Se escuchaban murmullos de todas partes, todos sorprendidos y aliviados de que haya regresado. Aunque no les prestaba atención, simplemente caminaba mientras pensaba... no quería salir porque llamaría la atención pero después de una semana encerrada me había cansado de estarlo.

-¡Luna!

Miré al frente pero en ese instante un niño se me lanza encima, lo miré y reconocí al instante. Apoyé mi mano en su cabeza mientras él se aferraba a mí.

-Ha vuelto...

-Hola, pequeño... -sonreí enternecida-. Me alegra verte bien.

-Luna la hemos extrañado -comenta-. Ahora que regresó nuestro Alpha volverá a ser el mismo, ¿verdad?

-¿A qué te refieres? ¿En qué ha cambiado? -decidí preguntar haciéndome la confundida.

-Ha estado muy triste y ya casi no sale, solo lo hacía para ir a buscarla sin descanso. La ha extrañado más que cualquiera -mira a ambos lados antes de hacerme una seña para decirme algo al oído-. Pero no más que yo, yo la he extrañado un montón, Luna.

Sonreí y solté una pequeña risa por lo tierno que era.

-¿En serio? Yo también te he extrañado.

Él se sonroja y sonríe ampliamente pero entonces escuchamos el llamado de su madre.

-¡Koda...! Ven, cariño, tenemos que ir a casa.

-Debo irme... Nos vemos, Luna -me abraza una vez más-. Por favor, ayude al Alpha a ser feliz otra vez...

-Seguro... no te preocupes y déjame eso a mí.

Él sonríe aún más antes de separarse e irse con su madre. Me despedí con la mano de ella y su hermana antes de verlos desaparecer de mi campo de visión. Mi sonrisa descansa y pensé en la petición de aquel niño.

-Si tan solo olvidar fuera tan fácil... -apreté los dientes-. Lo siento, Koda...

Me di la vuelta y caminé de regreso a casa teniendo la cabeza gacha. Estando frente a la entrada principal pude ver por el ventanal de su despacho que estaba mirándome, nuestras miradas conectan por solo unos segundos cuando él aparta la suya primero y vuelve a trabajar.

-Ni siquiera lo intenta... -murmuré para mí misma.

Ni siquiera intenta pedir disculpas, solo da por hecho que no lo voy a perdonar. No hace un intento por ganarse mi perdón...

-No entiendes, nada.

Entré a la casa y enseguida subí hasta mi habitación, cerré la puerta de nuevo y me deslicé por esta hasta el suelo. Abracé mis rodillas y escondí mi rostro entre estas.

-Te hubiera perdonado si lo intentabas... idiota. Pero no haces nada.

Le reclamaba como si me estuviera escuchando ahora. Al menos, si fuera así lo ayudaría a tener una pista...

Pasó lo mismo con él y Tania la primera vez. Me hizo creer que ellos estaban comprometidos porque a él le gustaba y que se habían acostado. Yo tampoco sabía si creerle hasta que el padre de esa estúpida habló y aclaró todo... Yo me disculpé y él me aceptó.

-¿Por qué no puedes hacer lo mismo?

Sollocé mientras me abrazaba a mí misma y pegaba mi cabeza contra la puerta mirando al techo.

-Diosa Luna, haz que pare por favor... Me duele. Todas esas pesadillas y no poder buscar Consuelo en él... duele tanto...

El llanto no se detuvo hasta que mi cabeza comenzó a doler, me levanté para ir a la cama y me acosté en ella. Quería dormir para poder dejar de llorar y tal vez olvidar todo por ahora... pero ni los sueños estaban de mi lado.

Se sentía tan real... como si estuviera pasando por eso otra vez.

-¿No es obvio? Voy a liberar tensión, si no despierta va a ser más fácil hacerlo...

Repudiaba a ese borracho que intentó usarme mientras yo estaba inconsciente.

-Es tu culpa... tú me has provocado, bailando así y con ese vestido... era imposible no acercarme a ti.

-¡Yo ni siquiera sabía de ti! ¡Déjame ya!

-No hasta que me corra, preciosa.

Volví a sentirme impotente mientras que Javier trataba de meterme su miembro a la fuerza. Aún débil por los somníferos... sin fuerzas y sintiendo más miedo que estando a punto de morir.

-¡Basta!

Me levanté de golpe con la respiración agitada y las lágrimas bajando por mis mejillas. Apreté los dientes y me abracé a mí misma. Podía sentis las manos de esos dos sobre mí, además de sus...

-¡Agh! -me agarré la cabeza con fuerza.

Era siempre lo mismo desde aquella fiesta. No puedo creer que ya no pueda ni dormir por esto. Me levanté sintiéndome asqueada y fui al baño para darme una ducha como ahora lo estuve haciendo siempre que despertaba de esas pesadillas.

Me tallé el cuerpo con una esponja hasta que mi piel estuviera irritada pero no era suficiente. Me sentía tan mal y asqueada que no pude evitar correr a la taza del inodoro y vomitar. Volví a llorar haciendo que el dolor de cabeza aumentara.

Necesitaba una pastilla o simplemente olvidar...

-Quiero olvidar. Necesito hacerlo, ya no quiero esto...

Me levanté con mis piernas temblando y fui al lavamanos, me miré en el espejo notando las ojeras que empecé a tener luego de que iniciaran las pesadillas. Resoplé y lavé mis dientes para quitarme el mal sabor.

Iba a ir por esa pastilla. Así que, salí de la habitación en completo silencio. Crucé por el pasillo pero no pude evitar detenerme frente a la puerta de Jacob... Él me haría sentir mejor, lo sé... si entro y le pido que me abrace hasta quedarme dormida lo hará y yo podré dormir mejor.

Aparté la mirada dr su puerta y seguí mi camino hasta abajo, encontré el mueble donde guardaban todas las cosas médicas de emergencia. Rebusqué hasta dar con las pastillas para el dolor de cabeza y decidí llevarme el paquete entero. Fui a la cocina por un vaso de agua para llevármelo a la habitación igualmente.

Volví a pasar frente a la habitación de Jacob pero esta vez lo ignoré lo mejor que pude. Volví a la mía y allí tomé una pastilla para volver a la cama y quedarme despierta hasta el amanecer.