Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14. La cita de Jayce y Enot

Día 41, Enero 12

El viento movió mi cabello recién lavado. Todo mi cuerpo se sentía tan tenso que cualquier músculo podría romperse por mis nervios, sin exagerar. (Bueno, solo un poco).

Mi dedo acusador avanzó indeciso sobre si tocar o no el timbre de la puerta, no era como si está fuese la primera vez en éste lugar, sin embargo los nervios no estaban ni cerca de desaparecer. Al final si toque el timbre, y mientras jugueteaba con mis manos en mi espalda, pude escuchar claramente pasos acercarse, y poco después ver a alguien abrir la puerta.

—¡Enot!—. Gritó Dennis al abalanzarse sobre mi en un acogedor abrazo. Supongo que sí debería venir más seguido.

—Hola Dennis—. Me sostuvo por los hombros, una sonrisa complaciente se formó en su boca también sus ojos brillaron.

—Estas más linda cada vez que nos vimos... Por favor pasa—. No me dejó responder.

Tomó mi brazo con suavidad y me llevo dentro de su casa, al cruzar la puerta note que estaba más silenciosa que la última vez. Claro que la última vez que estuve aquí, Jayce no lo sabía, menos Claris y Lukas trataba de quedarse en la ciudad.

—Debes venir más seguido señorita—. Me indico que me sentara en el mesón frente a la cocina mientras ella empezó a preparar algo.

—Los chicos me mantienen algo ocupada—. No se porque, pero hablar con Dennis era demasiado fácil, tanto que solté exactamente lo que pensaba.

—Lo imagino, necesitas más tiempo con chicas—. Solté una risita y ella me sirvió un café.

—También pienso lo mismo... ¿Claris ya volvió?

—En unos días más cariño—. Sonrió, seguro a ella también le hacía falta.

—Y amm... ¿Jayce está en casa?—. Suena tonto. Pero mi corazón latió muy rápido cuando esas palabras abandonaron mi boca.

—Ven a preparar pasteles...— Asentí de inmediato. —Y Jayce está arriba, Supongo no le dijiste que vendrías ¿Eh?—. Asentí junto con un sorbo de café.

—La verdad, quiero llevarlo a un lugar conmigo—. Soltó una risita que me puso nerviosa.

—Pronto tendremos a alguien más en la familia... Aunque tú ya lo eres Enot.

—G-gracias.

—Ve a buscar a ese tonto, ha estado como un cachorro castigado aquí desde que te castigaron... Además creo que ya te acapare mucho.

—Nada de eso—. Dije al cruzar el mesón y abrazar a Dennis. —Ya te extrañaba Dennis.

Sus ojos se cristalizaron al verme, pero la tranquilice cuanto pude. Poco después subí las escaleras.

(...)

Frente a la puerta de su habitación nuevamente... Solté un suspiro y gotas de sudor recorrieron mi rostro, no era la primera vez que estaba aquí, sin embargo mi corazón acelerado no pensaba lo mismo. 

Traté de tranquilizarme, justo cuando di dos toques leves en la puerta.

Por un momento no hubo respuesta alguna, mis golpes fueron tan delicados que ni siquiera alguien con super oído me hubiera escuchado... Eso creí, pero cuando mentalmente discutía por mi torpeza la puerta se abrió, mostrando a un Jayce con el cabello alborotado, solo con unos shorts deportivos, una cara adormilada, y un tierno frote de ojos.

—Hol..

Abrió por completo la puerta de un golpe, como si el solo verme le hubiera puesto sobrio, y salió para arrastrarme consigo hasta el otro lado del pasillo y aferrarse a mí en un fuerte abrazo, mientras murmuraba y cada vez me sostenía con más cariño. Supongo que le había hecho falta, tanto como él a mí.

—¡Lo siento Enot! ¡Realmente lo siento! ¡Te terminaron castigando por mi descuido! ¡Soy un idiota!—. Le di un golpe fuerte en la cabeza.

—¡Cállate pesado!—. Logré separarme de él por milagro, y sujete su rostro.

Sus ojos de aquel azul extraño me observaron expectantes, su boca se abrió un poco, una línea recta posaba suspirando en sus labios, seguro su corazón latía muy rápido.

—Nadie además de mi, tuvo la culpa de lo que paso—. Suspiré, talvez papá tenía razón en estar tan molestó antes. —Así que no digas tonterías.

—Pero...

—Nada de peros pesado... Solo cámbiate.

—¿Por qué?—. Sonrió con picardía y mis mejillas se enrojecieron. Al parecer había olvidado toda la culpa de hace un segundo.

—Tu sabes porque vine a buscarte... Sino te apuras me voy sin ti.

—¿Para nuestra cita?—. Agh, este idiota.

—No lo sé... S-solo apresúrate—. Suspiré cuando me rodeó con su brazo y dejó un beso en mi mejilla que aceleró mi corazón.

—Ya no puedo esperar—. Por alguna razón entrelace su mano con la mía y me sonreí.

—Yo voy a conducir—. Abrió la boca para hablar pero yo corrí por el pasillo antes de que tuviera oportunidad.

(...)

—No me estoy quejando... Pero ¿Puedo abrir los ojos?

Él aceptó que yo condujera, acepto ir conmigo aún cuando no tiene ni la más mínima idea de adónde vamos, podría secuestrarlo y él incluso ataría las cuerdas por mi. Sonreí con las manos en el volante, estar con él era agradable, las cosas a mí alrededor tomaban un sentido diferente al lado de Jayce.

—Estamos a nada de llegar... Así que guarda silencio.

—Pero ¿Y si quieres venderme?—. Me empecé a reír al instante, me preguntaba de donde sacaba esas tonterías.

—Umm... No me darían mucho por ti. Además de ser guapo, escribir, tocar instrumentos, tener gustos raros en la música y...— Carajo pero si este tonto es perfecto.

—¿Y?—. Trato de abrir los ojos y recibió un golpe.

—Creo que me pagarían bien... Lo pensaré.

¡Come libros!—. Chilló, pero le presté atención porque ambos habíamos llegado, y tenia que estacionarme.

Era una suerte que gracias al festival y todo el desorden que se causó esto se había extendido. Sino mi castigo hubiera evitado que ambos pudiéramos venir aquí hoy... Juntos.

—Llegamos—. Desde de 3 intentos logre estacionar el auto y Jayce seguía en el asiento de copiloto cuando me baje.

Pero que niño tan obediente pensé. Crucé la puerta dando saltos y llegué a su lado abriendo con cuidado la misma. Sonreía a pesar de ni siquiera tener idea de donde estaba, era como un pequeño cachorro en espera de su amo.

—Ya puedes abrirlos.

Salió del auto observando a su alrededor en cuanto sus ojos azul se abrieron. Ampliando su sonrisa cada vez que sus ojos y los míos se encontraban, mientras yo solo moría de la emoción.

—¿Una feria de libros?—. Asentí tomando su mano y arrastrando su cuerpo.

—¿Es hermosa no?

Una gran variedad de ediciones limitadas, libros que solo lograrías con horas de búsqueda y noches de insomnio, aunque en su mayoría solo eran club de fans las que se encargaban de la venta, o editores generales los que por alguna razón estaban vendiendo algunos libros. 

Cada año sin falta, filas y más de libros que cualquier lector amaría, que cualquier persona con un amor incondicional por la literatura estaría complacido en rondar por ese lugar. 

Siempre venía sola, porque sentía que era un lugar demasiado especial como para compartirlo con alguien que no fuera capaz de entender este sentimiento. Por alguna extraña razón, ver a Jayce mientras sostenía y me hablaba sin parar de un libro que seguro compraría para que yo lo leyera, me hizo darme cuenta que si existía alguien con quien podía compartir estas emociones.

Alguien que siempre estaría allí para leer cualquier libro que fuera de mi agrado, alguien que estaría dispuesto a sentirse lo suficiente mal por algo que yo hice que se preocupara de más, alguien que no soltara mi mano por más que mi necedad lo quisiera. Y ese alguien era Jayce Adams, el chico que estaba de alguna forma logrando enamorarme.

(...)

—El viento se siente increíble—. Jayce cerró los ojos.

Su rostro de tono blanco se veía increíble con la tenue luz de los últimos minutos del día, su cabello tan negro como la noche se movía de forma radiante, tanto que no pude evitar alzar mi mano y tocar un poco de la suavidad de este.

—Tengo algo para ti—. Abrió lentamente sus ojos, sus jodidamente hermosos ojos y me miró con una sonrisa.

—¿Por qué tienes que ser tan perfecta?—. Eso lo tendría que decir yo, solté una risita.

Busque entre las bolsas de quién sabe cuántos libros, que habíamos comprado toda la tarde, yendo de un lado a otro. Riendo por los libros de comedia que ambos contábamos, o haciendo un puchero por cuántos personajes ficticios murieron. Terminé sacando un libro muy especial, del cual yo ya tenía una copia en mi casa, quería está especialmente para él.

—Toma.

Lo tomo sonriendo.

—Esta es la mejor cita que he tenido—. Después de todo. La palabra "cita" no sonaba tan mal si Jayce la decía.

—Abre el libro.

Pedí prestada una pluma cuando Jayce se distrajo en una discusión por quién sabe que personaje con un chico de un puesto. Y escribí en aquel libro algo que consideraba especial para ambos.

"También eres mi posibilidad favorita pesado"—. Jayce lo había leído en voz alta.

Jamás podré describir su mirada después de eso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro