Deseo no recordar ese día, pero es como si rogara que esos pensamientos siempre estuvieran presentes.

— ¡No entiendo de que te quejas!

— ¡Oh pero claro que no lo entiendes!, ¡A ti no te tratan del asco!

— ¡Yo no te trato así!

— ¡Jamás dije que fueses tú!

Una voz dulce y llorona gritaba defendiendo su persona, la pelea se agravaba con cada paso que aquel chico moreno daba hacia él. La cena estaba regada en el suelo junto a un ramo de rosas hecho pedacitos y una botella de vino quebrada; el líquido había manchado su suéter color mostaza mientras las gotas no dejaban de escurrir.

Hoy era un día especial, su peor error fue creer que debía de pasarlo con su persona...especial.

— Solo cállate y larguemonos de aquí.

— "Solo cállate", ¿¡Es qué no sabes decirme otra cosa!? —reclamó—. ¡Un maldito año, Shadow!, ¡Un maldito año he tenido que soportar tus ofensas, burlas e idioteces! —le apuntaba con el dedo mientras entrecerraba sus ojos enojado.

— ¡Los aguantas porque quieres!

— ¡Por qué te quiero, imbécil!

— ¡No te pedí que lo hicieras! —se acercó más.

— ¿¡Entonces porque aceptaste ese cariño!?, ¡Todo estaba perfecto hasta que te pedí ser mi novio!, ¿¡Y ahora resulta que eres un jodido maltratador de parejas!?, ¿¡Tendrás mierda en la cabeza acaso!?

— ¡Entonces terminemos y listo!, ¡Asunto arreglado! —exclamó soberbio.

— ¡Quiero que me digas porqué haces eso!, ¡No estaré en paz hasta que lo hagas!

Su voz...estaba colmando su paciencia.

No sabe porqué lo hizo, no sabe ni entiende el porqué, pero lo hecho...hecho está.

Recogió la botella del suelo, aquella botella de vino. Sus picos eran amenazantes y filosos, sabe que se puede herir con eso. Pero no lo usó para herirse a si mismo.

Si no para herirlo a él.