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0.3

Bien, la nota va antes porque siento que costará entender este capítulo.

En el anterior vemos una de las crisis de Bae, ahora es momento de la disociación.

Por eso este capítulo parece como fuera de lugar con la trama. Pero todo se entenderá al final.

Espero que sea de su gusto 💜

°°


Doy otro mordisco a la manzana sin dejar de mirar atenta cómo hace el doblé la mujer del vídeo.

Era miércoles, antiguamente era conocido como mi día libre; donde estaba estrictamente prohibido ingresar a mi oficina y solo éramos Jungkook y yo, ya que él también se tomaba el día de su consultorio solamente para estar acostados viendo películas y de vez en cuando levantarnos para hacernos algo de comer. Amaba los miércoles.

Ahora solo se basan en esto... Arrugo mi nariz disgustada al bajar la vista del celular un segundo, a pesar de los tips para doblar tú ropa en cinco segundos el montón de prendas seguían encima de la cama y yo acostada sobre ellas.

Bufo, volviendo a retroceder el vídeo para fijarme mejor cuales esquinas agarra la...

Yoonmi unnie~

BAE MINJAE
09:10

Con desdén deslizo mi dedo hacia al lado borrando la notificación. No me interesaba hablar con ella en estos momentos, tenía suficiente con todo el drama de hace unos días junto el estrés de que Jungkook va a llegar en cualquier momento y yo todavía no terminaba de hacer la lavandería. Sacudo mi cabeza, tratando de enfocarme de nuevo en el vídeo, retrocediéndolo por quinta vez.

Pero Jeon Yoonmi no es alguien que se rinda muy fácil.

Yoonmi unnie~

Sé que estas despierta, mocosa.

Es miércoles, y por la hora estoy segura que debes estar buscando vídeos de "cómo hacer que la ropa se doble sola", "cómo guardar la ropa sin necesidad de doblarla" o "Tips de ropa que no sirven pero sí me harán perder el tiempo"

En veZ DE DOBLARLA DE UNA PUTA VEZ

09:14

Primero que nada

Buenos días, querida amiga

09:15

¡Hasta que contestas!

Si, si, buenos días... QUÉ ME IMPORTAN LOS BUENOS DÍAS

ESTOY EN CRISIS Y TÚ ME IGNORAS

09:16

Tú, Jeon Yoonmi, en crisis?

WOW

Espera, no tengo que ir a buscarte a la estación de policía de nuevo, verdad?

Creí que la ultima vez dejamos en claro que no puedes seguir golpeando a la gente que tiene una mentalidad distinta a la tuya, a pesar de que sea una machista y poco evolutiva

09:18

¿Por qué siempre asumes que mis crisis son eso?

Puedo tener problemas legales, ¿sabes?

09:18

Sí, sí, lo que tu digas, unnie

Ahora, cuéntame qué sucede

[una imagen adjunta(meme)]

09:19

...

Porqué sigo siendo tu amiga, Dios

Lo que pasa, amiga poco madura, es que mi esposo me acaba de informar que la cena de mañana se cancela porque el Sr. Jeon quiere tener una conversación en privado con el concho de la familia.

09:20


La frase parecía un chiste tan cínico e inesperado que el ambiente de tranquilidad se derrumbó en su totalidad. Bajo lentamente el celular fijándome por unos segundos en el techo que estaba igual de blanco como mi mente, para cuando lo subo de nuevo y releo el último mensaje mis neuronas finalmente hacen sinapsis.

—¿Qué? —murmuro rompiendo el silencio de mi habitación. Me reincorporo, botando una que otra prenda al suelo— ¿Cómo que una conversación en privado?... Oh, no, esto es malo, muy malo, pésimo, horrible...

Me levanto con la histeria a un paso de controlarme pero aún así soy consciente que sí el mayor de los Jeon ya le dijo a su esposa que la cena se canceló es porque mi novio igual estaba al tanto de los planes de su padre. Y eso solo significaba que en cualquier minuto la puerta principal se abrirá de un portazo dejando vía abierta al endiablado Jeon Jungkook, quién seguramente al no haber dormido nada por hacer un turno que no le correspondía estaría casi escupiendo fuego.

Tiro la manzana a medio comer al bote de basura que se encontraba al lado de la mesa de noche y el celular a la cama. Cierro los ojos con dolor al escuchar que el aparato rebotó pero me trago el arrepentimiento mordiendo mi labio para doblar las ropas del castaño lo más rápido posible. El celular seguía vibrando en el suelo, sabía que era Yoon así que no me molesté en recogerlo.

Yoonmi odiaba cuando no le contestaba siendo que sí estaba al tanto de sus mensajes pero entendía que era porque mi mente no ha estado funcionando al cien y necesitaba mis tiempos a solas. Totalmente diferente a mi grupo de amigas que mantenía de secundaria, si una hablaba por el grupo era como una invocación a las demás, en segundos estaban todas en línea y las notificaciones bombardeaban a mi pobre teléfono; sin embargo, siempre fui la que no estaba pendiente a sus mensajes, así que después de unos minutos en donde ellas hablan, una se da cuenta de mi ausencia —Eunrin, generalmente—, empiezan a escribir todas mi nombre hasta que se aburren y Sooyeon me empieza a llamar.

Es difícil mantener el perfil bajo cuando tienes tanta gente pendiente de ti, a pesar de qué he tratado de no aislarme tanto y seguir haciendo mis cosas, como caminar por el río Han para distraerme un poco o buscar inspiración, visitar a Sunny junto a mis padres, leer los libros que tenía en lista de espera hace mucho tiempo, ordenar el departamento cuatro veces por semana, cocinar recetas diferentes el fin de semana y así. Pero, aún con todo eso mis amigos y familia se han dado cuenta que algo ha está pasando.

"Hija, ¿cómo van las clases de baile? ¿Ya vas al ritmo o todavía estás confundida con el izquierda, derecha? "

Realmente... Aún no entiendo porqué tuve que dejar mis clases de baile. Estábamos practicando al fin coreografías buenas donde se ponían en prueba la coordinación con la pareja y cómo uno interpretaba el sentimiento de la canción. Dios, eran las mejores clases y Antonio, mi compañero en ese entonces, era un estudiante estrella de Italia, no podía estar más emocionada... pero Kook cada vez se quejaba más de mí ausencia en nuestra relación, del poco tiempo que tenía por andar ensayando, así que decidí renunciar a mis clases y dedicarme en aprender hacer algo más que ramen instantáneo.

Así se hizo costumbre que recibiera todas las noches a Kookie con una cena digna y el departamento limpio.

Bueno, lo del departamento quizaaaás sea más por mí que por él.

Suspiro aliviada al terminar de doblar por fin la última prenda de Jeon, sentía que como mi pecho se hinchaba por el orgullo de haber terminado en tiempo récord opacando un poco el colapso de mi sistema nervioso, pero cuando me percaté que lo único que doblé fueron cuatro buzos, un jeans y cinco poleras mi pecho se desinflo como un globo recién pinchado.

Dirijo mi vista al otro lado de mi miseria para ver la montaña de ropa que me quedaba. No cabía en mi cabeza el porqué tanta ropa si últimamente ando solo en pijama o poleras que le robaba de vez en cuando a Jungkook, no había razón para que tuviera que doblar un montón de ropa.

— Me rindo, esto es demasiado —me quejo conmigo misma dejando caer todo mi peso sobre el colchón.

Miro fijamente el techo blanco siendo absorbida por el completo silencio del lugar al dejar de vibrar mi teléfono. Me molestaba no completar todas mis cosas pendientes pero tampoco tenía más energía, no podía dormir como me gustaría, si llegase a callar mis pensamientos en una hora prudente despertaba de igual forma cansada al despertar durante la noche varias veces. He llegado a tomar pastillas para dormir a escondidas de Kook pero es como si mi cuerpo tuviera un malestar crónico. Cierro los ojos.

Inhala. Exhala. Repite.

Sus ojos redondos y brillantes invaden mi mente.

Últimamente no encontraba nada cálido en ellos y necesito verlo de nuevo.

Lentamente me reincorporo al tener la idea de simplemente aparentar que todo está perfecto. Dudo que abra mi lado del armario así que agarro la mini torre de ropa doblada dejándola en el asiento de los pies de mi cama, dándome unas felicitaciones mentales para después tomar como puedo todas mis ropas entre mis brazos.

Abro mi armario con una maniobra media extraña pero servicial, lanzando el montón adentro y cerrando de inmediato para que no se devuelva en mi contra. Lucho un poco para cerrar las puertas bien pero logro mi cometido dejando la habitación libre de desorden; ¿la cama? Lista, ¿ropa de Kook? Lista, ¿piso aspirado? Listo...

Salgo de la habitación para ir checando el resto, sin olvidar recoger el teléfono, obviamente. Recorro el  pasillo, dando un pequeño vistazo al baño; ¿Piso barrido y trapeado? Listo, ¿baño limpio? Sí. Camino hacia la puerta de al fondo moviendo la perilla ¿oficina cerrada con llave? Yep. Retrocedo hacia el living, revisando que la alfombra esté limpia, la mesa de centro perfectamente decorada, los cojines del sofá bien colocados, el escritorio sin nada más encima que mi croquera y estuche, los controles de la tele bajo de esta y, por último, la ventana 1/4 abierta para la perfecta ventilación ¿sala de estar ordenada? Definitivamente.

Con tranquilidad voy a la cocina que sabía con anticipación iba a satisfacer a mi mente, últimamente, adicta al orden. Dicho y hecho, nada en las encimeras, ninguna loza sucia a la vista, el suelo reluciendo su blancura y el refrigerador luciendo sus imanes colocados de forma estratégica. ¿Cocina? Perfecta y lista.

Y todo listo a las 09:53.

Suspiro sonriente, totalmente complacida de mí misma. Esperaba que Kook notara los pequeños detalles que cambié en la decoración y el nuevo olor a vainilla que usé, pero sabía que era pedir mucho. Niego con la cabeza alejando esos pensamientos, últimamente, cada vez que pienso en él me desanimo y no me gusta para nada, así que solo voy a ver que hacer con mis siete minutos restantes antes de que...

El tintineo de una llaves interrumpen mis planes colocando mis pelos de punta y eliminando toda seguridad. ¿Qué hace llegando a esta hora? Debería llegar a las diez o incluso diez minutos pasados, pero no antes, ¿habrá pasado algo? ¿por qué se demoró menos? Quizás hoy no había tanto tráfico o el Sr. Jeon le pidió que se fuera antes y... La perilla girando me saca de mis pensamientos.

Vamos, Minjae, no te quedes aquí parada como idiota, ¡actúa normal! Miro a todos lados y tengo dos opciones antes de que la puerta se abra: o me lanzo al sillón o corro a la cocina. Si tomo la opción uno Jungkook creerá que estuve vagando toda la mañana y si tomo la segunda parecerá que soy la mujer que espera a su esposo con un rico desayuno. Hago una mueca, estuve por dos horas limpiando, sentarme no me haría nada mal pero no quiero discutir con Kookie. Muerdo mi labio indecisa pero al ver como la puerta empieza a abrirse de forma inconsciente corro a la cocina, de paso agarro la tetera y para cuando el cuerpo formado del castaño se asoma en el umbral yo ya estoy hirviendo el agua y sacando dos tazas junto dos platillos con una sonrisa tensa.

—Oh, cariño, llegas antes —murmuro, aferrándome al papel de inocencia, dejo las tazas bajo su mirada fija haciéndome temblar un poco—. ¿Cómo estuvo el turno, Kook?

Me acerco con prevención a su cuerpo ya que no me estaba dando buena espina su semblante serio, parecía afligido. Sus ojos redondos se veían opacos, más con las ojeras que se cargaba y estaban fijos en mi accionar, sus cejas se fruncían y su mandíbula marcada sobresalía de sobremanera al tenerla tensa pero casi pierdo la cordura cuando empuja su lengua contra su mejilla. Maldigo internamente al ver que el temblor en mis piernas es tan notorio que su mirada baja a mis piernas desnudas, trago duro.

—¿Estás muy cansado? Si quieres puedes ir a acostarte, yo puedo dejarte...

Me interrumpe—: ¿Por qué no me saludas?

Su voz ronca me deja helada. Frunzo el ceño confundida.

—¿De qué hablas, Jungkook? Si te saludé.

—No lo hiciste —refuta de inmediato, frunciendo más sus cejas y cruzando los brazos sobre su pecho—, antes casi saltabas encima mío para recibirme o cuando tenía que hacer turnos nocturnos me esperabas en el sofá con mantas y esa película que siempre me hace dormir.

Sus labios forman un pequeño puchero tras su queja que no puede sacarme más de lugar. No entendía esto, no entendía su actitud, no lo estaba entendiendo para nada. Me quedo en mi puesto sin atreverme a acercarme a él, de los nervios empiezo a jugar con los bordes de mi vestido y por lo incómoda que me estaba colocando su mirada mordí mi labio alejando mi vista de su rostro.

—Yo... lo siento, no sabía si estarías de humor para tal bienvenida.

Tras mi murmullo el silencio nos vuelve a envolver y la tensión entre nosotros dos cualquiera podía tantearla. Mordí mi labio con más fuerza, ¿qué quería que hiciera? ¿que lo abrazara? ¿un beso de novela? ¿Cómo le daría eso si estábamos como a un metro de distancia, tiesos como estatuas?, para darle lo que quería faltaba lo más importante: la pasión.

Y aquí la pasión se estaba marchitando hace un mes.

El 'clic' del hervidor y el agua ebullendo me dan la solución para escapar—: ¿Vas a querer un café, té o alguno con leche?

Su rostro decae tras plantear la pregunta y como si de un robot se tratase rodeo la isla, tomando el hervidor y la pequeña caja donde guardo los té. Kook deja caer su cuerpo con un aire derrotado en la silla, enterrando su cabeza entre sus manos.

—¿No hay leche de plátano? —murmura bajo, dejo de servirme agua para verlo, me ha pillado desprevenida.

—¿Cómo dices? —No levanta la cabeza pero si alza sus orbes oscuras hacia mis ojos. Enmudezco.

—Leche de plátano, Minjae —Suelta su cabeza, cruzando los brazos sobre la mesa. No puedo evitar mirar como sus bíceps se contraen en el acto pero subo la vista cuando vuelve a hablar— Ya sabes, mi favorita.

—¡Oh, sí! Por supuesto que lo sé, es imposible que se me olvide —Una risa nerviosa se me escapa cuando retrocedo a ciegas hacia el refrigerador, el calor sube a mi rostro cuando alza una ceja ante mi comportamiento. Carraspeando un poco, añado—: No recuerdo haber comprado pero siempre tengo unas individuales de respaldo, déjame buscar.

Me golpeo mentalmente por todo este bochorno que me estoy haciendo sufrir, ¡es Jungkook! ¿por qué su presencia me está afectando de esta manera?

Mis ojos viajan por todo el interior del refrigerador hasta que topan con un pack de la susodicha leche, agarro una pequeña caja con desgana, cerrando el aparato con fuerza. Odiaba no entender que mierda me estaba sucediendo y porqué Jungkook ha estado actuando así; es decir, claro que sabía de sus celos, se hicieron presentes cuando teníamos diecisiete pero desde que empezamos a estar juntos se han intensificado demasiado para mi gusto, si con el solo hecho de que ya no deja venir a ninguno de los chicos sin que él esté o lo llamen con anticipación, siendo que todavía no estamos viviendo juntos del todo.

— ¿Bae? —su voz confusa me trae de vuelta pero no me estaba mirando a mí sino a mi mano, bajo la vista a la pobre caja que estaba estrangulando— Vas a ensuciar todo el piso con leche si sigues apretando así.

Me atraganto con mi propia saliva. Oh, Dios, esto de tener una relación en picada y abstinencia me está haciendo demasiado mal.

Trato de recomponer la compostura para que no se dé cuenta del porqué mi ataque de tos pero me conocía demasiado bien y sabía perfectamente que el calor en mi rostro y mis ojos demasiado abiertos solo significaba que le vi un significado totalmente diferente. Sus rosados labios se curvan en una sonrisa burlona que oculta con rapidez bajo su mano pero sus ojos achinados lo delatan.

—¡No te rías de mí! —me quejo haciéndome la enojada, la risa del castaño cada vez se hacía menos disimulada provocando por inercia una sonrisa en mi rostro— ¿Cómo dices algo así tan a la ligera?

—Tú eres la malpensada, nunca se me pasó por la mente que sonaría tan mal.

Negando divertida tomo asiento a su lado a la vez que dejo la leche frente suya, mirando como su nariz se arruga al reírse, sus ojos se achinan y sus dientes delanteros sobresalen causándome ternura. Algo de lo que nunca cambiaría de parecer era que su sonrisa podía iluminar la vida de cualquiera, solo unos segundos viéndola y tu vida se reiniciaba completamente, te olvidas de lo malo solo para acompañarlo en su júbilo. 

No me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba verlo sonreír hasta este momento, admirando su particular forma de reírse, totalmente contraria a la imagen de chico malo que aparentaba.

En un acto inconsciente y totalmente motivado por su risa me inclino hacia él dejando un casto beso en su mejilla, justo al lado de la pequeña cicatriz. Siento como bota aire de un solo golpe al momento que mis labios hacen contacto con su suave piel, alterando mi pobre corazón más de lo normal, sentía mis latidos resonar en mis oídos pero el alivio llegó a mí cuando se le unieron los frenéticos del castaño, reconfortándome.

Me alejé lentamente para apreciar con un poco de sorpresa el pequeño rubor en sus mejillas, sus ojos brillantes y su radiante sonrisa que me arrancó una risa tonta.

Estos éramos nosotros, no esos robots que parecían tener los mismos diálogos siempre y emociones actuadas.

Bienvenido a casa, amor.

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