Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

*Safaera*


Mi mandíbula se cayó al suelo por el asombro, igual que la de mi compañera.

No nos esperábamos eso y menos viniendo de él. Sí, mi vecino rico, el hijo del alcalde había pasado la noche conmigo. 

Espera, ¿qué? Como él haya hecho algo... La violencia no me caracteriza, sin embargo, mi mal genio sí. Cuando me enfado, mis impulsos me ganan y por lo que estaba admirando, escondía su mano vendada detrás de su espalda. Yo no me llevaba bien con él, ni siquiera lo conocía, solo nos saludábamos por la calle, y a veces ni eso.

— No te creo. — solté yo sentándome en la moto.

— Ese no es mi problema— contestó Bruno escaneándome de arriba a abajo, sus ojos verdes centellearon, y yo le evité.

— Brunito, mira, no estoy para tonterías, ¿tú le pegaste?— intervino Sara, mirándole fijamente con un poco de rabia. Sabía que estaba furiosa, sus venas tensándose la delataron.

— No— replicó él.

— Entonces, ¿por qué tu puño parece que haya golpeado cien árboles?— bromeó señalando la sangre en la venda, al mismo tiempo que arrancaba el motor de la motocicleta.

— Es una larga historia, yo, ella...— balbuceó, atragantándose con las palabras.

— ¿Ella qué?— formuló la chica de pelo dorado.

Por un instante, parecía arrepentido, nuestras miradas se cruzaron y pude ver el dolor que sentía.

— No lo puedo decir— proclamó alejándose de nosotras.

Así, pude observarlo mejor. Su camiseta gris le marcaba los abdominales y su cabello rizado, negro como el azabache, se movía en pequeñas ondas. Tenía músculo por todas partes, se notaba claramente que hacía mucho deporte.

— Holaaa, Tierra llamando a Marina. 

Me pasó mi mejor amiga la mano por la cara para ver si reaccionaba.

— ¿Ehm?— dudé.

— Que creo que te gusta Brunito el niñito de papá— me susurró al oído, con burla.

— No, ¡qué asco!— grité yo, gesticulando como si me hubieran entrado ganas de vomitar.

— Sí, claro. — Me regaló su sonrisa irónica.

Dios, qué pesadita se ponía con los chismes amorosos.

  — Vámonos. — le ordené para cambiar de tema.

A mí no me importaba en lo más mínimo Bruno Duarte, no éramos amigos, mucho menos compañeros de clase. Era imposible que me gustara ese idiota malcriado.  


🏍️🏍️🏍️



A primera, segunda, tercera y cuarta hora no hubo ningún acontecimiento interesante, solo deberes y exámenes junto a profesores aburridos. Pero, a quinta hora, nos encontramos el trío de TikTok en clase. Le echaba tanto de  menos que ya ni siquiera recordaba su aire de masculinidad mezclado con algodón de azúcar tan delicioso. A su lado se erguía su alma gemela en chica con la diferencia de que su olor se asemejaba más al de las piruletas de fresa. También la añoraba con toda mi alma.

— ¡Jorge, Scarlett!— vociferé al mismo tiempo que les abracé con fuerza.

— Mi pequeña Mavis. — murmuró él, sujetándome firmemente.

— Aparta que ella es mía— rugió Scar interponiéndose entre nosotros. Me tiró del brazo y me llevó al baño a rastras.

¿Qué pasaba hoy con todo el mundo?

— Monjita, ¿qué has hecho esta vez? — cuestionó, su voz denotando algunos dejes de preocupación.

— Nada. — le garanticé tranquilamente.

— Pues todo el instituto habla de ti y no pienso que sea nada bueno— señaló la morena.

— ¿Cómo?¿Hay rumores de mí?

Me toqué la frente. Había empezado a sudar.

— Sí, querida.— alegó.

De pronto, nuestros finos oídos detectaron música dentro de unos cubículos de los aseos.

"Mami, ¿qué tú quiere'? Aquí llegó tu tiburón, ay. Yo quiero perrearte y fumarme un blunt, ver lo que esconde ese pantalón".

Aquella canción de reggaeton resonó en las paredes del cuarto de baño, el volumen estaba tan alto que parecía una fiesta, solo faltaba agregarle unas luces, humo y ¡listo!

Una discoteca escondida.

Me acerqué al lugar exacto de donde provenía el sonido, y azoté la puerta, abriéndola con una patada.

— ¡VALERIA!— chillé yo.
— ¡Marina!— se quejó la pelirroja, subiéndose velozmente los pantalones, y apagando su móvil, el responsable del alboroto que había interrumpido nuestra conversación.

— ¿Nos has escuchado? — la interrogué cuando salíamos del espacio tan cerrado hacia Scarlett.

— Por supuesto, y de hecho...creo que os puedo ayudar.— dijo sonriendo.

Luego arrancó un papel de su libreta y se puso a escribir una serie de dígitos con tinta negra.

— Toma, este es mi número, nos vemos hoy a las 7 pm en la biblioteca.— Me ofreció la hoja y unos segundos después se marchó de aquel baño maltrecho lleno de graffitis y mugre.

Nosotras fuimos detrás de ella para no llegar tarde a nuestra clase de matemáticas avanzadas.

Este día estaba siendo de locos.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro