Capítulo 36
Los días fueron pasando más rápido de lo que me hubiera dado cuenta, ya casi no salía del departamento y Diana estaba cada vez más estresada y cansada por la universidad. Nadie sabe nada de Javier porque Travis se encargó de eso antes de irse así que no tenemos nada de que preocuparnos.
-¿Diana? -entré en su habitación luego de insistir porque no respondía.
La vi durmiendo sobre su escritorio encima de sus libros y apuntes. Me acerqué a ella pero la escuché hablando en sueños.
-Luna no se preocupe... Yo me encargo, solo... déjeme... terminar con esto...
Me recosté contra el escritorio junto a ella mientras suspiraba. Ella siempre está atenta a mí aunque tuviera mucha tarea de por medio. Se cansa el triple de lo que debería... Resoplé y la agarré para llevarla a su cama y que descansara allí para así no ir a su presentación de mañana con dolor de cuello y espalda.
Escuché la notificación de su teléfono sobre la mesa y lo agarré solo para ponerlo a cargar, pero vi que era un mensaje de Travis. No iba a leerlo ni nada pero... me hizo pensar en lo que debería hacer. Agarré la mano de Diana y desbloqueé su teléfono solo para escribirle a Travis un "ven mañana a primera hora" y mandarlo. Dejé su teléfono cargando y me fui a la sala.
No pude dormir y me pasé toda la noche mirando el techo y pensando... Hasta que empezó el amanecer y luego escuché los gritos de Diana porque se había quedado dormida.
-¡La presentación! ¡La tarea! ¡Hoy hay examen!
Me senté y la vi correr de un lugar a otro mientras se preparaba y comía el desayuno que ya le había hecho antes de que despertara. Entonces sonó el timbre y yo me levanté.
-Yo abro.
-¡Gracias, Chris!
Me fui hasta la puerta y la abrí para ver a Travis tras esta. Le había dicho al de recepción que lo dejara entrar cuando llegara.
-Travis, hola... pasa.
-Buenos días, Luna... ¿Y Dia...?
-¡No encuentro mi teléfono! -la escuché gritar.
-Está cargando -le dije.
-¡Lo encontré!
Ella sale de la habitación y se detiene de golpe al ver a Travis. Se mira y luego intenta arreglarse lo más rápido posible.
-¿T..Travis? ¿Qué... Qué haces aquí?
-Me has dicho que viniera... -responde él.
-Yo no...
-Yo lo hice -mencioné llamando la atención de ambos-. Quiero que me lleves de regreso a la manada, por favor.
-¡¿Qué?! -Diana me mira sorprendida.
-¿Luna?
-Diana tiene que concentrarse en sus estudios únicamente. Pero te preocupas demasiado por mí hasta en sueños... -apoyé mis manos en sus hombros y le sonreí-. Te agradezco todo, Diana, eres realmente una increíble amiga... pero yo debo regresar.
-Luna... yo estoy bien, no se preocupe por eso. Si me preocupo por usted es porque sé lo mal que lo ha pasado con todo aquello y... lo demás.
-Precisamente por eso. No puedo acostumbrarme a la vida aquí, ya no salgo y... creo que estaré mejor en la manada. Sin esos humanos borrachos ni rogues que intenten hacerme cosas, ya sabes.
La abracé repentinamente y ella se sobresaltó pero enseguida me rodeó abrazándome de igual forma.
-Ya tomé una decisión. Nos vemos, Diana.
-Luna... Christina, ¿de verdad irás? ¿Te sentirás cómoda?
-Claro, ya estoy mejor y puedo soportarlo. Solo... necesité un momento, pero ahora ya estoy bien.
Ella parece dudar pero no pudo hacer nada, suspiró profundo y asintió. Le sonreí y me alejé de ella para mirar a Travis.
-Seguro quieres aprovechar para abrazar a tu Mate; hazlo, te espero abajo.
-Está bien, Luna.
Salí del departamento despidiéndome una vez más de Diana para luego ir al ascensor y bajar. Esperé fuera por unos minutos hasta que Travis apareció y me llevó hasta el auto en el que vino. Encendió el vehículo y se puso en marcha hasta el bosque.
-¿Cómo... Cómo ha estado Jacob? -me atreví a preguntar por fin aunque fuera sin mirarlo.
-Mentiría si dijera que es el mismo...
-¿Sabe la verdad?
-Desde el inicio lo sospechó... Por eso no pudo decirle nada cuando se fue... Mandó a hacer revisar el collar, era uno normal sin magia.
-No creyó en mí hasta tener algo que le dijera lo contrario...
Me quedé en silencio de golpe, Travis me mira de reojo.
-¿Luna?
Negué con la cabeza suspirando y volviendo la vista al bosque. Nos quedamos en silencio solo por un tiempo más hasta que reconocí donde estábamos. Finalmente habíamos llegado a la manada.
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