32| Su vida jamas seria tranquila
Harry Potter observaba acostado el pasto las nubes que se movían de un lado a otro, estas formaban figuran divertida y el pelinegro sonreía.
Ginny caminó con sigilo hacia su esposo y lo abrazó por la espalda, Harry sonrió y atrago a su pelirroja con una sonrisa.
-¿Sabes que te quiero verdad?- preguntó la pelirroja en un susurró.
-Lo se, yo también te quiero, pero no te voy a decir que decía la carta-le murmuró sonriente.
La pelirroja se alejó del chico con una mueca, necesitaba nuevas formás para sacarle información a su esposo.
Ginny se sento al lado de el tomandolo de la mano mientras ambos miraban el atardecer, la pelirroja sonrió recordando ma primera vez que conoció al chico.
-¿Harry?-pregunto- ¿Crees que al fin nuestra vida sera tranquila?
Harry la observó con preocupacion, sabía a lo que se referia la chica, desde esa carta que llegó cuando estaban jugando Quiddich.
-Lo sera-le contestó para tranqulizarla.
La chica se recosto en el hombro de este, Harry la abrazo por la espalda.
El aire empezó a soplar con fuerza haciendo que ambos chicos se separaran de golpe, lo árboles se movían con rapidez y las nuves se desvanecian.
Harry se paró con rapidez tomando la mano de la pelirroja, este la abrazó para protegerla del aire, mientras caminaban hacia la casa una carta golpeó la cara del chico, la pelirroja fruncio el ceño preocupada.
El chico tomo la carta y la abrió poco a poco.
El niño que vivió, sería una lastima que tus hijos sufrieran un accidente como el de tus padres, son unos chicos muy lindos y los tengo vigilados al igual que a ustedes Potter, ten cuidado.
L.B
Ginny observó la carta con temor y Harry hizo bolita la carta con enojo y temor por amenazar a su hijos y no saber a quien reclamarle. Tiro la bolita de papel al piso y el viento se detuvo dejando oír el silencio del anochecer.
Harry observó el cielo negro, su esposa entró a la casa con temor.
Su vida jamás sería tranquila pensó el pelinegro con un nudo en la garganta mientras entraba a la casa sintiendo la mirada de alguien a sus espaldas y con el temor de voltear, apresuro el paso.
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