#37 - Desastre exagerado y dramático.
¿Y por qué la gente cerraba los ojos al besar? Para imaginarse que estaban en el cielo, donde no podrían ser molestados, mientras disfrutan del momento mágico que se creaba. Porque se crea un momento mágico, ¿no? Ese momento en el que piensas que nadie en el mundo podía estar pasándola mejor que tú.
Mina así se sentía.
En media calle solitaria, besando a Dahyun mientras la rubia apenas podía decidirse si aferrarse al cuello de Mina o a la bolsa de plástico que contenía el regalo, Mina se sintió en el cielo sin saber cómo era allí.
Solo al separarse un poco, sintió un suspiro chocar con sus labios y era de Dahyun jadeando un poco por lo repentino que le había sido aquel beso. Las manos de Mina fueron hacia la cintura de Dahyun y amenazaban con nunca separarse de allí, pero la rubia no tenía intenciones de separarla tampoco.
Con sus frentes unidas y sus respiraciones chocando, Dahyun decidió cortar el silencio.
— ¿Estás bien, Mina? — y es que Mina no se había dado cuenta que una lágrima rodó por su mejilla en ese momento, mientras sus ojos estaban cristalizados.
Porque todos los pensamientos la atacaron de repente y la hicieron bajarse arrastrando de aquel cielo que había logrado tocar.
— Dahyun — la nombrada le prestó atención de inmediato — Algún día dejare de ser a quien ves ahora, ¿sabes? — su voz sonó temblorosa, con miedo a arruinar todo con lo que diría, pero tenía que decirlo.
Dahyun tenía que saber en donde se estaba metiendo, y que una vez que estuviera dentro del tema, será muy difícil para Mina dejarla ir.
— Dejaré de ser la chica misteriosa, dejaré de ser la que se sabe defender, dejaré de ser la que golpea cuando la golpean, dejaré de ser la que tiene buenas notas sin esfuerzo, dejaré de ser a quien conoces... Y solo seré la chica débil, con traumas, aferrada a el pasado, con severos problemas de evitación, con asco hacia su propio cuerpo lleno de cicatrices nada bonitas, sin autoestima... Seré un completo desastre exagerado y dramático, y quiero saber ahora si en serio quieres quedarte con eso. Porque, por más tarde que parezca, todavía puedes irte.
¿Por qué le había dolido tanto? Dahyun sintió una presión y quiso llorar al escucharla tan destrozada. O sea, Mina solo parecía aguantarse soltarse a llorar porque estaban en media calle.
Dahyun tomó aire, pensando en qué es lo que exactamente diría para sobrellevar la situación de la mejor manera, pero al no encontrar palabras, se dejó ser libre simplemente.
— No me quiero ir, Mina — bajó su mano para tomar la palma de Mina y aferrarse a ésta — Porque en realidad, por más irreal que le parezca a tu baja autoestima, ambas versiones son tú, y de ti me estoy enamorando — era la primera vez que lo decía y Mina pareció también notar mucho ese dato, quedándose totalmente quieta. Dahyun se sintió nerviosa y desvió un poco la mirada — Puedo parecer una niña a veces, tengo solo diecisiete, pero entiendo muchas cosas, entiendo en dónde me estoy metiendo y quiero seguir entendiéndolo... Quiero seguir entendiendo a todo lo que eres tú — sonrió, mientras Mina avergonzada desvió la mirada.
— Se supone que soy la mayor, y creo que seré quien arruine todo — esta vez no iba a esconder algunas cosas, porque eso estaba haciendo Mina, desenvolverse cada vez más.
— Eres la mayor — Dahyun asintió, afirmando aquello — Amh... Te he entendido muchas veces, y cuando pienses que lo arruinaste, estaré para entenderte y hacerte saber que en realidad no arruinaste algo — lo afirmaba tan alegre que Mina se permitió sonreír un poco.
— ¿Por qué lo dices tan segura? — cuestionó sin atreverse a protestar que tal vez lo que decía Dahyun no era cierto.
— ... No estoy totalmente segura, porque todo es incierto... — dijo y Mina entendió aquello — Lo digo a cómo me voy a esforzar que sea, y cómo espero que tú también te esfuerces — eso decía en toda su expresión que no será la única poniendo de su parte en lo que sea que estaban formando, y Mina estaba de acuerdo con aquello.
No podían negar ya el evidente sentimiento que estaba en ambas, fue evidente desde el inicio que pasaría, y Dahyun pedía no ser la única en esforzarse por que aquel sentimiento se llevase de la mejor manera. Mina estaba en la misma, porque también quería hacerlo bien.
La cosa es que a Mina le empezó a entrar un poco la vergüenza.
— N-Ni siquiera debí haber entrado a este tema tan temprano — ahí estaba la vergüenza, instalándose en Mina como un virus — Solo hemos salido una vez y me he imaginado toda una vida. Es... patético — suspiró, con sus mejillas pintadas de un rosa suave que hizo a Dahyun tocarla.
— No lo es, mh... — la rubia negó y pensó por un momento sus próximas palabras — Te estás asegurando de si te estaba tomando en serio, tal como tú lo estás tomando. Estás mostrando tus intenciones de estar conmigo, por más intensas que se vean, y eso no es malo. Hablar sobre ti, Mina, no es malo — sonrío y pinchó un poco la mejilla sonrosada de Mina, haciendo a ésta sonreír un poco y sonrojarse aún más.
— Todo yo esta mal, desde mis cinco años así lo es.
— ¿Desde esa edad empezaste a sufrir? — Dahyun preguntó, llevando su dedo para acariciar el rostro de Mina y apreciar un poco su visual. Plena luz del día, y se veía muy bien. Le borró el rastro de lágrimas y dio un pequeño beso en su mandíbula.
— Des-Desde esa edad cometí mi primer error grande, desde ahí cometí muchos más, y soy un desastre, Dahyun — le dijo temblorosa, ahora por el beso que había recibido cerca de su cuello. ¿Dahyun no se cansaba de hacerla sentir nerviosa?
— No te voy a negar sobre lo de desastre, porque te he visto y a veces sí pareces uno — ambas rieron y el ambiente parecía hacerse un poco más relajado, algo que Mina agradecía tanto — Te voy a decir que por más desastroso que sea, a mí me sigues gustando — esa libertad, esa la tenía más nerviosa, pero le gustaba, la hacia sentir bonito.
— ¿Desde cuándo eres tan buena con las palabras? — Mina preguntó, avanzando un poco para recibir a Dahyun en un abrazo.
— Desde que me nacieron y fueron necesarias — esta vez, Dahyun se atrevió a dejar un beso casto en los labios de Mina, para luego tomarle la mano y arrastrarla un poco para seguir caminando — Ahora vamos a tu casa, que hablar allá es mucho mejor — alegre, así se fue caminando.
— ¿Te podrías quedar a dormir, por favor?
— Hago una llamada y podré.
Cuando entraron por la puerta de la gran casa de Mina, Dahyun ya había hecho una llamada a su madre y había recibido el permiso necesario para dormir junto a Mina. Gracias a que Mina se había ganado la aceptación de su madre, Dahyun podía estar más segura de pedirle permiso a algo relacionado con Mina, porque sabía que no había algún problema.
Se podía escuchar la voz de tres personas diferentes, sus tonos eran diferentes y el idioma ni hablar. Dahyun pudo distinguir el acento japonés que tanto escuchó en películas japonesas (terroríficas) de Jeongyeon.
Cuando entraron a la cocina, le fue inevitable a Dahyun quedarse impresionada por el habla que desde hace mucho quiso hablar. Si le volvía a pedir a su madre aprender japonés, ¿esta vez le dará el permiso y le pagará clases? No perdería nada con intentarlo.
Su expresión fue notada por Hikaru y entonces esta usó su casto coreano para burlarse de su casi cuñada.
— Ahora tú sentir... perdida... como yo antes, ¿no? — Dahyun en cuanto analizó las palabras un poco arrastradas, soltó una risa y asintió dándole saber que había entendido su burla.
— ¿Ahora tú sentir importante? No como yo — fingió un tono egocéntrico. Después de unos segundos de analizar, Hikaru puso su mejor expresión ofendida y se acercó lo más que pudo a Mina.
— Ella — Hikaru apuntó a Mina — Nía — y se apuntó a sí misma, sacando una risa de Mina por su esfuerzo de pronunciar el idioma.
— Es 'Mía', como se pronuncia. Y es mía, como es — Dahyun con eso hizo sonrojar a Mina, mientras que Hikaru observó a la rubia por un momento y le sacó la lengua infantilmente, ya había entendido.
— ¿Te quedarás a comer, Dahyun? — Chihiro preguntó mientras Momo tenía la cabeza metida en el refrigerador — Hice un poco de arroz con pollo, también hay un poco de carne con salsas — trató de convencer pero Dahyun ya tenía una respuesta, aunque fue Mina quien habló.
— De hecho, la invité a dormir aquí — sonrió un poco, luchando por no sonrojarse, pero fallando porque sus mejillas se volvieron un poco rosadas.
— ¿Es así? — Chihiro con su tono hizo sonrojar aún más a Mina — Entonces no se diga más, tengo que ir a comprar algo para preparar esta noche — Momo sacó la cabeza del refrigerador y la miró con esos ojitos brillantes.
— ¿Puedo ir? — esa sonrisa y brillitos en sus ojos no decían que solo iba a ver.
— ¿Me juras que no vas a jugar con el carrito de compras? — Chihiro la volteó a ver muy seriamente, su ceja alzada y sus ojos retadores eran los únicos que podían intimidar a Momo, bueno, y los de Jeongyeon, pero ese no es el tema ahora.
— No, pero te puedo jurar no atropellar a ancianas o niños... — Momo paró y pareció pensarlo un poco. La anterior vez fue divertido. Dahyun rió junto a Mina por su comentario — Bueno, no te juro nada. ¿Puedo ir? — claramente se arrepentiría, pero aún así Chihiro asintió.
— Si te compro un huevo kinder, ¿te quedarás quieta? — antes tenía que llegar a un acuerdo, porque temía que una situación igual no pueda pagarla con dinero esta vez, la anterior vez fue suficiente para hacerla tomar medidas de precaución con Momo.
— Que sean tres — Momo sonrió maliciosa, pero Chihito no le dejaría eso así.
— Dos.
— Tres.
— Dos.
— Tres.
— Uno — a eso de Chihiro, Momo balbuceó un poco sin entenderle demasiado, pero no quería solo uno, mejor dos que uno.
— Bien, dos — bingo.
— Dos — Chihiro asintió orgullosa mientras Momo se quedó un momento observando la nada, ofendida — ¿Tú necesitas algo, Mina, o tú, Dahyun? — volteó hacia ambas chicas, que parecían hablar entre ellas pero le prestaron atención en cuanto les habló.
— Estoy bien, gracias — Dahyun le dijo pero la adulta ya tenía pensado traerles alguna chuchería.
— ¿Me podrías traer unos lentes negros y un cubrebocas de tela? — Mina preguntó, pero su madre volvió a su semblante serio y la observó con esa mirada que decía un claro 'No' seco.
— No. ¿Para qué lo quieres? — seguramente su madre pensaba que lo quería por sus inseguridades de las cicatrices, pero Mina tenía más bien vergüenza de que la observen haciendo pucheritos y piquitos, es que eso no la hacía ver ruda, y ella necesitaba verse un poco ruda para que no se acercaran.
— No me gusta que los demás me estén mirando — respondió con la verdad, mientras observaba de reojo como Dahyun desviaba la mirada sin verla a ella. Mina apretó la mano de la rubia para darle a saber que ella podía ser la excepción, lo bueno es que Dahyun entendió.
Chihiro suspiró y se acercó, ocasionando que Mina soltara la mano de Dahyun porque no quería que se burlaban ahora de ella, le traerían muchos sonrojos si era así. La adulta colocó una mano en la cabeza de su hija y acarició su cabello con cariño.
— Así es la vida. Eres tan hermosa que no te pueden dejar de ver. Superalo — sonrió amorosa como lo era, pero luego divertida al ver a Mina sonrojada y avergonzada — Y yo nunca miento — agregó mientras pasaba su mano por la mejilla sonrojada.
— ¡Mamá~! — Mina solo pudo decir eso al quejarse.
— Razón tiene mucha — Dahyun no ayudaba a calmar su sonrojo, lo incrementaba, y Mina estaba empezando a pensar que su cara no podría estar más caliente.
— ¡Dahyun!
— Yo siempre tengo razón — Chihiro aseguró y dio unas pequeñas palmadas en el hombro de su hija menor — Bueno, mejor ir ahora temprano. ¿Vamos a hacer compras, Hikaru? — palpó el hombro de su hija mayor, quien la volteó a ver con esos brillitos en los ojos, iguales a los de Momo; iguales de traviesos.
— ¡Sí! ¿Me compras tres huevos Kinder? — Mina a veces se preguntaba si Momo era verdadera hermana de Hikaru, siempre parecían conectadas de alguna manera.
— Dos... No discutas conmigo — Chihiro amenazó al verla abrir la boca para quejarse. Cuando las tres salieron de la cocina y parecieron dejarlas solas, Mina se limitó a servirle un poco de comida a Dahyun y ambas a comer entre comentarios después de un lapso de tiempo.
Mina se preguntó dónde estaba Hyunjin, porque supuestamente había ido junto a Momo para saludar a su madre, pero seguramente debió irse tan rápido a como llegó.
— ¿Quieres ver una película? — la japonesa preguntó cuando ambas terminaron la comida y guardaron lo que quedó en el refrigerador. Mina pudo notar a Dahyun observandola y desvió la mirada sonrojada por la tanta atención que le daba.
— Que no sea Terrifier, por favor — Dahyun deseó casi a suplicas y Mina rió de su miedo. De todos modos, no quería que la rubia la pasase yendo al baño para vomitar lo que acababa de comer, así que negó con una sonrisa divertida. Tenía pensado otra cosa en mente.
— Estos días he querido ver la de Gambito De Dama, pero no es película, es una miniserie — aclaró y vio a Dahyun sonreír, mientras la tomaba de la mano y la llevaba por el camino de su habitación.
— Entonces vamos a empezar ahora. ¿De qué trata y en qué plataforma se puede ver? — preguntó mientras subían las escaleras y iban por el pasillo. Dahyun no podía dejar de sorprenderse al notar la casa tan grande.
— Es de una mujer con un don en el ajedrez y con adicciones, ambientada en los... sesentas, creo. Se puede ver en Netflix — fue un pequeño silencio que le comentó algo a Mina y ésta sonrió un poco divertida — No lo malpienses, por favor — su burla fue obvia, y Dahyun la volteó a ver sonrojada y su ceño fruncido.
— No lo hice — aseguró pero que su comisura del labio se haya levantado fue algo que le dijo a Mina lo contrario.
— Mentirosa — Dahyun la volteó a ver entre enojada y avergonzada, pero también divertida.
— ¡Bueno ya! — ambas rieron mientras se metían a la habitación, de la mano y entre comentarios cómodos donde ambas pudieron acostarse por un rato y ver el comienzo de la miniserie.
Unas horas después, Mina tenía un suéter naranja, presumiendo orgullosa su regalo a todas.
#♡>☆
— Dahyun, si mi casi algo me invitara a conocer Japón, o sea, ¡Japón!, yo no me la pensaría tanto — Chaeyoung le dijo casi más emocionada que ella, mientras que Tzuyu asentía de acuerdo con sus palabras. Había invitado a sus dos amigas más cercanas para hablar sobre la propuesta de Mina, y ahora estaban en la casa Kim, aprovechando que el matrimonio Kim no estaba.
— Oh, por favor, Tzuyu. No me digas que si Sana te hiciera una invitación así, por lo menos tomarías un poco de tiempo para pensarlo bien — Dahyun dijo eso y miró a su amiga, esperando encontrarse con un poco de su apoyo.
— La verdad, no — Tzuyu ni la había pensado, respondió rápido.
— Tzuyu nos abandonaría sin explicación por Sana, Dahyun. No le tengas tanta fe — Chaeyoung criticó, su dedo apuntando acusatorio hacia la taiwanesa, quien se puso seria.
— No es así — Tzuyu negó y se recargó un poco en la cama de su amiga.
— ¿Ah, no? — Chaeyoung no le creía nada, claramente. De hecho, Dahyun tampoco. Ambas rubias sonrieron obvias y Tzuyu se quedó seria aún.
— Claro que no... Me despediría antes de abandonarlas — recibió un almohada de parte de ambas rubias que se quejaron por un buen rato. Todas bien sabían que era broma, pero aún así era divertido hacer ese tipo de burlas de vez en cuando, mucho más cuando Tzuyu se sonrojaba porque ella no era mucho de expresar ese tipo de sentimientos.
— Bueno, la cosa es que debemos hacer aceptar a tus padres para que obtengas ese permiso — Chaeyoung volvió al tema cuando se cansó de pegarle con almohadas a su amiga morena, la cual tenía el cabello con estática, haciéndola ver un tanto... divertida.
— Creo que aceptarán, dijiste que Mina les agrada — Tzuyu asintió, alisando su cabello para agarrarlo en una coleta baja y que deje de tener tanta estática. Dahyun le ayudó con el cabello y apretó los labios, pensado un poco.
— Sí, pero una cosa es dejarme ir a dormir a su casa, y otra es dejarme ir a una cita a otro país, uno del cual no quiere que me relacione tanto y del que ni el idioma me sé — rodó los ojos divertida y miró sus dos amigas, mientras se volvía a recostarse en su cómoda cama.
— ¡Piensa positivo! Aceptarán, sin duda — Chaeyoung le dio dos pulgares alzados, claramente dando ánimos que no eran mucho de ayuda, pero le sacan una sonrisa a Dahyun.
— Tal vez...
O tal vez no, porque cuando llegaron sus padres y sus amigas se fueron, la respuesta que le dieron fue tal cual esperaba.
— No — Seulhyun, su madre, negó inmediatamente y volvió a lo que hacía en la estufa.
— ¿Por qué no? — Dahyun preguntó, colocando su mejor cara de perrito suplicando mientras sus ojos brillaban de lágrimas no derramadas. De hecho, no iba a llorar, pero quería el permiso, e hizo el esfuerzo de parecer que sí. Su madre apretó los labios y miró a su esposo buscando qué decir exactamente, a lo que el hombre tomó la palabra.
— Es... simplemente no sé cómo pensaste que te diriamos que sí — Mark, su padre, dijo mientras no tenía alguna expresión en sí. Dahyun tampoco sabía cómo llegó a imaginarse que aceptarían rápidamente.
— Serían cuatro días, con Mina cuidándome — aseguró asintiendo, pero su madre negó.
— Dahyun, solo conocemos a la chica muy poco — y era muy cierto, pero Dahyun quería convencerlos — Que te dejemos dormir con ella, no es lo mismo que dejarte a su cargo en un país que sinceramente no me da buenas vibras — Dahyun estaba muy al tanto de eso último, y sabía que se sacaría ese tema en la conversación, pero no quería dejar de intentarlo.
No quería que la cita planeada por Mina, se fuera por la borda por no tener permiso de sus padres.
— ¿Por favor? — juntó sus manos, pidiendo con esos ojos brillando en súplica.
— Ya dijimos que no — su padre condenó y todo se quedó en silencio mientras Dahyun quería llorar. Era un poquitín de sensible, ¿bien? Solo quería dejar salir esa pequeña frustración.
De repente, y afortunadamente, una idea cruzó por su mente y Dahyun pudo sonreír un poco.
— ¿Y si Tzuyu va conmigo? — claro, si su mejor amiga, una chica que es de mucha confianza de sus padres, va con ella y promete cuidarla, ambos adultos aceptarían que fuera. Era un plan apresurado, pero puede hacerlo.
Ambos adultos la miraron y se miraron entre sí, notando el esfuerzo que hacía su hija por conseguirlo. Desde hace mucho Dahyun no se empeñaba en conseguir algo de ellos, porque realmente no era una chica que pedía cosas fuera de lugar o que les sea difícil darle. Dahyun era una chica que sabía los límites, que sabía cuáles permisos sus padres no darían y cuáles cosas podrían comprarle, sabía qué situaciones le traerían un castigo o regaño, sabía todo para mantenerse en estabilidad con sus padres, pero ahora parecía que necesitaba de verdad aquello. Tal vez fue a sus cinco años que Dahyun pedía furtivamente algo. Seolhyun sabía muy bien de una pequeña niña que pedía mucho de algunos juguetes, pero desde esos días no había visto a Dahyun pedir permiso con tanta persistencia.
— ... ¿Realmente quieres ir, no? — Mark preguntó y recibió un asentimiento efusivo de la menor — ¿Cómo sería eso de Tzuyu contigo? — preguntó cuando intercambió una mirada con su esposa.
— Bueno, podría pedirle a Tzuyu que vaya conmigo. Después de todo, Sana, su novia, tal vez podría ir — a eso, los ojos de Dahyun dudaron. ¿Sería mucho pedir a Sana y a Tzuyu ir a Japón por su cita? Su cita con Mina valía que lo intentase, por lo menos una vez.
— Si logras que Tzuyu quiera y consiga el permiso de su padre, pued-... — su padre iba a decir pero Seolhyun lo interrumpió.
— Y si limpias tu habitación todos los días, si haces tus tareas, si te portas bien — agregó la mujer y Dahyun sonrió divertida.
— Eso lo hago siempre — y era cierto, cada día lo hacía, así que no entendía el por qué de recordárselo.
— Tengo que asegurar — su madre se encogió de hombros mientras el hombre a su lado reía y negaba divertido.
— Bueno, si logras... todo aquello y hablamos un poco con esa chica, puedes ir a ese viaje — el hombre casi juraba que nunca había visto los ojos de su hija brillar tanto como en ese momento lo hizo.
— ¿En serio? — Dahyun quiso asegurarse de las palabras.
— Y aparte, ¿cómo le harás con las clases? — la mujer interrumpió y miró a su hija apretar los labios un momento.
— Cuatro días ausente no son mucho, si es que los días en Japón no caen en fin de semana — subió y bajó sus cejas, con su linda sonrisita que expresaba que había ganado algo. Había ganado el permiso.
— ¿Te gusta mucho ella, verdad? — su padre le preguntó y Dahyun no pudo evitar sorprenderse, porque, ¿tanto se le notaba que estaba como muy ida por Mina? Al parecer, realmente todo en ella lo expresaba.
— Amm, sí. Realmente me gusta mucho — sonrió y pasó la comida de buen humor, para después avisarle a Mina sobre la respuesta de la cita.
Dahyun casi pensó que se le reventaría el tímpano por el chillido emocionado que escuchó por el otro lado de la llamada. Se acostó en su cama, con una sonrisa feliz.
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