#54 - La historia de Sharon Mina. Parte 11 (Parte final).
LA HISTORIA DE SHARON MINA. Parte 11 (Parte final).
(Corazón casi vacío.)
La decepción la embriaga, está como un sentimiento permanente mientras su cuerpo no se movía para nada de la camilla. Lo único que se había movido de ella eran sus ojos, y fueron para notar que en realidad no estaba en donde sea que los muertos se vayan, sino que estaba en una habitación de hospital.
Su pecho había dolido tanto, y estaba segura que no era por salud física, sino porque le había dolido tanto no haber muerto en aquel sótano. Lo que sabe es que Asahí y Asaki están muertos, cree, pues ella vio cómo Asaki mató a su hermano y luego se suicidó. Es lo que recuerda haber visto, al igual que sombras, de las que supone fueron las que ocasionaron que ahora esté ahí.
Lo odia. Odia no haber muerto en ese instante, porque sentía que todo eso era una condena a vivir con todo.
Mina dirige sus ojos hacia su cuerpo, hacia aquellos brazos destapados con cicatrices. Arruga la nariz, viendo sus manos vendadas que seguramente están con la marca de los clavos en sus palmas. Sus pies están iguales.
Ahora parece un maldito Jesucristo, esa figura idolatrada de la cual siempre tuvo incomodidad y disgusto, y había vivido para mostrarlo.
¿Tal vez era por eso? ¿Por haberse sentido incómoda y disgustada con Dios? ¿Por eso le había tocado ese destino de sobrevivir a la tortura?
Mina suelta un largo suspiro, sintiendo sus costillas doler cada vez que inhala o exhala. Ahora el dolor parecía adormecido. Mina supone que analgésicos o anestesia ayudan en eso, pero puede sentir la presión de sus costillas cada que quiere tomar aire, aún si tenía esa máscara de oxígeno.
Respirar parecía un reto, que Mina sinceramente no quería lograr.
Se removió tan solo un poco para querer sentarse de manera cómoda, pero un pinchazo en su costado la hizo soltar una queja y el aparato a su lado emitió pitidos más repetitivos por su corazón acelerándose.
Unos pasos rápidos se escucharon y pronto Mina tuvo la mirada en la presencia de una enfermera.
— No, no, no. Acuéstate, no debes moverte — la mujer la ayudó a recostarse de nuevo, y Mina emitió otra queja cuando los pinchazos aparecieron de nuevo, y esa máquina no dejaba de emitir pitidos rápidos — Respira — le indicó algo que Mina no quería hacer, pero igual hizo lentamente hasta calmarse en su posición original, en la cual se despertó — Llamaré a la doctora, ¿bien? — parecía ser muy delicada con ella, y Mina no contestó mientras cerraba los ojos.
Pronto tenía a otra mujer ayudándola, viendo sus signos vitales y otro tipo de cosas relacionadas a su salud las cuales Mina no puso atención.
Hasta que inclinaron la camilla para que pudiera estar medio sentada, más cómodamente, mientras veía hacia la pared, dejando que la revisen mientras no podía sacar su mente de la nada misma.
Unos toques insistentes en su hombro la hicieron girar hacia la doctora de sonrisa amable, viéndola suavemente. Mina supuso que sabían sobre lo que ocurrió, pero no quiso su lástima y se giró de nuevo.
— ¿Recuerdas lo que ocurrió? — le preguntaron, por lo que no pudo ignorar y dio un asentimiento vago — ¿Recuerdas cómo te llamas? — Mina de nuevo asintió — ¿Sabes quiénes son tu familia? — Mina en eso recordó que era cierto, que tenía familia. Abrió mucho los ojos y tembló al hacer el esfuerzo de pararse, pero la devolvieron firme y delicadamente hacia la camilla. Se quejó, moviéndose porque quería ahora a su mamá — Espera, espera. Puedes lastimarte. Mantente calmada, Mina — a Mina no le quedó de otra que hacerle caso, no estando conciente que su rostro no expresaba ninguna emoción, expresaba vacío.
La doctora la vio preocupada por su semblante, cuando tan solo tenía quince años. Se mira como una niña, y parecía no saber ni en qué lugar estaba. Parecía perdida en la vida.
La observó por un rato, hasta salir con la enfermera para decirle a sus familiares, quienes llevaban días allí esperando a qué despierte, ya que la paciente estuvo una semana en cuidados intensivos, y otra semana inconsciente en una habitación donde estaba fuera de peligro grave.
— Familia Ezaki — vio a cuatro personas levantarse. Dos adolescentes, una adulta y un hombre muy mayor, a quienes ya conocía, ya que ellos casi vivían allí esperando cualquier novedad de la víctima — La paciente ha despertado, y buscó ver a su familia — eso pareció hacer a los cuatro regresar a la vida por segunda vez. La primera vez fue cuando le dijeron que encontraron a Mina — Lo más recomendable es que pase su madre y hermana primero, ya que no sabemos su estado mental actualmente.
Momo quiso refunfuñar sobre eso, quería verla desde hace mucho, pero Daniel la retuvo y le dio un chocolate para que se distraiga. Él también quería ver a Mina, pero estaba conciente que Mina buscaría a sus principales cercanos, su madre y hermana.
El camino pareció una tortura por lo lento y silencioso que todo estaba, pero pronto estaban frente a la puerta, donde la enfermera les informó sobre lo que ocurrió en unos minutos.
— La paciente ha pedido agua entre señas, no habla, y parece no ocupar la máscara de oxígeno. Pero ha estado todo el tiempo mirando la pared, no se mueve ni porque le llamen — Hikaru se volteó, queriendo parar de llorar porque es lo que ha estado haciendo por mucho tiempo.
Chihiro apretó los labios, tragando saliva duramente para guiarse de la doctora al entrar lentamente.
Hikaru no quiso lentitud, ya no podía ser paciente, así que entró rápidamente y en cuanto vio a Mina se abalanzó a abrazarla, cuidando de no lastimarla pero deseando.
— ¡Hikaru! — Chihiro no quería que Mina se lastimase más, ya le habían informado de todo lo que sufrió allí, pero no podía negar que también anhelaba solo mantener a Mina en sus brazos para nunca soltarla.
La policía había sabido todo por la gran cantidad de vídeos que hicieron torturando a Mina, por lo mismo habían dicho que había posibilidad de Mina teniendo un rechazo hacia cualquier tacto por miedo a algún daño, pero pareció solo quejarse bajito por Hikaru, y luego mirando sin expresión a su madre.
Mina estaba aliviada, claro que lo estaba. Podía estar feliz ahora de ver a ambas, aunque las dos parecían llorar al verla. Aún con lo que sentía, Mina no tenía conciencia de que su expresión no cambiaba y parecía tener una mirada vacía.
Mina sintió que Hikaru ya no la abrazaba, y era porque la estaba mirando de frente.
Hikaru verificaba que Mina por fin estuviera allí, que después de dos meses ya la tuviera frente a ella al parecer mejor que cuando entró a verla mientras Mina estaba inconsciente.
Cuando vio su expresión, y su nula correspondencia al abrazo, Hikaru se separó pesadamente y se limpió la cara para ver claramente cómo Mina solo la veía con detenimiento.
— Mina — Chihiro se acercó, haciendo a Mina voltearse lentamente hacia ella para ver también verla de arriba abajo con detenimiento y con esa mirada vacía — Pequeña — tomó suavemente sus mejillas, haciendo que Mina observara su acción cuidadosamente, hasta cerrar los ojos adormilada, calmada por su tacto y pequeños masajes de los pulgares de su madre — Mi pequeña — Chihiro le dejó delicadamente un beso en la frente, haciendo a Mina abrir los ojos y que por fin estos expresaran algo en sus ojos, lágrimas y un dolor que ninguna podría entender.
— ... Mamá — su voz ahogada sonó junto a un hipo, y luego en todo su cuerpo azotó el llanto casi silencioso.
No sabían que esa sería su única palabra en los próximos dos años.
Chihiro la abrazó contra sí, esta vez Mina se aferró a ella y a la mano de Hikaru, quien estaba a su lado. No le importaban los pinchazos de dolor, por fin caía en cuenta de que su madre y hermana eran quien estaban ahí, estaban abrazandola, estaba ahora bien y parecía que el hecho de querer morir no importaba.
Chihiro sollozó, sintiendo ese cuerpo más pequeño temblar en sus brazos, unas manos desesperadas aferrándose a como podían a ella, aún si Mina tenía el movimiento limitado por todo lo que tuvieron que hacerle para que sobreviva.
Después de unos minutos, Mina pareció quedarse dormida y Chihiro delicadamente quiso dejarla acostada, pero en realidad Mina no estaba dormida, porque se exaltó y se aferró asustada a ella, con un miedo a perderla de nuevo.
Chihiro tuvo que quedarse así, sintiendo cómo Mina poco a poco se recostaba y seguía teniéndola abrazada a ella, también teniendo su mano aferrada a la palma de Hikaru, quien se sentó a la orilla para seguir a su lado.
Solo estaban ellas tres, ni se habían dado cuenta de cuándo la doctora se había ido para darles privacidad, y Mina se calmó lo suficiente para estar adormilada con Chihiro encima en un abrazo del cual no se atrevía a soltarla.
— ¡Cristo! — pero alguien debía interrumpir, y esa era el dolor de cabeza de quien sea, y se llamaba Hirai Momo — Oye, Cristo. Te extrañé tanto, etcétera — Momo se acercó a la camilla para ver que Mina la observaba sin expresión — ¿Cómo te sientes?
— ¡Momo! ¡Te he dicho que no le digas así! — Daniel llegaba detrás, con la doctora a su lado, pues Momo había entrado sin permiso.
Nadie supo cómo es que corrió tan rápido y llegó felizmente para por fin ver a su amiga. Daniel tuvo que predecir que Momo haría algo así, ella nunca era paciente y estaba desesperada por estar con Mina de nuevo.
— Es que ahora es un Cristo pingüino — Momo aseguró, mientras que Chihiro se enderezó molesta por ello, y Hikaru también lo haría si no fuera porque Mina tenía una sonrisa pequeña, en señal que a ella sí le había dado gracia aunque sea una burla hacia lo que le ocurrió — Aw, ven aquí — Momo se acercó para tomarle de las mejillas y darle un beso en la frente, haciendo a Mina sonreír ligeramente.
Daniel se acercó para verla, no gustando de cómo Mina se exaltó al verlo, aunque Mina luego se relajó y lo observó detenidamente por un rato.
Los cuatro pares de ojo estaban en ella. Bueno, cinco con la doctora que analizaba si estaba bien, mentalmente hablando aunque ese no sea su trabajo en específico.
— ¿Por qué no hablas? — Momo preguntó, sonando bastante insensible para las demás por no ser delicada con Mina, pero Momo sabía que tratar de otra manera a Mina solo la haría pensar que es por lástima, ya que nunca se llevaron tan delicadamente a lo largo de su amistad.
Sería delicada, pero a su manera.
Mina la miró casi asustada, negando repetidamente el hablar de nuevo. Lo había hecho una vez, pero tenía conciente que no debía hablar si no quería castigo, tenía prohibido hablar.
— Está bien. Te vas a dislocar el cuello de tanto negar — Momo detuvo su cabeza que se sacudía — Ahora serás una Cristo muda — Hikaru casi la calla de golpe, pero Mina solo rió sin sonido, recostandose mientras sentía que Daniel le revolvía el cabello de forma cariñosa.
— ¿Tienes sueño? — Chihiro la había notado adormilada desde hace ya mucho, así que le preguntó y Mina no respondió, sino que cerró los ojos para dejarse llevar por el sueño.
Aunque intentaron convencer a Momo de que saliera y descansara, no pudieron convencerla de salir de la habitación. Momo se quedó ahí, mientras los tres se decidían por alimentarse por primera vez en el día. Momo solo aceptó uno que otro bocado, pero no flaqueaba en su decisión de quedarse allí.
Solo salió con reniegos, cuando una psicóloga debía entrar con Mina para su ayuda, para que Mina empezara a familiarizarse con ella y que pueda ayudarla.
Chihiro había insistido en un hospital privado, donde le daría las mejores atenciones para que Mina se recuperara, al igual que mentalmente, aunque en lo que parecía no avanzar era en hablar.
Lo único que pudieron hacer era que se riera con sonido, pero se negaba a hablar. Incluso Momo la había convencido de ambas estudiar coreano, buscando que con ello tuviera que practicar con habla, pero Mina parecía estudiarlo en silencio o a solas.
Lo que pareció ser un fuerte golpe para Mina, fue cuando por primera vez salió del hospital. Habían ido en auto para su hogar, pero en cuanto había salido del auto, las miradas de los vecinos o personas que pasaban por ahí, se quedaban prendadas a ella y su piel destapada.
Tenía una blusa manga corta, y unos shorts a las rodillas, pues hacía bastante calor en finales de mayo. Mina estaba mejor, mayormente tenía una cara de póker, al igual que una postura rígida, pero en ningún momento había considerado en tapar sus marcas, pues nadie le había dicho sobre ellas en su estadía en el hospital.
Después de sentir todo eso, de verlos susurrar, Mina se fue a su habitación sin decir nada, aunque Momo después amenazó con tumbar la puerta y pudo entrar con ella. Mina ni siquiera explicó el por qué, solo empezó a vestirse completamente tapada, hasta el punto de mascarilla y lentes negros.
Se quedaba en su habitación, o mayormente se iba hacia con Daniel para encerrarse en la habitacion que tenía allá. El huir fue más frecuente, y aunque trataban de detenerla, ella lograba escapar y estar en su comodidad para desconectarse de lo que era real, de lo que la seguía torturando. Las autolesiones, las pesadillas, esas bofetadas a sí misma para calmar su mente que hacía loop en los recuerdos dolorosos.
Solo fue hasta sus diecisiete años que se había animado a hablar, pues Momo le estaba insistiendo tanto sobre comer en un puesto de comida barato, que Mina la calló de un golpe en el hombro y un '¡Ya me estás hartando!', ronco y doloroso para su garganta
Momo había estado indignada primero, pero al darse cuenta había sonreído como nunca, para luego burlarse de todo como siempre.
No es que Mina haya empezado a hablar como perico después, sino que poco a poco ya empezaba a comunicarse verbalmente, y según la psicóloga ella estaba avanzando, pero Mina no lo creía así, se sentía todavía muy mal.
No había día en que no sintiera cansancio, al igual que la respiración pesada como si le costara llenar sus pulmones de aire. Todos los días eran arrastrar su pies, comer muy adormilada, y hacer todo tan flojo que parecía torpe en todo. Aunque su madre y hermana la ayudaban sin problema, Mina se sentía un problema.
Podía hacer discreto todo, podía hacer su esfuerzo para que la pereza permanente no se notara, pero llegaba a dormir quince horas de lo desgastada que se sentía.
Todos en el pueblo sabían sobre lo que le pasó, estuvo en noticieros e Internet. Yoshi parecía haber tomado un odio más insistente hacia ella, diciendo que ella había matado a sus tíos (que eran especialmente más cercanos a él), logrando colmar la paciencia de Mina más de una vez, y terminó con ella desquitandose en golpes. Yoshi siempre fue una mala persona, pero hace poco ha visto que los de su alrededor ya se están dando cuenta de eso.
La superficialidad de pueblo tranquilo se les fue, pues cuando salió su noticia fue conocida y ya no veían ese pueblo como uno calmado. Mina sabe que nunca fue tranquilo, pero ahora los demás lo sabían.
Lo que Mina odiaba era que los vídeos estaban por lo profundo del Internet, pues Asaki los había publicado a último momento. Borrarlos era imposible, por la distribución que las personas hacían con deseos de compartir el morbo. Por lo menos no eran frecuentes, poco a poco parecían perder el interés en ellos aunque seguían por ahí en lo profundo.
Mina prefería ya no pensar en que todos podían ver su sufrimiento por medio de aquellos vídeos.
Prefería pensar en cómo escapar de una vez por todas, pues había planeando escapar del país cuando le llegó el golpe de la muerte de Daniel.
Fue inesperado.
Daniel no parecía mal físicamente, pero un paro cardíaco mientras cocinaba lo venció por completo y fue Mina quien lo encontró cuando lo iba a visitar.
Tenía que ser una maldición, pues Mina otra vez presenció lo que era tumulto, sirenas, y forenses a su alrededor, mientras Chihiro la consolaba, aunque Chihiro también estaba deprimida por la noticia, se había hecho amiga de Daniel hasta como para considerarlo parte de la familia.
Mina tenía la sospecha, pero no creyó que fuera verdad cuando Daniel le dejó todas sus propiedades junto al ochenta y cinco por ciento de su cuenta bancaria.
Lo sospechaba desde una plática que tuvo con Daniel en Osaka, cuando él la llevó a viajar por una semana para que se relajase. Mina tenía diecisiete y medio, su habla ya era más neutral.
"— Aquí alguna vez traeras a el amor de tu vida, ya verás — Daniel aseguraba entusiasmado, estando en aquella colina con ese árbol dándoles un poco de aire fresco. Estaban sentados, disfrutando de un sándwich mientras Chan estaba dormido boca arriba en el pasto.
— No digas eso, no creo que alguien piense querer por como estoy — Mina tenía la firme idea de que ella no conseguiría una acompañante de vida alguna vez. Si de por sí sería difícil conocer a alguien de sus mismos gustos en romances y que tuviera intenciones con ella, ahora con su físico marcado de cicatrices y una personalidad vacía.
Mina no lo creía.
— No estás estable como para una relación, pues tienes problemas emocionales, pero yo sé que mejorarás. Algún día habrá alguien que te ame como tú la amarás, alguien que vea más profundo en ti para ver que eres una de las mejores personas, Mina — Daniel le daba ánimos, y Mina sonrió para luego voltearse avergonzada por sus palabras. Kang rió y estuvieron en silencio por unos momentos — Mina, ¿qué crees que tenga que hacer con todas mis cosas? — su pregunta repentina hizo desconcertar a Mina.
— ¿Cómo cuáles? — Mina no encontraba significado específico a 'cosas'.
— Estoy viejo, Mina. Unos años más y me voy, ¿lo sabes, no? — Daniel dijo delicadamente, mientras Mina dio un saltito donde estaba sentada y lo vio asustada — Son cosas que pasan, Mina. El tiempo se va, y tenemos que aceptarlo — soltó una risa despreocupada, revolviendo el cabello de la pelinegro — Lo que quería decir era que, ¿a quién debería poner en la herencia? — especificó ahora sí, haciendo a Mina sacudir la cabeza y pensar un momento.
— Podrías donarlo — la pelinegro dijo después de unos segundos de reflexionar seriamente sobre eso.
— ¿Donarlo? — Daniel sonrió, sabiendo que Mina nunca le diría que se lo diera a ella, nunca pensaría en sí misma como algo importante y tampoco sonaría egoísta como para decir 'Damelo a mí'. Daniel por eso mismo amaba mucho a Mina, su mejor amiga desde que era una chiquilla hasta que ahora casi sería una adulta joven.
— Sí, ya sabes. Ayuda para animales, para personas sin recursos, discapacitados, donaciones a quimioterapias... o en algo que te guste... Creo que me lo dices por no querer dárselo a tu familia, ¿verdad? — Mina lo supo, y confirmó aún más cuando Kang hizo una mueca y dejó salir un largo suspiro.
— Este último cumpleaños fue un desastre, me hizo decidir completamente que solo les daré un quince por ciento de mi dinero, y será para la mejor educación de los menores — eso ya estaba asegurado, lo había comentado con su abogado al cual también le dejaría un gran bono por su trabajo.
— Pues podría ser para quien lo necesite — Mina le dijo, alzando los hombros mientras le compartía un pedazo de sándwich a Chan y de lejos podían ver a Sunnie relinchando mientras Sky y Piggy parecían pelear, aunque pronto llegó Jooyeon a separarlos.
Daniel sonrió al verla reír por los animales.
— Lo dejaré a quien más amo."
Aún así, Mina daría todo ese dinero para atrás si tan solo Daniel volviera. Todavía recuerda ucuando asistió con su madre a con el abogado de Daniel, y todos los Kang la vieron hasta con asco y burlones, aunque Mina ni les ponía atención por lo triste que estaba por la despedida de su mejor amigo. Al último la vieron con rabia por haberse llevado todo por medio de engaños, así es como pensaron ellos, sin saber lo que realmente significaba la relación entre Mina y Daniel.
Fue a sus dieciocho y medio que entonces tomó la decisión de tomar sus cosas y viajar a Corea, sabiendo el idioma por los años que pasó aprendiendolo, al igual que teniendo propiedades allá por los viajes que hacía Daniel al nacer en Corea.
Y llegó a terminar sus estudios, teniendo esa única meta de vida para después pasarla hundida en su herencia hasta morir, pensando que es lo único que merece. Esperar su muerte.
Pero tuvo que llamar la atención por su peculiar forma de vestir, por la defensiva que tomó hacia Sana, por cómo pudo contra Hwang Hyunjin, por volverse el tema de los rumores.
Y por hacerse cercana a la amigable y hermosa Kim Dahyun, la chica que sinceramente le revolvía el corazón, corazón que Mina había creído vacío.
Kim Dahyun, quien acaba de escuchar su historia en esa colina, abajo del mismo árbol donde Daniel le dijo que conseguiría a alguien que la amará.
Daniel tenía razón.
. . . . .
Y aquí acaba el maratón por dejarlos sin actualización :(.
Pero ya se saben toda la historia, mmh, solo les digo que no pasamos los 70 capítulos, ya casi termino el libro :).
Spoiler, sí tiene final feliz, ustedes no preocupar por eso, aunque con sus altibajos, de eso sí se tienen que preocupar 😈
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