(Narra Kaleb)

Después de que Blaine me jalara y  me abrazara me pidió perdón por haber llegado tarde, resulta que le chocaron el auto y tuvo que resolverlo. Ahora Blaine ya estaba aquí con un hermoso traje y un peinado que requirió bastante gel, que mal, a mi me gustan sus rizos. Me trajo a la fiesta de Suggar en su automóvil, que fue de lo único que hablamos en todo el trayecto,  su hermoso Pagani Huayra BC* color vino.

Después de eso, se quedo mudo. Como si hablar conmigo le costara la vida o como si yo no estuviera en el mismo plano existencial que él. 

Al llegar a la fiesta me dejó solo, yo fui con Suggar a entregarle su regalo. Le gusto mucho, y fue un gran alivio para mi ya que ahorre mucho tiempo para poder dárselo. Una bolsa  de mano color beige con correas doradas y unos colgantes en diferentes tonalidades.

 Después de agradecerme se tuvo que ir a recibir al resto de sus amigos, así que yo me fui al minibar y pedí  un Cisne Negro y después un The End. No suelo tomar mucho, pero he tenido un poco de experiencia en las fiestas de Suggar, bajo el cuidado de su padre Al. 

No tengo mucho que hacer, así que tomé mi celular para textear con mi tía, pero al prender el aparato apareció mi rostro junto al de Adam.

 Antes de que se fuera me había prometido que cuando se graduara volvería por mi y nos casaríamos y que pagaría mis estudios, pero ahora está casado, tiene un hijo y no quiere verme. Me duele su traición, me enamore de él y me hizo tantas promesas que jamás cumplirá.

 La melancolía me invadió, mis ojos ardían a la par de mi garganta, no pude contenerme y deje que las lágrimas corrieran por mi rostro.

No sé cuanto tiempo estuve llorando, pero al salir de mi trance me di cuenta Blaine estaba sentado en frente de mi limpiando mi rostro.

(Narra Blaine) 

Cuando llegamos a la fiesta en la casa de campo de Suggar me separé de Kaleb y me reuní con mis amigos más cercanos Tristan, Wes, Quinn y Santana. 

Hola. - dijo blaine sentándose en la mesa con los demás chicos.

Hola, Blaine - respondieron todos y Santana le dio un beso en la mejilla al moreno. - ¿Cómo va nuestra pequeña conquista?

Si Blaine - incito Tristan -  ¿Kaleb ya se acostó contigo?

No - respondió el de cabellera negra y rodó los ojos - es un decoroso de primera. Incluso pienso que jamás a tenido sexo.

¿Quien no ha tenido sexo a los 16 años? - dijo  Quinn 

Seguramente es de esas personas que dicen que es un santo pero es todo lo contrario. - menciono Wes - Y si no, seguro que es un sumiso. 

Apuesto 10,000 a que no pasa ni una semana para que sean novios. - ofreció la morena.

Yo la misma cantidad a que mañana mismo son novios. - Wes.

Igual - Tristan.

Pues, ya que es un huraño - dijo  Quinn - apuesto a que pasa un mes para que se lo lleve a la cama.

Trato - aceptó Blaine extendiendo su mano al centro de la mesa para cerrar su Apuesta. - Kaleb me pertenecerá. Eso es un hecho.

Hola chicos - interrumpió Sebastian - ¿Un trago?

Todos sonrieron al ver llegar al castaño con bebidas para todos ellos. Tomaron las cervezas que les ofrecía un mesero y Wes le contestó.

Hablando sobre la  gran boda del año. -  giro a ver a Blaine y le preguntó - ¿cómo se siente saber que vas a tener de hermano a tu mejor amigo?

¡Claro! - gritó la rubia - ¡Además de que le gustabas a Sebastian!

Ya basta. - dijo Blaine. - Eso es pasado. Aparte él ya tiene novia. 

Si ya. - siguió Sebastian - Ahora solo tengo ojos para mi Marley.

Ah... - Thad - ¡Ya basta!, shu shu. No queremos romanticismo en esta mesa Sebastian. - bromeo.

Ya los veré en un par de años, bola de babosos.- respondió mientras los demás reían - Van a estar llorando por los rincones por una estupidez y allí juro que me vengaré.

Uyyyy - dijeron al unisono.  - 

El rey Sebastian nos ha maldecido - jugueteo el moreno.

Ashh.. - Sebastian se levanto de su silla y empezó a caminar al otro lado de la mansión -Adiós niños...

¡Ey! Blaine. - se acerco Sam señalando a Kaleb - He allí tu oportunidad.

El rizado giro la mirada para observar a Kaleb, que lagrimeaba sentado en un taburete del minibar mientras observaba su celular. El ojimiel no desperdiciaría una oportunidad de acercarse al de piel pálida, así que se encamino a él y le preguntó que le pasaba. Al no recibir respuesta le empezó a secar las lágrimas y fue entonces cuando sus miradas se encontraron.