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#32 - Repostería y cafetería de Chou.

Hace solo unos minutos antes, Yoshi se había acercado a Dahyun después de verla sola. Habían entregado un exitoso trabajo juntos y encontró a la chica interesante para sus propósitos. Dahyun es una chica de muchos amigos, si lograba tener a ella, creyéndole, podría tener a más personas también creyendo su palabra.

Se había sentado a su lado y obtenido la mirada de Kim en un instante.

— ¿Sucedió algo? — Dahyun preguntó educada, con su ceño fruncido y su postura firme como siempre. Yoshi sonrió amable y asintió.

— Solo venía a preguntar algo — cuando vio que Dahyun asentía escuchándolo, siguió — Hicimos un buen trabajo que nos dejaron y la pasé muy cómodo, así que me preguntaba si podríamos llevar una amistad — su sonrisa era realmente convincente.

Dahyun lo miró un momento, buscando la sinceridad en esa sonrisa, pero no encontrando nada de ésta. Negó suavemente, logrando que la sonrisa del chico desapareciera, cambiando su expresión por una de confusión.

— ¿Eh?... ¿No? — trató de verificar, y Dahyun volvió a negar.

— Yoshi, podemos llevar la paz, pero no la amistad — Dahyun creyó dejarlo en claro, así que se levantó para irse. Solo que una mano tomó suavemente su brazo, deteniendo su andar — ¿Mh?

— Pero, ¿por qué? Yo realmente quería una amistad. Tengo varios amigos chicos, pero no es lo mismo, así que quería empezar a conocer amigas — sus palabras fueron escuchadas, pero no eran aceptadas por Dahyun, no eran reales.

— No hay explicación, no hay por qué. Podemos llevar la paz, pero no quiero estar relacionada contigo, Yoshi. Hay veces que así es, sin otra razón más que el no querer — sus palabras dejaron en silencio al joven.

¿Dahyun era así de directa siempre o estaba siéndolo con él por algo que le dijo Ezaki?

— Yoshi — Dahyun lo llamó y sintió como una mano tomaba la suya, apretandola un poco con un apoyo que nunca había sentido — No te conozco, no conozco la situación, no soy quién para entrometerme... pero ¿no crees que es hora de sanar y superar la muerte de tus tíos? — eso impactó al joven chico.

¿Qué sabía Kim sobre él? ¿A qué se estaba refiriendo?

— ¿Eh?

— El primer día de clases acusaste a Mina de matarlos, pero ella no es una asesina. Mina te gritó en medio de clases que se suicidaron, pero no sé si sea real — pensó un momento para recordar ese día — No sé qué pasó, pero lo que sí sé, es que debes sanar y superar. Un culpable siempre es descubierto, el o la culpable de que tus tíos no estén vivos caerá, y si no hay culpable, pronto lo aceptarás... Pero de cualquier manera tienes que sanar y superar, no para beneficiar a los demás, sino a ti mismo — quitó suavemente la mano que sujetaba su brazo, tomándola un poco para apretarla y darle un apoyo

Ella no miraba a alguien malo, miraba a alguien perdido creyendo no estarlo. Yoshi estaba herido y mal informado, perdido en el mundo del odio donde necesitaba ser ayudado.

Es lo que veía Dahyun, una inocente chica que no sabe sus delitos.

No sabe que está frente a un violador, asesino, homofóbico, machista, narcisista y egoísta.

No sabe que, por más que Yoshi cambie, sus acciones deben tener consecuencias severas. Sus anteriores actos deben tener castigos y consecuencias. Por más remordimiento que haya, él está condenado a esconderse si no se entregaba.

— Lo que estás sintiendo, afecta más a ti mismo, el odio afecta mas a ti, los sentimientos deseando mal te afectan más a ti... porque eres tú quien los siente — dicho eso, sonriendo y soltando la mano de Yoshi después de darle un apretón, Dahyun se dio vuelta, yéndose.

La expresión de Amane Yoshi estaba entre lo atónito y lo pensativo. ¿Ese sentimiento qué era? Era uno nuevo, uno que nunca sintió. ¿Así se sentía que te apoyen?

Después de eso, fue que vio a Ezaki entrando al baño y la siguió.

#♡>☆

Mina de alguna manera no pudo presentir lo que se vino esa tarde esperando afuera de la preparatoria. Veía con atención a sus guantes, pensando lo bonitos que eran y el que se sentían de mejor tela. No pudo presentir que alguien llegaría abrazandola por la espalda, haciéndola exaltar y casi irse encima para golpear a quien sea, pero al voltear y ver quién era, pudo relajarse y ver esa bonita sonrisa que empezaba a hacerse su nueva adicción.

Adicción a una sonrisa... Nunca pensó que tendría algo parecido.

Dahyun había llegado abrazandola, sonriendo y teniendo esa felicidad contagiosa que causó una sonrisa en Mina.

— Hey, ¿ya vamos? — la rubia preguntó, tomando su mano para entrelazar sus dedos, y caminar ambas cuando Mina asintió. A ojo de todos los estudiantes chismosos, quienes empezaban a salir de la institución educativa, ambas se fueron con las manos sujetadas y Dahyun con una gran sonrisa vista, mientras que la de Mina era oculta pero no por eso menos feliz.

— Estos guantes son más cómodos, son diferentes a todos los míos, pero me gustan. No te llegué a agradecer por ellos — comentó mientras Dahyun miraba feliz sus manos, admirando cómo Mina usaba su regalo de forma orgullosa.

Hacía un poco de frío, así que ambas se juntaron un poco y Dahyun metió su mano, junto la de Mina, a su bolsillo del suéter (una acción que empezaba a hacerse una linda costumbre).

Mina sonrió, y al verse más lejos de miradas de los estudiantes, se apartó los lentes y el cubrebocas, no notando cómo Dahyun se quedaba mirándola al poder ver su rostro descubierto.

— No hace falta que agradezcas — Dahyun le dijo y desvió la vista del rostro de la japonesa, no queriendo incomodar por mirarla tanto — Me gusta cómo te quedan.

A Mina también.

Dahyun le había regalado eso solo porque la vio siempre con guantes. Nunca ha dicho que le gustan los guantes, nunca ha dicho que la hacen sentir mejor, nunca ha comentado algo de ellos, pero Dahyun nota su manía de usarlos y le compra unos...

Eso era hermoso, Dahyun era hermosa.

Una personalidad alegre que la envuelve mientras se encaminan para la repostería de el señor Chou. Ese bonito sentimiento le quitaba todo pensamiento mientras escuchaba a Dahyun hablar y preguntarle cosas al azar.

— ¿Tienes pensado en pedir algo? La tienda tiene una variedad de cosas que por eso no solo se le dice repostería — Dahyun le dijo cuando estaba a solo una cuadra de llegar. A lo lejos se veía el poste con un cartel de flecha, que decía 'Repostería y cafetería de Chou' — Hay malteadas, cafés, té, panes, pasteles, gelatinas, pay, galletas recién horneadas, ahí es el paraíso para quien tenga hambre — expresó felizmente, también notando que Tzuyu se encontraba a las afueras del local, al parecer acomodando un letrero — Espera, ¿tienes hambre? — cuestionó, ella se había comido el sándwich que era por parte de la señora Ezaki, pero tenía bastante hambre.

Mina se quedó en silencio un momento, preguntando a su cuerpo si sentía hambre. No sentía hambre, pero tampoco se sentía llena porque no había comido. Era un sentimiento neutral y simple.

— No es que tenga mucha hambre pero puedo comer y quiero probar lo que me recomiendes — dijo para también notar a la joven Chou pegando un letrero — ¿Me recomendarías algo? — preguntó mientras se acercaban.

— Depende. ¿Qué es lo que te gusta? — Dahyun preguntó, pensando en lo cuánto que se avergonzará cuando Tzuyu tan solo las mire juntas. De seguro lo usará como burla.

— Tú — Mina le habló.

— ¿Yo qué? — preguntó desconcertada. ¿De qué estaban hablando? Se perdió por un momento al pensar en lo que su amiga taiwanesa hará.

— Nada — Mina negó, riendo entre dientes y acercándose a saludar a Tzuyu, quien se asustó al sentir una mano en su hombro, tanto que casi tira un cesto de basura al exaltarse — ... Hola — Mina saludó burlona al verla casi caer junto al cesto si no fuera porque la sujetó del brazo.

— Siento que de alguna manera eres un fantasma, no hiciste ningún ruido — Tzuyu dijo estabilizando su postura con la ayuda de Mina, para luego notar la presencia de su mejor amiga — ¿Ah?... Aaa, están saliendo — su sonrisa maliciosa seguramente le traería pesadillas a Dahyun.

— ¿Qué estabas haciendo? — Mina cambia de tema para evitarle la pena a Dahyun, algo que Tzuyu nota pero acepta, poniéndose seria y apuntando el letrero que había pegado al lado de la puerta del local.

— Niño desparecido desde hace dos días — avisó poniendo sus manos para verificar que la cinta estuviera bien — Su casa es de esta cuadra, o sea, es un vecino que conozco.

Mina miró un momento y asintió, sin nada que decir en esos tipos de temas, así que calló y quiso irse para no incomodarse.

— Parece que habrá mucho viento, deberían entrar ya o se llenará de clientes el lugar — les sugirió la morena al ver cómo gente pasaba frente a ella, entrando a el local y colocándose en la pequeña fila que estaba formándose — Les daré el honor de ser su mesera y no hacer fila. Me agradeces diciéndole mis buenas acciones a Sana, Mina — las guió dentro mientras Mina reía por su dicha.

— Aún no sé cómo son novias, ¿cuánto hostigaste a Sana? — Mina se burló mientras sentía a Dahyun apegarse a su brazo.

— Calla, que todavía no somos novias, me falta hostigar más — siguió el juego mientras las guiaba al segundo piso. La planta alta estaba más sola o con clientes tranquilos, donde Dahyun se siente cómoda y Mina no tendría que preocuparse porque estudiantes, que sean clientes habituales, la estén mirando mucho, no, ahí todos estaban en sus propios asuntos. Tzuyu vio el lugar y asintió conforme.

— Creo que haz notado su gusto por la comida — Mina comentó casualmente, viendo a su alrededor y subiendo la última escalera para ver que Dahyun estaba mirándola. La estaba poniendo nerviosa esa mirada.

— Sí, no se me haría raro si ahora me dice que está comiendo. ¿Eso que tiene? — Tzuyu por lo menos la distraía de los ojos atentos que Dahyun tenía en ella.

— Regálale comida — recomendó apretando la mano de la rubia, queriendo darle la señal de que quitase su mirada de ella o se desmayaría en ese momento.

— ¿Cómo no se me ocurrió? — Tzuyu murmuró para sí misma y asintió — ¿Que encajaría en su dieta? Tú sabes eso, ¿no? — Mina volvió a prestar atención a la taiwanesa, pensando un momento y viendo cómo llegaban a unos asientos vacíos donde Tzuyu les apuntó.

— Dale un postre que le guste, no te preocupes por la dieta — un postre no haría que todo el progreso ya hecho se fuera a la basura, sino que le gustaría a Sana salir un poco de sus verduras.

Aunque varias veces Sana había llamado, entre lágrimas, a Mina para decirle que había salido de la dieta y se sentía mal con su cuerpo. Palabras de cómo se sentía muy gorda y se daba asco. Se disculpaba por echar todo a perder después de un impulso, pero luego Mina la calmaba hablándole.

— Eso no pensará ella — Tzuyu también había recibido algunas llamadas de esas, así que sabía lo reacia que Sana estaría de salir de la dieta.

— Dile que yo dije — Mina se encogió de hombros, sentándose mientras Dahyun se sentaba delante de ella. En el centro de la mesa estaba el menú, servilletas y picadientes en un botecito.

— Bueno. No hablemos de mi casi noviazgo, hablemos del suyo, más bien, hablemos de lo que pedirán — Tzuyu cambió de tema y las miró a ambas mientras Mina tomaba el pequeño libreto que se llamaba menú.

Esa cosa era muy grande para parecerse a un menú. Sí había muchos alimentos y bebidas, tenía la información de cada uno; el nombre, el precio, los ingredientes, el exceso de algunas cosas que podía tener como sodio y azúcares, el principal sabor como si era ácido, amargo o dulce. Con razón era grande, decía de todo.

— Yo no lo sé — negó llevando su vista hacia Dahyun, quien se había mantenido callada para dejarlas hablar, viendo solamente a Mina y perdida en su mente — ¿Qué me recomendarías? — Dahyun sacudió su mente al verse atrapada.

— No me dijiste lo que te gusta — recordó y Mina casi rueda los ojos ante el recuerdo. Sí le dijo, pero no exactamente lo de alimentos.

— Me gusta el chocolate y las uvas. Amh... También me gustan las fresas — hojeó el menú, viendo todo y juzgando algunas cosas en su mente. Estaba cuestionable el pay de plátano que parecía una gelatina en ese papel.

— ¿Sería bueno una porción de pastel de chocolate con una malteada de uva? — Dahyun cuestionó, volteando hacia Tzuyu, quien pensó un momento y asintió.

— Suena bien — Mina estuvo de acuerdo.

— ¿Cuál de todos los pasteles de chocolate? — Tzuyu preguntó al ver cómo Mina paraba el menú en los pasteles y veía con ojos espantados la cantidad de ese sabor en los postres — Creo que este sería bueno, tiene fresas encima y un poco de relleno de frambuesa — recomendó poniendo su dedo en el menú.

— Se escucha y ve bueno — Mina comentó viéndolo un momento y luego viendo con recelo la mano de Tzuyu, ¿por qué todavía no la quitaba si ya le apuntó?

— Aquí todo está bueno — Tzuyu dijo por fin quitando su mano del menú, haciendo dar cuenta a Mina de lo tonta que estaba siendo por tener desconfianza de alguien que la estaba solo ayudando a entender.

Es que era la costumbre.

— Yo juzgo aquello — a su comentario, Tzuyu rió burlesca y dejó pasar aquello.

— ¿Y tú Dahyun? ¿Lo de siempre? — la rubia asintió con una sonrisa — Bien, entonces en un momento lo traigo. También tendrán el honor de recibirlo en menor cantidad de tiempo. Dile eso a Sana — apuntó a Mina con su dedo amenazador, antes de irse.

— Si sigues, le diré que te deje — lo que recibió Mina por ese comentario, solo fueron risas de Dahyun y Tzuyu.

La japonesa suspiró guardando su mascarilla y lentes, los cuales todo el camino había traído en la mano, intentando hacer algo con lo cual sentirse menos nerviosa y ansiosa. ¿Y ahora qué? Mierda. ¿Qué debía hacer?, se preguntó mientras sin saberlo era observaba por Dahyun.

— ... ¿Te has sentido bien estos días? — Dahyun preguntó cuando miró que la japonesa estaba con la mirada perdida en la mesa. Cuando obtuvo la atención de Mina, siguió — Todas se preguntan lo mismo, y te ves un poco distraída... Podríamos salir otro día, si te sientes mal — a lo último dicho, Mina se alteró y negó rápidamente.

— No, no, no, solo son estas fechas que me tienen así. Es así desde hace algunos años, pero estoy bien, siempre estoy bien — tranquilizó a la rubia un poco pero también la dejó intrigada.

— ¿Por estas fechas? — su tono confundido hizo pensar a Mina.

¿Debía decirle o... ? Estaban teniendo una cita, ¿no? Se suponía que tenían que saber de la otra, tenían que conocerse, hablar, pasar un buen rato y cosas así, pero es que Mina no cree que pasar un buen rato sería decirle sus traumas, no. Pero debía dejar que Dahyun la conozca, Momo dijo que Dahyun la querría aún así. Pero, ¿Dahyun la quiere de verdad o solo fueron palabras reconfortantes de Momo?

Bueno, como dice su hermana sabia Hikaru, 'El que tiene miedo a morir, que no nazca'.

— ¿Tú has pensado que yo no siempre me tapaba entera? — preguntó rascando un poco su cuello, donde dejó su mano. Dahyun no respondió enseguida, pero sí a los segundos después.

— He pensado que mientras creciste te gustó vestirte así, pero a veces dudo de eso — entrecerró los ojos y apretó los labios — Prefiero dejarlo para cuando tú tengas la confianza de decirlo — Mina asintió sonriendo por eso.

— Oh, bueno — tomó aire para decir una parte de su pasado — Hace años pasó algo en mi vida, algo que me dejó cicatrices por todo el cuerpo y entonces las cubro todas — instintivamente llevó su mano izquierda a su muñeca derecha, donde tentó algunas marcas permanentes de su cuerpo — No me gusta verlas ni que las vean, así que desde eso me visto así, uso lentes y mascarilla para sentirme mejor — recorrió de su muñeca a el interior de su guante, tentando la linea en círculo donde estaba la cicatriz de su palma.

— Es como una forma de llevar algo que te marcó mucho — Dahyun quiso adivinar, asintiendo y esperando no equivocarse.

— ¡Sí, eso! — Mina de inmediato se sintió entendida. ¿Era porque Dahyun se lo decía o simplemente porque en realidad necesitaba personas que la entendieran? No lo sabe, pero se sintió bien — En dieciocho de febrero se cumplen cinco años de que me sucedió, y es por eso que estos días estoy más rara de lo común — terminó asintiendo y sonriendo un poco.

Dahyun frunció el ceño y ladeó la cabeza.

— Pero hoy es-... — trató de hablar y Mina interrumpió al darse cuenta.

— No quiero saber qué día es hoy. Pude distraerme lo suficiente para no saberlo y mantenerme bien. Si soy conciente de las fechas, estaré mal y tendré que irme por un buen tiempo — confesó haciendo una mueca con los labios y bajando la mirada un poco.

Ahora que hablaba de sus problemas, veía que realmente eran muchos.

Dahyun se quedó un momento mirándola. ¿Fue una coincidencia que justo el día de su cita sea dieciocho de febrero? No lo sabe, pero prefiere mantenerlo en secreto. No quiere que Mina se altere o se sienta mal, prefiere pasarla bien ahora y ya tiempo después decírselo.

Pensó en otro tema y habló.

— Cuando desapareces, ¿estás en un lugar seguro, verdad? — parecían que ambas estaban con muchas preguntas que ahora salían a la luz, como si estuvieran mucho tiempo contenidas y ahora salían para saciar la curiosidad e intriga.

— ¿Mmh? Sí, es un lugar muy seguro y hermoso, ahí puedo distraerme y calmarme para poder seguir — asintió pensando en el paraíso que su difunto amigo le dejó. Luego se le vino la duda al mirar el pecho de Dahyun sin ningún collar — ¿Por qué te quitaste tu crucifijo?

— Oh, eh — Dahyun pensó un momento. ¿Ahora estuvo mal quitárselo o qué? A veces le era confuso — Bueno, pues Momo dijo algo sobre que no te gusta y entonces solo lo escondía, pero desde ese día en la piscina lo he estado guardando en mi casa — se miró a sí misma, acomodando su suéter un poco al ver descubierto bastante de su pecho.

— ¿Por qué? Es tu religión — Mina nunca podía creer que alguien hiciera una acción por ella, era terca e incrédula. Siguió los movimientos que Dahyun hacía con su suéter y prefirió concentrarse en su rostro.

— Mi religion no se verá alterada por no llevar eso conmigo — Dahyun sonrió y miró hacia la ventana de una mesa ajena, notando que afuera sí había un poco de viento.

— Mhm — Mina asintió, no queriendo hablar de una religión, pero queriendo saber qué significaba para Dahyun, quería saber la importancia que tenía en Dahyun — ¿Cómo se consiguen esas cosas? ¿Solo la compras y te sientes mejor o cómo?... No sé nada sobre religiones, en realidad — se avergonzó desviando su mirada, pero Dahyun le sonrió calmada.

— Bueno, la primera cadena que tenía fue regalo de mi padre biológico, pero hace poco se me perdió y mi madre me había regalado la actual. A veces la gente se siente... — pensó un momento — Más protegida, con eso puesto, se siente más relajada, más apoyada, más cerca de Dios o así — Mina asintió, pensando en cómo un objeto así haría aquello.

— ¿Tú también? — preguntó rápido. No quería saber mucho lo que ocasionaba en la gente, quería saber lo que ocasionaba en Dahyun.

Dahyun. Dahyun. Dahyun.

Su mente está llena de Dahyun. Ella solo está existiendo para pensar en Dahyun.

— Bueno, yo la llevo porque me la compran — su comentario simple inevitablemente hizo reír a Mina, y no fue risa solitaria porque Dahyun también rió — No creo comprar una por mí misma, no encuentro muy necesario. ¿Tú nunca has creído en alguna religión? — decidió que hora le tocaba a ella hacer preguntas.

— No, nunca estuve interesada, nunca me inculcaron alguna tampoco — pensó un momento en ello, porque su madre y hermana no eran como muy religiosas, tampoco Momo o Hyunjin. Su padre Reo lo fue, pero él no tuvo mucha influencia en su vida — Escuchaba a gente cristiana, católica, atea, budista y alguna más pero como yo nunca fui cercana a mucha gente, pues no supe nada de eso. Ni siquiera sé la diferencia entre algunas y nunca pregunté — se sentiría tremendamente ignorante y avergonzada, si no fuera porque Dahyun parecía comprenderla.

— Ohh, bueno. En eso pues... si mi madre nunca me hubiera hablado de la religión, pues no creo tampoco interesarme mucho — cayó en cuenta. Realmente ella no sabe mucho de otras religiones que no sean la que le enseñaron. Si no fuera por la enseñanza de su madre, probablemente no creyera en aquello. Se puso a ver a los alrededores para buscar — Dile a Sana el mal servicio que su novia nos está dando, ¿dónde está? — cambió de tema al no escuchar que Mina siguiera la charla y tampoco ella sabía qué decir. Aparte de que su estómago pedía el buen postre que siempre comía.

— ¿Lo que pedimos se tienen que hacer o ya está hecho? — Mina le siguió, también ladeando su cabeza para buscar por ahí a Tzuyu, pero en el segundo piso no estaba.

— Ya está hecho, probablemente solo las malteadas las tuvieran que hacer — las malteadas, Mina se fijó que no solo era la de ella y entonces no sabe qué pidió Dahyun. ¿Qué era lo que le gustaba a Dahyun?

— ¿Tú qué pediste? — preguntó sintiendo el nudo incómodo que le vino al hablar de religión, yéndose.

— Hay un flan que siempre compro cuando estoy aquí y me gusta la malteada de vainilla — Dahyun parecía emocionada de eso, así que Mina la dejó hablar sobre eso y la escuchó, encantandose del cómo hablaba de postres, sabores y de algunas cosas que no le gustaba.

Dahyun parecía tener mucho qué decir, pero poco a poco fue que le habló de cada cosa del local. Ese tono orgulloso por su amiga que ayudaba en mucho de la tienda, era admirable. Su alegría por los triunfos de sus amigas, era palpable, y eso Mina empezaba a notarlo cada vez más.

Incluso cuando Tzuyu dejó las cosas en la mesa, Dahyun era habladora, dándose segundos para echarse a la boca y tragar, para volver a contar de todo. Algo que Mina notó, era que hablaba más de sus amigas que de sí misma, pero en ocasiones hablaba de sus asuntos, aunque eran pocos.

La vida de Dahyun era algo común, Mina lo notó y sonrió cuando le contaba sobre su padrastro y su madre.

Aprovechó que Dahyun parecía estar callada comiendo, para ir a lo que desde hace mucho quiere ir, solo que quería escuchar y no interrumpir esa bonita aura que desprendía todo ser de Kim Dahyun. Es que el tan solo hablar de las bonitas flores de su padrastro, era agradable... Pero Mina tiene necesidades.

— Mhm, yo necesito ir al baño, en un momento regreso — dejó el plato a cuidado de Dahyun y en realidad fue a otro lugar después de ir al baño.

Estaba segura que la rubia no la debería pagar todo, pero algo que aprendió (de palabras de Momo) es que, como ella invitó, debía pagar. Fue su idea lo de la cita así que debería pagar todo, Momo nunca da buenos consejos pero ese se le hizo bastante decente.

Maldita Momo, ahora no sabe si hacerlo o no.

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