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La niña se quedó despierta durante casi dos horas ahí, abajo de la autocaravana, ya era de madrugada, pero raramente no lograba conciliar el sueño, quizá era uno de esos días que se quedaba sola en la casa y su madre se marchaba a la iglesia para realizar una vigilia, es decir pasarse orando toda la madrugada.
Durante esos tiempos, siempre lograba convivir en su casa en soledad absoluta, su madre no era capaz de asignarle al menos una niñera, o quizá familiar, pero Meiling no quería dormirse hasta que llegara a casa, así que se merondeaba despierta durante la madrugada para esperarla, luchando con ella misma para que no caiga dormida.
Tenía bastante frío, el viento helado se colaba por abajo de su ropa y un escalofrío le recorría por todo su espina dorsal, no tenía un abrigo puesto, lo necesitaba en el fondo pero no fue en busca de uno.
Meiling había notado que afuera ya no se escuchaba los molestos silbidos de Shane o cualquier otro ruido de la noche.
Así que con una pequeña sonrisa en su rostro se subió a la caravana a vigilar, con las dos navajas que tenía.
Cuando se sentó en este, unos ruidos y pisadas sobresaltó su pequeño cuerpo, Meiling giró rápidamente su cabeza, pero no vio nada, solo escuchaba alguien subir a la caravana.
Cuando esa persona llegó completamente, sobre el techo de la caravana, se logró ver a Carl, él solo la saludó con la mano, con una pequeña sonrisa
La rubia lo miró completamente confundida, en buen parte con sorpresa, notó que tenía una linterna, un abrigo y un libro entre sus brazos y una pequeña sonrisa plasmada en su rostro, con los ojos algo soñolientos y decaídos.
-¿Pero que haces aquí? vete a dormir, Carl.
-Quería acompañarte un poco nada más, mis padres se quedaron dormidos- explicó
-Es lógico que se van a quedar dormidos, son casi las dos de la madrugada- lo miró molesta- por favor ve a dormir, no necesito nada, estoy bien. - habló, intentando sonar tranquila.
-Solo te acompañaré un rato ¿si?
-Como sea- se encogió de hombros mostrando desinterés, girandose a ver al frente.
Carl dejó el libro en su regazo poniendo la linterna al lado de ella, buscando una manera de ponerle el abrigo, pero se veía en una posición muy encogida haciéndolo ver casi imposible.
Así que solo lo puso sobre sus hombros con delicadeza, ante eso la niña solo se inmutaba.
-Estaba durmiendo, pero me desperté, te ví y salí para poder acompañarte- explicó, la rubia frunció sus ceños ¿realmente se despertó por su cuenta? creía que estaba mintiendo.
-Estás loco...
-Sabes, escuche algunas conversaciones- la interrumpió- creo que decían que eras algo extraña, pero en mi opinión, no creo que lo seas.
La niña lo miró enseguida, completamente sorprendida, por unos largos segundos, se cuestionó ¿después de lo que hizo el no cree que es una niña extraña? ¡hasta Carl también vio como le clavó su navaja al cráneo de su madre! todas esos pensamientos la hacían marear.
-Bueno, gracias por ser el único- suspiró- gracias por ser mi único amigo Carl...
El niño le regaló una sonrisa amable, acordándose del libro que tenía cerca de él.
-¿Quieres ver las fotos de mi familia?- sin darle tiempo de contestar, abrió el álbum, dejándose ver fotos pegadas en este- esta es la torta de mi cumpleaños número 10, ahí dice mi nombre.
Señaló a un pastel dónde decía "Happy Birthday Carl" escrito con chocolate, haciendo sonreír dulcemente a la niña.
-Con ese pastel pudiste haber alimentado a un pueblo entero. ¿Estás seguro que no amaneciste con diarrea explosiva? - preguntó, viéndolo con curiosidad, el castaño analizó sus palabras, y luego se echó a reír y la rubia le siguió el juego.
Ella no tenía ningún álbum familiar de su familia, nunca lo tuvo, aunque era solo ella y su madre.
Desde que su madre sufrió el accidente, se había vuelto completamente loca, se había vuelto abusiva con ella
Meiling nunca supo porque Dios castigó a su madre de esa manera ¿había hecho algo malo?
Nunca encontró la respuesta.
[...]
Al día siguiente, fuimos Carl, yo y Sophia a jugar en el bosque. Era agradable en cierta parte, pues pretendíamos seguir con nuestra niñez e inocencia, pero en el fondo, sabíamos que con el tiempo, nuestra sencillez, pureza, se desvanecerá poco a poco.
Pero en medio de eso, escuché ruidos extraños y fui a ver, un caminante merondeando.
Levanté mis lentes de sol, a mi cabeza. ¿A quien engaño? Me los llevé para verme más genial, aunque ya lo era, pero verme un poquito más no hacía nada malo.
Sostení mi navaja con mucho nerviosismo, caminando lentamente, Carl y Sophia estaban detrás de mí, desesperados, temblando ligeramente,
Un caminante
Yo volteé a verlos, ellos me veían preocupados, les hice una seña para que se acercaran a mí y ellos con pasos lentos fueron escondiéndose junto a mi, detrás del árbol
Para ver al caminante, que caminaba lentamente por el bosque
-Es el primero que ha podido llegar tan lejos- susurré, sin quitar mi vista de el muerto, para después voltear a verlos- el campamento no estará seguro por siempre
-Tenemos que avisarles a los demás- habló Carl
Yo asentí, con las dos navajas en cada mano caminé lentamente hacia el caminante, mientras que Carl y Sophia me susurraban atrás mío, suplicando volver con ellos.
Yo pisé una rama sin darme cuenta, esta crujió de enseguida, empecé a maldecir por lo bajo, viendo como se volteaba a verme.
El caminante se acercó a mí de inmediato, con el único propósito de morderme, su peso fue contra mí y fue entonces cuando empecé a patalear, forcejear contra él, hasta que mis dos navajas se caen al suelo, agarré su camiseta sucia en un desesperado intento de alejarlo de mí, pero es en vano.
Solté un pequeño grito de auxilio, Carl corrió hacía mí con nerviosismo, tomando mis dos navajas de el piso
-¡No sé como hacerlo!- sollozó el niño, viéndome forcejear con el muerto como si fuera un hermoso show.
-¡Maldita sea, Carl- grité enojada, mientras escuchaba como Sophia lloraba ligeramente aferrada a el árbol
Lo empujé demasiado fuerte, ya harta, logrando que se cayera al suelo, levanté mi mano, para que Carl pueda entregarme mi mavaja, él me lo entrega y de inmediato me acerco al caminante para incrustar mi navaja en su cráneo.
Finalmente me puse de pie, voltee a verlos, suspirando cansadamente, mientras recuperaba mi aliento.
-A los dos les falta muchísimo- murmuré, dispuesta a guardar mis dos navajas pero de la nada, y vaya sorpresa que me dieron, siento que una mano me agarra el cuello con demasiada fuerza, suelto gritos de auxilio, con terror, oyendo detrás mio unos gruñidos muy cerca de mi rostro más.
Un caminante estaba agarrándome a través de un árbol, solo que era muy idiota y no podía pensar en voltearse
Mis dos navajas se caen de nuevo al suelo, incluso mis lentes de sol y los dos niños se acercan hacía mí, empujando inútilmente y pateando al caminante que me tomaba del cuello
El niño se agacha a tomar mis dos navajas mientras Sophia seguía empujando al caminante con asco, Carl me mira y me entrega mis navajas, ya que él no podía hacerlo y con mucha dificultad, alcé mi mano y busco su cabeza para poder incrustarle
Por fin lo hago y el deja de agarrarme el cuello, con mucho asco quito su mano de mí y me separo rápidamente del cadáver, con la respiración descontrolada.
-No podemos estar más aquí, debemos volver al campamento- les dije
Ellos asintieron con mucho miedo y empezaron a seguirme devuelta a casa. Pero antes recogí mis lentes y me los coloqué en la cabeza.
Entre los árboles y cuando estábamos apunto de llegar vemos a un caminante comiendo un venado con una flecha en su estómago, las tripas y la sangre se ven a la vista.
Sophia perturbada empieza a gritar, mientras que Carl le sigue la corriente y gritan asustados, empezando a correr hacía el campamento
-¡Mamá!, ¡Mamá!, ¡Papá!- exclaman los dos, corriendo en busca de sus madres, la diferencia era que Carl era a su padre
Los hombres del campamento estaban corriendo hacía nosotros, mientras que Carol y Lori le revisaban a sus hijos, preguntándole muchas cosas con desesperación
-¿Que cara...? - tapé mi boca de nuevo cuando estaba apunto de pronunciar una mala palabra, con los ceños fruncidos observo como Shane, Dale, Jim, Glenn, Rick y Morales golpeaban al caminante con solo objetos.
Rodeé los ojos y realmente me apetecía decirles que era darle en la cabeza, pues esa era la única manera en liquidarlos, pero parecen ignorarme así que solo guardo mi navaja, ahora sola en medio del bosque, porque Carl y Sophia se fueron a sus carpas para ser revisados por sus madres y ahora los hombres se encargaban de matar al caminante cuando en verdad lo hacían todo mal.
xoxo
Publicado : 16.12.23
pd : si hay algún lector fantasma por ahí, no sea malita y vote <//3
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