53| Te tengo
-¿Qué estamos buscando ?- preguntó Francisco despues de mucho tiempo.
-Te dije que no preguntaras nada-contestó Victoria sin dejar de caminar.
Llegaron al area de la sección prohibida, Victoria alzo la varita iluminando los libros y se giro a el.
-Vamos- habló y entraron al pasillo.
Ambos caminaron con sigilo hacía los libros, Victoria tomó uno de pasta negra y con letras platas con un título llamado Los magos más poderosos.
Observó al chico y está caminó hacia uno de los sillones donde se arrojó y abrió el libro.
-¿Por qué no hay nada?-preguntó en un susurró la chica observando las hojas blancas el libro.
-Por que no abres bien tus ojos- contestó con las manos en los bolsillos el chico.
Victoria daba vuelta a las hojas con desesperación, no habia ido a la biblioteca como loca sin encotrar nada, desesperada y enojada arrojó el libro hacia al piso.
Se giro a la ventana sintiendo la mirada de Francisco sobre ella, escuchó los pasos del chico alejándose y cerró los ojos.
Sintio una presencia al lado de ella y se giro chocando con los ojos cafés del chico, este le sonrió y dejó el libro en la mesa. Con sumo cuidado Francisco tomo la mano de la chica y saco un cuchillo.
-Sólo una verdades heredera del mal puedes abrir esto libros- la observó, la pelinegra fruncio el ceño.
Trazo una fina línea en la mano de la chica con el cuchulo, está hizo una mueca de dolor, Francisco tomo la mano de la chica y la puso arriba del libro. Una gota de sangre cayo sobre las hojas blancas y poco a poco las letras empezaron a aparecer.
-Fantastico- murmuró y le sonrió al chico quién la miraba con una sonrisa.
-Sólo la sangre de una maga oscura puede ver un libro de este tipo de magia-le explicó - Y esa eres tu.
Victoria tomo el libro y empezó a hojearlo, en el estaba la historia de su abuelo Voldemort, la historia de los mortiferos y los hechizos más poderosos que habían.
-¿Pero...- observó al chico y le sonrio- Gracias O'Donell.
Este le sonrió.
- Pero, yo no uso magia oscura- habló Victoria mientras leia.
-Pero la sangre de tu abuelo corre por las tuyas, y el era una de los magos mas poderosos a parte de Dumbledore por supuesto- contestó.
La chica se quedó observando al chico de ojos cafes, por varios segundos se quedaron viendo a los ojos.
-Lamento todo lo que te hicimos- habló Francisco rompiendo el silencio- Encerio, lo siento, nunca debi meterme contigo. Yo quería hablarte pero... mi hermana arruino todo.
-Siempre arruina todo- contestó Victoria con frialdad
-Si, es una pesadilla, a veces no se que tenía mi padre en la cabeza cuando la trajo a Hogwarts- río.
Victoria sonrió. Le gusta la risa de Francisco.
Ambos se quedaron observando sin hablar, a Francisco siempre le había gustado la chica, sabía que Victoria no era la típica princesa que necesitará un chico que la salvará, ella lo hacia sola.
Por otro lado, Victoria nunca admitiría que le gustaba el chico rebelde que tenía enfrente, el no quería un príncipe lindo, ella quería algo como ella, un desastre. Un maravilloso desastre.
El sonido de una lámpara caerse hizo que ambos rompieran el contacto visual y diriguieran su vista hacia los pasillos de la biblioteca.
Francisco alzo la varita iluminando el lugar.
-Hay que irnos- habló Francisco a la chica quien asintió tomando el libro.
Ambos caminaron con sigilo entre los pasillos, un carrito de libros se atravesó impidiendoles cruzar el pasillo.
Francisco por instinto se puso delante de la chica para protegerla, movió el carrito e hizo una seña para que Victoria lo siguiera.
Las risas de una mujer retumbaron en el lugar.
-Escuche que se dice que hay una mujer en la biblioteca- susurró el chico.
-Eso es falso-contestó Victoria- Cuando a mi tío Draco lo mandaron a biblioteca por un castigo, mi tío Marcos espanto a mi tio, nunca existió tal mujer.
Victoria observaba las sombras que se hacia gracias a la luz de la luna, los ruidos de un taconeo se escuchaban por todos lados.
-Hay que irnos ya- le habló Francisco.
Ambos caminaron con velocidad hacia la entrada de la biblioteca. Una risa escalofriante hizo que ambos se detuvieran.
Se escuchaba por todos lados. Hasta que se escuchó detrás de ellos.
-¿A dónde van tan aprisa?- preguntó una voz demente detras de ellos.
Victoria observó al chico y ambos con lentitud se giraron topandose con una señora vestida de negro al igual que su cabellera, esta sonreía con demencia.
-Mi querida niña-habló y rio- ¿Acaso no sabes quién soy?
Victoria sin dejar de verla pensaba en quién podía ser, ese cabello negro igual que su padre y al de ella, esos ojos negros que podían ser agujeros que te comían de miedo. Igual a los de ella.
-Abuela...-murmuro la chica.
Era la persona del retrato que tenía su padre escondido en un baúl de su despacho.
Victoria caminó hacia atrás con temor, sabía lo que su abuela había hecho a muchas gente que conocía.
-No te acerques mas-habló Francisco.
Bellatrix Lestrange solto una risa y negó lentamente.
-No te metas en lo que no te importa- habló esta sonriente.
-Me meto por que me importa-contestó.
Bellatrix sonrió y con un movimiento de varita mando volando al chico hacia los estantes de libros, Victoría ahogo un gritó.
Antes de que pudiera reaccionar, Bellatrix tomo la muñeca de la chica y la apretó.
-Sueltame- apretó los dientes las chica al hablar, el dolor en su brazo se empezaba a extender por el apretón.
-Tu te vienes conmigo, nieta- le murmuró con una sonrisa.
-No...- contestó con temor.
Victoria gritó cuando un humo negro las invadió a ambas, esta empezó a perder el conociemiento. Francisco observaba a los lejos sin poder levantarse por el dolor, como ese humo tapaba a ambas mujeres y antes de que pudiera hacer algo desaparecieron.
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