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27. Nosotros lo haremos posible

27.

Su humor era del asco, y eso que la noche anterior había estado pegada a Jayce. Aferrada a su cuerpo de tal manera que parecía tener miedo de que este escapara en cualquier momento.

Se disculpó tantas veces que su voz a penas funcionaba en un tono agudo esa mañana, tenía los ojos hinchados, y la mirada perdida.

Con que así se sentía ser destrozada por alguien que quieres. No era la primera vez que algo así pasaba, pero nadie es capaz de acostumbrarse a algo como eso. Nadie puede disfrutar de las cenizas cuando el fuego aún no ha terminado de extinguerse.

—¿Quieres que te lleve a un lugar para que despejes tu mente?—. La chica que se aferraba a él aún sobre la cama, entre las sábanas, sintiendo su calor, no era capaz de mirarlo a los ojos.

—Me gustaría—. Murmuró distraída Enot.

Cualquier cosa que la hiciera olvidar la realidad al menos un par de horas, sería mejor que nada.

—¿Quieres ir a tu casa primero?—. Jon seguro estaba preocupado, pero todo era decisión de Enot en este momento.

—No quiero ir allí ahora—. Su papá partiría en dos a Alan si descubría que había hecho llorar a Enot.

—Esta bien, está bien... No iremos—. Jayce la llevo aún más a su pecho, haciendo sentir un poco más segura a Enot.

—Gracias...—. siempre que ella mencionaba esas palabras, sabía que eran sinceras.

De hecho todo en cuanto a Enot, al menos en cosas importantes venían del corazón primero.

Jayce habló con sus padres luego de llevarle el desayuno, ella no quería ver a nadie, pero terminó por ser acompañada por Claris. Quien por suerte hizo todo por distraerla.

Mientras Jayce y su madre salían por algunas cosas para ella. Suponían que no querría ir a su casa, pero Jon estaría demasiado preocupado. Por lo que, mientras su mamá se encargaba de la ropa y todo lo demás en la primera tienda que encontraron. Jayce habló con él, y luego con sus amigos, principalmente Marcus, Nora y Aspen.

—¿En cuánto puedes estar aquí?—. Mencionó. Estaba en una llamada con Aspen, ayer le mencionó que Enot no se sentía bien.

Claro que evitó mencionar el porque.

—¿De qué hablas? Yo llegué hace una hora—. No esperaba menos de esa chica.

—¿Puedes traer a Marcus y Nora? No creo tener tiempo de hablarles, tengo que hacerme cargo de algunas cosas para el viaje.

—Confía en mi, todos estaremos en menos de una hora fuera de tu casa—. Sonaba confiada, aún cuando seguro estaba sin energías por el viaje tan largo.

—Gracias hámster rosa—. Murmuré suave.

—Me teñiré el pelo de nuevo idiota—. Umm, se le veía bien rosa.

—Okey, nos vemos—. Terminó la llamada justo a tiempo.

Ya que su madre salía de la tienda. El viaje de regreso a casa no fue complicado, además su mamá no había hecho más que unas pocas preguntas que Jayce respondía con frases cortas.

—¿Me haces un favor mamá?—. Jayce habló antes de salir del auto.

—El hotel lo reservé antes de irnos cariño...

—No es eso—. La detuvo.

—¿Entonces que es?

—Veras...

(...)

Empujándose unos a otros, luego de muchos abrazos de parte de Aspen y Nora a Enot, terminaron por acomodarse en el auto (Una nueva van con la que había aparecido Aspen). Al final no solo fue ella, Nora y Marcus, sino también Iris y Lukas, quién había sido tomado de conductor.

—¡Iremos a la playa!—. Gritó Aspen, tratando de animar un poco el ambiente una vez que el auto arrancó.

Nora fue tomada de copiloto, y disfrutaba de una conversación con Lukas. Iris, Aspen y Lukas hablaban sobre su próximo año escolar, y como las chicas habían quedado en la misma universidad, claro que ambas en diferente carrera. Mientras Aspen había escogido Artes Liberales, Iris se fue por psicología y conductas humanas.

Ciertamente iban de la mano con sus carreras universitarias.

En cuanto a las personas que parecían estar en su mundo en el fondo del auto. Jayce no le había mencionado a Enot a donde iban, pero estaba claro que Aspen ya lo había gritado a los 4 vientos. Ella estaba lo suficiente distraída, como para prestar atención en algo que no fuera, o su cuerpo recostado en el pecho de Jayce, o ella viendo por la ventana.

Desechada por el mundo, y suspensa en las cosas que pasaban por su cabeza. Una de ellas era la idea de no poder perdonar a su amigo nunca. Pensar que las personas eran momentos, y los momentos no son para siempre, dolía.

Sin darse cuenta había empezado a estrujar la camisa de Jayce, la cual ni siquiera fue consciente de cuando había tomado. Este solo la sujetó, dando a entender que estaba ahí. Luego la llevo hasta su boca dejando un suave beso en ella, ambos estaban sumidos en sus propios mundos, donde por segundos que parecían vidas.

Eran eternos, al menos para el otro.

—¿Estás bien con esto?—. Salir a un día donde recién le habían destrozado el alma no era una buena idea.

Pero él ya tenía en mente un plan, donde esto era necesario.

—Estoy bien... Además escuché que incluso mi papá viene—. ¡Agh! Soltó Jayce para sus adentros, seguro Claris se lo había dicho.

—T-trate de detenerlo pero dijo que me robaría a su hija esta vez, y que no permitiría eso—. Enot soltó una risita por lo rápido que estaba hablando Jayce.

Ese chico tenía ese poder, hacerla sonreír cuando el mundo entero la había hecho llorar. Porque ellos, aún en las simples miradas, en los silencios, en las sonrisas sin explicación tenían una conexión, de esas que no se explican, solo se sienten.

—Estoy bien con nuestros padres vengan... Parece divertido con incluso los chicos.

Ya es perfecto solo porque estás aquí... Quiso decirlo, pero Enot se quedó inconsiente el resto del camino. Algo bastante común, de hecho Jayce incluso soltó una risita por el deja vú que sintió cuando la chica se quedó profundamente dormida.

—¿Ella, está bien?—. Habló Lukas con cautela.

Y todos los vieron para asegurarse, daba gracias porque todos y cada uno logró disimular su preocupación. Cuando los recibió hace una hora fuera de su casa, hubiera jurado que iban a saturar a Enot de preguntas, para su sorpresa todos actuaron normal.

—Le voy a partir la madre a ese idiota—. ¿Cómo lo sabía Nora? Es todo un misterio.

—Yo me apunto—. Se añadió Aspen. Mientras que Marcus solo suspiraba aclarando sus ideas.

—¡Y yo!—. Dijo Iris.

—¿Tu estás bien?—. Esta vez Marcus miró a Jayce, él también tenía pequeñas ojeras.

Todo era porque esa noche no pudo dormir, pensando en cosas que habían pasado hace mucho tiempo. Pensó en su relato "El rey triste" y asumió que Enot había recordado el momento, y armado una nueva versión. Se culpó un poco por olvidar que había escrito eso, resultado todo en conflicto. Pero además de eso, pensó mucho escuchando el suave sonido de Enot una y otra vez disculparse hasta quedar dormida.

—Nada que una buena tarde en las olas y una noche de sueño no reparen—. Trató de sonreír, pero no había convencido a nadie.

—Cuida de ti también Jayce... Ella justo ahora te necesita mucho, pero no te olvides de ti mismo—. Todos miraron a Lukas.

Más con sorpresa que otra cosa.

—Lo sé, y gracias tonto—. Jayce estaba un poco orgulloso de su primo.

(...)

Para cuando la mayoría del grupo, o se había quedado dormido, o simplemente había guardado silencio observando por lo que fueron 5 horas, la carretera, ya sea de pueblos, ciudades pequeñas y grandes,  pequeños lugares turísticos. El camino hasta su destino estaba llegando a su fin.

Un largo viaje, y el resultado era un hermoso paisaje.

Habían llegado a una de las playas más famosas de todo el país. Hasta con tan solo las llantas sobre la carretera llegaba una hermosa y suave sensación de relajación.

La arena que se extendía adelante hasta más allá de donde la vista podía llegar, las pequeñas olas que se formaban en la orilla, cercanas a pequeñas o grandes estadías para turistas. Después de todo "Sea ​​breeze" era uno de los lugares más espectaculares de los alrededores, y ellos no habían podido escoger mejor momento para llegar.

¿Y por qué? Porque a fines de enero la temporada bajaba, sobre todo por los inicios de años escolares, las personas usualmente no estaban tan locas como para ir a relajarse justo antes de empezar las clases, claro, menos todas las personas dormidas o moribundas que llegaban en una van justo ahora.

—¡Llegamos! ¡Al fin!—. Aviso Lukas quién había estacionado el auto y era el primero en bajar.

Solo para que Nora le siguiera, y le ayudará a su dolor de espalda con algunas burlas, aunque también brindándole un masaje.

—¡Mierda! ¡Este lugar es impresionante!—. Aspen también estaba de humor al parecer.

—¿Te ayudo a cargarla?—. Le preguntó Marcus a Jayce, notando que Enot parecía aún muy dormida.

—Estaré bien... Vean la reserva del hotel—. Jayce buscó su teléfono, donde la reservación que debía ser escaneado del hotel se encontraba.

—¡Yo bajo!—. Mencionó Iris. Era todo un misterio porque aún con todo ese ruido Enot ni siquiera se había movido.

—¡Hey! ¡Atrapa!—. Jayce lanzó su móvil a su amigo y este lo atrapó.

—¿El de 5 estrellas?—. Jayce asintió

Su mamá era la que había escogido el hotel "At the sea's shore" el más recomendado del lugar, y eso que era una cadena de más de 20 líneas de hoteles bastante populares.

—Solo ve... Voy en un rato—. Su cara al ver con tanta ilusión a la chica que dormía con tanta tranquilidad sobre él, decía que tardaría más que un rato.

Marcus terminó por asentir y salir del auto, haciendo el menor ruido posible con la puerta. Él si era considerado.

Jayce no lo había notado, pero el lugar donde Lukas había estacionado estaba bastante cerca de la playa. Podía ver desde ahí las olas que brillaban por los últimos y escasos rayos de sol, las pocas personas jugar sobre el agua o en la arena. Además del rostro de Enot, su rostro de piel pálida, pestañas largas, labios rosados y carnosos.

La hinchazón de sus ojos había disminuido, una parte de su cabello cubría tiernamente su mejilla, el resto estaba sobre él.

Nunca pensó que tendría la oportunidad de estar tan cerca de ella, si hace dos meses le hubieran dicho algo de lo que ha pasado últimamente, seguro hubiera sonreído imaginando lo imposible que eso sería. Porque todo lo que ha sentido por ella, es lo que no llegará a sentir de nuevo por alguien, por eso es que todo en cuanto a Enot parecía ser solo una alucinación.

Y eso da un poco de miedo, no poder amar de nuevo de la misma manera si te llegan a romper el corazón, realmente asusta.

—¿En qué piensas?—. Dijo Enot, quién reciente había despertado y lo primero que vio fue a Jayce perdido.

—No mucho... ¿Nos vamos?—. Ella miró alrededor sin entender.

—¿Ya hemos llegado?—. Jayce tapo su boca por la carcajada que trataba de aguantar.

—Umm hace como media hora... Pero te veías tan bien durmiendo con la boca abierta que no logré despertarte—. Enot se sonrojó y a Jayce esto le pareció adorable. Así que no perdió la oportunidad de susurrar algo al oído de la chica.

—Tengo la sensación de que estoy loco por ti—. El rostro de la chica se tornó aun más rojo.

—E-es hora de i-irnos—. Abrió torpemente la puerta y bajo del auto.

Encontrando ante ella uno de los paisajes más bellos que jamás había vistos. Y éste era la playa "Sea ​​breeze". Con la oscuridad esta vez adueñándose del panorama, tan solo siendo iluminado por la luz de la luna llena, que también era reflejado en el borde de la playa, incluso la arena húmeda parecía escarcha.

—¿Vamos al hotel? Luego podemos explorar la playa—. Enot sonrió, agradeciendo que Jayce la llevará a un lugar como ese.

—¡Vamos!—. Sujetó su mano, y ambos sonrieron. Mientras seguro eran arrastrados por la brisa del viento.

Puedo apostar que los turistas, al igual que tú y yo, pensaron al ver a esos dos, que seguro eran la pareja de jóvenes más felices del mundo.

(...)

Para cuando llegaron adentro, Marcus y Aspen salían de un ascensor no muy extenso en el vestíbulo, topándose con ellos en la recepción. Las personas del hotel fueron realmente amables, por lo que cargaron las pocas maletas que Jayce había retirado del auto.

—¿Subirán de nuevo?—. Preguntó Jayce cuando notó que los cuatro subían al elevador. Las personas que llevaban sus manetas subieron primero.

—Sip... Ya distribuimos las habitaciones.

—¿Hay más de una?—. Preguntó el chico, ya que había sido claro con su madre. Quería una de las más grandes, para todos sus amigos, y luego otra solo para él y Enot.

—Hay dos—. Dijo Marcus. —Con dos camas grandes cada una... Por lo que Aspen dijo que Nora, Lukas e Iris en una, y nosotros cuatro en la otra—. Jayce gruño, más no sé quejó.

—Por mi está bien.

—¡Que bueno Enot! ¡Podrás dormir conmigo! o Jayce—. Soltó una risita por el entusiasmo de Aspen.

—Iremos a la playa una vez que todos tomen un baño—. Aviso Jayce saliendo del ascensor.

Por suerte el resto del grupo salía de una de las habitaciones, y había escuchado perfectamente.

—¡Bien! Las chicas y yo estaremos abajo en la barra de bebidas... Ya nos bañamos—. Mencionó Lukas siendo acompañado por Nora e Iris.

—Nos vemos en un rato Enot—. Paso Nora abrazando a Enot, antes de seguir a los chicos por el resto del camino.

—¿Estás bien?—. Aspen rodeó a Enot con un brazo, y trato de consolarla.

—Realmente quiero ir a la playa ahora—. Mencionó ella fingiendo una sonrisa.

—Vamos rápido entonces...

La habitación era grande. Era sorprende, las enormes ventanas que daban directo a la playa, las camas donde se podría dormir calmado, ese lugar era tan hermoso que te hacía sentir completamente en blanco. Ambas chicas observaban lo lindo que era el sitio, mientras que los chicos tomaban primero un baño.

Cuando salieron ambas estaban recostadas sobre una de las camas, mientras la escena frente a ellos no era muy diferente a la de ayer. Enot hablando con tristeza, como si estuviera a punto de llorar, mientras Aspen, la persona con menos seriedad del mundo, quién no podía ni hablar sin soltar una broma estaba callada y quieta solo escuchando a Enot.

—¡Listo chicas!—. Las corto Marcus, cuando vio esa mirada en su amigo.

La mirada que decía que estaba a punto de hacer una estupidez. Porque hizo la misma mirada cada vez que la veía sonreír, porque aunque él se desmoronaba por completo, todo estaría bien si ella sonreía.

—Aprovecharon a cambiarse en el baño... Tampoco es que veríamos muchos—. Aspen trato de suavizar el ambiente.

—Más que nada era para darles privacidad hámster rosa—. Jayce se burló de ella despeinando su cabello.

—¡Ya te dije que lo teñiré, volveré al color natural!—. Gritó ella al tiempo que se ponía de pie.

—A mi me gusta—. Mencionó Enot.

—¡Se cancela todo! ¡El rosado me queda bien!

—Al lado de mi maleta hay una que es solo para ti—. Mencionó Jayce al acercarse, y una vez que Enot se puso de pie susurró algo para ella. —Cuando termines ve a la entrada y espérame ahí... Quiero llevarte a un lugar.

Ella no protesto, más que nada porque Jayce la puso nerviosa susurrando tan cerca.

—¡Nos vemos más tarde chicas! Jayce y yo iremos a recibir a Dennis, Willian, Claris y a su suegro.

—Cállate Marcus—. Lo golpeó Jayce con suavidad en el hombro.

—Nos vemos en un rato—. Mencionó el chico dedicándole una sonrisa a Enot antes de abandonar la habitación.

(...)

Al fin las chicas estaban listas. Era sorpresa que todo lo que había en la maleta fuera de su talla, entre tanto Enot no logro ir a así a casa, por lo que no tenía nada que ponerse. Bueno hasta que entre ella y Aspen revisaron la maleta que comento Jayce, básicamente eran vestidos de tirantes para verano, algunos trajes de baño, shots y camisas para ir a nadar.

Optó por ponerse uno de los vestidos después de tomar un baño. Este era de un color rosa muy claro, con pequeñas flores en el diseño de la tela, además dejó su cabello recién lavado suelto y junto a Aspen decidieron bajar al vestíbulo y encontrarse con los demás.

No tardaron mucho en aparecer en la barra de bebidas, donde Lukas y Nora parecen tener una buena conversación, mientras que Iris hablaba con una señora talvez de unos 40 años.

—¡Como tardaron!—. Se quejó Nora.

—¡Bien! ¡Bien! El resto ya está afuera, así que ¡Vamos!—. Dijo Lukas poniéndose de pie primero.

—Puede presentarme a su hijo la próxima vez—. Iris se dirigió a la señora de antes.

—Esta bien, nos vemos cariño.

Una vez todos iban de camino Enot recordó las palabras de Jayce, y tan pronto como la brisa choco con sus hombros desnudos, y miles de estrellas pasaron ante sus ojos perdidos en el cielo se separó del grupo.

—Los alcanzó luego—. Todos la miraron con extrañeza.

Pero nadie dijo nada.

—No te tardes—. Asintió, y sonrió mientras lo veía ir a la playa a tan solo unas 10 o 12 metros.

Incluso alcanzo a ver a su padre conversar con Willian, justo a donde los chicos se dirigían. También a Claris junto a su madre en la orilla de la playa.

Su mente estaba en blanco, y eso era mejor que los pensamientos que había tenido desde ayer. Pero no podía evitar sentirse mal, ese era el resultado de estar tomando la culpa de todo. Desde el haber hecho sufrir a Jayce por tantos años, hasta creer en Alan de la manera en que lo hizo.

—¡Hey!—. La persona que tenía su corazón entre las manos la llamó.

—Has llegado.

—¿No esperaste mucho?—. Sujetó su mano.

—Solo una vida entera—. Sonrió, porque no le importaba nada.

Solo quería estar con él para siempre. Porque cuando estoy contigo, me siento a salvo, no creo que eso me pase con otra persona.

(...)

Recorrieron todos los pisos del hotel, hasta llegar al último, escalera por escalera. No tenían una gota aliento para abrir la puerta de la azotea, claro que sí terminaron por hacerlo, donde había una sorpresa para Enot que no parecería agradable.

—N-no puedo c-reer que subimos t-todo eso—. Dijo ella apoyada contra sus rodillas.

—Has aguantado come libros... Pero ahora quiero pedirte algo.

Enot miro a Jayce, y sin importar que, cruzó la puerta de metal que los dejaba en la soledad de la azotea del hotel. Habían pequeñas luces en todo alrededor, una piscina enorme, y la vista más alta de toda la costa de Sea ​​breeze.

—No me odies por esto—. Mencionó Jayce, dudando si esto era lo correcto.

—Estas extraño. ¿Cómo podría odiarte?—. Eso no pasaría.

—¡Puedes salir!

Y entre la parte oscura de aquel lugar, la silueta de lo último que Enot quería ver apareció. Tan solo ver su rostro fue suficiente para que ella llevará su mano a su pecho, sintiendo los pedazos quebrarse aún más.

—¿Por qué?—. Ignoró a Alan y vio a Jayce.

—No te mentí, es solo... Me hubiera gustado tener la oportunidad de ser escuchado antes... las cosas hubieran sido diferentes—. No podría molestarse con él, Jayce solo quería hacerla sentir mejor.

Y por más que odiara esta situación, era algo que no se podía evitar.

—No hables sino quieres... Solo escucha Enot—. Alan estaba nervioso.

Después de todo, había venido hasta aquí porque al menos quería explicarse. No justificar sus errores, porque no tenía justificación, pero no quería perder lo único bueno que tenía en la vida.

—Espera abajo Jayce.

—Bien—. Murmuró él, admirando a la chica que amaba. Y poco después abandonando a ambos para reunirse con los demás.

Nadie habló luego de que la puerta de metal se cerrará. Enot se retiró los zapatos de verano que traía puesto y se sentó a la orilla de la enorme piscina.

Alan la miraba sin parpadear.

—Habla—. Dijo ella sintiendo el agua fría en la punta de sus pies, y mirado todo mientras no fuera él.

Las palabras parecían quedarse en su garganta, atrapadas, sintiendo que arruinaría todo si elegía las equivocadas. Y eso que no sabía por donde empezar. Pero no quería que las cosas quedaran ahí, donde o se resolvían ahora, o se jodian para siempre.

—Lo hice porque tenía miedo...

—¡No vengas con esa estupidez Harrison!—. Esta vez ella si volteó a verlo, ahí parado no muy lejos con una expresión que odiaba.

Porque la hacía sentir culpable. Y no quería hacer lo mismo que su padre, culparse de todo, para que nadie más sufriera la tormenta.

—No lo entiendes... ¡Tu mejor que nadie debería saber que soy lo único que tiene mi familia! Y tú... Tu eres lo único que yo tengo Enot—. Cubrió su rostro con su mano derecha, evitaba que ella viera las lágrimas que estaba aguantando. —Eres lo más importante para mí... Y me siento como un idiota.

—¡Esa no es excusa! ¡Sabías lo importante que eras para mi desde el principio, yo... yo confíe en ti.

—¡Lo sé, lo sé! Pero el miedo te hace hacer estupideces... ¿Crees que no me he arrepentido? También tienes la culpa, porque me ilusionaste por tu miedo egoísta de quedar sola.

—Alan... Yo no..

—No, no solo eres una víctima aquí Enot Miller... ¿Crees que el apartar a los chicos que se te acercaban era solo por ser amigos? ¿A caso una maldita vez tomaste en cuenta mis sentimientos? ¿Si quiera pensaste en eso?

—Yo...

—¡No maldita sea! ¿Crees que no me di cuenta que no tomaste enserio mi confesión? Que me besaste porque creíste que ibas a perder a uno de tus únicos amigos... Quise pensar que solo lo imaginaba, pero esa es la verdad—. Giró caminando de un lado a otro, él tenía razón.

—¡Me usaste! Además no tengo la culpa de no poder enamorarme de ti...

—¡No! No la tienes... Pero tienes que aprender a superar las cosas de una jodida vez Enot... No puedes vivir el resto de tu vida temiendo ser abandonada, o tratando de no ser un "Estorbo" porque no lo eres... No merezco tu perdón porque si fuera otra vida volvería a mentir. ¡Porque enserio te amo! Te amo más de lo que puedo soportar...

—...

—Pero supongo que el amor de mi vida merece encontrar al suyo.

No logró contenerse más, y esta vez Alan si llora. Porque muy dentro sabía que la estaba soltando, que no había vuelta atrás. Y de ahora en adelante, de su amor no correspondido solo querían los crueles recuerdos de que ambos existieron, y nunca se tuvieron.

—No te voy a perdonar—. Enot se incorporó y fue hasta él.

No lo había perdonado, talvez tomaría un tiempo antes de ser capaz. Pero él necesitaba justo ahora de un calor familiar, de algo que le hiciera sentir que no estaba tan jodido.

—Por este tipo de cosas mi corazón se confunde—. Aseguró él, al recostarse en el hombro del amor de su vida.

—Aún no te he perdonado... Y quiero rechazar formalmente tu confesión—. Le rodeó con sus brazos, era casi como un hermano para ella.

No podía hacer nada para cambiar eso. Y decirle que sentía algo más, solo sería una mentira. Y a Enot no le gustaban las mentiras, odiaba en particular aquellas que podían lastimar a quienes quería.

—Eres cruel solecito—. Beso la parte de atrás de su cuello, sabiendo que jamás podría tenerla.

Quien sabe cuánto estuvieron así. Sabían que una vez que soltaran los brazos del otro, aún cuando algunas cosas se habían explicado, pasaría un tiempo hasta que consideraran retomar su amistad, y lo que era más claro, ya no volvería a ser igual.

Enot dio el primer paso atrás, y sin ver a su amigo se dirigió a la puerta deteniéndose ahí. Se podía asegurar algo es que sentía un poco menos de peso, no del todo... Pero si se sentía un poco mejor.

—¿Qué harás?—. Preguntó sosteniendo la puerta sin voltear a verlo.

—Ir a casa... Vine en mi auto porque Jon debe estar molestó—. Lo conocía de toda la vida, y era una persona increíble.

Pero cuando se trataba de su hija, era totalmente capaz de noquearte. Y él no quería ser el primero en comprobarlo.

—Yo no le he dicho nada... Ven con nosotros—. No creía que fuera una buena idea.

Pero seguía estando tan jodido por ella, que no era capaz de negarse. ¿Cuánto se tarda en olvidar a alguien que realmente amas? ¿Realmente la olvidas del todo?

—Bajo luego—. Pero solo recibió el sonido de la puerta de metal al cerrarse.

(...)

Había algo de música abajo, una que más no distinguía muy bien parecía ser suave. Fue recibida por todos con cierta calidez a la que seguro nunca podría acostumbrarse.

—¡At my worst!—. Dijo Aspen, y esa canción Enot si la reconocía.

—¿Bailas conmigo?—. Le preguntó Jayce.

—Me encantaría—. Aseguró ella, tomando la mano que este antes le había extendido.

Pero, no solo ellos decidieron bailar la canción al ritmo de la música, bajo las estrellas y la luz blanca. Sino todos, incluso la pequeña Claris quién acompañaba del señor Miller.

Así los 2:50 minutos que duraba la canción pasaron en un lindo momento, donde Enot y Jayce bailaban sin orden. Ella con su mano en su hombro, mientras que él con la suya en su cintura, juntando las que sobraban.

—¿Estás mejor?—. Jayce sujetó un poco más la cintura de ella, acercando sus cuerpos hasta que se pegaran.

—¿Escapamos?—. Ambos giraron a los demás, que estaban lo suficiente ocupados bailando "Traitor" como notar cuando a hurtadillas ambos se fueron de allí.

Caminaron descalzos sobre la arena mojada, parecían escapar de la realidad e ir juntos a buscar el fin del mundo.

—Eres un tonto—. Dijo Enot en tono bromista. Pero Jayce que no sabía si había hecho lo correcto se asustó.

—Yo creí, que...

—Gracias pesado—. Por preocuparte por mí.

Caminaron hasta desaparecer de la vista de cualquiera. Tan solo acompañados de la brisa marina, las olas que golpeaban la orilla haciendo sonidos que adormecían tu cuerpo.

Enot se detuvo al encontrar una rama que seguro alguien había traído desde las afueras, pues no había árboles cerca, bueno, no de ese tipo. 

Sonrió, y empezó a escribir en la arena, pasando luego la rama a Jayce quien hizo lo mismo.

Terminando la jalo hasta el agua, dejando sus zapatos y la ropa extra que traían cerca de ahí. Los nombre que marcaron fueron arrastrados por la playa cuando ambos se sumergieron sintiendo el agua fría.

"De un Pesado, y una Come libros"


—Espero el mar guarde para siempre lo que somos juntos—. Susurró Jayce, quién levantaba a la chica totalmente cubierta por agua.

Pero esta no respondió, en su lugar dejo un fugaz beso en la comisura de los labios del chico. Del cual también desprendían pequeñas gotas de agua.

—No lo espero... Nosotros haremos eso posible—. Dijo ella, dejando indefenso al chico, totalmente rojo por su acto impredecible.

Y talvez.

Esta vez.

Si sea el puto amor.

El que los deje ser felices.

Sino... Juro no le daremos la oportunidad de destruirnos.


Importante:

Vamos a hablar de dos cosas que creo son importantes, y no tomaron sentido, o talvez si.

1. El abrazo al final de la discusión entre Alan y Enot: ¿Por qué ese abrazo? ¿No están en malos términos? Enot ya ni siquiera confía en él.

La verdad es que te doy la razón, pero... ¿Qué pasa cuando a tu mejor amigo le rompen el corazón? Tratas de hacerlo sentir mejor sin importar nada ¿Verdad?

Ahora imagina que la persona que rompió su corazón fuiste tú. Pues eso es lo que pasó "Enot se sintió responsable, queriendo tomar medidas, además que también rechazó su declaración oficialmente"

Uhhhh, ¿Será porqué ama a alguien más? Tu y yo sabemos la respuesta.

2. ¿Porqué Jayce dudó si hacía lo correcto al juntar a los chicos? Y además aclaró con tanta insistencia que no le había mentido a Enot.

Fácil, Enot odia las mentiras, y Jayce tuvo miedo que ella sintiera que la había engañado, más solo buscaba que ambos hablarán y aclararan las cosas.

Y pues nada, cuenten ya solo 5 capítulos para terminar.

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