22. Como perder, y divertirte en el intento
22.
Un día
—¿Y que has hecho Enot?
—Pues...
(...)
—¡Esto es una locura!
—Solo disfrútalo come libros—. Sonrió Jayce a mi lado derecho dejando que admirara su cabello peinado, además sus pequeños mechones teñidos de negro caer en su frente.
—¿Realmente lo haremos? Además... ¿Dónde conseguiste está van?—. No tengo idea de porque me deje convencer de esto.
—¡Es de mi mamá!—. Mencionó Aspen, quién conducía, junto a Nora a su lado a cargo de la música.
Teeth
Esa canción que me estaba poniendo los cabellos de punta, de una buena manera. Incluso por accidente había sujetado la mano de Jayce, haciendo que mis mejillas ardieran. *Mierda hasta mi cuerpo es atraído inconscientemente a él como si fuera un imán.
—Es bonita—. Ese fue mi intento por invadir la incomodidad, Aspen sonrió.
—Ese halago no te salvará de tu reto—. Con Nora intercambiaron miradas de complicidad.
Aspen a pesar de eso era como una golosina, y lo decía en sentido muy literal.
Se había vestido de un cheto, cada vez que la veo por más preocupación que tenga no puedo evitar la risa, enserio ella es un cheto de color anaranjado, incluso tiene mayas y una camisa manga larga por dentro de su disfrazados del mismo color. *Un cheto está conduciendo una van.
¿Cómo le explicaré esto a mi papá?
Nora por su lado seguro lo supo todo, porque al contrario de nosotros su disfraz si parecía planeado, era una linda vampira con una vestido negro pegado al cuerpo, su cabello rubio caía a su espalda en ondas bien formadas, justo detrás de la corta capa color roja. hasta traía unas lindas mayas negras que la hacían lucirse.
Marcus y Lukas, apuesto a que decidieron juntos, ambos tenían uniformes del equipo de fútbol americano, justo el de nuestra preparatoria. La camisa de color roja con un enorme número del mismo color de los pantalones, blanco, el casco sobre las manos y venían discutiendo quién sabe que cosa. Por cierto, el número de Marcus era el 2, el de Lukas era el 17.
Y en cuanto a las tres personas en la parte de atrás de la van, pagaban porque la torpe Enot Miller había aceptado cumplir con un reto, "Hacer un último desastre" vaya que si lo hubiera pensado mejor no estaría justo ahora vestida como en la película "El cadáver de la novia" mucho menos habría arrastrado a Jayce y Alan a ser parte de esto, ambos con trajes. Porque ya saben, vestirse con disfraces de Halloween a pleno enero pasa todo el tiempo.
El traje de Jayce era pegado a su cuerpo de un color blanco que lo hacía ser un espectáculo para la vista, casi tanto como el 31 de diciembre, solo pensar en esa escena de nuevo hacia volar en mi estómago de esos insectos. Alan terminaba con el trio justo con un traje de color negro que me daba mucha ternura. Justo como en nuestra graduación de sexto grado.
—Perdón—. Murmuré, tomando una capa de la tela de color blanco hueso.
—¿Umm?
—¿Qué pasa solecito?
—Perdón por arrastrarlos a esto...
—No pasa nada come libros... Además todos aquí se están divirtiendo—. Suavemente Jayce entrelazó su mano con la mía.
Levanté la mirada poniendo más atención a mi alrededor. Aspen y Nora reían, incluso se había apagado la música. Marcus también parecía llevarse bastante bien con Lukas, hasta recibí una sonrisa de parte de ambos cuando se percataron de mi mirada. Alan veía por la ventana con una expresión pérdida, pero realmente no parecía estar triste, solo muy concentrado.
Y Jayce, él me observaba a mi como si quisiera decirme miles de cosas, pero guardaba silencio, talvez ahí me di cuenta que también quería susurrarle "Si somos almas gemelas, que sean de las que quedan juntas".
Claro que aún no me sentía preparada como para decirle eso... aún
—Vamos llegando.
—¿Ya me dirán que vamos a hacer? Además... ¡Disfrazados así!
—¡Noo!—. Me callaron Nora y Aspen. Por lo menos esas dos se estaban llevando muy bien.
—¡Listo!—. Escuche el clic de los cinturones de la parte delantera y poco después a las chicas gritar.
—¡Salgan!—. Uff, si lo dicen con esa amabilidad.
Abandonamos el vehículo, y la verdad no tengo idea de donde estamos. Creo que debería salir más a recorrer la ciudad.
—¡Bien! ¡Vengan aquí!—. Tampoco me di cuenta cuando las chicas habían avanzado hasta un semáforo no muy lejos, de donde Aspen había estacionado la van.
Tome las capas de tela de mi vestido blanco, con detalles desgarrados y caminé de frente hacía el semáforo. Los chicos de uno en uno empezaron a seguirme, y supongo que cuando todos vinos los 4 carritos de supermercado a mitad de la calle supimos que "las chicas tenían un buen plan organizado".
—¡Escuchen!—. Me siento como en el jardín de niños siguiendo órdenes de la maestra.
—Les vamos a explicar el juego—. La sonrisa de esa vampira sexy da miedo.
—¡Como aquí nuestra hermosa novia...— ¡No me miren así! —A perdido el yo nunca! ¡Este será su reto!
—Haremos dos equipos... Ustedes chicos irán juntos—. Nora siguió explicando.
—¡Las chicas iremos por separado!—. Vaya que Aspen es gritona.
—El juego es simple... ¿Ven las líneas verdes en el suelo?—.
¿Cómo no había notado las pequeñas líneas de un color verde brillantes por toda la calle? Además ¿Cómo estás chicas pudieron organizar todo esto en una mañana? Si Nora ni siquiera presenta su tarea en las fechas establecidas, o trata de leer un libro porque dice que son muchas palabras.
—Son notables—. Respondía Jayce con una sonrisa.
—Bueno... Podrán tomar uno de los carritos que ven frente a ustedes—. Todos estaban apilados uno junto al otro, por toda la calle.
—¡Decidan quién irá dentro y quién empujando! ¡El primero en llegar al final de las líneas verdes será el ganador!
—¿Cuál es el premio?—. Soltó de repente Lukas, pero supongo que todos teníamos esa duda.
—¡El equipo vencedor podrá pedir lo que quiera al equipo perdedor!—. Aspen, Aspen.
—Y sea, lo que sea ¡Este no podrá negarse!—. No digas eso Nora Harris.
Vaya que está vez los chicos parecían interesados. Ya me podía imaginar todas las posibilidades, *hora de preocuparse.
—Pero ustedes están en desventaja—. Alan tiene razón, son 3 contra 4.
—Eso no es así...
Justo cuando Aspen termino de hablar. Una chica de cabello rubio de rayos azules y verdes a partir de la mitad de este, con piel clara, unos ojos del azul que se me hacía bastante similar al de los de Alan, llego hasta nosotros.
Traían un lindo traje de Caperucita roja. Consistía en una camisa blanca corta, en vez de falda unos vaqueros color rojo que destacaba su linda cintura, y justo para completarlo todo una linda capa color roja sobre los hombros.
—Llego tarde—. Anunció, juraría que la he visto antes.
—¡Iris!—. Soltó Alan con una emoción que me pareció sorprendente, vaya que eso era extraño.
—¡Esta es Iris Britman! La cuarta persona de nuestro equipo.
(...)
¿Y como terminó la distribución? De la siguiente manera:
Marcus y Jayce. Marcus dentro del carrito.
Alan y Lukas. Lukas dentro del carrito.
Aspen y Nora. Aspen dentro de carrito.
Iris y Enot. Enot y su enorme traje de novia dentro del carrito.
—¿Listos?—. No quiero saber cómo va a terminar esto.
—No te preocupes... Ganaremos señorita Enot—. Vaya que Iris iba muy enserio.
—¡Listos!—. Gritaron los chicos, no quiero ser negativa pero vamos a perder.
—¡En 3...
No digas 2 Nora Harris.
—¡En 2...
¡Tu tampoco Aspen!
—¡1!—. No fue ni Nora, ni Aspen, sino Iris la que gritó ese uno.
Vaya que podías experimentar todo tipo de sensaciones cuando tu vida dependía de las 4 pequeñas ruedas de un carrito de supermercado. Como por ejemplo lo fuerte del viento, lo rápido de las cosas a tu lado, o aún mejor los chicos gritando como tontos.
—¡Lukas, Alan! ¡No se queden atrás!—. Marcus les gritó porque si, Jayce y el llevaban la delantera.
—¡Nora, Aspen! ¡Dejen de reírse!— Claro que las organizadoras del juego iban en último lugar por estar disfrutando de esto.
Vaya que tenía muchas ganas de reír igual que ellas. Después de todo no verás todos los días a un cheto dentro de un carrito que es arrastrado por una vampira, mucho menos a dos pares de idiotas en traje arrastrando a chicos vestidos de jugadores de fútbol americano. Incluso se habían puesto los cascos, ya saben, para hacer más el ridículo.
Y luego estaba la chica vestida de Caperucita roja llevando a la chica con un vestido de novia zombie. Si esto no es aprovechar la juventud no tengo ni idea de que lo sea.
(...)
—¡Lo veo!—. Gritó Alan, quién ya nos había dejado atrás.
Después de un rato era claro que la energía se había largado, al menos de los que arrastraban el carrito.
—¡¿Qué ves!?—. Preguntó Iris jadeando.
—¡El final de las líneas!—. Vaya que todo abrimos un poco los ojos.
No estaba a más de dos calles. Pero lo que en verdad había causado esas reacciones era el hecho de que varias personas ya estaban admirando nuestra carrera. Ni siquiera nos dimos cuenta de cuando paso, pero varios ciudadanos ya nos estaban animando desde la calle, o incluso fuera de su casa.
—¡Vamos chicas!
—¡Ya casi llegas Jayce!—. ¡¿Quién dijo eso?!
—¡Vamos chicos!
—¡Vamos Aspen! ¡Vamos Nora! ¡Vamos Enot!—. Supongo que Iris no era de por aquí.
Vaya que se sentía bien escuchar los ánimos de la ciudad. Jamás había experimentado algo como esto ¿Me había perdido de tanto? ¿Por qué? Realmente es divertido.
Para la última calle, todos seguro ya pensaban que éramos unos chiquillos idiotas e inmaduros, la idea misma me hacía querer grabar este momento, sería una bonita forma de hacerlo eterno. Pero bueno, lo que era más importante.
A un metro del final de las líneas verdes, lo único que había era en listón de un lado de la calle hasta el otro, con letras negras adornadas con telarañas que decían lo siguiente "Es aquí idiotas".
Esos últimos segundos, donde realmente cualquiera tenía la posibilidad de ganar. Ya fuera por Nora o Jayce que iba hombro a hombro, nosotras la verdad hace rato nos habías rendido e incluso cambiamos de lugar hace una calle.
La motivación del principio ahora era risas.
Entonces, claro ésta que a todos nos tomó desprevenido aquel gritó...
—¡Ganamos!—. Al unísono Alan y Lukas se habían detenido después del crujido de la cinta al romperse.
Los chicos habían ganado.
(...)
—¡Enot!
—¿Eh?
—Te pregunte ¿Qué hiciste?—. Uff me perdí recordando esta tarde.
—Perdimos contra los chicos—. Respondí, papa solo se me quedo viendo con una sonrisa y cara de extrañado.
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