capítulo doce
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xii. Army of Darkness
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La habitación roja
Moscú, Rusia, 1999
El repiqueteo de unos tacones de aguja resonando contra la baldosa, hace eco en las paredes de la amplia habitación carente de colores, muy opaca para el gusto de cualquiera, el cuarto de estilo militar no contiene nada más que literas y una mesa de noche contigua a las mismas. La mujer de rostro estirado y postura recta se pasea en el diminuto pasillo que le permite colocarse de cuclillas y encajar una llave en el ojo de la cerradura de las esposas que atan las manos de al menos veinte niñas al armazón de sus camas.
-Despierten-No tarda en resonar la campana matutina que por poco le revienta los tímpanos a las pequeñas que abren los ojos unánimemente coordinadas con gracia, ninguna pone objeción, tampoco se quejan por el chirriante estruendo que no parará de zumbar hasta que la última se coloque de pie.
Yelena Belova de diez años recién cumplidos, sumergida en el agotamiento no presta atención, se ve tentada a embozarse en las finas sábanas (Que no mucho la cubrían del frío, pero es lo que hay y su cuerpo se forzó a acostumbrarse a la escasez, era un soldado y los soldados se adaptan) Anhela retornar a los brazos de morfeo, agotada por las extenuantes jornadas de tiro que le impartieron la noche anterior.
Los ojos le pesan entrecerrándose dispuestos a suplir las necesidades fisiológicas de su organismo, no obstante, Madame B se instala al lado de su cama y difunde un fuerte carraspeo-De pie.
Las extremidades inferiores de la ucraniana obedecen en automático así discorden con sus verdaderos deseos, se deslizan entre la sábana, el tronco se le despega de la cama y de un brinco se levanta tal y como su entrenadora le ordeno. Yelena se remueve la anilla doble de la muñeca librándose del grillete que le colocan todas las noches antes de dormir para evitar una rebelión de niñas hastiadas de su vida en cautiverio ¡Esto era ridículo! ¡Estaban en el infierno, ya no tenían salvación!
Tampoco cuentan con las energías y fuerzas necesarias para recabar una salida, mucho menos sin la llave maestra del candado que les frena el uso de sus facultades.
Porque no, la irritante campanilla no fue lo que las hizo espabilar y plantar los pies en el piso, sino la voz de Madame B demandando que acataran.
Belova traslada una mano a su cabeza masajeándose las sienes perturbada por una cefalea que la martillaba desde hace dos semanas, catorce días atrás sometieron a todas las niñas de su generación a quirófano y les implantaron el dichoso dispositivo que las doblegaba a marchar sincronizadas, como cerdos encarrilados al matadero arriados por inescrupulosos titiriteros gratificados y ansiosos por sacar provecho de sus florecientes competencias.
-Báñense, pónganse sus uniformes, las quiero dentro de quince minutos en el comedor-La entrenadora da media vuelta y se retira tan rápido como la luz, irónico para una personalidad sombría como todos los fantasmas que deambulan sin vida en el establecimiento.
Las niñas se alinean en una fila india y transitan subordinadas a las indicaciones, ninguna a sus cortos diez años concibe la razón de sus acciones radicalmente obedientes, siempre fueron dóciles, disciplinadas dentro de lo imposible en sus tareas con tal de no ser severamente reprendidas por los sádicos castigos de Kilian, sin embargo, desde que les encajaron una aguja en el cuello a mitad de la noche y despertaron en una camilla de la enfermería, respondían por inercia similares a un títere cuyas cuerdas son manipuladas por un agente externo.
Eran consientes de sus actos, más no contaban con el control sobre ellos.
Lila podría odiar las verduras, pero con unas palabras de Warren bastaba para que tragase oprimiendo las arcadas.
Paula podría chillar de dolor en las lecciones de ballet, en cambio, si su entrenador abría la boca, la morena bailaría hasta que le sangren los pies.
Yelena podría envolverse en las sábanas para continuar descansando, no obstante, si Madame B emitía una orden, la ucraniana se pondría de pie e ingresaría a su cubículo designado en las duchas.
Dentro las paredes de la organización todo empeora, día con día descienden los peldaños que las conducen al próximo circulo del infierno que deberán atravesar, cada uno emulaba un puño de hierro fabricado para mancillarlas y moldearlas en algo que consideraran más fuerte, van sumergiéndose en las recónditas aguas de las más horrendas atrocidades y las peores depravaciones, la luz se esfumaba siendo un tenue recuerdo de lo que una vez fueron sus vidas.
El desayuno transcurrió con normalidad, la ración se trató de un plato hondo repleto de yogur griego cubierto de cereales integrales y frutos secos, Yelena evocó las palabras de la nutricionista justificando que eran los condimentos ideales para asistirle a la hora de ganar masa muscular, por supuesto, Kilian no cuidaba rigurosamente su alimentación por misericordia, sino que desnutridas no valdrían como soldados, ni le servirían como carne atractiva para los mafiosos.
La estatura poco le importa, el cazador del infierno localizaba ventaja en todo, su preciada Natasha se estancó en un metro con sesenta centímetros, más la aventajaba en agilidad y rapidez, otra de sus viudas alcanzó el metro con setenta y ocho sirviéndole para perpetrar ataques formidables y certeros. En cambio, la silueta de sus cuerpos era prioridad, una espía tiene la obligación de lucir esbelta, regia e impecable ya sea para usar sus atributos en alguna misión o rendir fisiológicamente como se debe.
Las jovencitas se despegaron de sus asientos y las entrenadoras palmearon sus vestimentas requisándolas en virtud de cerciorarse que no se llevasen consigo algún cubierto que pudiese servirles de arma. Medida de seguridad implementada en el año 1968 cuando una viuda de dieciséis años escondió un cuchillo en su cadera y lo usó para escapar minutos antes de la ceremonia de graduación, cortó los retazos de tela que la amarraban a la camilla y degolló a diestra y siniestra a los individuos a su alrededor, consagrándose como parte del diminuto porcentaje de mujeres que recabaron la gloria de escapar.
Las niñas desconocen está mítica leyenda que emularía un granito de esperanza si se diera a conocer.
La rubia ocupa asiento en el primer pupitre a la derecha seguida por sus compañeras, la clase de cultura arranca en cuanto el instructor enciende el proyector cuya luz impacta contra la pared exponiendo una serie de imágenes asquerosas para cualquier persona ¡¿Que hacen niñas de diez años reparando detalladamente la anatomía de cuerpos descuartizados?! No hay por donde apartar la mirada, el panorama en general es grotesco y las pequeñas lo atienden con indiferencia redactando anotaciones en sus libretas acerca de la carne ensangrentada, huesos partidos en trozos, piel desgarrada y miembros del cuerpo dispersados por el suelo.
Una conferencia explícita ejerciendo la cultura de la violencia con el fin de amaestrar a los mejores soldados, era crucial que se les promoviera, así se desenvolverían familiarizadas con la doctrina de un soldado.
Un lavado de cerebro infalible a temprana edad, educarlas con violencia, desencadenaría más violencia, lo que requerían.
-¿Alguien tiene idea de que ser sobrenatural orquestaría una agresión como esta?-consulta el hombre de cabello oscuro paseándose entre las mesas.
-Un vampiro.
-Podría ser.
-¿Un licántropo?
-Cerca.
-Un híbrido-vacila Yelena inspeccionando con los ojos enchinados los retratos, uno en particular llama su atención, un cuerpo armado desde cero con piernas de distinto tono de piel al tronco y a los brazos, la piel despellejada del rostro permite detectar las encías blanqueadas debido a la falta de irrigación. Muchos saldrían corriendo despavoridos a devolver el estómago en la tasa del excusado, en cambio, a Belova se le perforó un instinto en la cabeza para que nada le asquee ni le impresione, a sus diez años atisba fotografías de un brutal asesinato sin mucho interés-Es una mezcla de brutalidad licántropa y festines de sangre de vampiros.
-Excelente-Le felicita el instructor pausando la reproducción del proyector-¿Y cuantos híbridos existen en el mundo?
-Dos.
-¿Sus hombres?
-Niklaus y Krista Mikaelson.
-Veo que han prestado atención a sus clases lo cual me llena de gozo, el señor Warren se sentirá muy orgulloso de ustedes cuando le comente-Las tácticas para mangonear a las niñas apelando a una falsa figura paterna nunca falla para hacer que se hinchen el pecho halagadas y se esfuercen el triple por mejorar-El sujeto que vieron en pantalla, es un falco asesinado a manos de Klaus Mikaelson y posteriormente desmembrado por su hermana, lo tiraron en el bosque de Mystic Falls sin piedad por hacer su trabajo, vigilar que no arrebaten vidas inocentes.
La rubia para ser franca no se enteró del resto de palabras que el hombre dictó, eran la misma cantaleta que memorizó al ser repetida constantemente durante las lecciones; Kilian las reclutó porque eran especiales y tenían un glorioso propósito con prestar sus servicios para infiltrarse en las filas enemigas una vez culminase su entrenamiento como espías y asesinas de élite. ¿Que más daba ser la mejor en la jaula si nunca probaría el sabor a libertad? Es más ¿Que significa la palabra libertad? Los recuerdos de su vida antes de cumplir los seis años eran lo único a lo que se aferraba para seguir cuerda y poco a poco eran devorados por el océano de fúnebres pensamientos en su mente.
Agita la cabeza espabilando para el final de la conferencia, era tiempo de visualizar un cortometraje y repetir en voz alta las palabras que se sabía al derecho y al revés dado que no se molestaban en actualizar la cinta que empleaban para lavarles el cerebro, algo inocente como Blanca Nieves y los siete enanos se tornó en un clip con mensajes subliminales que lentamente se ensartaban en sus cabezas.
Seguidamente salieron enrutadas al gimnasio en una de las pocas alas "recreativas" ubicadas en el exterior del complejo donde acaparar los rayos solares penetrando sus poros era una bendición, Madame Morgan, su entrenadora les indica que se acomoden en dos filas y no tardan en obedecer.
-Me complace comunicarles que próximamente, su nivel de combate ascenderá de nivel intermedio a avanzado, hoy se efectuarán las pre-evaluaciones, por consiguiente hoy me van a demostrar de que están hechas, las voy a examinar a cada una para que nos vayamos despidiendo de aquellas que no cumplan con las exigencias del programa, si fallan, rueguen porque su bonito rostro les salve la vida y las mande a Florencia en vez de a un basurero-Las pequeñas adiestradas para no sentir miedo, son abordadas por una corriente de pánico recorriendo su espina dorsal, ninguna desea acabar muerta o con un destino peor en manos de la mafia. A lo largo de los primeros días, Yelena no durmió en paz dos noches seguidas por evocar los gritos de una compañera al ser arrastrada por un falco hacia los botes que las trasladaban con sus nuevos amos-Pasarán al frente de dos en dos y entre ustedes se disputará la contiendan, conocen las reglas, no termina hasta que se derrame sangre ¿Entendido?
Asienten a coro y las primeras en plantarse en el medio son Paula, una morena de abundante cabello rizado y Lucie pelirroja de ojos verdes con pecas. Yelena gira el cuello dando con su contrincante, es Lila, a juzgar por sus facciones proviene de las naciones escandinavas, delicada como una muñeca, en consecuencia, la ucraniana no se intimida en absoluto y tampoco es que tenga mucha competencia dentro de sus compañeras, se estaba dando su nombre a corta edad, era inteligente en sus clases teóricas y acompasaba dichos conocimientos en la práctica forjándola en un arma letal que llama la atención de Kilian Warren el cual entrecierra los ojos contemplando a sus trofeos desde la comodidad de su oficina.
La pequeña rubia convivió durante años con su joya más valiosa motivo que aviva la intriga acerca de Belova y sus habilidades, no era una mala candidata, todo lo contrario, tenía más potencial que el promedio y con los entrenadores ideales serían tan mortífera como la adolescente que alguna vez llamó hermana, la curiosidad mueve su pies y a velocidad vampírica lo traslada al patio donde yacen las niñas.
La capa de su traje es arrastrada por el césped elegantemente, estrecha sus manos detrás de la espalda y se pasea con el mentón altivo monopolizando las miradas de sus florecillas previamente enfocadas en la lucha de Lucie y Paula que iba escalando a una intensidad iracunda por parte de ambas, combatían salvajes y fúricas apaleándose con repudio semejantes a dos gallos de pelea al entretenimiento de sus espectadores.
-¿No tienes miedo?-La europea da un respingo al percibir una acento británico masculino en su oído-Oh, lamento molestarte, no era mi intención...
-Yelena, mi señor-completa la menor levantando la vista para darle la cara, le tiene horror al hombre frente a ella, pero agacharle la cabeza ya le había costado unos cuantos azotes a muchas-No estoy asustada, solo pienso que es lo que haré cuando sea mi turno-manifiesta retomando el trayecto de sus orbes hacia al frente examinando los patrones de pelea, descartando los ademanes erróneos y absorbiendo las mejores técnicas de cada una.
El británico se percata y sus labios se estiran en una macabra sonrisa complacida porque sus cosechas den frutos, se infla el ego que sus viudas se adoctrinaban a su gusto, a su imagen y semejanza-Tenemos una mente estratega por aquí, buen trabajo, mi niña-La ucraniana se acaricia los brazos aplacando los pelos que se le erizan del pavor que incita ese apodo, no hay cariño, es un tono tétrico y perturbador que le incomoda escuchar-Porque me temo que no será sencillo-Con la boca apunta a las niñas que se baten a un duelo que está por terminar.
Paula encuella a Lucie con sus extremidades inferiores en una llave que le corta la respiración ante la presión sobre su traquea, Madame Morgan le dedica un asentimiento a la morena quien capta la señal y con un giro de su cadera le rompe el cuello a su rival.
Yelena explaya los ojos de par en par atónita, su reflejo es retroceder ahogando un grito en la garganta, no por el cuerpo inmóvil de su compañera que es arrastrado por los falcos al quirófano para una extracción de órganos (Ni muertas perdían la oportunidad de lucrar con ellas) Lo que la deja abismada es la sangre fría de Paula para ponerse de pie como sí nada e incorporarse a la fila bajo las miradas aprobatorias de Morgan ¡Asesinó a su fiel compañera y no evidenciaba signos de remordimiento! ¡Hasta parece orgullosa!
-No te preocupes, con un par de lecciones más de cultura y endurecimiento, serás así de indiferente con la muerte y alcanzarás a tu hermana.
La sola alusión a Natasha activa un botón de humanidad que la niña creyó extinto hace mucho, Belova se retuerce el pescuezo por encima del hombro buscando de vuelta al cazador del infierno, más se ha marchado siguiendo a los falcos y el cadáver de Lucie dejándola con un hueco en el corazón latiéndole a mil por hora y un signo de interrogación entre ceja y ceja ¿Alcanzar a su hermana?
¡Por supuesto! ¿Cómo no se le ocurrió antes?
Los rumores volaban como la pólvora, Natasha Romanoff se estaba colgando una corona en su cabeza por ser la mejor de su generación y sí Yelena se convertía en la mejor de la suya ¡Tendría una oportunidad de volver a verla! Como dijo Kilian ¡Podría alcanzarla!
Con un nuevo objetivo en mente, Belova avanza al frente con sus convicciones más asentadas que nunca, explotaría su potencial al máximo, sí antes se esforzaba el doble, ahora sería el triple, ocuparía un sitio entre lo mejor de la organización y sería tan reconocida que regresaría al lado de su hermana.
¿Que podía salir mal en el plan de una niña de diez años?
Que en la poca inocencia que le quedaba, era víctima de los juegos mentales y la manipulación de un vampiro sin escrúpulos que emplearía la añoranza a Romanoff a su favor con el fin de incitarla a pulirse en la infame viuda blanca.
No sería de extrañar que años más tarde, Yelena Belova estimulada por el rencor le reprochara esta desconocida situación a la rusa, cabreada y recelosa porque se quedó atrapada en el infierno con tal de llegar a ella, mientras que Natasha retornaba al paraíso sin cuestionarse que dejó atrás.
Vienna, 2016
-¿De qué basurero sacaste este pedazo de chatarra?-Klaus arrastra las botas con pesadez en el verdoso campo a las afueras de la capital austriaca, reparando con desdén la aeronave que se vieron obligados a adquirir de improvisto en consecuencia a las indemnizaciones que padeció el quinjet de Regina después del previo enfrentamiento aéreo-Fuimos claros al decirte que precisábamos un jet, no un fósil más viejo e inservible que Steve.
-¿No puedes pasar un maldito día sin insultarlo?-Le consulta Regina colgando sobre su hombro la mochila de combate a reventar de todo tipo de armas-Estás más obsesionado con Rogers que tu hermana.
-No me faltes el respeto, a diferencia de Krista, yo no tengo gustos así de insípidos.
Richard Mason se asoma por la compuerta del viejo helicóptero que pone a cuestionar a los cuatro espectadores acerca de que tan buena idea es abordar una aeronave con evidente inestabilidad y carente resistencia ¡Una pésima opción! Más que material blindado, su método de protección en la alturas sería encomendarle sus vidas a cualquier deidad que se les viniese a la mente-Sí ¿Saben lo que no me dieron? Tiempo. No tengo muchos jets a mi disposición y es imposible conseguir uno en menos de veinticuatro horas.
-Creí que eras el mejor, un verdadero profesional-se le burla Yelena aproximándose al moreno y Mikaelson revienta en diminutas carcajadas riendo cómplice con su cuñada.
-Disculpe, zarina ¿Acaso no le gustó la vivienda gratis ni el suministro de kissel de por vida?-se defiende el inglés-No sé de que te quejas, Nik, te conseguí un buen internet para ver sin inconvenientes la trilogía completa de Una Chihuahua de Beverly Hills.
-¡Ya les dije que no fue idea mía, me obligaron, fui una víctima de las circunstancias!
-¿Te das cuenta que estás admitiendo que tu esposa te controla?
-¿Te das cuenta que estás animándome a arrancarte la columna?
-No dejes que te irrite-jaranea la pelirroja escudriñando el vehículo añejo, su esposo tiene razón ¿Esa cosa en realidad vuela? Parece un contenedor de metal con alas.
-No, me opongo a cuestionar mi profesionalismo.
-Me instalaste un generador que se rompió luego de seis horas y eso puso de mal humor a mi esposo, no pudo terminar de hablar con su hermana y odia que lo dejen a mitad de un buen chisme-satiriza Romanoff encogiendo los labios en un mohín.
-Mason, debes mejorar, estás dejando muy mal parada nuestra asociación-Le reprende Labonair otorgándole unas palmadas en los omóplatos y lo rodea enrutada a detallar los ventanales, viejos, con un tono amarillento que cruza los dedos porque no damnifique demasiado su campo visual al pilotear.
-Tú también ¿Eh? ¿Ahora son un equipo?
Yelena alarga un alarido fingiendo ternura-Es sensible, ya veo porqué lo tienen cerca.
-¿Donde está el resto?-indaga la rusa cambiando de tema a lo que Mason responde sujetando la cuerda de una maleta dentro del helicóptero y la jala colocándola en el suelo a plena vista de los presentes, desliza la cremallera presumiendo su contenido-Aquí tienen.
Mikaelson se coloca de cuclillas extrayendo los uniformes de cada uno, el de las mujeres en color blanco y el suyo en un gris oscuro que lo hace sonreír aliviado-Odio ir a misiones de blanco ¿Saben lo tedioso que es remover trozos de sangre seca después?
-No, no lo sabemos y ciertamente tú tampoco porque ni siquiera tienes la decencia de acercarte a la lavadora-se le burla Natasha acortando la distancia con el fin de revolverle las hebras doradas a su esposo cascarrabias quien le blanquea los ojos irritado. Yelena acapara una paquete de barras nutritivas y lo abre sin consultar acerca de su procedencia-Eso lo guardé hace como cinco años.
La rubia se encoge de hombros mordisqueando el comestible de textura elástica y sabor irreconocible-Tú te comes algo que tiene más de mil años y nadie te dice nada.
Regina explota en riserías por el comentario descarado de su compañera, Mason imita una arcada, Natasha esboza una sonrisa ladina y Klaus levanta el mentón con orgullo-¿Puedo responder a eso, amor?
-Ni se te ocurra, lobito.
-Iré preparando los controles desde ya por sí el procesador de esta cosa tiene la misma lentitud que las neuronas de Reece Lockwood-Labonair carga la maleta con los uniformes del equipo y aborda las escaleras ingresando al helicóptero seguida por Belova.
-¿Reece Lockwood?-consulta la ucraniana fisgoneando entre el circulo cercano de su compañera. Cualquier dato desconocido acerca de dichas personalidades, Yelena no dudaba en expresar su curiosidad por familiarizarse con sus entornos.
Richard Mason se acomoda las manos en jarra reparando al matrimonio-Bueno dejando de lado sus momentos esporádicos de recién casados, deben saber que estoy a punto de tener que cortarles el crédito, puedo cubrir provisiones, pero sí voltean a verme las autoridades, subiré mis precios.
-El dinero no es problema, contáctate con Elijah y que te haga un cheque, un helicóptero y suministros para misiones no es lo más extraño que ha tenido que pagar, la colección de máscaras originales de Ghostface de Kol habla por sí sola-increpa el híbrido original con autoridad, no le agradan los pretextos así como tampoco le complace escuchar del británico dichos juegos de palabras que disparan sus alertas atorándole un mal sabor de boca, se muerde el interior de las mejillas y penetra su mirada en la del moreno-¿De qué estás hablando en realidad?
-Su mejor amigo, el secretario Ross se está entrometiendo en mis asuntos al punto de que varios contactos que tenía me ignoran, soy un contratista privado.
La pelirroja baila los ojos inquieta por la noticia-Está sospechando, debemos cubrir nuestro rastro, que Regina boicotee los sistemas de rastreo, volaremos bajo para no ser detectados, todo estará bajo control-Natasha piensa en acto reflejo como un soldado, su cerebro maquina y traza los planos para solucionar cada percance que se le atraviesa, con cabeza fría, sin rebalsar una gota de emoción, contrario a su marido, el cual se pasea en círculos en una ademán concurrente de su paranoia, es una maraña de pensamientos desordenados que no llegarán a ningún lado-Te lo vamos a compensar, Mason.
-Eso lo dices todo el tiempo-gorjea el inglés con una diminuta sonrisa, más conoce bien que la rusa cumple con su palabra-Será mejor que se vayan, pasaron mucho tiempo en Austria, ya no es seguro.
Klaus gruñe fúrico puntualizando su naturaleza licántropa y aprieta los puños-Sí el veneno de Tatiana no termina por matar a Ross antes de que termine este asunto, yo me encargaré de ir por su cabeza de una vez por todas.
Sobrevolando la Cordillera del Cáucaso, Norte de Rusia
Klaus Mikaelson era llanamente uno de los genocidas más barbáricos, grotescos y maquiavélicos en la historia de la humanidad, su conteo de atrocidades sin problemas superaba unas diez cifras en el mejor de los casos, no era un buen ciudadano, su modus operandi emulaba el de grandes personajes históricos que derramaron sangre a costa de inocentes por suplir sus necesidades o imponer sus ideales. Klaus se codeó con más de alguno así como provocó la caída de otros que considerara parodias baratas del verdadero poder y entorpecieran sus planes, efímeros humanos que pese a sus delirios de grandeza cayeron de sus tronos igual que moscas.
Y él, él prevaleció.
Homicidas pagaron el precio de sus pecados en prisión o la justicia divina se encargó de cobrar sus deudas, dictadores en carne viva atravesaron un calvario después de someter a su propia gente por conservar ese poder que inevitablemente se les fue arrebatado, criminales que acaparaban riquezas a costa del sufrimiento ajeno fueron capturados uno por uno sin escrúpulos y otros tantos se despojaron a sí mismos de sus vidas con tal de no afrontar la derrota.
En conclusión, ninguno se marchó del plano terrenal sin pagar su cuenta.
Y Klaus nuevamente, a sabiendas de que era un personaje infame mil veces peor, gozó de impunidad.
Por consiguiente, no comprendía (Y tampoco empatizaba como para querer hacerlo) el sentimiento de ser encarcelado en las cuatro paredes de una prisión, cada delito que cometió no se rigió por las legislaciones de las naciones donde se daba un banquete ilícito haciendo y deshaciendo a su voluntad, el Guardián Rojo fue apresado en un acto de estupidez en su opinión, traicionado por su propios aliados, merecía pudrirse en la pocilga donde lo recluyeron, liberarlo no era un acto de misericordia, no cuando él se encargaría personalmente de atormentarlo por ser uno de los tantos verdugos de su esposa.
Según lo que Reece, el abogado del circulo familiar comentaba, la cárcel era un castigo más atroz del que se creía, cayendo en la pesadumbre de un rutina aislada implorando por no ser apaleado a muerte por otros reclusos en tanto su mente se deteriora con el pasar de los días hasta que no quede ni la sombra de lo que un día fue, no por nada muchos se decantaron por una tumba antes que la vida en cautiverio.
Mikaelson expulsa una risa carente de gracia rebobinando que ese agonizante sentimiento de esclavitud en bucle es el que estimulaba en sus hermanos al encajarles una daga en el corazón y encerrarlos en ataúdes hasta que se le diera la gana de devolverlos a la vida, él era el piloto que subyugaba el timón y el titiritero que movía los hilos. Ser enjaulado en un ataúd se sentía como ser apresado en la oscuridad consciente del suplicio, más sin contar con las llaves para liberarse.
Una práctica tóxica y corrosiva que todos le cuestionaron en su tiempo al ser victimas de los efectos colaterales de sus ataques de ira o lo que consideraba "desobediencia" Bastaba con oponerse a los propósitos de Klaus, ignorar sus mandatos o ejecutar cualquier maniobra que para él significase una amenaza o indicio de traición para que Elijah, Rebekah, Finn y Kol padecieran dicha sentencia.
Veía enemigos en todas martes, y si no los había, los inventaba.
Krista ha permanecido invicta hasta la fecha, en virtud de que Klaus no se atrevía a plantarle cara a su melliza y tampoco se atrevería a tolerar el silencio de su ausencia, si atentaba contra ella se quedaría íngrimo, abandonado y era lo menos que deseaba puesto que finalmente, el detonante para retener a sus hermanos era eludir que dieran la vuelta y se largaran de su lado a reclamar sus propias vidas mientras que el híbrido marinaba en su soledad.
Y en un esfuerzo retorcido por tenerlos cerca, construía las murallas para alejarlos.
Sí, sus métodos para demostrar sentimientos o intenciones eran poco ortodoxos, actuando desde la violencia que le inculcaron.
-¿Todo bien?-indaga Natasha relevando su puesto de piloto a Regina y con unas zancadas acorta la distancia entre ella y su marido ocupando asiento a su lado-Estás sospechosamente poco hablador.
Klaus la observa con detenimiento, percibiendo la incomodidad en sus ojos. Conoce a Natasha mejor que nadie y sabe que esta reunión con Alexei despierta emociones complejas en ella-Todo en orden, solo pensaba un poco-No le otorga mucha información a la pelirroja para que deduzca la realidad, sin embargo, no le hace falta, Natasha sabe de memoria como interpretar una literatura tan compleja como el hombre a su lado-¿Recibió el paquete?-Introducir un juguete con un auricular dentro de los servicios de paqueteria que arriban en la prisión para comunicarse con Alexei, fue una excelente jugada maestra del híbrido.
-Esperemos que sí, detectaremos las señales en cuanto se lo ponga, dudo que vaya a oponerse, no es idiota, aprovechará cualquier oportunidad que le sirvan en bandeja de plata para salir de ese cuchitril.
-¿Y tú como te sientes respecto a tener que volverlo a ver?
-¿Tú como te sentías cada vez que volvías a ver a Mikael?
-Buena respuesta-reconoce Klaus tensando sus hombros ante la mención de ese hombre, sí el ruso significaba lo mismo para Natasha, tenía una idea bastante familiar acerca del disgusto de toparselo cara a cara una vez más-Hablaré con Krista, cuando terminemos con esto lo mandará de regreso a donde pertenece, espero que disfrute el aire fresco mientras pueda.
-Lo hará-dispone Romanoff son firmeza comprendiendo la necesidad de resolver ese asunto lo más pronto posible, expulsa un suspiro prolongado acomodando las palabras que tanto trabajo le cuesta confesar en voz alta, sin embargo, precisa abrir la boca para no mortificarse con esa sofocante sensación de ahogamiento-No le temo a Alexei, pero enfrentarlo después de tanto tiempo...No sé como voy a reaccionar, Nik, no quiero quedarme petrificada sin habla, a duras penas pude intercambiar oraciones con Warren, estoy feliz por mí, mantuve la compostura, tampoco quiero ponerme a temblar como una chiquilla y mucho menos me gustaría lanzarme a llorar desconsolada por lo que me hizo, no quiero darle el gusto de hacerle saber cuanto me jodió la vida, no quiero que tenga poder sobre mí-Creyó que ignorando las huellas que se impregnaron en su niñez se esfumarían exterminando sus traumas, por el contrario, ardían en carne viva porque nunca sanaron correctamente ¡La vida la esta azotando contra la pared para que encare sus miedos! Temores que sorteó durante mucho tiempo rogando que no ocuparan el control de sí misma, odiaría ser el títere de sus propios horrores otra vez.
Mikaelson exhala con pesadumbre familiarizándose con el estado anímico de su mujer, ha estado en sus zapatos en demasiadas ocasiones, esclavizado por sus miedos que lo arrastraron a ser un victimario y es que hasta la fecha, el fantasma de Mikael, el arquitecto de su infelicidad persistía teniendo un perpetuo y tortuoso poder sobre él. Natasha era fuerte, se esforzaba por aplacar los espectros que la atormentaban, en tanto, Klaus pese a las insistencias de Fernanda por retomar sesiones terapéuticas, se rindió frente a la corriente que le pringó gotas indelebles que jamás podría disipar, a pesar de los avances, estaba demasiado dañado y podrido para recuperar sus facultades.
-Nat, confrontaste a Kilian y manejaste la situación lo mejor que pudiste, le demostraste que cada ladrillo que usó en tu contra lo utilizaste para resurgir de las cenizas, estoy seguro que podrás hacer lo mismo con Alexei ¿Sabes por qué? Porque eres fuerte, amor, a veces necesitas un pequeño recordatorio de eso y sé que puedes cuidarte por ti misma, eres valiente, ruda, decidida, pero quiero que sepas que me tienes a mí y estaré a tu lado en todo momento. No estás sola, tu esposo está aquí para protegerte, no dejaré que nada te ocurra, los rumores son ciertos, conmigo o sin mí, eres intocable.
Las palabras del rubio cobrizo son un bálsamo para la pelirroja cuya anatomía se relaja desertando de la tensión que le carcomía. Sus labios se estiran esbozando una sonrisa y apoya su mano sobre la del original-Gracias, Nik, lo que voy a decir va a sonar muy cursi y más que te vale que no le cuentes a nadie-Ambos ríen a coro porque naturalmente, la rusa no es de palabras románticas-Saber que estás a mi lado me tranquiliza y me llena de paz, me hace sentir invencible porque juntos atravesaremos el infierno, juntos superaremos cualquier obstáculo como siempre lo hemos hecho.
El híbrido sonríe con ternura y besa su sien permitiendo que la rusa apoye su cabeza en su hombro, se mantienen acurrucados uno junto al otro por un momento, encontrando fuerza en su unión. Saben que el camino por delante no será fácil, jamás lo ha sido para ninguno de los dos, más la confluencia de sus fuerzas lograba hasta lo imposible.
-Dectecto la señal, la conexión del auricular se está estableciendo, Alexei mordió el anzuelo.
La voz solemne de Regina pincha la burbuja del matrimonio en cuestión de segundos, Natasha de un brinco marcha encarrilada al asiento del piloto seguida por Klaus, Labonair le extiende los auriculares a la mujer y se pone de pie cediéndole el puesto junto a Yelena para entablar la conversación con el Guardián Rojo. Romanoff respira hondo cogiendo valor y colocando a raya sus nervios enfocandose en guardar la compostura y pensar con cabeza fria, Mikaelson coloca una mano en su hombro y le dedica un asentimiento en señal de apoyo.
No, no está sola.
-Es tu día de suerte, Alexei-La ojiverde fija la vista en la tableta que Belova le presenta con el mapa computarizado de la prisión-Ve a la puerta de la pared sur y luego a la izquierda. No hagas alboroto.
Simultaneo a los cuatro compañeros que surcan en los cielos, en tierra firme dentro de los muros blindados de la prisión del séptimo círculo, el ruso cumple la primera regla y en contraste, suprime la segunda al montar una escena cuando la rendija de uno de los pasillos se abre avivando a los otros reclusos que salen en manada tras él en búsqueda de una fuga masiva.
Las sirenas vocean cada rincón del recinto y los guardias corren apresurados a detener la algarabía-¡El Guardián Rojo está escapando!-Alexei se las apaña haciendo acopio de su fisiología mejorada y taclea brutalmente a todo aquel que se le ponga en frente entorpeciendo su escape. Shostakov le arrebata el escudo antimotin a uno de los soldados, lo encaja en el metal de la cerradura inhibiendo el movimiento de la compuerta y conteniendo a la muchedumbre entre tanto él se alejaba a paso rápido.
-Causaste mucho alboroto ¿No?-satiriza la agente Romanoff fastidiada por la indiscreción del hombre-Debí suponer que el dramatismo es lo tuyo.
-Tiene algo en común con tu marido-se burla la ucraniana virando el timón del helicóptero.
Klaus se retuerce el cuello reparándola con una mueca asqueada e indignada-No me compares con ese inepto que tiene más músculo que cerebro.
-Es cultura general buscar rasgos paternos en nuestras parejas, somos el club de los problemas paternales-balbucea la teniente entre murmureos.
-¿O sea que te enamoraste de Marcel porque te abandonó igual que tu padre?
-Cállate, Klaus.
Alexei de una patada derriba la puerta acorazada de acero y hormigón que lo guía al exterior, las ventiscas que acarrean la nieve pesan en el ambiente y la baja temperatura le corta la piel, no obstante, nada de eso importa, el clima no es obstáculo para reclamar su libertad. La partida se reanuda y sale zumbado como una bala pisando con fuerza la escarcha repartida en el suelo donde se van trazando sus huellas a cada paso-¿Ahora que?
La aeronave se posa sobre su cabeza abriéndose paso en el nítido cielo-Te sacaremos de aquí.
El original asoma la vista a través de la ventanilla y la fotografía con la que se topa lo hace torcer los labios y chasquear la lengua-Empezaron las complicaciones.
Una manada compuesta por una mescolanza entre reclusos y antimotines aceleran el curso de sus pisadas persiguiendo al Guardián Rojo que por donde mire, izquierda, derecha, se halla acorralado. La masacre se desencadena con la alerta que ordena abrir fuego a los francotiradores concentrados en las vigas de seguridad, presionan los dedos en los gatillos y la lluvia de balas resuena en el aire estampándose en los prisioneros cuyos cadáveres caen inertes en la nieve tiñéndola de sangre.
-Ve al nivel superior-comanda Natasha al soviético-¡Mueve el trasero super soldado!-Shostakov serpentea entre los pasillos y de un salto se encarama en los muros de la prisión decidido a escalarlos en virtud de esquivar la aglomeración de personas embotellando por tierra. Consigue aferrarse al barandal del piso superior de donde se cuelga, un guardia lo detecta, lo electrocuta con su bastón obligándolo a soltarse y a caer de bruces contra el piso.
-Olvídenlo, no tiene ni músculos, ni cerebro, es completamente inútil-se queja tajante el rubio cobrizo irritado por el panorama desalentador que tienen en frente.
-Nunca lo logrará-secunda Yelena.
-Acércame más-solicita Romanoff y sus compañeros se vuelven a verla con el mismo ademán estupefacto y los ojos desorbitados-¿Tienen alguna mejor idea?
-Si, y es que yo iré contigo-Mikaelson no la deja ni rechistar y se encamina a la puerta del helicóptero. Estira la manga larga de su traje y reordena las armas blancas repartidas en su cinturón, su esposa imita el trayecto de sus pasos y sujeta entre sus manos la cuerda que precisa para saltar-¿Estás lista?
La pelirroja asiente con osadía atisbando hítamente a los ojos de su marido-Hora de irnos al infierno juntos, Niklaus.
El matrimonio despega los pies del borde de la aeronave dejándose caer a las vigas de seguridad, la ojiverde se columpia de la soga y de una pirueta hacia atrás, aterriza de cuclillas con la rodilla derecha flexionada y la izquierda pegada a la plataforma, el ojiazul desciende a sus espaldas de pie con una grácil estabilidad y extiende los brazos a ambos lados a la altura del hombro incitando a los soldados a ir por él con una postura igual de retadora que la sonrisa dibujada en sus labios.
La rubia les repara desde el helicóptero y agita la cabeza negando con diversión-Les encanta posar.
El híbrido aprovecha fervientemente que después de un tiempo tiene el libre albedrío de atacar a su antojo, con frecuencia se veía orillado a contener sus capacidades al encontrarse en el ojo del huracán ante la luz pública, hoy estaba en medio de la nada con la nieve y el invierno como únicos testigos de sus inhumanas peculiaridades. Klaus sustrae sus colmillos y los ojos se le iluminan en ámbar acoplándose a su naturaleza, a velocidad vampírica arremete contra los antimotines que se le abalanzan escudándose con los rifles que el original les arrebata y se los ensarta en el pecho, un sujeto lo toma por detrás, más él es ágil y lo agarra del cuello desprendiéndole la cabeza del cuerpo en un segundo.
Con una mano aprieta la garganta de un tipo triturándole la tráquea que cruje al ser damnificada por las filosas garras de un licántropo, mismas con las que desgarra la piel de un segundo al tiempo que le clava una daga en el pecho, seccionando hasta alcanzar y extraer su corazón con sus propias manos. Dos guardias se le aproximan y de una patada manda a volar al primero el cual cae directamente al primer piso, el segundo es un tanto astuto y le recaba disparar en la pierna, Klaus expulsa un gruñido y lo coge de la nuca estampándole el cráneo contra el barandal.
Natasha no se queda atrás y combate con la misma ferocidad que el hombre que le da la espalda luchando codo a codo con ella compenetrados en la misma sintonía, protegiéndose mutuamente y dando pelea contra un sin número de soldados que ni multiplicados obtienen nivelar a la implacable dupla que componen el gran mal y la espía más letal del planeta.
Los soldados restantes se reúnen en fila con fusiles en mano despotricando contra el helicóptero, el oleaje de balas repercutiendo contra la coraza deficiente produce que el vehículo pierda el control y Regina y Yelena deban arreglarserlas para maniobrar de improvisto.
-¡Mason hijo de puta, le voy a partir la columna cuando lo vea!-maldice Labonair apretando los dientes.
Romanoff conecta una patada giratoria en el rostro de un guardia y se concentran en noquearlo de un puñetazo que no ve venir a Mikaelson embistiendo su cuerpo contra el suyo originando que ambos caigan contra el metal de las vigas y eludan la hélice descontrolada del helicóptero-¿Es enserio?
-¡Lo siento, no es mi culpa que esta cosa sea más inestable que la salud mental del husky dramático!-replica la ucraniana.
-¡Cierra la boca, pulga desquiciada, no me hagas cambiar de cena!
-¡Tomo verbena todos los días, en tu cara, imbécil!
-¡Dejen de pelar!-Natasha empuja a un lado a Klaus y se planta frente al vehículo que en lugar de ascender, baja su altitud gradualmente-¡¿Que están haciendo?! Elévense.
-Hubo problemas técnicos, pero ¡Animo, todos estamos haciendo un buen trabajo! Como dirá Taylor Swift en una canción "Necesitas calmarte, Nat"-se mofa la vampira castaña operando los controles mecánicos para recuperar altura.
-¡Regina, deja de hablar y lárgate!-espeta el gran mal.
-Nos despertamos bravos, eh.
La improvisada charla producto de los nervios y la tensión de la instancia, culmina con un nuevo torbellino de tiros, un francotirador las acribilla desde la torre de control dañando el vehículo más de lo que está al punto de que las balas no tardan en atravesar las paredes rebotando por cada rincón.
-¡No!-mascullan la ucraniana y la estadounidense al unísono. Ambas coaccionan miradas y el bombillo de ideas les ilumina que hacer-¡A la mierda!-Presionan el botón de piloto automático y se ponen de pie en dirección al compartimiento trasero, Yelena agarra los lanzamisiles, le entrega uno a su colega y juntas se alinean frente a la compuerta, se echan el arma al hombro y colocan los ojos en la mira.
-¿Estás lista?
-A mi señal-estipula la teniente silenciosa capturando a su presa-Ahora.
Los proyectiles salen desperdigados simultáneamente, la onda expansiva del impacto contra la torre que vuela en llamas pone a vibrar la zona, el humo se esparce, los escombros ruedan en la nieve y las mujeres chocan los cinco victoriosas antes de regresar a sus asientos donde son recibidas por los alaridos de Klaus Mikaelson en los auriculares.
-¡¿Es que ustedes nunca estudiaron física?!
-¡Les acabamos de salvar el trasero, se dice gracias, maldito híbrido malagradecido!
-¡Acaban de causar una avalancha, pulga estúpida!
Regina gira el cuello en dirección a las montañas que custodian la edificación y divisa los cúmulos de nieve desprenderse por las laderas de manera estrepitosa generando un caótico desplazamiento de masas de nieve-Creo que se nos paso un poquito la mano.
Yelena ríe sin gracia-Esta sería una manera genial de morir.
-No vamos a morir, tenemos el poder del guión para llegar ilesas a Endgame.
-¡Dime que es una buena señal para nosotros!-ruega Shostakov desesperado desde la primera planta.
-¡Mueve el trasero!-le gritan el matrimonio Mikaelson Romanoff y el Guardián Rojo se desplaza tan rápido como puede corriendo (Literalmente) Por su vida.
Las capas de nieve no se demoran en chocar contra el suelo enardeciendo la oleada y no tardará mucho tiempo en sepultar bajos sus fauces cada centímetro del recinto, Klaus aprisiona la mano de Natasha y la jala correteando afanado a velocidad vampírica, Alexei salta sobre el escudo de un antimotin y alcanza el nivel superior.
Yelena y Regina viran el helicóptero en rotación para inclinarlo a la derecha, la pelirroja y el rubio cobrizo atrapan la cuerda y se cuelgan escalando rápidamente para huir antes de que la nieve los ingiera vivos. Los guardias y los pocos reclusos con vida se aglomeran en las puertas de la prisión ingresando en búsqueda de un refugio que no los salvará ante el desastre natural que viene a por ellos, el vehículo aéreo revolotea con la sombra de la muerte acechándolos, Klaus y Natasha perciben nevisca soplándoles la nuca y criogenizando sus sentidos, el original es el primero en trepar la compuerta e introducirse al helicóptero, le estira la mano a su esposa y esta reniega deslizándose en la soga para descender levemente, Klaus contempla que la avalancha se enaltece extendiendo su magnitud y la garganta se le cierra del horror.
-¡Natalia, dame la mano!
-¡No puedo dejar a Alexei, causamos todo este desastre por él!
Labonair retuerce el timón arrimándose a la viga donde detecta al Guardián Rojo-¡Nat, atrápalo ya o la nieve se los va a tragar a los dos y no quiero a otro Mikaelson cerca del Darkhold si a ti te pasa algo!
El campo de visión de Romanoff se adapta al panorama obstruido por la neblina y distingue a Shostakov alzando los brazos por ayuda, antes de que la avalancha reclame la vida de ambos, la pelirroja le tiende la mano y Yelena recupera el vuelo largándose exitosamente de la catástrofe que arrasa con la jaula de los peores criminales.
Klaus arrastra la cuerda y apresa a Natasha contra su pecho en cuanto la tiene a sus pies sin interesarle donde se encuentre el ruso-No me agradas cuando haces este tipo de cosas-Se aparta y acuna su rostro examinando que no contenga ningún rasguño, más le acaba empapando la mejillas de los restos de sangre de sus víctimas.
-Ya hacía este tipo de cosas cuando nos conocimos-refuta Romanoff con una sonrisa ladina para calmar a su paranoico y preocupado esposo que no relaja su semblante por nada-Tranquilo, lobito-Deposita un casto beso en sus labios y acaricia su cabello, una combinación de actos que desarman al híbrido original.
-¡Hasta nunca, idiotas!-berrea Alexei desde la compuerta mofándose a voz viva en su idioma natal de los fallecidos en tierra.
El ojiazul respira hondo colmándose los pulmones de paciencia para no perder los estribos-Ya sé de donde Yelena aprendió a ser tan insoportable.
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