores que conspiran en su contra-El original achica los ojos y se recuesta contra la pared instando a la vampiresa que continúe con sus ataques que le tienen sin cuidado pese a la incómoda verdad empapada en sus argumentos-No fue nada personal, simplemente respetamos la decisión de tu sobrina y tampoco quiero que le reclames, ponte en sus zapatos y tú más que nadie admitirá que no es fácil tener que vocalizar el daño que te hicieron, la culpa de no haber hecho nada es humillante y te hace sentir incompetente, te encierra en una cámara de tortura personal cuestionándote una y otra vez porqué no actuaste, se te vienen a la mente mil y un ideas para haberte librado que ya no sirven, ese miedo, la impotencia, la vergüenza que sentimos es una extensión del abuso que nos cuesta aceptar que fue algo que no estaba en nuestras manos e hicimos lo posible para defendernos en su momento con las herramientas que teníamos, Klara era sometida vilmente por Rómulo, yo era una contra esos sujetos y tú apenas un niño, pero eso no elimina que la culpa nos abruma y nos corta la lengua para prolongar el silencio, así que por favor, no juzgues a tu sobrina.

Klaus respira hondo atiborrándose los pulmones de valor y expulsa la pesadez que sostuvo su corazón durante cada palabra promulgada de los labios de Regina, una vez que sus pensamientos se congelan disipando la ira que le nubla la racionalidad, rebobina en el tiempo rememorando que el sentimiento de ser esa victima atrapada en un contenedor de violencia experimentando un torbellino de emociones abrumadoras al contemplar la idea de confesar su dolor. El miedo es un monstruo oscuro anidado en lo más profundo de su ser paralizando cualquier intento de liberación.

Cada pensamiento sobre revelar la verdad se convertía en una montaña imponente que parecía insuperable, hasta la fecha le cohíbe hablar del tema en voz alta, las secuelas se le manifiestan en un constante estado de alerta, sus sentidos agudizados y sus pensamientos afilados aguardando la próxima apuñalada por el trauma pasado.

La vergüenza se cierne semejante a una sombra alimentada por la cruel autocrítica, desesperado por mantener una fachada de normalidad, teme el estigma social y se rehúsa a encasillarse en la postura de victima que durante años cambió a victimario con tal de nunca más volver a estar del otro lado. La confusión y el autoengaño también juegan su papel, en ocasiones, se interrogaba si merecía el odio desmedido de su padre buscando respuestas en su propio comportamiento o apariencia reflejo del daño psicológico casi irremediable que le provocó.

La idea de enfrentar el dolor frente a otros se convierte en una batalla interna entre el deseo de liberarse y el temor a enfrentar el juicio ajeno, fue testigo de ello consigo mismo, también cuando Krista reveló entre sollozos el impensable abuso que sufrió de niña y ahora que entendía la renuencia de Klara a exponer en voz alta otro más de los crímenes que cometió su propio padre en su contra.

Los ojos azules del original entrelazan una mezcla de frustración, decepción y dolor que recaba por anclarlo de regreso a la realidad después de unos segundos de reflexión. Aunque su fachada de indiferencia permanece, la elocuente astucia de Regina ha golpeado una fibra sensible en su ser-Supongo que debo darte crédito por tus excelentes discursos-ironiza escudándose con su humor áspero-Es inevitable no portarme como un cretino, escuchaste a mi esposa, es parte de mi naturaleza, no hay mucho que pueda hacer al respecto.

-Los dos actuaron como un par de adolescentes que a la hora de una discusión sacan a relucir los secretos que el otro le confío en amistad para desacreditarse y lo único que logran es fragmentar la confianza-Klaus tensa los hombros receptando una dosis de limón ingresando en la herida, Natasha no va a indultarlo tan fácil así como él tampoco aceptará sus disculpas de buenas a primeras por más que ambos detesten pasar tiempo enojados, la distancia entre ellos es una filosa cuerda que les acribilla cada centímetro de su cuerpo reclamando proximidad-No voy a justificar a ninguno de los dos, pero Klaus, después de todo lo que has hecho, toda la gente que has amenazado, torturado, asesinado, todo el dolor que has engendrado, inclusive ese dolor que le acabas de causar al amor de tu vida, ella siempre te ha perdonado-Regina concede un par de pasos al frente y apoya la palma de su mano en el hombro del híbrido que la repara con el entrecejo fruncido, la nariz arrugada y los labios encogidos-Tú también deberías perdonarla-El semblante anteriormente rígido del rubio se comienza a suavizar con parsimonia, la comisura de los labios se le estira en una diminuta sonrisa ladina retratada por el fantasma de la nostalgia, una capa cristalina recubre sus orbes y los gestos le tambalean-¿Crees que estoy bromeando?

Mikaelson niega repetidamente con la cabeza sin apartar la vista de la mujer que tiene frente a él-Es solo que acabo de escuchar a Hayley por primera vez en muchos años-Los rasgos Labonair no se disipan, más bien se solidifican con el pasar del tiempo y esa elocuente propiedad para tejer las palabras perfectas es un ademán que no pasa desapercibido, la tía de su gran amiga es un latente recordatorio de la pieza que perdieron. Regina aprieta los ojos rogando que no se le escurran las lágrimas que se le producen al recordar a su sobrina.

Klaus retoma su camino empuñando las manos dentro del bolsillo atormentado por la situación que le aflige, discutió severamente con su esposa, llevaba días sin tener noticias de su hija y el camino a la Habitación Roja se encorva dificultando el asunto, sin contar el que parece tener un enemigo bastante personal asechando sus pasos. Se detiene frente a la puerta que da a la estancia donde Yelena se encuentra charlando con Alexei.

-Así que estaba pescando en el hielo con mi padre, era un día muy frío en el cobertizo de hielo, frío hasta para Rusia-El acento marcado de Shostakov es lo primero que ausculta con su audición mejorada-"Mantén el vodka cerca del fuego" decía mi padre.

-Deja de hablar, por favor-suplica Belova con tono autoritario hastiada por el egocentrismo del ruso especialista en girar el rumbo de la conversación y tornarlo acerca de él.

-Espera.

-No, por favor, no quiero hablar.

-Por favor, tengo una razón para decirte esto ¿Sí? Confía en mí-Klaus frunce el ceño intrigado con que estupidez saldrá Alexei para justificarse-Buscaba un pez, perdí el equilibrio ¡Paff, las manos me caen al río! Con ese tiempo, todo se congela rápidamente, mi padre me orina las manos...

-Dios mío-Se escandaliza Yelena ocultando el rostro entre sus manos al tiempo que el original aparta la cara y gruñe asqueado por ser tan entrometido y tener que atender ese relato.

-La orina está a treinta y cinco grados celsius, evita la congelación.

-¿Qué relevancia tiene esto?

-Ya sabes, padres.

Mikaelson rueda los ojos determinando que le tuvo demasiada fe a ese tipo como para esperar que saldría con algo más coherente.

La ucraniana niega cansada porque persisten en enfundarse en ese rol que antes adoró y acogió como bello recuerdo, y ahora no se trataba de nada más que un palacio derrumbado entre mentiras y falsedades-No, solo me dijiste lo aburrido que estabas, yo era la tarea, el trabajo que no querías hacer ¿Para mí? Para mí, lo eras todo-Alexei se mantuvo en silencio a sabiendas de que nada que aportara serviría para consolar a la joven viuda-Exacto, no te importa, lo único que te importa son tus tontos días de gloria como Dínamo Carmesí y nadie quiere saber nada de eso

-Es el Guardián Rojo.

-Vete.

El ruso se coloca de pie titubeando, apretuja el casco que carga en su mano izquierda y traslada la derecha masajeándose la frente recurriendo a su última carta para demostrarle que de alguna manera que nadie podría comprender lejos de la paternidad tradicional, ella le importaba-No puedo recordar si lloré cuando leí sobre su novia viuda algo me conmovió por dentro, el día en que la música murió-La fisonomía de Belova se contrajo desfigurada por la sorpresa de que evocara su tonada favorita. Mikaelson al otro lado de la puerta es abofeteado por el recuerdo, también se trata de una de las canciones favoritas de su hija, su motor y la principal razón por la cual durante los últimos cuatro años de su vida se basaron en misiones y portar el disfraz de un superhéroe, purgar el planeta de cualquier alimaña que pudiera atentar contra su más grande tesoro.

-Y cantaban, adiós, adiós, Miss American Pie, llevé mi Chevy al dique, pero el dique estaba seco, esos buenos chicos bebían whisky cantando "Este será el día que muera"-Yelena y Alexei conjuntaron sus voces canturreando al unísono y Klaus se relame las encías pensativo-Oye, Edward Cullen, ya sé que estás ahí, el vidrio de la puerta es transparente por sí no lo sabías-El híbrido blanquea los ojos retorciendo la manija para introducirse a la habitación sosteniendo su semblante gélido y adusto-¿Qué haces aquí?

-¿No puedo charlar con mi cuñada? Eso me pasa por querer ser humilde y tratar de convivir con las pulgas de la casa.

La ucraniana estira los labios moldeando una sonrisa falsa que luce más como una mueca forzada-¿Vienes por la cerveza para compartir traumas?

-Ahora que lo dices no sería una mala idea-El original desciende la mirada entreviendo con altivez al ruso-Soldier boy, lárgate de aquí, no me apetece tenerte en mi campo visual a menos que sea para arrancarte las cuerdas vocales.

-Es Guardián Rojo, híbrido idiota-Shostakov rueda los ojos en su órbita hastiado por el comportamiento arisco del que se supone que es su yerno y se marcha encaminándose a la cocina.

-Klaus, me gustaría preguntarte algo-expresa la rubia jugando con sus manos acentuando un tono de voz severo y eliminando cualquier rastro de burla para dedicarle formalidad a la interrogante que se dispone a tratar.

-Aunque haya discutido con mi esposa, estoy casado y no eres mi tipo, pulga, pero gracias por tu interés-se mofa el mencionado esbozando una sonrisa ladina denotando que no aporta la misma seriedad, con cuidado ocupa asiento en el suelo recostando la espalda en la cama al lado de su cuñada.

-No hablo de eso, imbécil, no tengo los malos gustos de mi hermana-Antes de que el indignado rubio se ponga a replicar en una retahíla de palabras para defender su honor, Yelena se apresura a proseguir-¿Por qué te odias tanto a ti mismo?

-¿Disculpa?-Esperaba cualquier cosa viniendo de la europea, menos ese tipo de consultas que lo toman por sorpresa a la hora de responder.

-Te sientes como lo mejor, así que actúas como lo mejor, no te ves como un ser humano.

-Porque no lo soy-recalca el receptor desconcertado por el rumbo de lo que se supone era una cotidiana conversación satírica entre ambos, Yelena se toma enserio el querer invadir sus traumas.

-Ser humano es más que ser un efímero mortal, hasta a mi me cuesta reconocerlo, pero muy en el fondo puedo darme cuenta que tu humanidad prevalece-comenta la mujer casualmente desafiando su creencia arraigada de que está más allá de la redención.

-Todo el día estuve a punto de partiles el cráneo a tu supuestos padres-Le reitera el mayor apuntando que no tiene nada de bondad en sus instintos homicidas.

-Y ha sido por defenderme a mí y a mi hermana-Belova mantiene sus orbes verdosos en el ojiazul evaluándolo con agudeza mientras él, a su manera, intenta procesar la inusual línea de preguntas que ha surgido en el diálogo-He conocido a muchos seres sobrenaturales, me programaron para considerarlos una amenaza, sin embargo, cuando conocí a Regina y a Klara descubrí que incluso en su oscuridad existen fragmentos de humanidad. En cambio, tú, te aferras a tu imagen de monstruo ¿Por qué?

El cascaron del original tambalea fisurándose concediendo que por un instante se presuma casi vulnerable, su expresión se torna menos desafiante y sus ojos revelan una mezcla de melancolía y autoevaluación-La humanidad es complicada, Yelena, es un recordatorio constante de todo lo que he perdido y de las atrocidades que he cometido, ha sido un mecanismo de defensa que me ha funcionado de maravilla.

La ojiverde asiente comprendiendo la carga que Mikaelson acarrea sobre sus hombros-No puedes escapar de lo que eres y eso incluye las cosas buenas, he sido testigo como protegías a Klara y Regina, como te preocupas por Hope, la manera en que amas a Natasha, tienes la intención de liberar a las viudas, eso no es solo crueldad y monstruosidad ¿No sientes algo más que eso?

Klaus escudriña a Yelena con atención como si por un instante, las barreras que él mismo ha erigido comiencen a resquebrajarse, desde que fueron atacados por Kilian y su luna de miel culminó, ha venido percibiendo esta encrucijada que ha arribado a su punto de inflexión-Quizás hay algo más, pero no quiero terminar como una presa otra vez por banalidades y sentimentalismos baratos, no soy un héroe, supéralo.

-Tampoco me vengas con esa estupidez, millones de niños alrededor del mundo te admiran, para ellos eres un superhéroe y no les importa lo que digan las acusaciones en tu contra. Tienen juguetes con tu imagen, sueñan con ser la mejor parte de ti, les has salvado la vida junto a tus compañeros-La ucraniana emite un suspiro con pesadez y vuelve a respirar profundo al evocarse a sí misma-A veces, dejar entrar un poco de luz puede ayudar a no perder la cordura dentro de tu propia prisión, en lugar de protegerte acabas haciéndote más daño, lo digo por experiencia. Nos crearon para ser unas máquinas asesinas sin sentimientos e inclusive ahora mismo me es complicado aceptar que aún reside algo de humanidad en mí, no tiene que ver con ser débil, mostrar compasión y empatía te hace fuerte de una manera que los demás no pueden entender-El rubio cobrizo menea la cabeza meditando y discurriendo sus propios pensamientos enmarañados nadando contra corriente dejándole con más dudas que una reflexión verídica, más algo es certero, se comienza a cuestionar la rigidez de su propia percepción-Piénsalo ¿Qué te hace más fuerte? ¿Aferrarte a la violencia y a la ira? ¿O ser capaz de abrazar la poca humanidad que te queda e intentas esconder?

Afortunada o desafortunadamente para Mikaelson, la charla se corta abruptamente antes de que se le de la oportunidad de maquinar un dictamen, puesto que son apuntados por unos faroles azulados provenientes de varios quinjet cuyos zumbidos resonando en los tímpanos de los rubios les indican que se encuentran rodeando la propiedad, unas pisadas serpentean entre la hierba de la granja aproximándose y el estruendo de armas recargándose dispara sus alertas al máximo.

Eran las viudas negras y los falcos de la Habitación Roja.

Venían por ellos.

-Melina, maldita rata asquerosa, te voy a arrancar la columna cuando te encuentre-farfulla Klaus entre dientes apretando la mandíbula y propinándole un puñetazo a la mesa de noche cual impacto destroza en astillas la madera. De un movimiento de manos desfunda una de sus dagas y extrae sus garras reemplazando sus uñas, Yelena no tiene tiempo para lamentarse por la supuesta traición, retira una beretta de su cinturón y se prepara para actuar. El híbrido abre la puerta y asoma ligeramente la cabeza detectando que el sitio se halle despejado-Vamos.

Ambos atraviesan el umbral cuidando con metículo el andar de sus zapatos, su armamento lo traen en alto y sus cuerpos chocan espada contra espalda cuidándose mutuamente, se van desplazando despacio escaneando con la vista los ventanales donde las sombras de sus captores se van cruzando rápidamente, su misión era ubicar a Natasha y a Regina para huir de ahí lo más pronto posible, Klaus respira profundo rememorando cuanto odia el sentimiento y la adrenalina de ser el ratón de la cacería.

Se entrometen al pasillo colmado de libreros donde se topan con Alexei desparramado en el suelo boca arriba con varios dardos tranquilizantes ensartados en el abdomen, aquello no augura nada bueno para el equipo.

La frecuencia respiratoria se le incrementa de golpe a Klaus al vislumbrar a su esposa derribada a un costado de la cocina, el cabello pelirrojo le cae en el rostro apagado similar al de Regina tumbada a su lado con una jeringa de verbena incrustada en la yugular. Mikaelson se abalanza contra Romanoff y acuna su cara entre sus manos temblorosas temiendo por su estado, atiende su corazón latir afirmando que se encuentra con vida-Nat, amor-En cambio, no lo tranquiliza, agita sus hombros confiando en que reaccione-¡Natasha, maldita sea, despierta! ¡No me hagas esto!-La voz se le escapa en un hilo y traga pasando saliva nerviosamente-¡Amor, por favor!

-Lo siento-Una voz femenina con un marcado acento ruso se entromete en sus oídos y de lo último que se percata es el filo de una estaca de madera penetrándole el tórax directo al corazón, un jadeo ahogado y una maldición se escapan de sus labios antes de que su visión se torne borrosa y caiga de sopetón contra el piso con el cuerpo tintado de color grisáceo y las venas delatadas sin vida.

El ratón mordió el queso cayendo en la trampa.

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