capítulo dos
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ii. The silence of the lambs
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Cuba, 1995
La avioneta aterrizó de manera forzosa a tal punto de que la turbulencia agitó a sus pasajeras y les hizo sentir que la aeronave se partiría en dos ¿Y como no? La persona manipulando el volante no era un piloto experimentado que supiera que maniobras ejecutar, sino una ansiosa niña de once años cuyo enfoque de concentración era el bienestar de su hermana menor, bien dicen que una situación de riesgo te arrincona a sobrepasar tus limites y hacer relucir habilidades para tu supervivencia que diariamente no afloraban.
Las pequeñas descienden corriendo apresuradamente detrás de su padre quien carga a su madre herida y la coloca en una camilla sujetada por cuatro soldados. Ni la rubia ni la peliteñida se despegan de ella, se instalan una a cada lado observándola con inquietud y miedo una vez la depositan en el suelo para estabilizarla.
-Levántate, mami-suplica Yelena recostando su cabecita en el pecho de la castaña, Melina acaricia su cabello con ternura al atisbar las lágrimas rebotando por sus mejillas-El dolor solo te hace más fuerte ¿Recuerdas?
Natasha no es la excepción, sus ojos se encuentran vueltos un cúmulo de agua que se rebalsa y es expulsado en silencio, alza ligeramente su vista esmeralda y la enfoca en el uniformado hombre de cabello castaño oscuro que camina junto a Alexei enrutado hacia el General Dreykov.
No es la primera vez que cruzan caminos, Kilian era un estricto entrenador de la habitación roja que se paseaba a menudo por sus pasillos supervisando el progreso de sus jóvenes promesas.
La rusa a su corta edad comprendía muy bien que ocurría, además de ser bastante observadora y sagaz desde pequeña, su entorno la adaptó para ser más madura que muchas niñas de su edad, ese comportamiento fue desembocado por la carencia de una infancia normal en donde recibió armas en lugar de muñecas, entrenamiento en combate en vez de tiempo de calidad familiar, golpes, pero nunca abrazos. No eran niñas para ese trío de hombres que se reunía a lo lejos, eran armas mortales, títeres que manipulaban para su beneficio.
Natasha niega y las lágrimas continúan escapando despavoridas, estuvo a nada de saborear la auténtica libertad gracias a su efímera salvadora que difícilmente retornaría, más no dejaba de implorar porque así fuera-Perdóname, mamá, tengo miedo-murmura en ruso.
-No dejes que te quiten tu buen corazón-pronuncia Melina entre jadeos. El impacto de sus palabras es tan valioso para la ojiverde que se queda estática en su lugar hasta que es empujada bruscamente por uno de los soldados.
Kilian Warren se remueve los guantes de combate sin dejar de reparar a las niñas, después de casi dos siglos se aproxima a su objetivo, aquel que provocará zozobras, saldará cuentas y reiniciará el juego de los depredadores-Si, si, Alexei, ya entendimos que te hartó ser un hombre de familia por tres años y quieres tu traje del Capitán Ruso de vuelta, ahora habla y dinos si conseguiste lo que te encargamos.
El aludido gruñe y comprime la mandíbula aniquilándolo con la mirada, Kilian ni se inmuta por su patético intento por intimidarle, es él quien tiene el poder de volarle la cabeza con un manotazo-Guardián Rojo-corrige entre dientes entregándole a su jefe los archivos robados de S.H.I.E.L.D.
-Casi te pregunto-brama el castaño rodando los ojos en su eje.
-¿Y el North Institute?-pregunta el general.
-Hecho cenizas.
-Tuvimos un inconveniente-comenta Warren empuñando las manos de la rabia al evocar a una de sus mayores enemigas-La Teniente Silenciosa comandaba a los agentes de S.H.I.E.L.D, la hija de perra no tuvo suficiente con arruinar el trato con Federico Landucci e intentó repetir sus ridículos actos heroicos-El castaño respira hondo para ahogar la ira y no perder los estribos-Hace meses, el programa detectó en Italia a unas niñas dotadas con excelente potencial físico, mentes brillantes esperando a ser forjadas a mi imagen, la mayoría se encontraba cautivas por la mafia, pero pagué una generosa suma de dinero para que me las entregaran, no sé que carajos estaba pensando Federico cuando se le ocurrió contratar a la mártir de Regina para escoltar su viaje de Italia a Rusia. Esa maldita ramera liberó a las niñas y las ocultó de mi radar.
-¿No pudiste con una simple vampira que tiene la mitad de tu edad?-se burla el Guardián Rojo.
Kilian enarca una ceja-¿No fuiste tu quien me lanzó un desesperado grito de auxilio porque la pequeña Labonair te estaba pateando el trasero?
-¿Te has puesto en contacto con Sergei Skarlov? Tenemos varias fichas por mover en Rusia-le recuerda Dreykov interviniendo en una posible disputa entre ambos hombres.
-Esa es otra mala noticia, parece que al imbécil le pegó la paternidad porque ha empezado a desvincularse del tráfico de humanos y a focalizarse en la producción de narcóticos u otro tipo de sustancias que ya veré como usar a mi favor-esclarece el inglés.
-Mantenme al tanto y comunícate con tu amigo el vampiro francés que no ha dejado de llamar-demanda Dreykov con altanería y Kilian achica los ojos molesto por su osadía al olvidarse de quien es el verdadero cabecilla-¿Cómo está Melina?
-Vivirá, es fuerte.
-¿Mami? ¿Mamá?-susurra Natasha entre lágrimas advirtiendo a la castaña quien es ingresada a una unidad médica.
-¡Papi!
Kilian resopla pellizcándose el puente de la nariz al oír la vocecita de la pequeña rubia encarrilada hacia Alexei-Aquí vamos con el sentimentalismo barato.
-Yo me encargaré de esto.
-¡Papi!-continúa gritando la niña con una desgarradora desesperación que no remordió a ninguno de los hombres, entre más rápido se hiciera a la idea de que el sujeto frente a ella no era su progenitor, mejor.
-¡Yelena!-Natasha la sigue con apuro, contrario a la mayor, la rubia no comprendía que estaba sucediendo ¿Qué pasó con la gran aventura familiar que le prometieron? Hirieron a su mamá, su padre la advierte con indiferencia, está rodeada de hombres con apariencia fría y siniestra, no quiere estar ahí ¡Quiere regresar a su bonito hogar con luciérnagas!
Yelena aún conservaba esa inocencia que no tardaría en ser arrebatada de la peor manera posible.
-¡Papi!-Los gritos y el llanto de Yelena no cesa sino que empeora, un soldado la tiene agarrada toscamente de la muñeca impidiendo que de un paso más.
La fuerza ejercida lastima su piel y este es el botón que hace estallar de ira a Natasha semejante a una granada preparada para arrasar con lo que se le atraviese-¡Aléjate de ella!-Romanoff le propina una patada al sujeto en el brazo para que suelte a su hermana, no pierde tiempo, es ágil y le roba el arma que tiene enfundada en el cinturón-¡No la toquen! ¡Voy a disparar!-La mayor toma a la rubia y la oculta tras su espalda para protegerla mientras que con el otro brazo apunta fijamente el cañón a cada uno de los presentes, las manos no le tiemblan, no hesita, no hay ningún atisbo de duda en sus movimientos-No la toquen, los mataré a todos, voy a disparar.
La amenaza se torna mutua cuando el resto de soldados empuña sus pistolas apuntándole a una niña de once años que asegura saldría vencedora de la contienda.
Kilian menea la cabeza y reposa su mentón en la palma de su mano contemplando con intriga la situación, reconoce el valor de la ferocidad con que Romanoff resguarda a Belova y ciertamente le hincha el pecho de ego y orgullo saber que era el creador de su formación-Una niña le gana a mis mejores hombres, que divertido panorama ¿No creen, caballeros?
-Cariño-Alexei se acerca a ella con cautela, avanzando despacio su caminar, Natasha se vuelve hacia él sin bajar el objeto en su mano que le sirve de escudo, los ojos le brillan por culpa de las lágrimas que no paran de emerger-Vas a tener que darme esa arma.
La estabilidad de Natasha flaquea al apuntar antes de mirarlo con súplica-No quiero regresar allí, quiero quedarme en Ohio-El ruso le extiende la mano pidiendo silenciosamente que le entregue el arma-No puedes llevártela, no puedes-solloza y no, no se refiere a la pistola, sino a la rubia agazapada en su pequeño refugio-Solo tiene seis años.
-Tú eras incluso más pequeña-Le recuerda Alexei logrando su cometido al quitarle gentilmente el arma-Esta bien, ven aquí-Se coloca de cuclillas a la altura de las pequeñas abrazadas entre sí-Van a estar bien-Besa la coronilla de Yelena y por encima del hombro de Natasha distingue a un hombre preparar dos jeringas y por consiguiente se ve obligado a alargar la conversación para darles tiempo de actuar-¿Saben por qué estará todo bien? Porque mis chicas son las más duras del mundo, se cuidarán entre ustedes ¿De acuerdo?-Los agentes se acercan sigilosamente y se posicionan uno junto a cada niña, las pequeñas no detectan sus presencias, están concentradas en atender las palabras del hombre que llamaron padre-Y todo, todo estará bien.
Una enorme, enorme mentira.
Ambas perciben un doloroso pinchazo en sus nucas donde les ensartan la jeringa y les vacían el líquido que las dopa al instante. Las sujetan con cuidado y se las llevan cargando a la aeronave donde serían trasladadas.
Alexei se queda con la mirada perdida en el trayecto de las niñas y antes de ponerse de pie atrapa el peluche que Belova dejó tirado cuando el sedante hizo efecto y perdió la fuerza para seguir afianzando el agarre.
-¿Qué paso? ¿A ti también te afectó la falsa paternidad?-se burla Warren con ironía demostrando la diversión que le causa tanto dramatismo a su parecer, se supone que debe sentir pesar, pero la realidad es que esa humana actividad instintiva quedó enterrada la noche que le quitaron todo. Alexei no contesta y eso le arranca una estruendosa carcajadas-Humanos-escupe con altivez.
-Esa tiene fuego en su interior-señala Dreykov a la mayor-¿Cómo se llamaba?
-Natasha-contesta el Guardián Rojo con nostalgia.
-Buen nombre, posee fuerza y un aura de misterio que va acorde con ella-recita el cazador del infierno llevando un dedo a su sien-Vigilaré sus entrenamientos de cerca, puliré su potencial y les aseguro que no será una más del montón, me encargaré de forjar a la mejor espía de todos los tiempos.
Estambul, Turquía, 2016
Klaus
Entrecierro los ojos sin perder de vista a la bestia que se pasea con vanidad y soberbia por el porche de mi hogar, mueve su cuerpo despreocupada sin temer por su vida pese a encontrarse en territorio de un superdepredador capaz de partirle el cuello en menos de un segundo. Me acerco con cautela a la puerta y le dedico un último vistazo antes de acudir a su encuentro en el verdoso patio.
Se posa encima del capote de mi auto con postura señorial como si le perteneciese, eso basta para que la cólera aflore ¡¿Quién carajos se cree?! Pierdo la paciencia en un abrir y cerrar de ojos abortando mi estratégico plan para ahuyentar a la cosa esa que dice llamarse gato-¡Así te quería agarrar!-Aparezco repentinamente frente a él con mi velocidad vampírica y pega un chillido que me ensordece, pero ni así se larga de mi vista, sino que se acomoda estirando las patas ¡Imbécil!-Agradece que estoy siendo amable, maldita alimaña, vete a molestar a otra parte antes de que te convierta en comida para cocodrilos.
La espantosa bola de pelos marrón no se conmociona por mis amenazas, por el contrario, menea la cola lado a lado dedicándome una mirada retadora y cínica que me recuerda a Kol ¡Obvio se parece a mi hermano, ambos tienen en común una fascinación por sacarme de quicio!-Te quieres morir ¿Verdad? No te preocupes, ya mismo fabrico un pequeño ataúd para gatos-El muy descarado me muestra sus garras y niego cuando veo donde las posa-Oh no, no, no, no, raya mi auto y te mando a conocer a la mismísima Bastet-Llevo discutiendo con este animal idiota todas las mañanas desde que llegamos a Estambul, ciudad famosa por la abundancia de gatos en las calles y no es mentira, hay uno en cada esquina y son ferozmente protegidos por la gente debido a la imagen que representan en la creencia religiosa.
No soy un amante de este tipo de animales, mi esposa bromea con que se debe a mi naturaleza de licántropo que nos vuelve enemigos ancestrales, sin embargo, he aprendido a ignorarlos.
Mi problema con esta cosa es personal desde el primer día, se infiltró en nuestro hogar y destrozó mis auriculares, a Natasha le pareció gracioso, yo por otro lado quería arrancarle los pelos a esa bestia uno por uno.
Al día siguiente el muy desgraciado volvió a allanar mi propiedad y se robó mi comida, dirán que lo hizo porque el pobre animal tenía hambre, pero no, Natasha le regaló algo de comer anteriormente y el imbécil no conforme con devorar su platillo, fue tras el mío, nuevamente, tuve que contar hasta cien para no destriparlo.
Merezo el premio nobel de la paz por eso.
Al tercer día mordisqueó mis zapatos y fue ahí donde me dí cuenta que el maldito tenía algo en mi contra.
Ahora que estábamos a nada de emprender un largo viaje de carretera a Bulgaria ¡Se le ocurre robarse las llaves de mi auto! Tuve que pelear casi a muerte con él para recuperarlas.
-¿Otra vez discutiendo con Zeus?-La voz de mi hermosa esposa me descoloca ¿Zeus? ¿En que momento le otorgó un nombre a esta bestia?-Ya déjalo tranquilo, se amable con tu mejor amigo, no volverás a verlo en mucho tiempo.
-Que chistosa-farfullo sujetando con asco al gato que se mueve desesperado por encajarme las garras cosa que si logra sería lo último que haga en sus siete vidas-No sé que le ven de adorables a estas bolas de pelos gruñonas, egoístas, territoriales y altaneras-Lo deposito en el suelo y agradezco que salga corriendo a otra parte de la casa.
Natasha se encoge de hombros y abre el maletero para introducir lo último que queda de nuestro equipaje-Tú eres así y ante mis ojos me parece encantador-No se sí sonreír u indignarme porque me compare con un gato horroroso-Ya te lo he dicho, es la ley de la naturaleza, los perros y los gatos no se llevan-gorjea acercándose a mi con una radiante sonrisa que me impide enojarme con ella. Entrelaza sus manos alrededor de mi nuca y se coloca de puntillas para besarme fugazmente-Pensé en un concurso de cultura general para matar el tiempo en el viaje, pero recordé que mi marido es una biblioteca milenaria parlante.
-Lo lamento, amor, pero en mil años se aprende de todo un poco con tal de no morir de aburrimiento-Es inevitable absorber diversos conocimientos en un milenio así no sea tu intención, probar cada nueva invención o interesarte por los nuevos estudios era excelente para entretenerte, mi hermana melliza se atrevió a cursar la universidad más de cinco veces, mientras tanto yo me decantaba por forjar o descubrir nuevas técnicas de arte, si, no todo era masacres-Te sorprendería conocer a fondo mis impecables habilidades en geometría, no es por presumir, pero con eso le salvé la vida a unos idiotas.
-Si, escuché que así le ayudaste a Caroline Forbes con un ritual-Dios, me has mirado a los ojos-Descarté esa idea y creo que me quedaré solo con el conteo de anécdotas, concurso de leyendas urbanas o karaoke, adoro los karaoke-Sonrío porque aquel pasatiempo se lo acabó heredando a mi hija.
Meneo la cabeza para detallarla y la cercanía me permite apreciar algo que dispara mis alarmas de inmediato, un par de bolsas oscuras debajo de sus ojos que anteriormente no se encontraban ¿Serán producto de la noche anterior? No lo creo ¿O si?-Nat ¿Descansaste bien anoche?
-Mejor pídeme el divorcio de una vez, a mí no me digas así-se queja gruñendo porque la llamara por su nombre.
-Amor, no cambies de tema.
Aprieta los labios en una fina línea, se que quiere mentirme, pero no puede, porque se como descifrar la falsedad o veracidad de sus relatos guiándome por los latidos de su corazón y porque simplemente no quiere hacerlo-Tuve una pesadilla-confiesa y traslado mis manos a sus hombros para reconfortarla cuando traga en seco-Y odio tener pesadillas porque no son malas pasadas que fabrica mi cabeza para perturbarme en las noches, son recuerdos de mis mayores miedos, de mi pasado.
Naturalmente, evoco la ocasión en que Wanda Maximoff jugó con nuestras cabezas y nos hizo traspasar los peores escenarios que pudieran atormentarnos hasta conducirnos a un punto de quiebre inminente del cual estuve a punto de no regresar, en mi caso, volví a ver a Mikael, tuve un tortuoso vistazo a una fotografía futurista donde yo era el reflejo del monstruo de mis pesadillas y repetía esa fatídica historia con mi propia hija.
Algo que jamás ocurrirá, soy el ser más infame de la tierra, la encarnación del mal y no me pesa, pero sería incapaz de hacerle vivir a mi más grande tesoro el calvario que atravesé por siglos. No obstante, Natasha no fue abatida por un futuro hipotético o una manipulación de sus temores, ella volvió a vivirlo en carne propia.
Tuerzo la boca y aprieto los ojos por el dolor que me quema el estómago-¿La habitación roja?-Ella asiente y el ardor empeora-Amor...
-No te preocupes-¿Cómo puede pedirme eso? ¡Obviamente me voy a preocupar por el bienestar de mi esposa! Debo asegurarme de que se encuentre perfectamente-Estaré bien-Abre la puerta del copiloto e ingresa sin agregar nada más, no quiere ahondar en el tema.
-Amor, te conozco, no puedes mentirme-Imito su acción y abordo el auto, tendremos libre el camino de retenes policiales hasta Bulgaria las horas necesarias gracias a la intervención de Rebekah, pero no podemos perder tiempo-Sé que no te gusta abrir ciertas heridas, a mi tampoco, por eso conectamos tan bien cuando empezamos a convivir y nos dimos cuenta de que...
-Tony dice que el avión que nos transportará de Burgas a Oslo estará listo para cuando lleguemos-Me comunica sin apartar la vista de su celular, la miro mal por cambiar de tema y rueda los ojos en su órbita cuando se da cuenta-Deja de verme así.
-¿Así como?-Hundo el acelerador que nos saca del estacionamiento y me dirijo a las áridas calles de Estambul, menos mal abandonamos la ciudad a buena hora.
Mi esposa se inclina a encender el estéreo y una tonada de su cantante favorita inunda los altavoces-Enojado.
-Yo nunca me enojo-Hasta a mi me causa gracia mi propia mentira ¡Soy la ira encarnada! Respiro y vivo por ese frecuente pecado capital en mi existencia.
Natasha deja de canturrear la canción de Sia para enarcar una ceja incrédula y debo esforzarme por no suavizar mi semblante ante su adorable gesto-Si claro, y tú permitirás que Hope tenga pareja algún día-satiriza-Hablo enserio, Nik, estoy bien o al menos voy a estarlo, no quiero hablar de eso, tú mismo lo dijiste, no me gusta remover heridas del pasado que puedan arruinar mi presente.
-Fernanda dijo una vez que desahogarte no significa echar sal a la herida, es liberador y no se si sea verdad porque nunca acato sus consejos-Me encojo de hombros y prefiero dejar de lado el tema a las malas porque ciertamente requiero cerciorarme de cuanto le afectó tal recuerdo y ver que puedo hacer para ayudarla, no obstante, entiendo que su maniobra para no quebrarse es ignorar los miedos hasta que desaparezcan o vuelvan a su escondite-Será como tu quieras, solo recuerda que me tienes a mí pase lo que pase y nunca permitiré que nada ni nadie te lastime, eso incluye a tus propios pensamientos.
-No creo que vaya a ser necesario, mi pasado esta muy bien enterrado-Mi esposa suspira con pesadez y esa sonrisa que tanto extrañaba se asoma-Pero la promesa es recíproca, señor Mikaelson-Soy yo quien curva los labios esta vez al rememorar su manera de referirse a mí en nuestras primeras interacciones, fue ese el título que utilizó para saludarme un día que inesperadamente tocó a mi puerta en New Orleans y me dedicó una preciosa sonrisa que ni en otro milenio podré olvidar.
-¿Sigue en pie la propuesta de ser mi guía turístico en la Ciudad del Vudú, señor Mikaelson?-me preguntó con diversión.
-Por supuesto que sí, agente Romanoff, yo también puedo ser un hombre de palabra.
Me la llevé toda la tarde a recorrer el barrio francés y la emoción que destilaron sus ojos al adentrarnos a los coloridos carnavales plagó mi pecho de su contagiosa felicidad. Terminamos charlando amenamente en un bar donde descubrimos nuestros gustos en común y experimentamos la mística química que nos envolvió. Hizo que le encontrara sentido a esa ancestral leyenda de las almas gemelas que yacía en archivos antiguos de mi madre.
Al regresar, mi hija nos recibió con una sonrisa traviesa y una mirada de aprobación que me recalcó lo mucho que se parece a mí. Nos jaló del brazo y nos sentó de golpe en el sofá para que probáramos las galletas que horneó previamente entre tanto veíamos una película animada.
Si pudiera escoger un recuerdo en el cual vivir eternamente en un bucle, sería ese.
-When the days are cold and the cards all fold and the saints we see are all made of gold, when your dreams all fail and the ones we hail are the worst of all and the blood's run stale-Maldigo no poder cerrar los ojos para disfrutar plenamente la armoniosa voz de mi esposa, es magnífica y provoca un huracán de sensaciones en mi alma-I wanna hide the truth i wanna shelter you but with the beast inside, there's nowhere we can hide-Golpea levemente mi mano para que la secunde, no es que no me guste la canción, sencillamente no soy un amante de compartir mi voz. Pero a Natasha...simplemente no soy capaz de negarle algo que sé que iluminará su rostro de euforia.
Y uno de mis mayores placeres en la vida, es verla contenta-No matter what we breed, we still are made of greed, this is my kingdom come, this is my kingdom come-sigo.
-When you feel my heat look into my eyes, it's where my demons hide, it's where my demons hide-Entonamos al unísono y ni siquiera me doy cuenta cuando estoy sonriendo como un reverendo idiota enamorado ¿Cuando me convertí en esto? No lo sé, pero no me molesta porque la persona que lo incentiva lo vale-Don't get too close, it's dark inside, it's where my demons hide, it's where my demons hide.
La música continúa su ritmo, más Natasha deja de cantar y se aproxima a besar sonoramente mi mejilla. Tiene una peculiar fascinación por los viajes en carretera y las distintas actividades que lo involucren, para mí son indiferentes, pero me decanto por la comodidad de un avión-Te compensaré por deleitarme con tus dotes de potencial cantante-se mofa y acto seguido se reclina en dirección a mi cuello donde reparte una secuencia de besos húmeros, mi piel se eriza y la sangre se transporta a una zona en específico-Se me olvidó comentarte acerca de otra actividad para distraernos que tengo en mente.
¿Me gusta por donde va el asunto? ¡Obviamente!-Oh, amor-tarareo entre jadeos, me remuevo en mi asiento y aprovecho que la carretera está vacía para volverme a esa par de ojos esmeraldas que me observan con lascivia ¿Que más da un pequeño retraso?¡Esto no es perder el tiempo!-No juegues con fuego-Se me escapa en una voz grave similar a un gruñido.
Natasha me sonríe con picardía y eso empeora la situación en mi entrepierna-No puedo evitarlo, me gusta quemarme.
Aprieto la mandíbula y hábilmente me las apaño para desabrochar sus jeans-Tienes suerte de que soy multitareas-Alojo dos de mis dedos debajo de sus bragas y me muerdo el labio inferior al momento que mi audición mejorada detecta el jadeo que se le escaba de la boca cuando con suaves toques acaricio sus pliegues-Y de que mi mayor recompensa sea escucharte gemir por el placer que te provoco, amor.
Continúo la tarea deslizando mis dedos hasta concentrarme en mi verdadero objetivo, jugueteo con su clítoris un buen rato, alternando entre movimientos rectilíneos o en círculos que la hacen arquearse en su asiento complacida, sus gemidos aclaman por más y yo se lo doy disfrutando de la manera en que se retuerce de placer-¿Te gusta?-indago con una sonrisa torcida.
-Si-jadea apretando las piernas y regalándome un soporte extra para frotar sus zonas erógenas. Volteo al frente de vez en cuando asegurándome de no encontrar otro vehículo, y una vez me cercioro de que no haya nada, me giro a mi panorama favorito y ese es mi esposa disfrutando los toques más profundos que le propino. La humedad en su intimidad me envía una descarga que me recorre el cuerpo ¡Me excita verla así! ¡Me fascina hacerla sentir así!
-¿Me detengo?-La molesto acariciándola tentativamente como si fuera a cancelar el acto.
-Ni se te ocurra-advierte y me río antes de continuar restregando mis dedos en esas áreas un rato más, gradualmente aumento la velocidad de mis movimientos y con ello la intensidad de sus jadeos. Con un dedo envuelvo su clítoris y con el otro regreso a sus pliegues-Nik, creo que...-Suelta una secuencia de exquisitos gemidos y me muerdo el interior de las mejillas satisfecho por la adrenalina que la toma.
-Adelante, amor, córrete en mis dedos-Obedece y jadeo junto con ella cuando se libera.
Su respiración es errática, se muerde los labios y su pecho sube y baja-Detén el auto-demanda y yo inmediatamente piso el acelerador cuadrando el automóvil a un costado de la carretera. Se levanta de su lugar, reclina mi asiento y se sienta a horcajadas en mi regazo, de un momento arranca mi camisa y no opongo resistencia-Es mi turno de hacerte ver las estrellas, lobito-sentencia antes de abalanzarse a besarme con vehemencia y yo correspondo con la misma intensidad mordisqueando esos labios que me doblegan.
¿Que es un retraso más?
Me merezco gozar cada momento al lado de la mujer que amo, la fuente de mi alegría y la dueña de mis deseos.
Marruecos
Regina
Hace décadas que no visitaba un salón de clases y estoy segura que la persona junto a mí no ha pisado ninguno en su vida a causa de la educación privada y aristócrata que le impartieron en su tiempo, por desgracia, yo no conté con su suerte respecto a la enseñanza. Cruzo las piernas golpeando accidentalmente mi rodilla en el proceso a causa del tamaño reducido del pupitre donde estoy sentada y me abanico con las manos sofocada por el calor-¿Cómo alguien puede amar este tipo de clima?
-Dijo la mujer que adora las excursiones en Egipto-Se mofa la francesa con el mismo tono irónico y mordaz que su progenitora, madre e hija son tan semejantes que da miedo, ni siquiera compartieron un siglo juntas y aún así la menor es un retrato andante de Krista-Dudo que Jack Frost visite seguido El Cairo.
-Para nada-Le doy la razón-Supongo que Rusia era más cómoda.
-Si, gracias por sacarme de ahí.
-Cuando quieras puedes volver con mami y papi, Klarita. No te tengo amarrada, eres libre como el viento, cariño.
Klara de Martel carcajea sonoramente moviendo la cabeza lado a lado y las ondas de su melena castaña le hacen compañía. Conozco a la hija pródiga de Krista Mikaelson y a la primogénita de Rómulo de Martel desde que se reintegró a la familia original y estos le extrajeron el veneno en su contra que el monstruo de Francia le inyectó por siglos, Klara físicamente posee rasgos Mikaelson en su mayoría, ojos avellanas resplandecientes, nariz perfilada, estatura alta, silueta esbelta con buenos atributos y piel oliva.
Sin embargo, la sonrisa traviesa que dibujan sus labios es un fantasma latente de Aurora de Martel.
En cambio, no dudé en escogerla como mi compañera de misión, lo sé, probablemente estarán pensando que perdí la cabeza al confiarle un plan de salvación de alto calibre a una de Martel Mikaelson. Contra todo pronóstico, es la persona indicada para ayudarme a desmantelar la habitación roja.
Klara dispone de firmes ideales de autonomía que me recuerdan a una versión mía más joven, por sus venas corre el fuego de la rebeldía, esa capacidad de alzar la voz aunque te tapen la boca para oprimirte, vivió tanto tiempo capturada en una jaula que se vio obligada a usar sus propias alas para liberarse y ayudar a otros a hacer lo mismo.
Honestamente, parece más hija de Steve Rogers que del Conde de Martel.
No pude pedir una mejor cómplice, conformamos una excelente mancuerna.
¿Como no? Klara es una víctima de la habitación roja, formó parte de la primera generación de viudas negras y al igual que yo quiere extinguir ese semillero que le arranca el libre albedrío a niñas inocentes.
Fallé una vez y ese error me carcome hasta la actualidad, pude haber dado más, pero no lo hice, por mi culpa Natasha Romanoff y su hermana pagaron el precio. No erraré de nuevo, simplemente no soy capaz de vivir remordiéndome acerca de cuanto sufrieron ellas y el resto que permanecen atrapadas quien sabe donde sirviendo a Kilian.
Mucho menos puedo tolerar que adolezcan esas ingenuas almas que tienen bajo su radar y asecharán antes de raptar.
He vivido casi un siglo y me sorprende que mi especie sea considerada monstruosa cuando la crueldad humana es igual o peor.
-¿Las escuelas te traen viejos recuerdos?-pregunta mi compañera aludiendo al punto de encuentro donde nos hallamos-Siempre quise asistir a una escuela.
-No te pierdes de mucho-revelo-O al menos para mí que era la niña asocial que le hacía la tarea a sus compañeros a cambio de dinero o vendía dulces a escondidas en el recreo, no tenía muchos amigos. Lo bueno es que tú no contarías con mi suerte.
-¿Cuál es el estereotipo estudiantil que ves en mi?
-La amante de las matemáticas que porta preciosos atuendos de diseñador en color negro-Ambas reímos-La que no se queda callada en los debates que toquen temas sociales y corrige conductas ignorantes.
-Que bien me conoces, si soy-admite Klara riendo-¿Crees que Oksana se tarde?-Se ata el cabello en una cola alta-Aún nos faltan detalles por pulir y conseguir la ubicación del nido.
-No te preocupes, tengo colegas en la Bratva que se están encargando, no se sabe nada de ese lugar desde su supuesta caída.
-Se me olvida que la Teniente Silenciosa tiene sus contactos-¡Por supuesto! Nunca está de más conseguir aliados para garantizar tu trabajo ¿Que sentido tiene crear enemigos para infundir temor? Ninguno a mi parecer-Insisto en que pudimos pedirle asistencia a la Reina Roja en el ámbito científico.
Arrugo la comisura de los labios y niego-Tatiana Skarlov no hará trabajo de caridad, si hizo tanto por tu madre al ayudarla a alterar los Acuerdos de Sokovia es porque se lo debía y algo que odia la líder de la mafia rusa además de la traición, es deber favores-expongo el conocimiento que absorbí al moverme seguido en terreno criminal.
-Y porque de cierto modo le tiene aprecio, mi madre la conoce desde que es una niña-me recuerda-Es una lástima que no tengamos un bioquímico en la familia, nos pudo haber ahorrado el viaje.
No sé en que momento me pongo a evocar a mi sobrina fallecida, Hayley. Aprieto los ojos para detener esa secuencia dolorosa de recuerdos que me aborda, era mi familia, sangre de mi sangre, siempre anhelé una vida normal para ella, que estudiara una carrera y encontrara una profesión que le apasionara lejos de cualquier melodrama sobrenatural.
Suena tonto considerando que era la alfa de una poderosa manada de licántropos, pero valía la pena soñar con un hipotético escenario donde no tuviera que preocuparse por ser asesinada por cada enemigo que arribaba a New Orleans.
Su muerte me carbonizó el corazón y activó una granada que arrasó con una parte de mí, se me estruja el pecho al rememorar esa jodida sensación que acabó conmigo. Respiro hondo antes de que se me empañe la vista, éramos tan unidas, de la misma manera que lo son Hope y Krista actualmente y me es inevitable no atravesar un deja vú cada que las veo.
Utilicé la búsqueda implacable de mi madre para abandonar la ciudad creciente al igual que Genevieve MacLeod quien sintió la muerte de mi sobrina tanto o peor que yo ¿Cómo no? Fue una madre para Hayley desde el primer momento.
El dolor de su pérdida nos unió y antes de tomar caminos separados me reveló una importante pista de mi progenitora; Su nombre, el nombre con que nació.
Teóricamente es poco, me faltaba obtener el nombre con que murió, su fecha de nacimiento y muerte, pero fue un buen comienzo por el que le agradeceré eternamente a la bruja dorada.
Y oh ¡Sorpresa! En esa búsqueda me entero que la habitación roja continúa operando. Pude ser egoísta, hacer de la vista gorda y seguir con lo mío. No obstante, es imposible que ignore una injusticia, no sería cómplice de las fechorías de sus líderes al quedarme callada.
Si puedo hacer algo para cambiar las cosas ¡No duden en que me pondré manos a la obra!
La morena que esperábamos ingresa al salón sosteniendo un diminuto maletín contenedor de algo mucho más valioso que el oro, Klara y yo nos ponemos de pie para recibirla-Aquí tienen, después de un arduo trabajo logramos fabricar un gas sintético que liberará a las víctimas controladas mentalmente de la subyugación a la que se encuentran sometidas.
Quiero bailar de la felicidad ¿Puedo bailar?-Gracias-Le dedico una sonrisa sincera.
Oksana asiente levemente con la cabeza-Es lo que puedo aportar para que nadie más sufra lo mismo que yo-Klara se yergue tensa en su lugar y acaricio su mano para tranquilizarla.
-Eres una sobreviviente, encontraste una manera de escapar y comenzar de nuevo, es admirable que siguieras adelante-Le digo a ambas ex viudas, puedo imaginar lo tortuoso que es el pasado para ellas.
La francesa transforma radicalmente las facciones de su rostro y temo haber dicho algo mal-Un francotirador nos está apuntando, es una viuda negra, nos descubrieron-avisa viendo la ventana de reojo.
¡Kilian, hijo de puta, se enteró de nuestros planes!
Reacciono tan rápido como me lo permiten mis reflejos vampíricos y lanzo una granada de humo que cargo en el bolsillo para nublarles la visión a las espías, agarro fuertemente del brazo a mis compañeras y juntas nos echamos a correr. Klara va a la cabeza, Oksana en medio con la carga y yo detrás cuidándoles las espaldas vigilando por el rabillo del ojo que no seamos tomadas por sorpresa.
Salimos por la puerta trasera que da a los angostos callejones de Marruecos ¡Los techos, joder, pueden descender desde ahí! Miro hacia arriba y nada, volteo a la derecha y despejado, agudizo mi audición vampírica cuando cruzamos la calle y ¡Bingo!
-¡Cuidado!-vocifero jalando a la morena del brazo que por consiguiente sujeta a la vampira francesa y juntas retrocedemos esquivando el automóvil que estuvo a nada de arrollarnos. El motivo de mi alteración se hace presente cuando tres mujeres uniformadas salen de una puerta blanca; Son las viudas.
Una rubia se abalanza contra Oksana, una asiática pretende enfrentar a Klara y una pelinegra viene directo hacia mí.
Suspiro con pesadez, no quiero lastimar a nadie, pero no me dejan otra opción.
Ignoro la contienda entre la morena con la rubia o la de la francesa y la asiática y me enfoco en eludir el primer golpe que intentan propinarme. Me muevo a la derecha y con mi puño derecho conecto un gancho en su mandíbula que no tarda en devolverme, el dolor no dura nada gracias al vampirismo y me repongo al instante para dar una voltereta hacia atrás que le patea la nariz y la deja aturdida, aprovecho esto y me giró otorgándole un último codazo que alcanza a bloquear y me dobla el brazo con intención de partirlo en dos.
Si algo reconozco de la habitación roja es que equipa y entrena efectivamente a sus viudas para combatir a cualquier ser sobrenatural, lo compruebo con la estaca que desenfunda la rival de Klara, más mi compañera es mucho más hábil, le atrapa la muñeca, se la rompe y de un cabezazo la deja fuera de combate ¡Buena esa, condesita!
Comprimo la mandíbula por la fuerza que ejerce mi contrincante y tomo ventaja de mi posición "Vulnerable" para patearle las rodillas, me suelta, golpeo su estómago y cuando se arquea la tomo del cabello y estampo mi rodilla en su rostro noqueándola.
Es cierto que Klara y yo bien pudimos romperles el cuello a cada una o arrancar sus corazones en menos de dos segundos para deshacernos de los obstáculos que fastidian nuestro plan, pero matarlas no es lo que queremos.
El aroma a sangre invade mis fosas nasales...¡Joder!
Giro mi cabeza hacia Oksana y la encuentro boca abajo tumbada en el piso, fijo mi mirada en el suelo manchado del abundante líquido escarlata ¡Mierda! ¡No, otra vez!
El pecho me bombea azotándome, Klara y yo conectamos miradas y parece que con una ojeada entrelazamos nuestras siguientes maniobras. La francesa de un salto se le encarama en la espalda a la rubia y le rodea el cuello con su antebrazo, corro hacia mi amiga, me clavo los colmillos en la muñeca y vierto la sangre en la boca de Oksana para sanarla.
Ella reacciona ¡Alabada sean las propiedad curativas de la sangre vampírica! Abre el maletín y retira una de las partículas que termina rociando en la cara de la rubia.
El polvo rojo se esparce alrededor de su rostro, la viuda tose, pero el cambio de ciento ochenta grados de su mirada lo dice todo. Klara la suelta y aún así no emite intento por atacarnos se queda de pie ojeándonos detalladamente y es ahí cuando mi corazón da un vuelco al reconocer esos ojos que me perforaron el alma aquella noche de los noventas.
Es una de las niñas que no pude salvar, Yelena Belova.
La ucraniana parpadea varias veces, agacha la cabeza encontrándose con el cuchillo embadurnado de sangre y la alza de nuevo para ver a su ex compañera. La expresión atemorizada y de culpabilidad en su rostro me reitera que el gas ha funcionado-Oksana...Oh no ¿Que hice-Se coloca de cuclillas junto a la morena.
Respiro hondo y la miro con compasión-Estará bien, no te preocupes-sonrío gentil para calmarla.
Yelena me mira por un buen rato-Yo...te conozco-Se me forma un nudo en el estómago y suspiro para desenredarlo-Trataste de ayudarnos.
Asiento y se que se me nublan los ojos ¡Perdón por ser tan sentimental!-Lamento no haber regresado antes-Sujeto sus manos entre las mías-Pero estoy aquí ahora, voy a liberar a las otras, lo prometo.
-Te ayudaré-estipula con dureza y me quedo helada por su voluntad-Iré contigo-Le sonrió agradecida.
-Ya me encargue del resto, estarán consientes y fuera del control cuando despierten-informa Klara volviendo con las tres-¿Escuche mal o quiere ayudarnos?
-En efecto, Klarita.
-Oh-La francesa repara a Yelena analizándola punto por punto y la rubia pese a sentirse extrañada por su escaneo, no le baja la mirada y es esto lo que curva una sonrisa traviesa en mi cómplice-En ese caso, mi nombre es Klara de Martel y cordialmente te doy la bienvenida al club.
-Deben saber que cuando deserte, vendrán por nosotras con más artillería que ahora-expone Yelena y se a que se refiere-El protocolo Taskmaster, El cazador del infierno o ambos en el peor de los casos.
Tomo el cuchillo que dejó tirado anteriormente y con una mirada le pido permiso para arrancarle el chip rastreador incrustado en su pierna, ella asiente y yo procedo a realizar la incisión-Déjalos que vengan, veremos cuando tiempo son capaces de darle pelea a la mujer que nunca se rinde.
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