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ᥴhᥲρtᥱr 001 - thᥱ bᥱgιᥒᥒιᥒg of ᥱvᥱrყthιᥒg

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Muchos de los carros tocaban su bocina, una y otra vez, impacientemente, causando molestia a la niña.

Ella se encontraba en la cajuela del auto, observando con atención como Carl y Sophia jugaban a las damas, mientras abrazaba sus propias piernas, temblando ligeramente.

Shane estaba dentro el vehículo, completamente frustrado, mientras intentaba encontrar un canal de radio, pero solo se escuchó interferencias.

Hasta que escuchó algo en el cielo, y levantó la cabeza.

Helicópteros, unos tres o cuatro, estaban sobre el cielo avanzando en dirección contraria, sin separarse. Su sonido distintivo que hacían cuando volaban retumbaban en los oídos de todas las personas que se encontraban en la carretera.

Todos, la familia Peletier, familia Grimes y Meiling, veían hacía arriba expectantes, confundidos, algo esperanzados.

- ¿Nos iremos pronto? - preguntó Sophia, observando a los mayores.

- No - respondió la niña - el plan de emergencia fracasó, ahora todo está desbordado ¿Que no lo ves? - habló la niña duramente, con frialdad. Ésta veía a la nada, con la mirada perdida, mientras abrazaba su propio cuerpo para calentarse, pues era de noche y el frío parecía incrementar más.

La niña se notaba que no estaba de buen humor, no lo estaba, no después de lo que pasó en la carretera, se podía apreciar tan solo verla, aunque en ese momento su rostro estaba lleno de lágrimas, se notaba enojado.

Sophia la miró, sin decir nada, sintiéndose intimidada, aunque dentro de ella las esperanzas disminuyeron y se sintió aún más fatal, mientras bajaba su mirada.

Carol se acercó a Lori, con seriedad, disimuladamente, aunque Meiling no la vió.

- Tu hija debería controlar lo que dice - susurró.

- Ya te dije que no es mi hija, Carol - insistió la mujer.

- Tengo hambre - avisó Carl, el hijo de Lori, mirando a su madre.

- Lo sé Carl, como todos - habló su madre, mientras sostenía su collar entre sus manos. Meiling la miró con curiosidad, aunque no le agradaba el hecho de que su madre no hacía nada para remediar el hambre de su hijo, pero la niña quería compartir de sus pocas provisiones, al final pensó, que si se quedaba sin ellos, no tenía posibilidades de sobrevivir.

Así que no lo hizo.

- Puedo darle algo de comer - sugirió Carol - preparamos un equipo de supervivencia, es suficiente para alimentar a un ejército.

La niña salió de su trance y levantó la cabeza, observando todos a su alrededor, Lori estaba encima de la capota del carro donde estaba Shane, Ed Peletier fumaba un cigarrillo serenamente, lo que hizo que lo mirara con asco y repulsión, lo cuál el hombre no lo notó por suerte.

Se sentía cansada físicamente, su estómago le empezó a doler, pero disimuló y no dijo nada.

- Te lo agradezco mucho - agradeció Lori, mientras se levantaba de la capota.

Vió a la mujer de cabello corto con sorpresa mientras se acercaba a la puerta de su auto, de lo bien que estaban equipados.

- No es nada.

Pero como la niña se encontraba cerca, vió como Carol abrió la puerta de su auto, pero inmediatamente Ed se acercó a ella y lo cerró con brusquedad, casi agresivo, sobresaltando a Meiling, mientras veía como su rostro estaba poseído por la furia.

- ¿Por qué diablos le dijiste eso? - preguntó enfadado - ni siquiera conocemos a esa gente.

- El niño tiene hambre, podemos darle una caja- explicaba la mujer, con algo de miedo ante él, por lo que Meiling dedujo que su esposo no tenía buenos tratos con ella regularmente.

- Se llama seguridad operativa. ¿Cuánto piensas que va a durarnos si sigues abriendo la maldita boca con todos?

- Lo siento, no lo pensé. - dijo, para finalmente alejarse del auto, con pena.

La rubia simplemente desvío la mirada, con una pequeña sonrisa en el rostro, negando lentamente.

Saltó de la cajuela de un salto, caminando hacía la ventana de la puerta del auto, donde se encontraba Shane, frotándose el rostro algo frustrado.

- ¿Encuentra algo?

- No, nada, niña. Puedes irte.

- Había una emisión de emergencia, incluso una grabación de centros de refugiados en una emisora - informó Meiling, viéndolo- ¿Que diablos pasó?

- Que no hay nada, se detuvieron ¿Entiendes? - explicó el hombre, algo malhumorado. Mientras salía del auto para caminar hacia los demás, dándole la espalda a la niña, quien le sacó la lengua con enojo, detrás suyo.

Carl la vió, y río suavemente.

- Voy a ir más arriba a ver qué pasa.

- Voy contigo - anunció Lori, siguiéndolo.

- Ed olvidó las provisiones, encontré esto en mi cartera - habló Carol, entregándole unas galletas de avena, que para Meiling, no se veían para nada apetitosas.

- Está bien. Oye... ¿Te molestaría cuidar a Carl por un momento?

Meiling la observó, y enseguida desvío la mirada, para mirar hacía abajo, mientras jugaba con sus dedos, sin decir nada.

No la mencionó a ella.

Lo cuál no le importaba en lo absoluto, pero se sentía extraña.

- Shane y yo veremos si encontramos a alguien que sepa lo que sucede- explicó Lori, mientras acariciaba suavemente el cabello del niño.

- Pero quiero ir con ustedes.

Meiling se mantenía viendo a otro lugar, como si no perteneciera allí absolutamente, estaba expuesta en la noche, en silencio, su rostro estaba sin expresión alguna, sin decir nada.

La mujer negó con la cabeza, mientras dejó un beso en la cabeza de su hijo.

- Hey, volveremos enseguida ¿Sí, amigo? - tranquilizó Shane, mirando al niño. Entonces él y Lori empezaron a caminar hacía más arriba de la carretera con paso apresurado, dejándolos solos.

Hasta que pasaron unos minutos.

- Tu papá es bueno - dijo Sophia, dirigiéndose al niño.

- Shane no es mi papá- negó Carl - papá murió.

- Entonces Shane es un buena persona para ser el reemplazo de tu papá- habló Meiling, viéndolo con una sonrisa. Carl giro a verla, y a los pocos instantes, sus ojos empezaron a lagrimear.

- Oye, niño, no quise decir eso.

Eso fue precisamente lo que quiso decir literalmente.

Antes de que el niño soltara llanto, se empezó a escuchar estruendos, que hizo que todos desviaran su vista, asustados.

A lo lejos, quizá más lejos del bosque, se escucharon relámpagos, o eso es lo que creían ellos, y personas de la carretera peleando, y la alarma de un auto sonando, asustando a Carl.

- ¡Mi mamá! ¡Le puede pasar algo a mi mamá! - exclamó el niño, con preocupación. Y sin más, echó a correr lejos de ellos, sin importarle nada.

- ¡Carl! ¡Carl, ven aquí! - gritó Carol intentando ir tras él, pero el niño ya estaba lo suficientemente lejos de todos como para alcanzarlo, la mujer se recostó al auto con el rostro preocupado, mientras se llevaba las manos al rostro - Dios mío, Lori me va a matar.

Meiling soltó un risa incontenible, y sin decir nada, empezó a correr tras él, sin detenerse, intentando ser lo más veloz posible para alcanzarlo, escuchando los gritos detrás de ella. Lo podía distinguir a lo lejos, pero el niño se seguía alejando.

- ¡Carl!

Cuando gritó su nombre, el niño se detuvo, respirando con fuerza, recuperando su aliento, mientras en su rostro se delataba el miedo, la desorientación, en medio de hombres que peleaban bruscamente.

- No son relámpagos. - susurró el niño, cuando Meiling llegó finalmente a su lado. Ambos miraron hacía el cielo y lo vieron.

Helicópteros se dirigían hacía la ciudad de Atlanta, que probablemente, eran los principales responsables de los estruendos fuertes que había en la ciudad.

Carl, sin decir nada, corrió hacía el bosque, mientras Meiling lo seguía.

- Debemos volver- avisó la rubia, sin embargo, el castaño no hizo caso y avanzó más apresurado, en donde llegaba al final del bosque. Sin más remedio, la niña lo siguió a dónde iba.

Llegaron a un lugar en donde se podía ver toda Atlanta, en donde se dirigía los helicópteros.

- No puede estar pasando esto - susurró la rubia, casi en un estado de shock.

Los helicópteros lanzaron bombas a las calles de la ciudad, los sonidos fuertes retumbaban en sus oídos, casi perturbados. Sin poder creerlo.

- Lo están lanzando a la calle - avisó el ojiazul, sin poder apartar la mirada. El fuego se hizo presente, frente a los estruendos, se escucharon gritos aterrorizados, llantos inconsolables, de todas las personas que estaban cerca.

- ¿Meiling?

La niña escuchó su nombre y miró a Carl, quién notó que había lágrimas bajando por sus mejillas, respirando tembloroso, desesperado, atemorizado. Su pequeño cuerpo temblaba ligeramente.

- Meiling, tengo miedo. - dijo el niño, asustado, retrocediendo unos pasos. Mientras lloraba.

La niña suspiró, algo incómoda, sin saber exactamente que hacer. Al ver que Carl estaba teniendo un momento emocional y roto, lo acercó a él suavemente.

Y lo abrazó.

Vió sus ojos rojos, llorosos, su cuerpo temblaba, y sin saber muy bien lo que hacía, rodeó sus brazos por su cuello, mientras daba unas palmadas a su espalda, dudando si eso serviría como consuelo.

Para su sorpresa, el niño la rodeó con sus brazos con fuerza, soltando llanto, sin apartarse de ella. Aunque él era un poco más alto que ella, hundió su cabeza en su cuello, soltando gemidos y lloriqueos.

Meiling, sin saber que hacer, lo dejó ahí hasta que dejara de llorar y pudiera sentirse seguro y tranquilo.

Ese había sido el principio de todo.

El principio de Carl Grimes y Meiling Rockwell.




























Amigues, creo que este es un capítulo de relleno pero en realidad es importante como Carl empezó a agradarle Meiling, porque al principio le daba miedo sjsjsj

Bueno, chau

xoxo

Fecha de Actualización: 9.1.24

pd: no sé si les dije pero creo que es obvio, cuando es letra cursiva es que ese hecho ya pasó antes.

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