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¡achú!

—¿Seguro que estás bien, Bin? —preguntó el pelirrubio a través del teléfono.

Hace más de dos días que Changbin, su pareja, había faltado al colegio y él, como buen novio que es, había decidido llamar a preguntar si algo malo ocurría.

Vaya la sorpresa que se llevó al enterarse que su ausencia se debía a que su mayor se había resfriado, al parecer hace tres días la torrencial lluvia lo encontró cuando estaba fuera de su casa y tuvo que regresar, a ella, mojado.

Sí, no te preocupes mucho —respondió el contrario por el teléfono.

—Igualmente, iré a verte ahora mismo.

¿Qué? ¡Seungmin! —reclamó.

—¿Por qué te enojas? ¿Acaso no puedo ver a mi novio enfermo? —le dijo Kim con una molestia falsa.

Claro que puedes, ¡pero no cuando estás en el instituto! ¿Qué tipo de alumno ejemplar se salta las clases para ver a su pareja?

—Pues yo, obvio —contestó con burla—. Ya, pero iré a verte, quieras o no.

Y antes de que Chang pueda objetar, el de mejillas rellenitas cortó la llamada.

Guardó su teléfono y salió del baño, pues allí se había escondido para poder llamar a su pareja tranquilo.

—¿Enserio te vas a escapar? —le preguntó su amigo apenas salió de la habitación antes mencionada, la verdad, Jisung había sido el que se encargó de cuidar la puerta y avisarle por si alguien se acercaba.

—Sí, y tú me vas a cubrir.

—¿Yo?, ¿y qué obtendré a cambio?

—Le diré a Felix que le hable bien de ti a Christopher —le contestó sin dudar, ¿y por qué lo haría?

Ya más de media escuela sabía que el bajito estaba perdidamente enamorado de Christopher Bang, o también conocido como Bangchan, primo del lindo chico de pecas, presidente del consejo estudiantil: Lee Felix.

Para que entren un poco más en contexto les contaré quienes son nuestros protagonistas; Kim Seungmin y Seo Changbin.

Éste último, era conocido por su aura de chico malo y su baja estatura. Chang no era la persona más guapa a los ojos de algunos estudiantes, pero vamos, ¡él tenía sus encantos y era muy lindo!, o bueno, eso siempre repetía Seungmin. Si había algo que pudiera describir mejor al pelinegro, es que el chico era la maldad pura en un envase en miniatura, cualquiera que lo viera directamente por más de cinco segundos, sentía que iba a ser golpeado.

Lo que nadie sabía era que, aquella fría persona, se volvía toda una masita cuando se trataba de su dulce y lindo novio.

Por su parte, Kim era, y es, uno de los chicos más dulces y aplicados de su escuela. Contaba con un cabello lacio y claro, ahora teñido de un dorado brillante; llegaba mayormente maquillado al instituto y siempre, pero siempre, lo podías ver sonriendo.

Kim no era de los más populares, pero tenía uno que otro pretendiente, lastimosamente para ellos, el de mejillas rellenitas, ya tenía a alguien en su corazón. 

Asimismo, el pelirrubio no era precisamente la persona más amable y dócil, pues aunque a muchos alumnos de la escuela le resulte difícil de aceptar, Seungmin podía llegar a ser el amor en persona en un gran envase, siempre y cuando, no veas por más de cinco segundo a su pareja, pues sino, puedes resultar golpeado.

—¿Te llevarás tu mochila o esperas que yo lo haga? —contestó, dando a entender que había aceptado el trato.

—Está demás decirlo, amigo mío.

Tocó la puerta oscura, que contaba con un tono rojizo e intenso, unas dos veces con su puño; eran las once y veinticinco de la mañana, había transcurrido alrededor de una hora desde que había escapado de su colegio y dejado a Jisung a cargo de que su perfecto registro siga así, impecable y sin ninguna falta.

—¿Hyunjin? ¡Tanto tiempo, bro!

Cuando la puerta se abrió, se encontró con Hyunjin, amigo de su querido novio. Al parecer se había estado encargando de cuidar a su pareja, eso tal vez explicaba de porque tampoco lo había visto todo ese tiempo.

—¡Al fin te dignas a aparecer! ¿Sabes lo difícil que es cuidar de Chang? —demandó, dramático como siempre, sin siquiera haber saludado.

—Buenos días para ti también, Hwang.

—¿Has traído algo de comida y algunas pastillas?

Seungmin asintió mostrando dos bolsas blancas que traía consigo en su mano izquierda; el rostro del de melena larga dejó de mostrar fastidio, cuando confirmó lo que trajo, a pasar a estar feliz.

—Pues suerte, te dejo con tu niño, necesito pasar de ser tratado como un esclavo a ser tratado como un rey.

Y diciendo eso, el chico se marchó dejando la puerta abierta para que Kim pueda pasar. Vaya, que buen amigo tenía Chang.

El risueño entró a la casa, cerró la puerta y se dirigió a la cocina. Seungmin conocía aquel lugar muy bien, Bin todavía vivía con sus padres, pero éstos mayormente estaban fuera de su hogar, por lo que Seungmin tenía mucho tiempo para visitar a su pareja. Aunque ésta rara vez se lo permitía.

Dejó las bolsas en el mostrador y se encaminó hacia el cuarto de su mayor. Encontró la puerta entreabierta, y sin pena, ingresó.

—Uh, ¡Hyunjin! —le reclamó una voz apenas abrió y cruzó la puerta.

—Uh, ¡Changbin! —imitó el tono de voz empleado por el mayor, apagado y afligido.

Vio como una cabeza se asomaba entre el montón de colchas que había sobre la cama, aunque la iluminación era algo tenue, pudo saber de inmediato que la persona enredada en ellas era nada más ni nada menos que su pareja.

Se dirigió hacia el más bajo, quien parecía algo aturdido al darse cuenta que la persona frente a él no era su mejor amigo. 

—Entonces por esto has estado faltando a clase, ¿no? —comentó para después sentarse al borde de la cama, sonrió enternecido al ver lo gracioso, y a la vez tierno, que se veía su novio. 

Sus ojos estaban más hinchados de lo normal, su cabello estaba alborotado y el rostro algo atontado.

Tomó las mejillas del bajo y las apretó con algo suavidad, pero lo suficientemente fuerte como para despertar un poco a Changbin. 

Al ver que aquello no tenía resultado, no vio mejor idea que acercar su rostro al del de mejillas rellenitas e intentar besarlo; tan rápido como sus rostros se encontraron a centímetros, Seo apartó la cara, dejando así de estar con sueño.

—¿Qué te pasa? ¿No ves que estoy enfermo y te puedo contagiar? —reprendió Bin sin ápice de fuerza, remarcando así que aún estaba enfermo, pero que no quería que su pareja salga afectada.

—No tengo ganas de comer —dijo el pelinegro al ver al menor entrar a su habitación con una bandeja en donde se observaba un plato de comida y un vaso de agua.

—Debes hacerlo, llamé hace unos minutos a Hyunjin y me dijo que te habías negado a querer alimentarte desde que te enfermaste —respondió—; si sigues así, vas a empeorar, ¿cómo esperas sanarte si no te alimentas bien? Hyung, sé que ya no va a crecer, pero eso no es excusa.

Vio el ceño de su pareja fruncirse, ahogó una risa y se aproximó al mayor con la bandeja en manos.

—¿Desde cuándo tienes el derecho de burlarte de tus mayores? 

—Desde que eres mi novio y no quieres comer.

Escuchó a Chang bufar, pero lo ignoró. Dejó lo que trajo en la mesita de noche que se encontraba al lado de la cama y se sentó de nuevo en ella junto al pelinegro.

—¿Qué quieres a cambio?

—¿Uh?

—Dime que es lo que quieres para que puedas comer.

Silencio.

—Qui-quiero...

—¿Quieres?

Changbin volvió a cerrar la boca, haciendo que así todo quede otra vez en silencio. Cuando el pelinegro se comportaba de aquella manera tan tímida, solo significaba una cosa.

Subió sus piernas a la cama y se arrimó en el cabezal de la misma.

—Ven, siéntate —dijo mientras palmeaba suavemente el lugar libre que había entre sus extremidades.

Chang lo miró algo sorprendido, al parecer había dado en el clavo. Sin esperas más, Bin se acercó a su mayor y ocupó el lugar que le había ofrecido, quedando así, frente a frente con su pareja.

—Aww, que bonito –comentó Seungmin al ver a su novio de cerca, éste tenía la nariz algo roja por el resfriado y su mejillas habían tomado un color carmín.

Dirigió sus manos a las mejillas de su pequeño novio y las apretó cariñosamente, si alguien del colegio estuviera viendo aquello, sin duda sería el chisme más hablado en toda su escuela. ¿Y cómo no? Si el pelinegro era bien agresivo con cualquiera que intentara tocarle un solo pelo.

Changbin era de cero contacto, claro, eso sí no era Hyunjin o Seungmin. Aunque tenía que aceptar que solo permitiría ser mimado por el de mechas claras si Hyunjin no fuera tan insistente y uno de sus pocos amigos.

Dejó las tiernas mejillas de su novio y pasó a abrir lo brazos, dando a entender que ya podía empezar a ser abrazado.

El mayor se inclinó hacia delante, dejando todo el peso de su cuerpo en el pecho de Kim, apoyó su mentón entre el hombro y cuello del rubio mientras bordeaba la cintura del mismo con sus brazos; segundos después sintió que la acción era correspondida.

Se relajó, aquel contacto le aportaba tranquilidad, seguridad y confianza, parecía como si todo el malestar que estaba pasando por su resfriado desaparecía.

¡Dios! ¿Por qué aquello siempre le hacía sentir mejor?

Aspiró con profundidad el aroma de la colonia que utilizaba Seungmin, no pudo identificar a que olía exactamente, pero era agradable y tranquilizador. 

Soltó un suave suspiro al sentir la respiración del menor en su cuello, y lejos de ir por un camino más caliente, Kim obligó a su pareja a separarse para poder apreciar mejor el rostro de su mayor.

—¿Ahora sí comerás? —consultó dulcemente.

—No...

Entonces, cuando Chang pensó que el más alto se enojaría, empezó a sentir los belfos de su pareja sobre todo su rostro.

¡Seungmin estaba dándole piquitos por toda su cara!

Sintió cosquillas ante el contacto, en poco tiempo, lo único que se podía escuchar eran las risillas de Seo y los exagerados sonidos de beso que hacía Seungmin.

—¿Ahora comerás? —preguntó demandante el menor.

—Sí —respondió divertido el contrario, ¡ay el amor!

La puerta se abrió con fuerza, los estudiantes giraron para ver de quien se trataba. Entonces se sorprendieron al volver a ver a Changbin, el cual estaba como nuevo.

Sus cabellos negros bien peinados, traía un polo azul marino y sobre éste, una casaca de cuero oscura; ni hablar de sus pantalones y zapatos negros, parecía simplemente que había decidido tomar unas vacaciones de seis días para después volver a la escuela como si su desaparición no hubiera sido extraña.

Caminó demandando autoridad hasta los casilleros, dirigiéndose al grupo de tres personas donde se encontraba su novio, el amigo de éste y Hyunjin.

—Veo que pasar dos días con Changbin fue la medicina que él necesitaba —dijo con sorna Jisung, Seungmin solo sonrió.

—No me parece justo, media escuela parece sorprendida por tu aparición después de faltar a clase cuatro días y yo, que desaparecí el mismo tiempo que tú, ni de mi regreso han hablado —habló Hyunjin con molestia fingida.

—Es porque soy más importante —afirmó con aires de superioridad.

Seungmin simplemente escuchaba toda la conversación sin decir nada, sin duda Changbin había vuelto a ser el mismo, y pensar que hace un día se había encontrado acurrucado en su pecho, con una polera grande de molang y pantalones flojos de amarillos.

De repente, Kim se acercó al más bajo y lo rodeó con sus brazo. Al sentir el cuerpo contrario tenso, se dio cuenta que aquello fue inesperado para Changbin.

—La próxima vez, yo seré el enfermo —susurró antes de dejar un beso en la mejilla de su pareja.

Se alejó y vio el rostro del pelinegro tomar un color rosa. Sonrió en sus adentros y llamó a Han para irse juntos a su salón.

—Crees que si me enfermo, ¿Bang vaya a verme para que no me muera?

—Creo que si te enfermas, no morirás porque tu mamá estará allí para cuidarte.

—Hablo enserio.

—Yo también, Bin y yo somos pareja, Chan a ti ni te toca –respondió con burla antes de dirigirse a su asiento cuando ya estaban dentro del aula.

Estaba muy feliz, no era por alardear o algo así, pero le hizo sentir muy bien el saber que sus abrazos, besos y buen trato hacia Changbin, ayudaron a sanar su resfriado.

Bueno, eso y las pastillas que le dio después.

que asco de fic, la verdad.
me había estado gustando como empecé, pero por alguna
razón el final no me convence.

quería que sea más soft, ¡más fluff!
pero terminó siendo esta vaina, matenme, plis.

pienso después de esto subir un mini-fic jaywon, para luego
actualizar never met.
priorizaba un fic nuevo que uno ya publicado, ¿viste?

ahora mi frase favorita: perdonen la faltas ortográficas y los errores en la cutre trama, por fis 😭

siempre digo que luego lo edito, pero de ahí se me agarra la pereza y lo olvido. además de que últimamente, los fics que subí, lo hago desde mi teléfono y desde ahí no puedo hacerle una corrección correcta :(

en fin, ¡los veo en una próxima!

atte; ©LoveTyunning 2022

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