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#19 - Una pesadilla de grises.

Tal vez Mina tiene una especie de enfermedad crítica que la lleva hasta casi la muerte y la devuelve a la vida solo para torturarla. Porque en ese momento entre sueños está reviviendo sus peores pesadillas con esos ojos grises que la siguen persiguiendo y se burlan de ella como si fuera el mejor chiste del puto universo. La lleva a la punta del infierno pero no la deja morir.

El hombre delante de ella era bien reconocido en la iglesia, más por nunca perderse la misa y siempre recaudar dinero. El otro hombre un poco lejos solo siendo espectador por ahora, era la misma mierda que el primero, y ambos eran hermanos, y parecían gemelos aunque no lo eran. Mina los veía como el mismo diablo que la castiga por su pecado.

Siente su garganta asfixiarse por aquellas grotescas manos que le están arrebatando el aire de los pulmones.

- ¿Ya estás muerta, Mina? - la pregunta burlesca del hombre dio un eco en ese espacio cuando Mina dejó de moverse. El sótano era un lugar popular para actos como esos.

Mina no contestó, las manos dejaron de asfixiarla pero se sentía ahogada todavía.

Sorbió su nariz, logrando que le arda porque lo único que entró por sus fosas nasales fue su propia sangre que escurría. Respiró con lentitud, aferrándose a la vida. Pero al ver el arma apuntándole, deseó que el gatillo se presionara y muriera.

Se aferraba a la vida, pero deseaba con tantas ganas morir.

No sentía su cuerpo, y sus emociones ya no la hacían llorar. Era un cuerpo torturado intentando aferrarse a una vida vacía, sin esperanzas, sin opción, y sin tranquilidad.

Aquel hombre de ojos grises disparó contra ella, logrando darle en el hombro, ocasionando el grito desgarrador de Mina que no satisfacía del todo a los hombres, y entonces los dedos del hombre empezaron a buscar la bala por su hombro, sin ningún tipo de delicadeza y cuidado, siendo rudo y abusivo.

En el dolor, Mina escuchó a alguien llamándola y su cuerpo se sentía presionado. Gritó aterrada de que sea aquel hombre con ganas de seguir torturandola.

- ¡Minari! ¡Mina, soy Momo! - Mina abrió los ojos por fin, junto a un jadeo y exhalación por parte de su boca. Respirando a penas y tocando su cuello en busca de heridas que deban ser presionadas para que no desangren - Mina, estás bien - no fue una pregunta, fue una confirmación para que Mina pudiera calmarse.

- ¿Dón-... Dónde est-... ? - su voz ahogada no la dejaba continuar pero Momo supo bien a qué se refería.

- Estás en tu casa. Estás conmigo, y no estás herida de tu cuerpo - Mina se vio a sí misma, con lágrimas en los ojos pudo captar que se encontraba en solo sostén porque había destrozado su blusa entre arañazos cuando estaba dormida.

Se alarmó tanto que empujó a Momo fuera de la cama y tomó la cobija completa para enrredarse en ella, buscando refugio para su cuerpo marcado en cicatrices. Sin estar conciente ni de en qué país estaba.

- ¡Mina, no! - Momo le arrebató la la cobija ocasionando que empezara a sollozar con miedo - Oh, Mina - el semblante serio de Momo se remplazó por uno más suave, viendo cómo los brazos de su mejor amiga se esforzaban por tapar el torso, y su rostro asustado demostraba puro pánico - Ven, Minari - la llamó y Mina sólo pudo abalanzarse a abrazarla, sollozando en su pecho mientras sentía las manos de Momo vagar por su espalda.

Inevitablemente su espalda se estremece y intenta huir del tacto pero le toma cinco segundos ver que Momo acariciaba cada cicatriz, delineando aquellas con delicadeza y Mina puede sentir que en realidad Momo no la juzga en ese momento. Miró a su alrededor y se dio cuenta que nadie allí la juzgaba, nadie más que Momo estaba con ella y Momo no la juzgaba. Momo la amaba y apoyaba, como siempre.

Sintió su garganta arder y se quiso separar pero un beso de Momo en su pecho la hizo estremecer. Era algo que Momo siempre hacía, Mina ahora lo recuerda. Su mejor amiga la llenaba de besos el cuerpo de una forma inocente, no en cualquier parte del cuerpo, sino en las cicatrices para simplemente enseñarle que también amaba eso de ella. Momo la amaba, como una hermana y mejor amiga, como familia.

Poco a poco sintió los besos yendo a sus senos, a su estómago y solo llegaron hasta su vientre, donde después subieron dando el mismo proceso hacia arriba. Cicatrices más notorias de todo su torso fueron besadas, y Mina estaba con los ojos cerrados disfrutando de la sensación, de que alguien la quiere y no la juzga como casi todos en su vida.

Mina ahora recuerda, Momo es cariño, es apoyo, es diversión. Siempre lo ha sido.

- ¿Estás mejor? - la voz suave de Momo llega a sus oídos pero no quiere abrir los ojos, está muy bien sintiendo besos castos y suaves por su hombro. Mina asiente, soñolienta y más calmada, con hipidos pero el llanto ya no presente.

No recuerda cuándo fue la última vez que Momo tuvo que hacer eso para calmarla, no recuerda pero sabe que fue hace mucho. Tampoco soñaba mucho con su pasado, pero la sensación le dio un dolor en el pecho que quiere quitar.

Necesitaba huir.

- Quiero irme - Mina dijo intentando quitarse a Momo de encima pero ésta la atrajo más hacia su propio cuerpo, abrazandola sin ninguna amago de dejarla ir.

- Quedate - Momo pidió sonando más como una orden y Mina sabía que no podría quitársela de encima, así que reprimió el impulso de irse al apartamento de Kang y allí quedarse todo el fin de semana - Quedate conmigo hoy, y si quieres irte mañana te vas - Momo le decía, transmitiandole cariño solamente.

Mina logró quedarse dormida entre la canción que Momo le cantaba desde siempre, una que la describía de alguna manera tan bien.

Deep End, una canción que un amigo de Momo les enseñó hace algún tiempo. Lee Felix era el único que Mina podía aceptar como amigo de Momo, aunque también fuera cliente de el labor de su mejor amiga.

Momo pudo estar calmada por el resto de la noche, era un viernes y al día siguiente no había clases, así que no se preocupó tanto al no ver a Mina a su lado en la mañana. Sabía que despertaría sola, y que Mina estaría bien. Lo que le preocupó es que el día anterior la había convencido de que la acompañe hacia una pequeña reunión con Yoo y sus amigas, pero ahora perdió la compañía de su amiga, así como su paradero.

Hizo el desayuno, lo comió rápidamente porque era tarde, y dejó uno embolsado por si Mina regresaba antes. No es como si supiera cocinar mucho pero si sobrevive con lo que sabe.

Se preguntaba cómo obtener la ubicación de Mina, y luego llegó a la conclusión que Sana podía ayudarle con eso. Tomó el celular que tenía desde hace años, y buscó de inmediato el número que Sana le había dado, también tenía el de Chan, el de Mina, el de Yoo y algunos más que tenía de las amigas de Yoo, las cuales empezaron a ser sus amigas también.

- ¿Mande? - la voz adormilada de Sana la hizo arrepentirse un poco pero ya estaba hecho, entonces se obligó a parecer menos preocupada de la voz.

- Hola, Sana. Soy yo, Momo. Buenos días, por cierto - su voz alegre salió casi naturalmente, pero Momo sabía que Sana notaria su temblor - ¿Quieres acompañarme a una pequeña reunión con las amigas de Yoo, donde comeremos, charlaremos y veremos alguna película ya que Yoo se encuentra sola en su casa?

La línea quedó en silencio un momento.

Y es que Sana estaba más dormida que despierta, ni siquiera pudo entender bien las rápidas palabras de Momo.

- Sí - pero aún así aceptó, bostezando - ¿Me lo puedes repetir?

- Yoo nos invitó a mí y a Mina a una reunión para conocernos mejor entre sus amigas y todo eso de la amistad con la que yo no me relaciono tanto - los ruidos de entendimiento que sonaban desde la otra línea le hacían saber que estaba siendo escuchada por Sana - Y bueno, también tengo que hablar contigo sobre algo importante de Mina, a parte que recordé que querías tener amigos más cercanos a nosotras para pasar tiempo entre las tres con otras personas, aunque Mina no podrá acompañarnos ahora - habló lento para que Sana no se confunda.

- ¿Le pasó algo a Mina? - la voz más despierta y preocupada de Sana hizo a Momo aclararse la garganta.

- No, bueno sí. Tuvo una pesadilla y se despertó muy alterada, ¿sabes de lo que te hablo? - no quería hablar de más pero Sana parecía saber sobre el tema.

- Me lo platicó un día. Supongo que escapó de nuevo. Solo me ducho y me envías la ubicación, en una media hora estoy ahí - se escucharon ruidos que Momo supuso eran los de las cobijas al Sana levantarse de la cama.

- Que bien, porque en media hora es la hora acordada - dijo riendo - Entiendo cada día más el por qué Mina te quiere tanto y tan pronto - Momo no lo vio, obviamente, pero Sana solo pudo sonrojarse mientras se veía en el espejo del su baño.

- Yo también la quiero - murmuró Sana, ocasionando la risa de Momo.

- Me alegra saberlo, espero se lo hagas saber a ella - y Sana no pudo quedar más en llamada porque sentía su rostro caliente, así que terminó colgando dejando a Momo riéndose sola, hasta que escuchó un ruido y salió apresurada de la casa para tener testigos de cualquier cosa.

#♡>☆

Sana aprovechó los diez minutos que le quedaban para tomar la tostada que su madre le dejó, le puso un poco de cajeta para luego también darle una a Tzuyu, la cual había dormido con ella ese día.

El dia anterior la taiwanesa había llegado a su casa, entrando por la ventana y asustandola en el proceso, pero Sana la aceptó en su habitación cuando Tzuyu le dijo que necesitaba un lugar donde dormir, ya que estaba empezando a llover.

Se había despertado por el sonido de una llamada perteneciente a Momo, con Tzuyu aferrada a su cintura mientras soltaba pequeños ronquidos, por lo que se había ido al baño para no molestarla.

Y ahora estaban allí, aprovechando que la familia Minatozaki salió de la casa, desayunando tostadas porque Sana tenía prisa, pero luego también recordó algo.

- ¿Tú no eres muy amiga de Yoo? - la taiwanesa le asintió sin problema, mordiendo la tostada con tranquilidad - ¿No vas a ir a la reunión de sus amigas? - la cocina quedó en silencio un momento, con Tzuyu dejando de comer para mirarla con los ojos abiertos de par en par, pensando y con las mejillas rellenitas - ¿Se te olvidó, cierto?

- ¿Hoy es sábado? - Sana asintió - Se me olvidó.

Y ambas tuvieron que correr.

#♡>☆

Ya en la casa de Yoo todas estaban reunidas, y cuando Momo se abalanzó a Sana para apartarla de las demás, se ganó una buena mirada asesina por parte de Tzuyu quien quería más tiempo con la japonesa menor. A Momo no le importó mucho y la llevó a la cocina con la excusa de hacer las palomitas que Jihyo y Nayeon trajeron.

- Dime lo que sabes, ¿dónde puede estar Mina en ese momento? - Sana la miró un momento intentando pensar.

- Realmente ni siquiera sé la dirección de su casa, no creo que me vaya a decir a dónde huye cuando no está bien - Momo la mira sin creerle. ¿Cómo era que Mina todavía no llevaba a Sana a su casa?

- ¿Después de esta reunión tienes algo quehacer? - preguntó abriendo el microondas para colocar la bolsa de palomitas dentro.

- Mmh... No.

- Entonces vamos a casa de Mina después, necesitas verlo porque te aseguro que no querrás salir de allí. ¡Es un puto paraíso! - exclamó emocionada mientras Sana sólo reía de sus palabras.

- ¡Hirai Momo! - el grito divertido de Jeongyeon la sacó a ambas de la platica - ¡Deja de chismear y haz las malditas palomitas!

- ¡La estupida película no se irá a ningún lado! - le devolvió Momo para regresar hablando con Sana - Te aseguro que si pides dormir allí a ninguna se nos hará extraño, esa casa es el cielo - Sana solo puede negar divertida por lo que escuchaba.

Momo se distrajo lo suficiente para no ver como Tzuyu entraba y se paraba detrás de Sana para ver qué estaban haciendo.

- Mina dijo algo así como que no le gusta lo extravagante, pero fue herencia y es una casa que... que realmente puedes usar para unas vacaciones, ¿me entiendes? - volteó despreocupada hacia Sana pero al ver a alguien detrás pegó un grito agudo que solo duró un segundo porque después su cerebro reconoció a Tzuyu - ¡Y yo pensé que Mina daba miedo! ¡Sana dile a tu novia que no se aparezca así!

Tzuyu balbuceó un poco mientras Sana se quedó callada intentando negar aquello con las manos.

- N-No, no. No somos novias, eh - Momo la interrumpió con una risa.

- Tu novia, tu amiga, tu casi algo, o solo conocida, da miedo de todas maneras - dijo sacando las palomitas del microondas cuando éste soltó pitidos irritantes para la cabeza de Momo.

Salieron de la cocina, con Momo saliendo muy sonriente y la pareja solo nerviosa.

- ¿Qué vamos a ver? - Nayeon preguntó sentada en el sofá, muy a pesar, lejos de Jihyo, quien le daba su distancia para que no intente algo en plena película.

- Terrifier - Jeongyeon lo dijo con una sonrisa tan inocente que Momo casi pensaba que era una infantil, pero era la pelicula más explícitamente sangrienta que ha visto Momo, así que soltó una carcajada porque le era obvio que Yoo quería traumar a sus amigas con esa película.

- ¿Quieres hacer vomitar a tus amigas? - Momo cuestionó.

- ¿Tú ya la has visto? - Chaeyoung le preguntaba, como siempre, metida en el celular.

- Una vez con Mina, he visto la uno y la dos, a Mina le interesó la historia y a mí me traumó - confesó causando la risa de las demás, pues su expresión fue de puro temor.

- Oigan, ¿Mina no iba a venir? - Dahyun, quien había estado callada, desde hace mucho estaba buscando la presencia de aquella japonesa - ¿Está todo bien? - su curiosidad se convirtió en preocupación.

Momo la miró un momento, notando que Dahyun sí había escondido aquel collar de cruz bajo su ropa como se lo había pedido. Sonrió y asintió.

- Bueno, me desperté y ya no estaba... así que, eh. Bueno... Este - se arrepintió de inmediato al decir lo primero y empezó a balbucear, buscando ayuda en Sana, quien solo se encogió de hombros sin alguna idea - Es que, amh... Sí - terminó por asentir solamente.

La sala quedó un momento en silencio pero Sana carraspeó.

- Mina tuvo un problema personal y no podrá venir - fue lo único que dijo para dejar a todas despreocupadas del tema, como deberían estarlo.

Dahyun solo observó las miradas que se intercambiaban las japonesas, regresando la mirada hacia la televisión para ver el intro, y luego regresando hacia Momo y Sana que parecían comunicarse entre susurros en idioma japonés.

Maldijo el día que su madre no le gustó que aprendiera japonés.

Y después se disculpó consigo misma por maldecir.

Le sería un día largo, más porque ella fue la que terminó en el baño vomitando cuando a una mujer rubia la cortaron a la mitad, con un serrucho, comenzando por la vagina. Y también porque no podía compartir retrete con Nayeon quien era otra con estómago sensible.


. . .

¿Han visto la película Terrifier? :)

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