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#41 - Pelea en la azotea.

Ya ambas limpias, Mina tenía en el comedor la cena. Bueno, para ellas era comida de medio día, pero como ya anochece, se le llamaría cena.

— ¿Grabaste algo para Chaeyoung? — Mina preguntó una vez estando disfrutando de la cena. Dahyun tuvo esa expresión de culpable y pensativa, claramente no lo había hecho.

— Aaa, no — y no pudo mentir sobre eso, soltando una sonrisa.

— Suponía que se te olvidaría — Mina sonrió, su mano se fue hacia su bolsillo, donde sacó su celular para dárselo a la rubia — Yo le pedí a Naoto, el dueño de Chan, que grabara con mi celular lo que pudiera, entonces te lo pasaré para que todo esté bien — no quería que Dahyun tuviera algún problema, así sea pequeño, con su mejor amiga.

— Para estar bien podría fácilmente amenazar a Chaeyoung, pero muchas gracias, Mina. Me encantaría ver los vídeos — Dahyun sonrió en grande, buscando de inmediato por el teléfono por la galería.

No tardó mucho ya que no había muchas fotos. En la carpeta de fotos tomadas por la cámara, había solamente de Momo, Dahyun supuso que le gustaba llenar la memoria de Mina con su rostro en cada archivo. Sonrió porque algunas eran de Momo y Mina juntas, Mina distraída claramente.

— Te los pasaré — Mina afirmó y Dahyun se limitó a asentir mientras reproducía un video, soltando una risa cuando casualmente fue donde peleaban en el lodo de los cerdos.

— Oye, Momo es fotógrafa a tiempo completo, hasta hay una foto mía aquí — Mina se tensó al escucharla. ¿Cómo le explicaba que no la borró porque le gustaba mucho esa foto?

Momo la tomó, sí, pero ella mayormente siempre borraba todo cuando su memoria decía que estaba llena. Esa foto de Dahyun estando distraída, con un suéter de lana y sus lentes firmemente puestos en su tabique, era la foto favorita de Mina... y la única, pero bueno.

— Mayormente hace muchas fotos para molestarme, porque la memoria se llena — Mina se encogió de hombros, fingiendo no estar nerviosa.

No sabía si por ahí tenía más fotos de Dahyun que Momo haya querido tomar, y rogaba porque Dahyun solo viera los vídeos del día de hoy.

No podía quitárselo, sería rudo, y Dahyun sospechara que algo oculta. Bueno, Mina oculta muchas cosas, pero esto era una situación diferente.

Dahyun, afortunadamente para Mina, dejó el celular en la mesa y movió un poco su silla para estar más juntas.

— No le pasaré eso a Chaeyoung — la repentina negación de Dahyun hizo a Mina confundir.

— ¿Mh? — por lo mismo soltó un ruido cuestionante.

— Me lo quedaré, entre tú y yo, porque los vídeos son nosotras jugando, trata de nosotras, y el video será de nosotras nada más — Dahyun acercó su mano, tomando la enguantada de Mina para entrelazar los dedos.

— Creo que no entendí — Mina aún tenía su expresión confundida, y miró divertida a Dahyun bufar.

— Que es algo intimo. No se lo pasaré a Chaeyoung, que se quede con los paisajes.

— ... Ahh. Nuestro. Sí. Tú y yo — Mina empezó a balbucear un poco, moviendo sus dedos un poco, algo que claramente Dahyun sintió al tener las manos juntas. Mina de nuevo estaba nerviosa.

— Mina — Dahyun la llamó seriamente, haciéndola saltar un poco desconcertada.

Dahyun no perdió tiempo, su mano fue hacia la mejilla de Mina, atrayendo su rostro para besarla por un corto segundo, pero lo suficiente para dejar a Mina alucinando. Recargando su cabeza en el hombro de Mina, Dahyun sonrió y siguió alimentándose.

Mina solo dejó de mirarla cuando Dahyun le dio un apretón en la mano, un gesto para que reaccionara y siguiera comiendo para terminar la cena.

— Tenía pensado caminar un poco, si no estás cansada, por si quieres comprar algún recuerdo o... lo que quieras — al terminar la cena, Mina propuso.

Lo recordaba ahora porque ambas mochilas que tenían estaban vacías, cuando claramente Dahyun había llevado dinero para comprar lo que le interesara.

— Estaría bien, no estoy lo suficiente cansada — Dahyun se estiró. Mentía, porque sí estaba cansada, pero también quería ver en qué podía gastar su dinero.

No pudo hacerlo en ninguna otra mejor inversión, porque compró algunos accesorios, uno en especial fue unas muñequeras, servía de guantes y no tenían dedos, así que no dudó en comprarlo para Mina.

Tenía que pensar en que más comprarle a Mina, porque si iba así Mina tendría muchos guantes, y se le vino la idea cuando pudo ver una tienda, justo en el mostrador, donde se exhibían algunas cosas, estaban las pegatinas que a Mina tanto le gustaban.

Compró varias hojas, así durará más y Mina estará feliz con ello. Incluso un pequeño peluche de pingüino lo compró y guardó en su mochila. Bueno, compró varios pequeños que le llevaría a sus amigas, pero el de pingüino era un poco más grande, aunque también costó más, pero tenía dinero todavía.

Mina saltó cuando un pequeño dedito tocó su mejilla y dejó algo allí. Dahyun la miraba expectante, así que se quitó lo que tenía pegado y pudo mirar una pegatina. Se le iluminaron los ojos, y aún más cuando Dahyun le enseñó una hoja completa para ella.

Esos sí eran regalos.

#♡>☆

La azotea no era un lugar muy concurrente, a menos que seas alguien que quiera fumar, estar muy a solas, o solo para disfrutar la ventisca.

Ahora, Momo estaba cómodamente recargada en el barandal, disfrutaba de cómo el viento la hacía perder el calor y la hacía sentir más fresca, tal vez limpia.

Estaba amaneciendo, y tuvo la enorme tentación de golpear todas las puertas para fastidiar a Mina, solo que le tuvo pena a Dahyun y a la otra pareja que también la habían pasado en diversión por las calles.

Hizo una mueca, sabiendo bien que, mientras ambas parejas salían a divertirse en citas, ella se la pasó en la habitación haciendo su trabajo para ganar dinero, y consolar a Felix como amiga. Solo hasta que Felix se fue, después de comer y compartir anécdotas, Momo solo pudo quedarse en su cama dormida.

No es que ser prostituta fuera su sueño, así que le disgustaba hasta cierto punto. Agradecía tener a Felix también como amigo, pues éste la escuchaba. Incluso le habló un poco sobre Jeongyeon, de su atracción por ella.

Escuchó la puerta de la azotea abrirse y cerró los ojos, queriendo que no sea quien creía que era porque no estaba de muy buen humor.

Sus ruegos no fueron escuchados, porque pudo ver de reojo a su mejor amiga parándose a su lado, con las manos también en el barandal y ambas miraban hacia al frente.

Momo tragó saliva al verla tan tranquila, estaba tan solo un poco nerviosa por lo que sea que viniera Mina. Por más enojada que esté, no es que le fascinará golpear a Mina por enfurecer su estado de ánimo. Era como su hermana menor, una fastidiosa hermana menor.

Pero Momo tenía bien en cuenta las fechas. Mina nunca está estable en febrero, marzo y abril, dice cosas como defensiva, insulta más.

Tuve una pesadilla, casi despierto a Dahyun y me hice rasguños — la voz calmadamente tétrica de Mina fue lo que casi se escuchaba por toda la azotea, en el idioma natal de ambas, así que seguramente estaba con la mente en algún lugar lejos.

Momo desvió su vista hacia el horizonte, allá apenas iba a salir el sol para un nuevo día, y entonces suspiró sin saber qué decirle ahora.

Mina tenía esa expresión de estar muerta, una que a Momo no le gustaba para nada. Le recordaba a los días en el hospital, esos días que veía a Mina ser el maldito Jesucristo sanando, donde Mina ni siquiera hablaba.

Cristo, ¿qué soñaste? — Momo preguntó sin mirarla. Sabía bien que Mina en ese momento debía estar más en su mente que en el mundo real, así que contestaría con lo primero que se le venía a la mente.

La cosa es que, 'lo que sea que se le venía a la mente' no significa que sea la verdad, podía ser una mentira que se le haya cruzado por los pensamientos.

— ... Que por fin me moría — Momo asintió, mordiendo su labio y no la consoló como lo hacía otras veces.

Y Mina recordó su sueño:

Estaba de nuevo en aquel lugar seco y frío, temblando y mirando sin emoción hacia el suelo. La respiración de alguien más le chocaba en el abdomen, pues alguien estaba agachado haciéndole una cortada en su pierna para hacerla sufrir más de lo que lo hacía cada día. Ella ya no podía sentirse herida, pues estaba fuera de su mente. La sacaron de pensamientos cuando ese cuchillo se acercó a su rostro e hizo una cortada fina desde su mejilla hasta su cuello, pero luego volvió y hizo una profunda, desgarrando su garganta.

Parecía más un recuerdo, porque se sintió muy real, pero Mina sabía que eso fue su imaginación, ya que nunca le hicieron cortes profundos para matarla y o en la cara. Solo el de la ceja fue causado por su secuestro.

¿Ya tomaste decisión sobre lo de terapia, con Sana? — Momo mejor preguntó, sabiendo bien que si Mina hubiera tomado ya una desicion, Sana se lo diría de inmediato emocionada.

Ya veré — Mina ni siquiera había pensado en eso mucho.

Momo solo asintió. Le era un poco incómodo que no hablaran más, pues casi siempre tenían mucho que decir. Mina ni siquiera le ha dicho cómo le fue en su cita, solo llegó ayer con Dahyun y se fueron directamente a dormir.

Sana y Tzuyu también hicieron lo mismo, dejándola a ella sola.

No las culpaba. Eran pareja y tenían que pasar tiempo juntas, pero le hubiera gustado tener a Hikaru o Chihiro allí para sentirse acompañada después de sentirse una puta.

No podía decirle a Felix que volviera para que la consolarla como un amigo, porque así Felix ya no querrá acostarse con ella para no hacerla sentir sucia, y no conseguirá el dinero que quería.

Podía acostarse con Yuna o Tim, pero debería ir a Kobe y realmente no estaba económicamente bien para viajar a otra cuidad. Tampoco le pagaban tanto como Felix, porque Felix le daba dinero extra para apoyarla, y para los otros dos sí era solo una prostituta cualquiera.

Así que estaba sola por ahora, con una Mina perdida en el horizonte.

¿Te sientes mal? — Mina preguntó al ver su expresión decaída — Imagina cómo se sentiría Jeongyeon si se enterara — se estaba metiendo en el peor terreno de Momo, y no le prestó atención, por más que Momo se haya tensado.

No empieces, Mina... Ve a dormir junto a tu novia, allá no fastidias — Momo tenía ya la respiración irregular, pesada, aún cuando apenas empezaban esa conversación.

Imagina que quiera ser tu novia, luego no porque te acuestas con alguien más por dinero — Mina la estaba insultando, sin ningún ápice de detenerse aún cuando Momo estaba herida.

Vete a la habitación — Momo pidió, casi se vería suplicante si no fuera por su rostro furioso.

Dinero que podrías conseguir fácilmente de mí, pero tú quieres conseguirlo de otra manera — Mina miró el sol saliendo, sin expresión, y Momo la miraba casi contando hasta cuándo durará su propio cuerpo en dar un gran golpe.

Ya no más — sentía su sangre caliente, su corazón estaba latiendo muy rápido.

Un día le pregunté a Jeongyeon qué opinaba de las prostitutas, no recuerdo que me dijo pero no creo que quiera salir con una — Momo separó bruscamente sus manos del barandal, incluso haciéndolo temblar en las manos de Mina.

Me iré yo. Vete a la mierda — la mayor se dio la vuelta, se iría.

Es como conmigo, nadie quiere tocar un cuerpo que ya ha sido tocado — claro que Momo se iría, si no fuera por esas palabras.

Mina estaba intentando sentirse menos herida, más identificada con alguien más, despreciando a sí misma pero también despreciando a su mejor amiga. Momo no soportaba eso, no de nuevo.

Me cansé — realmente se cansó. Su brazo se tensó y su puño fue directamente a la mandíbula de su mejor amiga, logrando hacer que cayera, pero también se golpeara contra el barandal.

Mina estuvo desorientada un segundo, pero rápidamente sacudió la cabeza y su expresión perdida se transformó en una furiosa.

Su pie fue directamente a los de Momo, para hacerla tropezar y abalanzarse a golpearla. La mayor no se quedó atrás, le devolvió los que más podía y Mina la copiaba.

Ajena a todo lo que pasaba en la azotea del edificio, Sana se levantaba al fin, apartando suavemente el brazo que rodeaba su cintura. Se levanta especialmente por los pequeños toques en su puerta, y fue a atender antes de que Tzuyu despertara.

Dahyun era quien parecía recién despierta pero aún así preocupada.

— ¿Sabrás dónde están Mina y Momo? — Sana se despertó completamente por la pregunta, negando mientras salía y buscaba en las habitaciones, claramente no encontrando a ninguna de las dos.

— ¿No habrán salido por ahí? Son amigas — Tzuyu dijo, recién despertándose y recibiendo la pregunta por parte de Dahyun.

— Puede, aún así las buscaré — Sana salió rápidamente hacia el ascensor para preguntar si las habían visto. Solo recibió que le dijeran sobre Momo, que se había ido por las escaleras, probablemente hacia la azotea.

Sana frunció el ceño, aún así yendo a revisar. Fue cada vez más rápido una vez que pensó demasiado, porque una azotea y Mina no iba bien juntas, no con Mina teniendo problemas como el día de entrenamiento.

Mina decía bien que quería morir, esas palabras se repitieron en la cabeza de Sana.

Se fue convenciendo que tal vez Mina y Momo estaban hablando, pasando un rato entre amigas, pero prefería verificar.

Está de más decir que se alteró al ver a Mina y Momo peleando a golpes, empujones y gruñidos como animales rabiosos. Mina estaba encima de Momo, ambas de pie, mientras ésta retrocedía hasta chocar con el barandal. Ambas cayeron al suelo por impulso de Momo, quien no quería estar cerca de la orilla del edificio, por obvias razones.

Aún en el suelo, no dejaron de golpearse. Mina estaba abajo, pero hacía lo posible para quitar a Momo de encima. Se lograron levantar, pero no se separaban, efusivas de seguir con la pelea y ganar.

¿¡Qué mierda se traen!? — Sana se interpuso entre ambas, poniendo una mano en cada pecho para empujarlas a ambas lejos de la otra, logrando que ambas cayeran hacia atrás.

Sana las miró a ambas. Las dos pelinegro se levantaron y la ignoraron, queriendo acercarse para terminar lo que empezaron, pero Sana fue rápida y las volvió a empujar.

¿Qué les sucedió a ambas? — Sana preguntó, luciendo casi decepcionada por lo que veía. Mina y Momo se veían de una manera furiosa, parecían querer saltar sobre la otra para seguir peleando — ¿No eran mejores amigas? — esa pregunta hizo a Momo desviar la mirada, mientras Mina frunció el ceño.

Ella sabe bien que lo que dije es verdad — Mina se perdió en el suelo, y Sana apenas pudo detener a Momo, rodeandola con sus dos brazos para cargarla por un segundo y dejarla lejos de Mina.

¡Tú y tu verdad se pueden ir a la mierda, Mina! — Momo exclamó, solo poco se podía ver sus ojos brillando por las lágrimas que contenía.

Ambas tenían sangre, por la nariz, por la boca, por alguna herida abierta, como Mina en la zona de su piercing, o Momo en su labio partido. Probablemente tenían muchos moretones en el cuerpo, y hasta Mina tenía un ojo haciéndose de colores más oscuros.

¡No puedes soportar que Jeongyeon no gustará de ti cuando se entere que eres una puta! — a Mina nadie la detenía en este momento. Se acercó, aunque se detuvo porque su pie cojeaba dolorosamente.

¡Eres una maldita imbecil! — Momo exclamó, solo siendo detenida por Sana para que no se acercara.

¡Mina! ¡No puedes decir eso! — Sana regañó, sabiendo bien que ese era un tema problemático de Momo, que afectaba mucho en ella.

¡Y la mierda! ¡Esa la verdad! — Mina la apuntó, enojandose por cada palabra que soltaba — ¡Mientras tú estás aquí acostándote por dinero, Jeongyeon aún te tiene en mente desde Corea! ¡¿Cómo te hace sentir eso, ah?! — Mina también le enojaba por parte de Jeongyeon.

Si Jeongyeon lo supiera por lo menos, Mina no hubiera iniciado tan tonta pelea. Se había acercado lo suficiente a Jeongyeon como para tenerle cariño, así que solo ahora estaba enojada por la ilusión en la que Jeongyeon estaba.

Esa que tenía de obtener una oportunidad.

Mina sabía bien lo reservada que era Jeongyeon. Las demás han mencionado lo reacia que ha sido con el contacto físico, contestando que ella era más de la idea de dar su cuerpo a alguien que realmente ama y que la ame de igual manera.

Esa razón también es un aliento para Momo, un aliento para mantener el secreto, porque no quería que Jeongyeon la mirase mal.

¡A lo que se dedique Momo no es de nuestra incumbencia! — Sana defendió, metiéndose en la pelea ahora viendo bien la situación.

¡Me importa Momo. Claro que lo es. Ella lo sabe!

¡Solo sé que eres una idiota! — Momo otra vez sintió una mano sobre su pecho, haciéndola detenerse antes de que se acercara a golpear a Mina, pero ésta vez fue una mano más grande que la de Sana.

— No creo que sea buena idea seguir peleando. No las entiendo, pero calmen un poco el humor — Tzuyu seriamente les dijo. Entonces Sana observó a Dahyun ir a ayudar a Mina, ya que tenía las rodillas temblando, amenazando con dejarla caer al suelo.

Sana se dio cuenta por fin del estado de ambas mayores, totalmente llenas de golpes y temblando del dolor... mientras lanzaban insultos que no servían mucho para arreglar la situación.

— Dahyun, lleva primero a Mina a su habitación — Sana indicó y la rubia eso hizo.

Dahyun hizo que Mina la abrazara de lado por los hombros, para así llevarla apresurada hacia la habitación, donde seguramente habría algo para curarla de todos los golpes que tenía encima.

Mina solo la seguía, caminando apresurada a como podía, soportando el ardor de sus muslos por ceder ante el cansancio y dolor. Por fortuna, no fueron muchas escaleras y Dahyun rápidamente la llevó a la habitación que compartían, sentandola en la cama.

Mina se echó acostada, cerrando los ojos al sentir la suavidad de la cama por fin.

Probablemente dejará algunas manchas de sangre, pues todavía sangraba del rostro.

— ¿Por qué no hay nada para curarte? — Dahyun cuestionó, frustrada al no encontrar nada en el baño ni en lo que sobraba de la habitación.

— No creo que lo haya — Mina murmuró, viendo cómo su guante derecho había desaparecido, así que tapó su mano lo más que podía, aunque tenía la sensación de que Dahyun ya la vio.

Dahyun salió de la habitación, topándose con Tzuyu.

— ¿Tampoco tienen nada para curar las heridas, no? — Dahyun asintió a la pregunta, y entonces Tzuyu suspiró viendo el papel en su mano — Quédate con Mina. Yo iré, Sana ya me dio un papel para dárselo al de la tienda — sonrió un poco y fue rápidamente al ascensor.

Dahyun ni siquiera tuvo tiempo de agradecer porque Tzuyu ya se había ido, así que volvió dentro de la habitación.

Pudo observar a Mina dormitar, así que tomó una toalla para humedecer, así podría limpiar por lo menos un poco las heridas antes de que Tzuyu llegue con las cosas.

— Mina, necesito limpiar eso. Ven — Mina, aún cansada, se levantó al escucharla. No podía mentir, había recibido golpes toda su vida, físicos y emocionales, pero ninguno era como las veces que peleaba con Momo.

Eran los peores golpes. Emocionalmente porque era su mejor amiga, y físicamente porque Momo daba golpes tremendamente duros.

Dahyun alzó su rostro, tomándola del mentón para empezar a pasar suavemente la toalla, para quitar los restos de sangre, así como palpar la herida abierta de la ceja y apartar el piercing dañado. Mina vio el arete siendo dejado en la mesita y estaba con manchas de sangre. Le dieron unas ganas de llorar intensas.

Dahyun en silencio miró sus ojos llorosos, pero estando asombrada cuando ninguna lágrima salía de aquellos ojos cristalizados.

Mina no lloraba exactamente. Parecía querer romperse pero no lo hacía. Solo miraba a un punto fijo y se hacía pasar por estar tranquila.

La rubia solo pudo esperar, esperar a que cualquier cosa pasara mientras limpiaba todo, pero no ocurrió alguna cosa grande. Solo era Mina no dirigiéndole la mirada y estando decaída.

— ¿Qué ocurrió, Mina? — Dahyun se atrevió a preguntar. Estaba desconcertada de haber visto a Mina y Momo verdaderamente enojadas y heridas por la otra. Nunca había visto una pelea más allá de las tontas, y ésta al parecer fue muy seria.

— Estos días... soy insoportable — si no es que todos, pensó, observando a Dahyun sentarse a su lado.

— Ayer estabas bien. ¿Ocurrió algo que te pusiera así? — Dahyun era alguien que fácilmente la leía, como si fuera todo un libro abierto para ella, aún cuando le sabía ocultar muchas cosas.

— ... Tuve una pesadilla — Mina confesó en un susurro decaído, sus ojos bajando hacia el suelo y un suspiro saliendo de sus labios. Ese malestar y sentimiento de culpa le llegó, junto a ese pensamiento de arrepentimiento.

Echó a perder la cita.

— ¿Una pesadilla? Te afectó mucho — Dahyun afirmó, quedándose en un pequeño silencio mientras sus ojos pesaban. Quería volver a dormir, pero tampoco quería ir y acostarse como si Mina no estuviera llena de heridas.

— Tengo que contarte todo — Mina soltó de repente. Fue un murmuro dudoso y nervioso, pero aún así audible.

— ¿Ah?

— Hoy, te llevaré a otro lugar para contarte todo — Mina asintió a sus propias palabras, como afirmando que lo haría, por más que su mente diga que no y que espere. Se convencía que era lo mejor, y tal vez lo era porque Dahyun la ayudaría, como lo ha hecho incondicionalmente.

— No hagas eso — Dahyun de inmediato se negó. No podía mentir sobre que no quería saberlo, pero tampoco quería a Mina forzada a decírselo.

— Porque sinceramente me pone mal que tengas esa cara de confusión, cuando supuestamente las citas son para conocerse entre sí — la pelinegro sonrió un poco hacia ella, pensando que había hecho algo mal ahora, pero no lo había hecho.

— Habrá muchas citas, hay tiempo para que estés lista — Dahyun intentó convencer, o tal vez verificar que Mina realmente le haya querido afirmar aquello.

— Lo estoy. Quiero contartelo todo... completamente todo — Mina tomó un profundo respiro, queriendo que aquel vacío que sentía se apaciguara un poco.

Sus ganas de solo salir corriendo hacia otra de sus propiedades, eran totalmente inmensas y tremendas. Huir ahora no era lo mejor, porque tenía a Dahyun consigo, pero sentía que tendría un ataque ahí mismo.

— ... Mañana — la voz de Dahyun la sacó de su pensamiento tentador, su suave y tranquila voz la hizo ponerle atención.

— ¿Uh? — aunque no había entendido a qué se refería con aquella palabra.

— Estás mal ahora. Hoy tomaremos un descanso para que te recuperes — Mina se miró hacia sí misma. No podía notar su piel, pero estaba segura que ahí había moretones — Mañana, es veintitrés de marzo, así que seguiremos aquí en Japón.

— Yo quiero decírtelo en este viaje — Mina hizo un amago de 'aquí' apuntando hacia sus pies, mientras podía sentir a Dahyun acariciar dulcemente su mejilla.

— Por eso. Mañana me lo dices, para así pasado mañana irnos a festejar tu cumpleaños a Corea. ¿Todo está en orden? — Dahyun preguntó y Mina se dio cuenta que el control que tenía la tranquilizaba, el orden en que harían la calmaba de su ansiedad por estar perdida.

— Todo lo tienes en orden — Mina murmuró admirada, viendo bobamente hacia la rubia que acariciaba su cicatriz de la mejilla derecha, aquellas casi imperceptibles marcas de cortes, que solo se sentían tocando muy sensitiva.

— Solo esperaré a Tzuyu con las cosas para limpiar mejor las heridas. ¿Te duelen mucho? — Dahyun acarició un poco de su ceja izquierda, donde había quitado el piercing y donde tenía abierta la herida, afortunadamente ya no sangrando.

— Ya me acostumbré, no es mi primera pelea con Momo — Mina confesó, encogiéndose de hombros.

— ¿No? — Dahyun se sorprendió por eso, pues siempre las había visto juntas, pero supone que así era la relación que tenían.

— Yo tengo un desacuerdo con Momo sobre su trabajo. No me gusta, porque yo sé que no quiere eso. No le gusta — Mina negó, su ceño fruncido demostraba lo disgustada que se estaba sintiendo ahora.

— ¿En qué trabaja, Momo? — Dahyun preguntó, todavía acariciando el rostro de Mina, viendo a ésta cerrar los ojos para disfrutar el tacto.

— Prostitución, independiente de cualquier lugar — Mina tranquilamente se lo dijo, ocasionando que Dahyun se detuviera un momento para luego sacudir la cabeza para reaccionar.

— ¿Por eso no quería decirnos? — no sabe si sonó como pregunta o confirmación, pero aún así lo dijo y Mina asintió.

— Ajá. Aparte que me enoja que ilusione a Jeongyeon con sus chistes o coqueteos — Mina volvió a fruncir el ceño y Dahyun acarició esa pequeña arruga molesta, calmando un poco sus emociones.

— Cierto — Dahyun asintió, perdida en sus pensamientos.

— Jeongyeon ahora es mi amiga, no quiero verla mal tampoco — la pelinegro negó levemente con la cabeza, aunque Dahyun la detuvo cuidando que se moviera muy poco, así evitando que doliera más su cuerpo.

— Momo también es tu amiga, pelear a golpes es verla mal — la rubia encaró, pero Mina frunció el ceño y abrió los ojos cansados.

— Ella me golpeó primero... aunque yo también fui una mierda — por lo menos aceptó aquel hecho, sintiéndose mal por sus palabras anteriormente dichas, donde fue egoísta, hiriente y muy idiota.

— ¿Qué le dijiste? — Dahyun pregunto, acariciando sus pómulos en círculos. Mina casi suspiraba satisfecha por sus caricias y contestó de mal humor.

— Le dije que... Jeongyeon no querría a una puta — en ese momento sintió las manitas de Dahyun detener las caricias y se arrepintió aún más, pero la rubia reanudó sus movimientos mientras miraba hacia abajo.

— Sí, hiciste mal — Dahyun afirmó, mientras Mina también asentía, derrotada — Pero si hablas como me hablas ahora, pueden entenderse mejor la una a la otra. No golpeándose — recalcó lo último. Claramente no quería ver a Mina o Momo heridas, incluso sintió que le dolía al verlas así porque siempre las había visto bien.

— Es que ella tampoco quiere hablar, lo evita — Mina bufó, recordando algunas veces anteriores que quería hablar con su amiga más pacíficamente, pero que fue ignorada.

— Hablaré con ella, puedo convencerla para que hablen, pero de algún modo estarán mejor — Dahyun ideó rápidamente, viendo hacia la nada para seguir pensando en alguna solución.

La japonesa la observó un momento, viendo su determinación y concentración por un asunto que ni siquiera es de ella, pero en el que quiere ayudar.

Dahyun era un total ser celestial. A Mina le gustaba mucho.

— ... Gracias, Dahyun — no pudo evitar agradecerle por estar allí, en igual de salir corriendo una vez hubo problemas, simplemente Dahyun era tan buena.

— No hay por qué, tú eres importante y Momo también es mi amiga — dijo, sonriendo y colocando uan mano en el hombro de la mayor, para así luego sonreír más divertida — ¿Sabes? Ella me ayudó un poco a acercarme a ti al principio — confesó recordando.

— ¿Sí? — Mina abrió los ojos, creía muy capaz a Momo de avergonzarla varias veces con la que, en ese tiempo, era una desconocida.

— Sí... Se burlaba en el trayecto pero me ayudaba — Dahyun rió y fue contagioso para Mina, terminó riendo y saliendo del ambiente un poco tenso que tenían.

— No podía ser Momo sin burlarse — dicho eso y unos toques en la puerta las hizo voltear, aún cuando estaba cerrada y nadie entraba.

Dahyun se levantó, abriendo y recibiendo las cosas que Tzuyu le extendía para la curación de Mina. Agradeció y cerró la puerta, una vez Tzuyu se fue hacia la otra habitación.

— Ahora deberás aguantar el ardor del alcohol y recostarte un poco — Dahyun indicó, empujando suavemente a Mina para que se acostase sobre la almohada.

— Me lo merezco — Mina cerró los ojos al sentir el algodón com alcohol ir directamente hacia un pequeño raspón en su nariz.

— Mira el lado bueno, Tzuyu compró curitas de pingüinos — Dahyun la emocionó, pegando ese pequeño curita en su tabique para proteger el raspón que recién limpió.

Dahyun y pingüinos, ¿había algo mejor?

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