Hug me
—JungKookie, tengo miedo.
Los nervios de TaeHyung se notaban en su voz y el agarre de su mano en la de JungKook se volvió cada vez más fuerte.
—Todo va a estar bien. Lo prometo.
Con su mano libre JungKook le acarició su pálida mejilla, notando que el chico estaba un poco frío, sin embargo, sonrió intentando brindarle seguridad ya que era lo que más necesitaba en ese momento.
TaeHyung asintió y al dirigir su mirada hacia la puerta vió al doctor hablando con la enfermera. Tragó saliva y miró a JungKook quien también había estado viendo aquello. Ambos sabían lo que eso significaba.
El doctor entró en la habitación junto con la enfermera quién traía una silla de ruedas con ella, seguramente para poder llevar a TaeHyung.
—Ella es ChaeYoung —dijo el doctor refiriéndose a la enfermera a su lado—. Es quien te llevará y preparará para la cirugía, TaeHyung.
La chica hizo una reverencia hacia ambos chicos, y sonrió dulcemente antes de que el doctor continuara hablando.
—Yo iré a terminar de arreglar los últimos detalles, y en unos minutos estaremos listos —el médico se acercó un poco más a TaeHyung—. Todo saldrá bien.
Dicho eso, se retiró de la sala dándole luz verde a ChaeYoung para comenzar a acomodar los delgados tubos conectados a TaeHyung y demás para así poder llevarlo en la silla. JungKook miraba con la vista afilada cada movimiento que hacía la chica, vigilando que fuera lo más cuidadosa posible. TaeHyung rió por ello.
—Te amo. —dijo el rubio captando de inmediato la atención del contrario.
JungKook lo miró y sonrió.
—Yo te amo más y siempre lo haré.
JungKook tomó con delicadeza el mentón de TaeHyung para unir sus labios, y a pesar de que los belfos de TaeHyung estaban un poco secos, el beso fue perfecto, un tacto lleno del más puro amor.
—Um, me temo que ya es hora de irnos. —la enfermera habló un poco incómoda de interrumpir el momento, sin embargo, ya todo estaba listo.
TaeHyung se sonrojó un poco por la vergüenza, y JungKook quiso tomar una foto de ese momento. Hacía demasiado no veía las mejillas de su chico de un color que no fuera similar a un blanco pálido.
JungKook y la enfermera tomaron a TaeHyung, y con cuidado lo ayudaron a pasar de la camilla a la silla. Ya cuando estuvo sentado allí JungKook se agachó un poco para quedar a la altura de TaeHyung.
—Cuando salgas de allí prometo traerte tu postre favorito —JungKook le dijo—. Además tengo una sorpresa muy especial.
—¿Una sorpresa? —JungKook asintió—. Dime qué es.
TaeHyung puchereó, sin embargo, el menor no cedió.
—Te la daré cuando vuelvas. —le respondió alborotando sus rubios cabellos.
TaeHyung fingió molestarse y cruzó los brazos a lo que JungKook sólo rió y lo abrazó.
Duraron así unos segundos por lo que el abrazo se comenzó a alargar más de lo que debía, y aunque la enfermera no había dicho nada, TaeHyung sabía que ya debía irse, por lo que se decidió a hablar.
—¿Me abrazarás tan fuerte que no me podré ir? —le preguntó a JungKook mientras reía.
JungKook suspiró, y después de dejar un tierno beso en la frente del chico, apartó sus musculosos brazos dejándolo libre por fin.
—Ten por seguro que lo haré.
Al ver que JungKook se apartó del camino, la chica hizo una reverencia hacia el mismo y comenzó a empujar la silla de ruedas. Cuando se empezaron a alejar TaeHyung se volteó y le sonrió por última vez a JungKook, quien al notar aquello le guiñó un ojo de vuelta, intentando esconder el hecho de que en su interior sólo podía rogar que todo saliera bien.
<...>
JungKook terminó de llenar aquella planilla y con el lindo ramo de flores en mano, comenzó a caminar por el blanco pasillo.
Sus pasos eran largos con la intención de llegar más rápido al lugar. Y así fue, en unos cortos instantes estuvo frente a la puerta que buscaba. Tomó aire y con su mano libre la abrió, entrando a la habitación.
Intentó mantener sus buenas energías a pesar de ver que todo seguía igual.
TaeHyung seguía allí sin despertar.
Llenando sus pulmones de aire, cerró la puerta y se adentró más en la habitación. Primero se dirigió a una mesa que había allí con un jarrón que contenía unos claveles que ya parecían un poco marchitos, y tomando las flores que traía en manos, sacó esos casi muertos claveles del recipiente y los reemplazó por los nuevos que había traído.
Después de terminar con eso, sí se acercó a la camilla donde el inconsciente cuerpo de se novio yacía.
—Hey, TaeHyungie, te ves muy lindo hoy —JungKook le dijo acomodando con cuidado unos de los rubios cabellos del chico detrás de su oreja—. ¿Será porque al fin hoy vas a despertar?
Nadie respondió. JungKook suspiró.
—Hoy nuestro pequeño vecino fue a buscarte —volvió a hablar, esta vez tomando asiento en la pequeña silla al lado de la camilla—. ¿Recuerdas el chiquillo con un cachorro? Dijo que extrañaba que fueras a jugar con él y con Tannie... También me preguntó si sabía cuando ibas a volver —pasó saliva—. No supe decirle cuando.
JungKook extendió su mano, tomando la del chico inconsciente, tocándola e intentando brindarle calor pues se notaba un poco fría.
—Ah, príncipe, nos haces tanta falta... a todos.
JungKook miró la un poco pálida mano del contrario, y notó el pequeño anillo que brillaba ahí.
—Necesito que despiertes para que puedas ver tu sorpresa —JungKook siguió, comenzando a jugar con la pequeña argolla en el dedo contrario—. Sé que fui un poco atrevido al ponerte el anillo sin que aceptaras, pero no quería dejarlo en la caja. Algo tan bonito y tan brillante como esto —dijo refiriéndose al anillo—, debe lucirlo alguien muy lindo también.
Nadie respondía pero a JungKook no le importaba. Él en el fondo de su corazón confiaba ciegamente que de alguna manera su TaeHyung lo escuchaba.
—Aunque si no quieres casarte conmigo lo entenderé, sólo debes despertarte y decírmelo... sólo despierta, por favor, Tae.
Un nudo comenzó a formarse en la garganta del pelinegro.
Se levantó de la pequeña silla en la que estaba sentado, acercándose más que nunca al cuerpo inconsciente de TaeHyung.
—Bebé, abre tus ojitos, ¿sí? —JungKook pidió tocando suavemente la mejilla del chico—. Demuéstrale a los doctores que se equivocan, que eso que ellos quieres hacer... desconectarte sería el peor error. Porque yo sé que estás aquí... sólo estás tomando una siesta un poco larga, TaeHyungie —JungKook sonrió, una solitaria lágrima descendiendo por su rostro—, tú siempre has sido un príncipe muy dormilón.
JungKook pasaba saliva intentando bajar el nudo en su garganta, sin embargo, aquello no servía, y eso fue más evidente cuando un pequeño sollozo se escapó de sus labios.
Unas lagrimas lograron salir al fin de sus ojos, comenzado a deslizarse por sus mejillas, y JungKook se permitió llorar.
Porque le dolía como la mierda. La vida estaba siendo demasiado injusta.
—Perdóname, yo sé que no te gusta verme llorar, Tae —se disculpó intentando limpiar algunas lágrimas de su cara—, pero es duro... Vivir sin ti, yo no puedo hacer eso, ¿sabes?
JungKook le dijo riendo entre lágrimas.
—Tú me salvaste, Tae. Estuviste ahí para mí cuando nadie más lo hizo, creíste en mí a pesar de que no había ninguna razón para hacerlo. —JungKook dijo recordando el pasado.
Cuando le había dicho a sus padres que era gay, ellos le habían dado la espalda, técnicamente lo habían expulsado de todo lo relacionado con ellos, habían hecho como si nunca hubieran tenido un hijo.
En esos tiempos, JungKook se había sentido terrible, sin familia y creyendo que él mismo era una atrocidad por no gustarle las chicas. Se había sentido solo, perdido. Y aún más estúpido había creído que el camino que lo salvaría era el alcohol, las drogas, las malas compañías.
TaeHyung había llegado a su vida como un pequeño ángel puesto en su camino. Lo había ayudado a salir de todo aquello, y cada noche que JungKook se sentía mal, TaeHyung había besado cada una de sus penas hasta que quedaban atrás.
JungKook logró dejar esos malos andares sólo gracias a TaeHyung, y sólo ese mismo chico había creído en él cuando dijo que quería terminar sus estudios, llegar a ser alguien.
—TaeHyungie, yo te voy a salvar como tú lo hiciste conmigo —JungKook le dijo con la voz quebrada—. Voy a abrazarte tan fuerte que no te podrás ir, ¿recuerdas?
Y después de eso JungKook con cuidado se aferró en un abrazo al cuerpo del chico. Se aferró a él tanto como pudo, porque no lo iba a dejar ir.
Los sollozos del pelinegro llenaban la habitación, y sus lágrimas empapaban la ropa del chico en la camilla.
Pasaron unos cortos minutos, y JungKook ya se había calmado un poco, por lo que lentamente soltó su agarre y se fue alejando del cuerpo del chico.
Y cuando subió su mirada al rostro contrario, se paralizó.
Unos grandes ojos miel lo observaban.
—Doc-¡doctor! ¡Enfermera! ¡Alguien! —JungKook comenzó a gritar alterado—. Oh, Dios, oh, Dios. ¡Alguien por favor!
JungKook miró a TaeHyung quien tenía aún los ojos abiertos, y luego corriendo se dirigió hacia la puerta de la habitación, saliendo de allí a buscar asistencia médica.
No pasó mucho tiempo cuando el agitado JungKook volvió a entrar al cuarto junto con una enfermera y un doctor.
El médico se acercó rápidamente al chico en la camilla y junto con la enfermera comenzaron a revisar a TaeHyung.
JungKook corrió al otro lado de la camilla viendo a los profesionales actuar, sin embargo, su corazón latía a mil de solo ver esos ojitos color miel abiertos de nuevo.
—Lo hizo, TaeHyung lo hizo. —el doctor dijo mirando JungKook, la sorpresa era palpable en su voz y en su mirar.
JungKook no podía creerlo, sólo rezaba que no fuera un sueño, sin embargo, algo lo hizo asegurar que no era así.
—Gukie...
Esa pequeña palabra, ese pequeño apodo, eso fue suficiente para volver a JungKook el hombre más feliz del mundo.
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no soy muy buena escribiendo cosas tristes, pero cuando se me vino la idea me pareció linda y bueno
igual tiene final feliz xq así es como trabajamos aquí 👍🏻
les amo, ¡muchas gracias por leer! ♡
©gguktaebae
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