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#46 - La historia de Sharon Mina. Parte 3.

LA HISTORIA DE SHARON MYOUI. Parte 3.

(Segunda vez en el orfanato.)

Sakura y Mina parecían luchar con todo por la atención de Chaewon. Eran como las dos de la mañana, habían hecho una pijamada en la casa de la coreana, pues ésta dijo que se quedaran mientras las cosas con su familia se arreglaban.

Los dos adultos no se negaron, hicieron la cena y, así a como llegaron, se fueron a las habitaciones para descansar. Chaewon le aclaró a Mina sus dudas, contándole que sus padres trabajan mucho para poder pagar la renta de la casa.

Mina solo sabía que Sakura era muy egoísta, no queriendo compartir a su novia.

Y Sakura solo sabía que Mina era un ángel, y no quería que su novia tuviese la necesidad de darle más atención a la pequeña.

Y la adolescente Chaewon no sabía si solo seguirle el juego a cada una o echarse en la cama para por fin dormir. Se notaban sus ojos cansados pero estaba feliz de no pasarla sola, pues era hija única, y la compañía de las dos Miyawaki la hacían alegrarse por la pijamada improvisada.

Solo fue que a las tres de la madrugada que Sakura convenció a Mina de dormir, ya que según era la hora de los fantasmas y debían dormir para que no las asustaran.

Mina no le creyó, pero verdaderamente tenía sueño así que cayó muy cómoda en la cama.

Sakura no podía entender cómo ocurrió que hace años se tropezó con una niña y ahora era una de personas más importantes de su vida, su hermanita. No necesitaba entenderlo, así que solo sonrió y se acostó a un lado de su novia, quien también estaba bien dormida.

A la mañana siguiente, Sakura sintió como algo le pinchaba la mejilla. Removiendose, trataba de quitarse ese malestar, pero otra vez algo pinchó su mejilla y su oído pudo distinguir un 'Pum' conocido junto a unas risas que le encantaban.

— Despierta, cariño, vamos a desayunar — esa voz era la de su novia, la conocía bastante bien y no le fue sorpresa el verla al recién abrir los ojos, junto a Mina que seguía pinchando su mejilla con un dedo.

— ¿Por qué tu cama es tan cómoda? — Sakura se quejó, estirándose y levantándose hasta sentarse en el colchón.

— Yo dije lo mismo — Mina dijo, dando a entender que también había sido levantada hace poco y de la misma manera.

— En realidad, Mina y yo deberíamos irnos para aclarar todo el asunto — Sakura recordó, moviéndose incómoda hasta que Chaewon tomó su mano y le sonrió.

— Primero, tienes que desayunar — Chaewon no daba espacio para negaciones — Segundo, son las seis de la mañana, espera un poco para irte — eso hizo desconcertar a Sakura, no tenía clases ya, el día anterior fue viernes.

— ¿Por qué tan temprano? — se volvió a quejar, riendo al último al notar la carita fastidiada de su hermana menor.

— Mis padres se van a a trabajar y hacen el desayuno, así que antes que se enfríe debemos comerlo — Chaewon se levantó, haciéndole un seña a la menor para que saliese de allí. Mina rápidamente salió, dirigiéndose a la cocina, mientras que Sakura no perdió tiempo de abrazar a su novia.

— Chaewon, te quiero tanto — expresó, sintiendo feliz de tener un apoyo después del pesado día anterior.

— Y yo a ti. Ven acá — Chaewon la terminó arrastrando entre risas hacia la cocina, donde sus padres ya no estaban pero sí la pequeña pelinegro bebiendo agua.

Mina no era alguien muy habladora, y la pareja realmente no tenía mucho qué hablar, así que el desayuno fue silencioso, acompañado de ese ambiente madrugador y fresco que lo hacía muy cómodo. La pequeña se concentraba en disfrutar de la comida, y la pareja comían con una sola mano al tener un agarre de manos firme.

Solo fueron las preguntas ocasionales de Chaewon: '¿Les sabe bien la comida?' '¿Quieren jugo?' '¿Quieren más?', junto a las respuestas cortas de Mina y las más elaboradas de Sakura.

Cuando Mina terminó su comida, Chaewon le ofreció que fuera a la sala y colocara cualquier programa que le gustase, así que la pareja adolescente pudo quedarse sola en la cocina para hablar del tema serio que querían evitar hablar con la niña presente.

— ¿Estarás bien? Podría acompañarte — Chaewon volvía a ofrecer, llevando los platos sucios al fregadero para empezar a lavarlos rápidamente.

— Por más que me agrade tu presencia, no creo que ellos piensen lo mismo justo ahora — Sakura sonrió divertida, al igual que su novia una vez entendió el chiste.

— Aún así puedo acompañarte, para apoyarte — insistió, logrando enternecer a su pareja pero no convencerla de su presencia al lado de sus padres.

— Hablaré con ellos a solas. No intentaré que me vean como antes, solo que no se metan en la relación y estaré satisfecha — Sakura dijo, fingiendo un poco estar firme mientras se recargaba en la silla.

— Tú y yo sabemos que te afecta más de lo que demuestras — pero no era necesario fingir con Chaewon, en toda su relación nunca ha podido esconder algo de ella.

Ni siquiera al principio que Sakura fingió por pura diversión venir de la cuidad vecina, pues su acento del Inglés estuvo un poco presente en su japonés, que Chaewon lo notó y se burló de ella; ahí comenzaron la amistad, que pronto se convirtió en relación amorosa.

— Por supuesto que sí, quiero llorar ahora — Sakura confesó con una sonrisa — Solo no sé cómo haré para que Mina se quede en su habitación — rascó su cabeza, intentando pensar en alguna idea.

— Puedo cuidarla — Chaewon rápidamente se ofreció, pues tenía casa sola y le gustaba la compañía. No era fanática de los niños, pero a Mina se le notaba a kilómetros que era mucho más calmada que la mayoría.

— ¿Mh? — Sakura se sorprendió por su ofrecimiento — Haz hecho mucho por mí, Chae. Disfruta tu día libre, la semana de clases ha sido dura — ambas iban al mismo grado, así que sabía las tareas que podían dejar eran inmensas y exigían mucha elaboración.

— Vamos, Mina no debería estar en una casa donde haya problemas... Tú tampoco, pero ambas entendemos que no es un asunto de ella — realmente, ninguna estaba consciente que ellas cuidaban más de la niña que cualquier otra persona.

— No sé cómo puedo quererla tanto si la conocí hace más de un año — Sakura desvió su vista a la puerta abierta, logrando ver a Mina sentada viendo la televisión. Le había tomado tanto amor a su hermanita.

— Es fácil de amar — Chaewon también le tenía cariño — Vamos a ver la televisión y luego a arreglar tus problemas — animó a su novia, guardando los trastes ya lavados donde iban.

Fueron unas largas horas de ver la televisión. Ambas adolecentes habían puesto una película que les gustara a las tres. Las tres películas de La Cenicienta fueron las que las mantuvieron bastante entretenidas.

Solo que llegaba a ser tarde y Sakura sabía que sus padres debían estar buscándolas por todos lados al no encontrar ni rastro de Mina.

Así que, después de explicarle a Mina que se quedaría con Chaewon, Sakura ya estaba en la puerta de la casa, preocupada por su hermanita, aún sabiendo que en ese lugar estaría mejor por algunas horas, o incluso minutos si se apuraba y resolvía todo el asunto.

— ¿Estas segura de que puedo dejarla aquí? — Sakura preguntó por tercera vez en pocos minutos, logrando que la coreana rodara los ojos un poco divertida por su actitud.

— Sí, realmente Mina estará bien aquí — Chaewon le aseguró, eso llevaba haciendo ya por minutos.

— No lo dudo, pero no quiero que te cause molestias.

— Claro que no. Mírala... ¿Esa niña te parece problemática? — Chaewon se movió de la puerta, para dar la vista hacia la sala, donde Mina estaba desparramada en el sofá, muy tranquila y cómoda.

— Mina siempre ha sido una niña tranquila — Sakura dijo, asintiendo hacia el hecho — Pero me duele el estómago — tocó por encima de su abdomen — La última vez que me dolió el estomago de esa forma hubo examen sorpresa. Te digo que yo soy vidente — bromeó un poco, riendo por el inocente empujón que su novia le dio.

— Solo ocurrió una vez, Sakura. De seguro es porque te será complicado con tus padres. ¿En serio no quieres que te acompañe? — Chaewon insistió.

— ¿Y quién cuidará a de mi hermanita? — Sakura preguntaba, fingiendo alteración.

— ¿Ahora si estás segura? — Chaewon le renegó con una mano en la cintura. Sakura solo se rió, acercándose para depositar un pequeño beso en los labios de la contraria.

— Me llamas cualquier cosa — Sakura dijo, recordándose a sí misma que debía recuperar su celular de las manos de su madre — ¿Tendremos una cita mañana? — sacó el tema, todos los domingos salían por lo menos unos minutos.

— Como siempre, pero por favor no llegues tarde — Chaewon juntó sus manos, sabiendo de la tardanza que la castaña siempre tenía en las salidas.

— Lo prometo, seré... ¿cómo se dice?

— Puntual — Chaewon dijo, rodando los ojos.

— Sí eso, lo prometo. De todas formas, vendré más tarde por Mina — Sakura dijo mientras gritaba una última despedida a su hermanita — ¡Nos vemos, Mina! ¡No te comas muchos mocos delante de Chaewon! — quiso avergonzarla un poco, y lo logró con éxito.

— ¡Yo no me como los mocos! — Mina estaba dispuesta a pelear, sino fuera porque Sakura ya se había ido corriendo hacia la calle — Yo no me como los mocos — le dijo muy seriamente a Chaewon, haciéndola reír.

— Pero sí comes dulces. Ven acá.

#♡>☆

Sakura abrió la puerta, sintiendo cómo el dolor en su estómago solo se hacía más fuerte una vez se adentró a su familiar casa. Hana de inmediato la observó cuando se adentró, su hermana menor había estado viendo televisión, pero desvió su mirada hacia ella al segundo con una expresión indescifrable pero se veía que no la pasó demasiado bien.

— ¿Has estado muy mal? — no pudo evitar preguntarle, pues seguía siendo su hermana menor y seguía preocupándose por ella aún cuando quisiera mantener la ley del hielo porque Hana en ningún momento la defendió ni un poco.

Pero la entendía.

— Solo no sé qué pensar — Hana confesó, suspirando.

La entendía, porque Hana tenía ideas inculcadas por sus padres, no tenía amigos con ideas diferentes y simplemente está confundida de lo que consideraba bueno o malo.

Sakura no pudo responderle algo, pues su padre salió de la cocina y la miró con ojos serios, no furiosos como ayer, pero se veía tenso.

— ¿Tú no estabas en la habitación con Mina? — su padre cuestionó confundido al verla viniendo de afuera, pues la puerta seguía abierta dando a entender aquello. Sakura cerró la puerta y se adentró más.

— ¿Mh? — se desconcertó al hecho de que nadie había ido a ver cómo estaba ella o Mina en todo el día, pero supuso que apenas se levantaron, pues su padre y Hana estaban en pijama. Era sábado, así que era lo más acertado... Pero, ¿ni siquiera se preocuparon por que no cenaran el día anterior? — No. Yo me fui ayer en la tarde — confesó viendo cómo su padre solo asentía.

— Hana, llama a Mina para que desayune — Hinata pidió a su hija menor, pero esta solo se levantó un poco, antes de que Sakura los interrumpa.

— Mina se fue conmigo ayer, la he dejado en casa de Chaewon — informó y por un momento pudo ver a Hana verla con ojos alterados, dándole a entender que no debió decir eso, y Sakura lo supo al ver a su padre enfurecer.

— Traela, Mina no se va a relacionar con esa ni contigo — sus ojos expresaban todo el odio que tenía, pero Sakura ya se había preparado para el momento, aún cuando su estómago se hundía y le dolía como ningún otro día.

— La he dejado allá porque no quiero que nos escuche discutir. Tengo que hablar todavía con ustedes — Sakura dijo, echando un vistazo el cómo su hermana se hundía en el sillon, preparándose para escuchar otra discusión.

— Mañana irás a la iglesia, ese es el final de cualquier conversación — Hinata afirmó, sonriendo sin emoción.

— Trae a mamá, voy a hablar con ustedes dos — Sakura ignoró su comentario, queriendo tener una conversación decente.

Uno ruido se escuchó en el piso de arriba y Hinata vio hacia las escaleras, confundido al escuchar pisadas.

— Hana, ¿mamá está arriba? — preguntó hacia su hija menor. Según él, que venía de la cocina, su esposa estaba haciendo el desayuno para la familia.

— No, fue a la cocina — Hana confirmó el hecho — ¡Mamá! — incluso la llamó, queriendo hacerle el favor a Sakura de tener la conversación que quería.

— ¿Sí? — Maiko salió de la cocina, pasando sus ojos por los presentes y luego todos se centraron en los ruidos del piso de arriba.

— ¿Entonces quién está arriba? — Hinata preguntó a nadie en particular.

Sakura sintió como su estómago quería explotar de la presión, asustada de que cualquier otra persona estuviera en su casa. No se podía evitar lo inevitable, y desafortunadamente ninguno pudo escapar del destino que les tocó.

Ni siquiera Mina.

#♡>☆

Mina había llegado a un acuerdo con su hermana, solo le daría una hora para que hablase con sus padres, una hora de estar con Chaewon. Observó el reloj, viendo cómo daba el último 'tic tac' para que llegue la hora que debía irse

No es que fuera aburrido, pero es que ya no tenía ganas de dormir. Al ver a su lado, se dio cuenta que Chaewon sí tenía ganas de dormir, pues estaba muy cómoda y dormida en el sofá.

Mina sabía que la chica durmió muy poco, así que le evitó las molestias, saliendo del sillón para colocarse sus zapatos escolares y salir silenciosamente de la casa.

No le era nuevo estar sola por las calles. Aúnque con la familia Miyawaki no tenía mucho problema del cual quisiese huir, de vez en cuando escapaba y se refugiaba en cualquier lugar que encontrase seguro.

Para llegar más rápido a casa corrió, y así no llegar tarde a la hora que su hermana le dio, así que en solo unos minutos pudo divisar su casa.

Esta vez no hubo un error de Mina, ella no tenía la culpa.

Al abrir la puerta, su cuerpo entero se congeló. Era como si su sangre se hubiera detenido, su corazón latía con fuerza, pero también se detuvo por completo, sus ojos miraron sangre y su respiración era nula.

Un suspiro salió de sus labios, mientras sus pulmones tomaban dificultosamente aire para luego soltar un grito desgarrador que alertó a casi todo el vecindario.

Mina cayó hacia atrás, empujada por su propio sobresalto de puro terror.

Un hombre empezó a hablarle, pero ella retrocedía y no podía parar de llorar entre gritos aterrados.

Sus ojos no pudieron despegarse del cuerpo inerte de Sakura, con un hoyo sangrante en el pecho y sangre saliendo como hilo de su boca, sus ojos sin vida hacia la nada y sus labios entreabiertos que ya dieron su último suspiro. Eso no fue lo único que Mina había visto, pues más atrás estaba Hana bañada en sangre, ella tenía un hoyo pero en el abdomen, o más bien muchos, que mancharon su torso de rojo. En el sofá más atrás, estaba Hinata y Maiko; Hinata tirado en el suelo y Maiko en el sofá, pero ambos con un desgarre en el cuello, sus miradas vacías hacia el techo.

Mina no supo en qué momento su vista se tornó oscura, su cuerpo y mente no soportaron lo que era la escena traumática de su familia asesinada. Cayó inconsciente, en brazos de un desconocido mientras otros desconocidos llamaban a autoridades y otros gritaban al ver la escena macabra dentro de la casa Miyawaki.

#♡>☆

Chaewon despertó por un ruido de la televisión, sus ojos adormilados viendo cómo Cenicienta casi caía por un acantilado en ese carruaje de calabaza.

Instintivamente buscó a Mina en el otro lado del sofá, pero para su mala suerte, la pequeña no estaba donde la había dejado viendo la repetición de la película.

Bueno, no se alarmó. Creyó que tal vez la pequeña se aburrió y fue por algo de comer o a entretenerse con algo por la casa, así que paciente, pero también ágil, la buscó por toda la casa. Se alarmó cuando no había rastro de la pequeña Miyawaki.

Chaewon empezó a entrar en pánico, pensando en las mil cosas que podrían haberle pasado a su cuñada, pero intentó relajarse y salió a buscarla, recordando las veces que su novia le habló sobre Mina haciendo muchas cosas sola.

Tal vez volvió a casa sola y solo le tocaba ver si estaba bien, así aprovechaba para verificar que su novia estuviera arreglando bien la situación con sus padres

Solo colocándose calzado salió de su casa para dirigirse a la de su novia, sintiendo el miedo a flor de piel que su cuñada no estuviera allí.

La escena que la recibió no fue la esperada.

¿Ambulancias, policías, sirenas, mucha gente? ¿Qué mierda había ocurrido en el vecindario? Su piel palidece cuando se da cuenta que estaba sacando una camilla con una lona negra encima, eran cuerpos, pero cuerpos sacados de la casa Miyawaki.

Todo su cuerpo se queda congelado al ver frente a sus ojos como la gente murmura, las autoridades impiden el paso y sacan más cuerpos dentro de la casa.

Chaewon queda en blanco, viendo todo pasar lentamente mientras su respiración se atasca y hace a sus pulmones ser exigentes.

Un rayo de esperanza cruza, su mente queriendo que, por lo menos, Sakura no estuviese involucrada en esa situación que se veía imposible.

Toda esperanza se pierde cuando, en una camilla, una mano cae por un lado, y ahí puede ver el brazalete que ella había armado especialmente para su novia. Todos su interior se derrumba y no puede evitar que sus piernas se muevan para querer asegurarse, para negar que ese cuerpo tapado era su novia.

— ¡Sakura! — su grito desgarrador es escuchado por todos y la detienen antes de que pueda acercarse a la camilla forense — ¡No, esa no puede ser mi novia! ¡Sakura, por favor! — sus rodillas fallan, doblandose y cayendo mientras la siguen reteniendo.

Su vista es borrosa por las inmensas lágrimas que se desbordaban y caían. Las autoridades siguen deteniendo sus empujes que ella hace por querer negar toda esa pesadilla.

— ¡No, Sakura, por favor, no! — unos brazos la rodean por atrás y de reojo con su vista borrosa ve a una de sus compañeras de clases, quien trataba de alejarla, sabiendo que Chaewon y Sakura eran pareja — ¡Sueltame! ¡¡Mi novia no puede estar muerta!! — bramó, su cabeza ahora gacha mientras estaba ahora de cuclillas, pero pronto su cuerpo se derrumba y solo puede sostenerse para no caer de boca hacia el concreto.

— ¡Mamá, papá! — una voz logra llamar su atención (y la de todos, en realidad) y puede ver que una pequeña intentaba zafarse de una enfermera para acercarse — ¡Hana! ¡Sakura! — Mina gritaba con todas sus fuerzas.

Había despertado rápido de su inconsciencia, queriendo que todo haya sido parte de un horrible sueño, pero el que desconocidos estén a su lado solo hacía que se alertara.

Rápidamente había salido de ese vehículo blanco, era una ambulancia, pero no le importó mucho. Le alertaba el que esa mujer la estuviese reteniendo de ver si su familia estaba bien.

— ¡Sakura! ¡Hana! — muchos la veían, y ella solo quería llorar. Hizo un pequeño puchero, anunciando que pronto iba a romper en llanto y simplemente lo hizo, deteniendo su intentos mientras lloraba descontroladamente — Papá, mamá, por favor — esta vez murmuró, viendo hacia su casa con ojos inundados en lágrimas.

No había nadie a su alrededor que realmente fuera de su agrado, quería a su familia a su lado. Todo su pequeño cuerpo tembló mientras lloraba sin verdadero consuelo.

No había más familia.

Horas después, no se quería mover de la calle. Su cuerpo estaba entumido mientras estaba en la banqueta, viendo hacia la casa donde una vez ella vivió con su familia. La había intentado llevar pero hizo tanta pelea que mejor decidieron por calmarla dejándola en paz.

Ella había escuchado a los policías; ladrones habían entrado a la casa, empezando por los pisos de arriba, entrando por las ventanas para también así rodear las posibles salidas. Habían robado todo lo valioso.

Incluso lo valioso para Mina; su preciada familia.

Estando ahí, sentada firmemente en la banqueta, escuchó como alguien se sentaba a su lado. Mina pudo ver a Chaewon tener esa expresión tan devastada, sus ojos estaban tan destrozados, su piel con restos de lágrimas. Ambas compartían el sentimiento de vacío, aunque de diferente forma.

Chaewon era pareja de Sakura.

Mina era familia de todos los Miyawaki.

Chaewon entonces le devolvió la mirada, haciendo que Mina tuviera otras ganas de llorar, estando tentada a preguntar si todo lo que pasaba era su culpa.

— Ella me prometió que mañana saldríamos juntas — la voz de Chaewon sonó ronca, había gritado demasiado — Me prometió que sería puntual — sintió las ganas de llorar otra vez.

— Dijo que nos veríamos después — Mina agregó, recordando cómo Sakura se despidió de ella hace algunas horas.

Ninguna podía creer que ahora ella no estuviese, tampoco querían creerlo, les era más doloroso.

— Nunca pude decirle a todos que era mi novia, Mina, ¿sabes? — Chaewon escondió su rostro en sus manos, ahora importandole poco si se estaba desahogando con una niña, estaba lo bastante destrozada como para prestarle atención a eso — Teníamos miedo que intentaran atentar contra nuestra relación, así que pasó a ser un secreto entre solo algunos conocidos... Nunca pude decir que la amo en público... Ni invitarla a salir sin temor a que nos viesen... Mucho menos besarla y demostrar cuánto la amo... — el llanto la interrumpía a cada rato, logrando que solo se viera más lamentable de lo que ya era.

Había personas alrededor, pero poco le importaba ser vista en ese momento. Estaba destruida, todo ella estaba en el suelo. Sus padres habían dejado su trabajo para verla, pero ella no quería ir a ningún lado. Estaba ahí con su pequeña cuñada, sintiéndose más miserable por desahogarse con una niña y dándole un gran peso que no necesitaba, porque Mina debería estar lo suficiente destrozada con perder a su familia como para soportar su dolor.

Mina se acercó a Chaewon, su dedito tembloroso alzándose mientras apuntaba a sí misma.

— ... Yo las vi... — Mina susurró, dando una pequeña sonrisa para intentar reconfortar, recibiendo un sollozo por parte de la adolescente — Yo pude ver todo eso — aclaró, haciendo referencia a que ella presenció la relación, con ella no se escondieron.

Chaewon no podía estar más ahí, acarició el cabello de la menor y despareció de ahí después de darle una pequeña sonrisa por sus palabras.

Mina la observó irse, luego sollozando mientras sentía que los ojos la observaban. Efectivamente, alzó la vista y todos la miraban, era la única de los Miyawaki que estaba viva, era el centro de atención, así como de la lastima.

Mina tuvo que regresar al orfanato.

Mina desde ese momento empezó a culparse. ¿Por qué su familia siempre se iba? ¿Por qué debían morir? ¿Simplemente ella no debería tener una familia? Empezó a sentir que era su culpa, pensando que algo había en ella. Era muy callada, todo se guardaba a menos que tenga alguien de confianza, así que en ningún momento dio esas suposiciones a la luz.

Era la única que sobrevivía de algún modo en Myoui y Miyawaki, así que algo debía tener su ser que hacía que aquellos hechos desafortunados pasaran con quienes la llamaban 'hija'.

Empezó a tener miedo, miedo a ser adoptada. No había día en que ella no huya del orfanato. Cada que escuchaba sobre una familia, huía de ahí para irse. Era un nuevo orfanato, servicios sociales la dejó allí cuando se aseguraron que no había nadie que se pudiese encargar de ella. Tíos, tías, abuelos, no tenían estabilidad como para encargarse de ella, así que solamente el orfanato sería su hogar hasta su mayoría de edad.

Eso ocasionaba en sí misma y eso quería, no quería llevar la tragedia a nuevas familias. Sentía que su ser estaba maldito, así que mientras no la adopten, sería un bien para todos.

Para su mala suerte y terror, no pudo escapar.

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