Capítulo 22
Era un poco extraño estar en la misma clase de entrenamiento siendo la única mayor de edad mientras que los otros no pasaban de los trece años. Aunque no dure mucho tiempo allí, solo un par de semanas. Pronto fui ascendiendo de nivel hasta estar con chicos de dieciocho y diecinueve años. Mi edad. La entrenadora era una general del ejército de Jacob, muy estricta pero buena enseñando.
Notaba como Jacob asustaba a los que peleaban conmigo en algunos entrenamientos porque me golpeaba o me agarraba muy fuerte. Tuve varias discusiones leves y nada tan en serio con él por eso que ya le prohibí venir aquí cuando yo estoy entrenando.
-¡Pero...!
-Nada. No dejas que ellos me tomen en serio, así que te quedas fuera -me crucé de brazos y lo miré fulminante.
Suelta un suspiro de derrota pero me hizo caso y no volvió a aparecer, al menos no dejó que yo lo viera... Estaba segura que alguien me vigilaba por él o se escondía. Pero por fin pude entrenar de verdad, estaba mejorando e incluso la entrenadora lo notó y me felicitó.
-Si sigues así, podrás ascender de rango y entrenar con los mayores.
-¿En serio lo crees? -pregunté emocionada.
-Por supuesto. Aprendes rápido y te tomas muy en serio todo esto. Esta es la clase de disciplina y determinación que todo lobo necesita.
Mis mejillas se calientan por el cumplido, no sabía como reaccionar... Nunca me halagaron por esto.
-Gracias, me seguiré esforzando.
-Eso está muy bien.
Ella se aleja para seguir corrigiendo a los demás mientras que yo seguía practicando mis movimientos. Me di cuenta que era ágil y elástica, eso me servía muy bien para esquivar y contraatacar. Me alegraba poder hacer esto, es una decisión que me ha fascinado tomar.
Al comienzo sí ha sido complicado, no estaba acostumbrada a esto y me costó adaptarme pero me he decidido y gracias a mi determinación he podido llegar hasta aquí. Si entrenaba con los mayores, James y Travis serían mis nuevos entrenadores. ¿Me tomarán en serio? Son los que más siguen las órdenes de Jacob y me tratan muy delicadamente...
Dejé de pensar en eso y volví a concentrarme en el entrenamiento que ya estaba terminando por hoy. Me despedí de los demás y volví a casa donde me encontré con Jacob en el comedor al entrar.
-Hey... ¿Cómo te fue? -pregunta sonriendo.
-Tú dime, sé que tienes a alguien mirando por ti -enarqué una ceja divertida.
-Admito que... al comienzo sí que tenía a alguien, pero ya lo dejé libre de esa tarea.
-¿De verdad? -entrecerré los ojos y él asiente-. Pues... me fue muy bien, la entrenadora dijo que si continuaba así ascendería hasta estar con los mayores.
-Ese entrenamiento es mucho más difícil y pesado, ¿crees poder?
Notaba que no preguntaba de una manera desanimada... sino que estaba probando mi determinación.
-Lo haré, estoy segura.
Jacob deja escapar una sonrisa que mostraba un poco de orgullo por mí, eso me animó. Se acercó y me tomó por la cintura para apegarme a él.
-Estoy sudada y llena de tierra -comente tratando de alejarme.
-De igual forma pensaba tomar una ducha antes de dormir. No me importa.
Se inclina y me da un beso en los labios que rápidamente me deja sin aire. Ignoré lo que recién le había advertido y lo abracé por el cuello a la vez que me paraba en puntillas.
Pronto el beso se hizo cada vez más intenso y profundo. Las manos de Jacob no se quedaron quietas y bajaron hasta mi trasero, lo apretó haciéndome soltar un jadeo sorpresivo. No me dio tiempo a avergonzarme cuando me levantó y me sentó en la mesa, separando mis rodillas y colocándose en medio para acercarse más a mí.
-No te lo he dicho... pero desde que comenzaste a ejercitarte, tu cuerpo se ha puesto más deseable que antes... es casi imposible para mí resistirme a ti.
-Entonces el que empezara a entrenar tuvo más beneficios de los que creímos -mencioné sonriendo.
-Tal vez sí...
Vuelve a besarme, una de sus manos permanece sujetando mi cintura y la otra se sujeta estando apoyada en la mesa.
-¡Hm! -nos sobresaltamos cuando escuchamos un chillido y al mirar vimos a Sheyla- ¡Lo siento, lo siento! Ustedes... continúen, yo solo vine por mis llaves que las dejé aquí, ¡me voy!
Agarra dichas llaves y se va de la casa aún gritando otro "perdón". Jacob y yo nos miramos jadeando pero soltamos una leve risa cómplice juntos antes de que se apartara y yo me bajara de la mesa.
-Iré a ducharme -comenté alejándome pero volteé y noté su rostro pícaro-. Sola.
Levanta ambas manos a modo de paz mientras se apoya en la mesa y me mira sin pudor.
-Claro... lo que digas, mi Luna.
Sonreí y volví a girar para irme pero mientras caminaba no pude evitar decirle.
-¡Y deja de mirarme el trasero!
Lo escuché reír a carcajadas antes de responderme en voz más alta porque ya estaba en las escaleras.
-¡Imposible! No se puede.
Sonreí con más diversión y subí hasta la habitación, agarré una toalla y me metí a la ducha.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro