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#42 - Momo después de pelear.

— Idiota que más quiero, ¿te duele mucho? — Momo entró libremente a la habitación de su mejor amiga, fue rápida en abalanzarse a Mina y abrazarla por la espalda mientras estaba acostada.

Sana al verlas mejor, salió de la habitación para que arreglen sus asuntos. Dahyun la siguió igual, después de sonreírle a Mina una vez más.

— He estado peor — Mina dijo, haciendo una mueca porque Momo arriba de ella solo presionaba varios moretones o heridas — ¿Tú? — preguntó y se alivió cuando la mayor se levantó un poco. Momo se acostó a un lado.

— Ni me duele — Momo orgullosamente le dijo, pero una mirada de Mina fue suficiente para saber que su mentira no fue exitosa — Bueno, sí lo hace, pero es soportable — se encogió de hombros y sonrió, viendo el ojo morado de Mina — Sana y Tzuyu me vieron casi desnuda para poner crema en los moretones, ¿Dahyun también a ti? — estaban hablando como si no hubieran estado a punto de golpearse mucho más hace horas, pero era algo que ya había ocurrido antes.

— No, solo curó mi rostro y huí al baño a ponerme crema sola — claro, era Mina. ¿Qué estaba esperando Momo?, ¿que se desnudara así como así? Esa no sería Mina Sharon Ezaki, era absurdo.

— Pues levántate, porque te la pondré mejor que tú — Momo la empujó un poco, alentando a que se levantara, pero Mina se dio la vuelta y cerró los ojos.

— Tengo sueño — claro que lo tenía, también tenía esas ganas de que Dahyun la abrace y duerman un poco más.

— Ya, ¿y? Levántate y ven acá, Ezaki — Momo tomó su pierna, jalando un poco para hacer reaccionar a Mina.

La menor se quejó por un momento y se levantó con esa cara enojada, pero sabía que debía poner crema en esos moretones o dolería cada que tocasen cualquier cosa. Sus pasos lentos y arrastrados se fueron hacia el baño, así se sentó en el excusado (cerrando la tapa antes, claro) y suspirando.

— Estoy mejor ahora, que con mis antiguas pesadillas — se dio en la necesidad de informarlo, mientras Momo tomaba su camiseta, quitando la prenda con delicadeza para dejar en visto su torso con cicatrices y golpes, solo el sostén tapando sus senos.

— Tu vida social está haciendo efecto. Específicamente, Dahyun — Momo notó, porque en otras circunstancias, Mina estuviera nerviosa de que la vean sin camisa (incluso si era Momo quien las veía), pero ahora parecía más cómoda.

Las únicas veces que Momo vio a Mina sin camisa, fueron en las noches de pesadillas cuando se dedicaba a besar algunas cicatrices para calmar los ataques de Mina.

— Le voy a contar todo, mañana — la menor de ambas, dijo y sintió a Momo acariciar con presión un moretón de su esternón, pero ésta se detuvo al escucharla.

— ... ¿Ya? — no podía mentir, estaba sorprendida de eso, y un poco incrédula de verdad.

— Sí, quiero que me conozca mejor — Mina ya estaba totalmente decidida, mañana no todo serán sonrisas y risas como el día de la granja, será su historia contada y muchas lágrimas derramadas, junto a ella siendo probablemente consolada.

Vaya, eso ha rimado.

— Yo también le diré todo a Jeongyeon, o todas las demás — Momo dijo, recibiendo una mirada confundida de su mejor amiga — Tzuyu me hizo saber también su enojo cuando se enteró, aunque menos violentamente que tú — bufó, tomando un poco más de crema para untar, recibiendo un quejido de Mina porque ese moretón le dolía más que todos.

— Aún así hubo cosas que no debía decir — Mina aceptó, frunciendo el ceño y apretando los dientes cuando Momo masajeó su hombro pintado de morado y rojo.

— Sí. Me vuelves a llamar 'puta' y una puta mierda te voy hacer — Momo dijo muy seriamente, su mirada en la espalda de Mina. Sí le había dado varios golpes cuando Mina la había apresado en aquella azotea.

— ... Puta — Mina probó su suerte — ¡Ahh! ¡Momo! — pero de inmediato Momo presionó dolorosamente su hombro.

— ¡Ya te advertí! — Momo le dio un pequeño golpe en el otro hombro menos golpeado — Sí te pegué feo — lo aceptó, apartándose para ver la espalda pálida con tonos rojos y morados.

Se preguntó por un momento si debían ir al hospital, pero lo descartó al verificar que fueron solo golpes en los músculos que poco a poco sanaran.

— ¿Cómo están las cicatrices? — Mina preguntó, viendo por sobre su hombro a Momo chasquear la lengua, pensativa.

— Iguales que antes, ¿por qué cambiarían? Son parte de ti, deberías mostrarte a Dahyun — las palabras de Momo hicieron que Mina se estremeciera, cosa que Momo notó al ver su espalda dar un respingo y pequeños vellos erizarse.

— No son bonitas — Momo rodó los ojos al escucharla. Siempre era la misma excusa, y bueno, Mina lo veía así, pero no exactamente lo era.

— ¿Te digo mi punto de vista? Son sexys.

— ¡Momo! — Mina se quejó rápidamente, apartándose del toque de su mejor amiga.

— ¿¡Qué!? — Momo movió su mano despreocupada, no veía algún problema con sus palabras.

— Solo no lo digas así — Mina suspiró, volviendo a dejar su vista al frente, mientras que Momo reanudó su trabajo de colocar crema.

— Es como los villanos que tienen una cicatriz en el ojo. Dan miedo, pero se ven sexys — Momo llegó a la conclusión mientras Mina la observó un momento con el ceño fruncido.

— ... ¿Te gusta Scar de El Rey León? — Mina preguntó, más con burla que otra cosa.

— Otros villanos, Mina — la mayor bufó.

— ¿Está mal ver sexy a cicatrices de un secuestro? — dejó a Momo estática por un momento, pues no esperaba que lo dijera tan directamente ahora y con tanta tranquilidad... ¿O Mina estaba con su mente perdida de nuevo, o realmente ese tema ya es más llevadero en su vida? Por el rostro vivo de la menor, Momo estaba de lado de la segunda opción.

También estaba feliz.

— Claro que no, solo vemos el pequeño lado bueno — contestó, sonriendo a como podía después de la sorpresa.

— No hay nada bueno en tener cicatrices — Mina negó, llevando su vista hacia sus brazos, donde había marcas de cortes, en esos cortes eran las únicas zonas donde no crecía el vello corporal, lo hacía más notorio.

— ... Sería mucho mejor no tenerlas, pero las tienes, y hay que buscar algo bueno — Momo se encogió de hombros, apartándose un poco.

— ¿Ya terminaste? — la menor preguntó al sentir que ya no tocaba su espalda.

— Con la espalda, sí. Date la vuelta — Mina la miró desafiante, pues sería Momo quien debía dar la vuelta ya que ella estaba sentada en el inodoro. Momo soltó una risa y se fue al frente del torso.

Mina cerró los ojos para el dolor que vendría, pero luego un pequeño beso fue dado en la parte de su pecho y hombro, Momo había besado una cicatriz de allí, y incluso besó algunas más cercanas.

— ¿Por qué las besas ahora? — Mina preguntó, viendo a Momo alejarse y tomar crema para untar en su abdomen tintado de rojo intenso.

— Porque quiero — Momo se encogió de hombros.

Mina solo suspiró sintiendo los moretones empezar a doler, aunque estaban más frescos y se sentía aliviante. Seguramente para mañana ya estarían mucho mejores, así que se permitió relajarse.

En sus piernas sí pudo poner crema a la perfección así que no necesitaba que Momo también la ayudara con más. Una vez Momo se fue, alegando que el ambiente necesitaba un buen banquete para hacerlo feliz, Mina se vistió sintiendo el dolor más adormecido.

Saliendo del baño, pudo observar a Dahyun acostada en la cama. Tenía el celular vagamente en las manos, los ojos cerrados y respiración tranquila. Se fijó de reojo y se dio cuenta que se durmió mandando mensajes por el grupo de sus amigas. Solo le apartó el teléfono, lo apagó para dejarlo en la mesita, y cuidadosamente se acostó a su lado.

Justamente ahora, se cumplía su querer de acostarse junto a Dahyun y dormir cómodamente.

— ¡Mina, Dahyun! ¡Chihiro y Hikaru ya llegaron! ¡Vengan a comer! — o tal vez no.

#♡>☆

Después de una extensa explicación a Chihiro por Momo y Mina completamente heridas, ambas mejores amigas fueron regañadas (sin lugar a hacerlo en privado, allí en la recepción del hotel fueron castigadas con la vergüenza de ser como unas niñas que hicieron algo malo). Después del obvio intento de Momo de escaparse, Chihiro declaró que ese día se quedaran a dedicar el tiempo a cuidarse a sí mismas.

Claramente Chihiro ofreció a las otras no implicadas a una caminata por un centro comercial.

Y claramente Dahyun pensó en quedarse a cuidar de Mina. Solo lo pensó, porque en realidad se fue felizmente de la mano de... ¿su suegra?, para ir a comprar lo que quiera.

Mina tampoco le había pedido quedarse, pues prefería ella dormir y que su casi novia disfrutase un día en Japón para comprar y admirar. Confiaba que su madre la cuidaría, pues ésta se lo prometió antes de irse.

— ¡Mina! ¡No te vas a dormir, imbecil! — sus planes de dormir se fueron interrumpidos porque Momo entró emocionada a su habitación, teniendo en manos un juego de mesa que Chihiro les había dejado.

Sí, un aburrido juego de mesa que ni entendían.

— Ven a jugar, estoy aburrida — claramente Mina tuvo que aceptar, pero le fue inevitable gruñir, cuando después de una partida ganada por Momo, ésta última bostezara y se levantara — Ya me cansé, me voy a dormir. ¡Descansa, Mitang!

Mina se quedó con las cartas en manos, gruñendo por Momo y sus fastidiosas formas de divertirse. Tiró las cartas y se echó en la cama de nuevo, esta vez sí cayendo en un sueño.

Pero un sueño ligero porque Momo volvió a azotar la puerta.

— ¡Mina! ¡Acabo de pedir esta pizza! ¡Tiene gomitas de pingüino, la pedí especialmente para ti! — Mina se levantó gruñendo, no tenía ganas de probar pan con gomitas, pero tenía hambre.

Apartando las gomitas de la pizza, Mina pudo saborear una pizza común de doble queso. Momo, para su mala suerte, hablaba y hablaba como un loro sin control.

Mina se llegaba a preguntar el por qué Momo no estaba cansada como ella, pero llegaba a la conclusión de que Momo era bruja.

Cuando la pizza se acabó por ambas chicas hambrientas, Mina empezó a comer las gomitas como postre. Momo se levantó abruptamente y salió apresurada, dejando a la menor un poco confundida.

— ¿Qué le ocurre? — murmuró para sí misma, pero esta vez cerró con seguro la puerta. Terminando sus gomitas y tomando de un jugo de cítricos, Mina se echó de nuevo en la cama.

Cuando sus ojos se cerraron, el sueño empezaba a llegarle. Su estómago estaba satisfecho, dejándola más tranquila, así que durmió.

Durmió por unos cinco minutos porque luego fue que unos toques desesperados en la puerta la hicieron exaltar.

— ¡Mina, hija de puta, cerraste con seguro! — la voz fastidiada de Momo llegó a Mina.

— ¡Sí! ¡Ya duermete o algo! — le devolvió, poniendo una almohada encima de su cabeza para cubrir sus oídos de los fuertes golpes que fueron hacia su puerta — ¡Momo, lárgate! — tomó lo que había en la mesita de noche y lo aventó a la puerta, escuchando como la lámpara se rompía.

— ¡Abre, imbecil! — Mina fue con pesar hacia la puerta.

Pateó en el trayecto algunos restos de la lámpara y abrió bruscamente la puerta.

— Hola — Momo, con esa sonrisa inocente, la saludó y la miró con las manos detrás de la espalda.

— Escucha, realmente quiero dormir y-... — se interrumpió a sí misma mientras observaba cómo Momo sacaba de su espalda una pequeña caja — ¿Es en serio?

— Un huevito kinder, te lo guardé — y Momo era tan tierna en ese momento, pero Mina aún así la miró fastidiada, tomando la caja para guardarla en uno de los bolsillos del suéter.

— Gracias. ¿Algo más? — preguntó, observando a Momo darse la vuelta para marcharse.

— Descansa — fue lo último que escuchó de Momo, entonces cerró la puerta y volvió a la cama.

Dejó el huevito kinder en la mesita al lado de la cama. Cohibida y casi traumada, Mina fijó su vista en la puerta, esperando unos largos segundos hasta que vio que todo estaba tranquilo.

Cerró sus ojos pero los volvió abrir, con miedo de que empezaran los toques de nuevo. Se acomodó bien y pronto ya estaba cayendo en un sueño.

— ¡Minaaa! — Mina se levantó rápidamente, muy furiosa esta vez.

Momo estaba jugando con su control.

— ¡Te voy a partir la cara de nuevo, Hirai! — Momo empezó a correr escandalizada y emocionada, entre todas las habitaciones.

Gracias a Mina tenían el piso completo para ellas. O sea, Momo tenía el piso completo para hacer sus travesuras.

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