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#07 - Huir hacia el paraíso.

Dahyun podía ser muy persistente, porque aún cuando se dijo a sí misma que no otorgaría ayuda a alguien que no la quiere, ahí estaba con Hyunjin curandole unas heridas más mientras que sus dos amigos aguardaban para también ser curados.

Otra vez Sharon le había dado sus golpes por querer burlarse de Sana otra vez. Dahyun había visto a lo lejos como empezaban a tirarle el almuerzo a Sana, haciendo que toda la comida empezara a regarse por el suelo, pero Sharon había llegado y, antes de que alguno de los tres chicos huyera, los había golpeado a todos a la vez para no dejar que ninguno se fuera. 

Fue un digno espectáculo para la cafetería que incluso estaban más del lado de Sharon, aunque algunos otros también la despreciaban por lo rara que se había estado comportando en la semana.

Era viernes, y Sharon parecía no dejar de ser un nombre que pasaba por todos lados. Ya terminaba la semana escolar y habían pasado sucesos que hacían que el nombre pasara de boca en boca.

Lunes, había sido la llegada de ella y los cuchicheos que llegaban a todos lados sobre la nueva extraña y muy misteriosa que ahora rondaba por la preparatoria como una estudiante más. También siendo quien golpeó al guapo y popular Hwang por abusar físicamente de alguien.

Martes, todos la miraban e intentaban acercarse, recibiendo que Sharon les diga palabras hirientes a los y las que querían pasarse e insistir mucho en alguna forzada amistad con ella. Se saltó educación física y eligió los club de arte y lectura.

Dahyun se alegró de alguna manera a esto último porque son en los dos club en los que ella y sus dos amigas están también. No sabe por qué alegrarse si nunca le ha hablado de nuevo desde que la ignoró, pero lo hizo, y mejor terminó ignorando esa alegría.

Miercoles pasó de una manera muy "aburrida" pues fue otro día normal sin algún inconveniente más que Sharon devolviendo empujones a quienes le otorgaban empujones a Sana, cosa que Dahyun le quería sonreír porque de alguna manera disfrutaba lo mejor que Sana se veía.

Jueves, otra vez se saltó educación física y le llamaron la atención pero se rumorea que nada grave. Dahyun supone que por ser nueva estudiante. Chaeyoung le dijo que en todos los grupos de redes sociales, en los que ella estaba metida, hablaban de Sharon. Era muy popular sin quererlo y sin tener la intención de serlo. También se rumoreaba cuál era su apellido y por qué se sigue tapando completamente con ropas oscuras.

Viernes, nadie dudaba de que Sana era intocable ahora, pues era totalmente protegida por Sharon. Ese mismo día había dejado totalmente mal a Hwang y sus amigos hechos una mierda con heridas mientras ella salió tranquila y sin ningún daño.

Dahyun ahora le tocaba escuchar los insoportables rumores de que ambas salían como novias, ya que antes había un rumor de que Sana era homosexual, y también de los rumores que Sana se prostituye, pues había otros rumores que Sharon era de dinero.

Tantos rumores que Dahyun no soporta porque algunos son tan inventados y otros tan crueles que le daban ganas de cambiarse de preparatoria, pero sus amigas estaban todas allí y la distraen siempre cuando se quedaba pensando.

Tantos rumores llegaban a su cabeza y más porque Chaeyoung siempre lee en voz alta casi todos los mensajes que le llegan y la mayoría es sobre un solo nombre, Sharon. Le fastidiaba el cómo Chaeyoung parecían ni afectarle estos rumores, y Dahyun entendía, a la única que afectaban estos rumores era a ella misma y no sabe por qué.

Las demás solo no se interesaban, pues no tenían nada que ver allí, pero Dahyun tampoco y ahí estaba con un efecto en ella que no entendía.

Toda la semana la tiene vuelta loca, y ahora llegaba el fin de semana donde va a poder descansar.

Después de ayudarle a Hyunjin, le ayudó a Jisung y luego a Minho, sus dos amigos. Se fue a el club de lectura solo para notar que Sharon y Sana ya estaban allí mientras parecían charlar muy amenamnete, como amigas de toda la vida.

Dahyun solo hizo todo lo que debía en el club y luego en clases, para salir de la preparatoria y despedirse de sus amigas.

Su casa estaba un poco lejos pero no lo suficiente como para no ir caminando. Caminaba algunas cuadras y daba algunas vueltas pero llegaba a una casa común donde su padre estaba regando el jardín floreciente. Un adulto un poco moreno con le cabello pelirrojo y rasgos coreanos.

— ¡Dahyun! Las flores que me pediste hace mucho acabo de plantarlas hoy, han quedado muy bien, eh — fue lo primero que la recibió cuando abrió la pequeña puerta de la valla y entró por el camino que esta rodeado del jardín.

— Quedó muy bien, papá, solamente es cuestión de tiempo para que empiecen a crecer otras — contestó acercándose un poco para recibir un abrazo como siempre lo hacía.

— Mhm. ¿Cómo te fue? Tu madre me ha dicho que has estado un poco distraída estos últimos dias — cuando Dahyun pensó que descansaría del tema, salió a la luz de nuevo pero no le explicaría.

— Solamente algunas cosas de la preparatoria, pero nada fuera de lo común — comentó con una sonrisa, convenciendo a sus padre.

— Bueno. Tu mamá dijo que te tenía un regalo. Ve — a eso, Dahyun se emocionó y asintió, tomando de las corres a su mochila y yendo hacia dentro de su casa donde su mamá estaba muy relajada en el sofá.

La televisión estaba encendida y iluminaba un poco el rostro de su madre, quien a diferencia de su padrastro era más de tono de piel blanca y un cabello rubio yendo para blanco.

— Mamá llegue — avisó para después recostarse en el sofá y poner su cabeza en la piernas de su madre, recibiendo unas cálidas manos en su cabeza como caricia. Sonrió con fingida inocencia hacia su madre, quien ya sospechaba lo que quería — Hola.

— ¿Tu padre ya te dijo del regalo, no? — la pregunta directa de su madre hizo a Dahyun reír pero también asentir — Ya lo suponía — sacó debajo de un cojín la bolsa de plástico que contenía una cadena — No es algo extraordinario. Lo tenía en mente desde que dijiste que perdiste el tuyo — comentó la mujer sacando la cadena de la bolsa.

Dahyun lo miró un rato y asintió, ella había perdido la cadena con una cruz que su padre biológico le regaló desde pequeña, y siempre tenía que llevar uno por costumbre y gusto. Aunque le dolió perder aquel collar, ya que su padre biológico se la dió cuando todavía no era mal padre, o sea cuando todavía no caía en alcohol y en apuestas, ahora había que tener otro.

No esperó que su madre le regalara otra cadena porque Dahyun todavía seguía buscando la de antes pero una más no le molestaba en absoluto.

— Está muy bien — comentó con una sonrisa mientras su madre se tomaba el tiempo para ponérselo alrededor del cuello.

Tenía una cruz pequeña con un Jesús crucificado en ella, representando el famoso suceso creyente del sacrificio en el que crucificaron a Jesucristo. Dahyun volvió a asentir, solo recibiendo un beso de su madre.

Se estiró solo para querer dormir allí pero un pequeño golpe en su frente la sacó de su comodidad.

— Agh. ¿Qué? — se dio cuenta que fue el dedo de su madre lo que le pegó en la frente.

— Nada de dormir, hay que comer — Dahyun a quejas se levantó para dirigirse a la cocina, donde su madre también fue y empezaba a calentar la comida.

Solo comiendo pudo irse a su habitación para dejar su mochila en alguna esquina todo el fin de semana y acostándose en su propia cama, cayendo muy a gusto en el colchón con sabanas. Durmió en cuanto pasó un minuto allí.

#♡>☆

La semana fue... peculiar para Mina. Solamente pensó que se aburrirían de ella pero accidentalmente tomando más atención de la requerida. Afortunadamente ya era fin de semana y solo se despidió de Sana para irse a su casa.

Su amistad iba muy bien, Sana parecía muy animada con ella y le contaba muchas cosas, algunas relacionadas con su vida de antes, con su relación amistosa con Bang Chan, con sucesos que pasaron cuando era muy menor.

Siempre Sana era la que más hablaba mientras comían en el almuerzo, todo ante Mina estando atenta a cualquier cosa que quiera quitar la paz entre ellas. Aunque cada vez que ve a Chan aproximándose, se levanta y se va, despidiéndose abruptamente de Sana y terminando con pasar el resto del almuerzo en le salón de clases para esperar a Sana.

Al principio la menor le cuestionó si le incomodaba o tenía algún problema con Bang, pero Mina solo negó y le explicó que no quería relacionarse con nadie más que ella, algo que de alguna manera sonrojó y alegró a Sana.

Mina no encontraba muy bien relacionarse con más, ya no. Sana podía entrar porque Mina la entendía, a veces se cuestionó si estaba con Sana por la pena que le llegaba al saber que sufría lo mismo que ella sufrió, pero llegaba a la conclusión que no sentía pena, sino compasión y también le agradaba mucho la compañía de Sana.

No había tenido más inconvenientes que algunos golpes donde defendía a Sana... Oh, y olvidaba las veces que se quedaba absorta mirando a la tal Kim Dahyun, de la cual Sana le habló una vez, solamente diciendo su nombre porque Sana tampoco la conocía bien.

A veces en la cafetería podía cruzar miradas con Kim y parecía que casi nada las sacaba de aquel momento.

Donde Dahyun no sabía si Sharon la estaba mirando, y donde Mina no sabía por qué Kim la estaba mirando.

Un bucle de pensamientos que terminaban cuando alguna de las dos era llamada por alguien ajeno a sus miradas interminables, como cuando Sana interrumpía a Mina, o cuando alguna de las chicas llamaba a Dahyun.

A Mina le llama la atención, tanto que fue a media noche donde una idea cruzó en su mente. Le parecía bastante bonita y eso no era común en ella.

Podía pensar en la gente como linda.

Su amiga de Japón era linda, Hyunjin era lindo físicamente claro, Sana era linda, Bang era lindo.

Pero pensar en 'bonita' o 'hermosa' con alguien era otra cosa que Mina no se permitía, una idea que no tenía que cruzar por su mente en ningún momento. No podía pensar de alguien así. No ahora ni nunca, porque ella no podía hacer eso.

El sonrojo avergonzado de su cara despareció cuando se sentó en su cama y levantó su mano para darse una bofetada a su mejilla. Levantó la otra mano y dio una bofetada en su otra mejilla.

Dio algunas más, terminando dando más de diez bofetadas fuertes en cada una de sus mejillas, haciendo que el sonrojo avergonzado se fuera, pero pareciera un tono rojo, incluso marcas de dedos estaban por sus mejillas antes blancas. Estaban ahora rojas pero Mina se sentía más aliviada. El aire fresco aliviaba con sus mejillas calientes y le traía un alivio junto al hecho de que se dio un castigo por sentirse sonrojada por pensar en una chica.

No era suficiente para sentirse tranquila, así que salió de la cama y se puso de rodillas para sacar una caja de por abajo de la cama. Era específicamente una caja fuerte pequeña donde guardaba dinero de emergencia, pero en igual de eso sacó la tarjeta de allí y la metió en la mochila que rápidamente tomó. Abrió la mochila y vació todo en el suelo para poner todo lo que veía necesario.

Cambios de ropa, cosas de aseo, su tarjeta de crédito y una más que le ayudará. Se vistió con lo mismo de siempre, añadiendo una bufanda para tapar su cuello y, como el suéter que estaba usando no tenía gorro, tomó un gorro de los de invierno para ponérselo y tapar su cabello. Aunque no le afectaba que vieran su cabello, le gustaba taparlo y sentir más segura sin tener mucho a la vista.

Colocó el cubrebocas y los lentes oscuros, acomodó su flequillo para que no le molestara el largo que era.

Salió ni siquiera dudando en hacerlo. Salió con la mochila, fuera de aquella casa para caminar por las calles, siguiendo la dirección puesta en la tarjeta azul que un señor hace mucho le regaló.

Amaba a ese señor más que su vida, fue una ayuda gigante para ella.

Con su celular pudo guiarse más bien, metiéndose al Google Maps para llegar unos minutos a aquel edificio gigante, que apenas alcanzaba a ver la punta. Se veía como un hotel millonario donde una noche allí valía una casa entera. Aparentemente era muy iluminado tanto de día como de noche y con los mejores servicios.

Algunos que estaban en la recepción a esa hora la miraban y le deseaban una buena noche. A Mina le gustaba más ese ambiente animado. Sin miradas que la juzgaran por su forma de vestir, sin susurros prejuiciosos.

Solo había un murmuro que hacían todos juntos al pequeño bullicio que había entre algunas platicas de la gente, pero era muy poca ya que era de madrugada.

Mina dio la tarjeta en la recepción que amablemente le preguntó si tenía un departamento en el lugar.

— Espere un momento — notablemente sorprendida por la tarjeta, la mujer de recepción le dijo y tomó el teléfono que tenía a un lado para llamar a, lo que Mina supone, su jefe. Un poco hablando y unos asentimientos más, la mujer le sonrió amable como al principio y le devolvió la tarjeta junto a unas llaves — En el décimo piso, habitación 112. Que pase buena noche.

— Gracias. Igualmente — tomó las llaves para irse directo al ascensor. No pensaba en absolutamente nada, su mente estaba en blanco mientras caminaba hasta aquella máquina y luego empezaba a subir por los pisos del gran edificio.

— Tú debes ser la popular Ezaki Mina de la cual Kang me habló — un señor ya mayor pero risueño le dió la bienvenida cuando las puertas del ascensor se abrieron. Mina asintió y hizo una reverencia hacia el hombre, la cual fue correspondida — Un gusto, Jackson Wang — se presentó — Kang me habló de ti así que mejor me ahorro lo que te incomoda. Solo quería saludar a la heredera de él y me emocioné cuando la recepcionista me llamó. ¿Ha sido bien el trato de el edificio?

— Me gusta, Daniel lo describió así, pero es mejor de lo que me imaginé — se sinceró siguiendo al hombre más alto por los pasillos.

— Me da mucho gusto saber aquello. Este es el departamento — pararon justo en una puerta con el número '112' — El mejor de este edificio, espero le guste tanto como a Kang le gustaba.

— Estoy segura de ello. Muchas gracias — eso fue suficiente para que el señor Wang se retirara entrando a una puerta al final del pasillo que Mina deducía que era su propio departamento.

Se adentró con la llave que le dieron y todo era un paraíso.

Silencio, luces bajas, vista por un ventanal hacia el cielo, apagó las luces y se dio cuenta que quedaban encendidas unas azules que no le dañaban los ojos como algunas, y además daban la luz necesaria que le gustaba.

Kang no mintió cuando dijo que eso era un paraíso, y que necesitaba verlo e sentirlo algún día.

Solo miró por un rato y su mente pudo desconectar su pasado y el mundo exterior de lo que estaba sintiendo allí. Una sensación de comodidad y seguridad le llegaba. Sonrió inevitablemente. Lo mejor era que no había cámaras y podía estar segura de quitarse los guantes y toda la ropa de más que tenía encima. El cubrebocas y los lentes se fueron y los dejó en el sofá.

Recorrió segura por todos lados aquel gran departamento y suspiró porque un sentimiento de estar en el lugar correcto le llegó al pecho, golpeándola de una manera maravillosa que Mina sonrió.

Olvidó todo como siempre quiso, mientras se acostaba en la cama de la habitación y encendía la televisión para buscar entre YouTube música que le gustara. Reprodujo alguna para luego apagar y dejar que el sueño la consumiera.

Todo sábado y domingo, la pasó como si de alguien importante se tratase.

Olvidó todo como muchas veces lo hizo pero la diferencia es que se sentía más segura porque nadie podría perturbar la paz allí. Nadie tenía permitido acercarse allí y era lo que más le gustaba, estaba alejada de todo lo malo del mundo.

Mina no sabía que huir hacia el paraíso era peligroso, pues era difícil regresar a la realidad.





. . . . .

¿Mina es misteriosa o ya suponen lo que le sucedió? Tengo la gran duda.

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