Capítulo O2
Estaba prácticamente volando por el pasillo.
Me había retrasado al propósito, aunque también no había sido mi intención retrasarme con media hora, igual estaba segura de que Alan no me dejaría entrar al salón, pero al menos tenía que saber que había estado en el instituto a la hora de su clase.
Había pasado una semana, una semana desde que me había besado en el pasillo, una semana desde que me dijo “Hoy también te amo”, una semana desde que yo estaba evitándolo, una semana en la que él no había dicho absolutamente nada.
Ese día sólo me besó y después me lanzó una mirada de esas que te hacen entender que habían conseguido lo que querían para después marcharse sin decir nada. Pero que lo evitara en el pasillo no significaba que no lo molestara en clase, de hecho, ahora lo hacía más que nunca, antes con la única intención de molestarlo y divertirme, ahora lo hacía con la intención de sacarle la verdad. Si me había besado porque sentía algo por mí o sólo porque estaba intentando molestarme.
Si era lo segundo no se la iba a acabar. Lo molestaría hasta hacerlo salir corriendo del colegio.
Continué corriendo por el pasillo siempre cuidando de que un profesor no me viera, ya tenía un castigo por mi escapada a la cafetería, no quería otro más por correr en el pasillo. Cuando me iba acercando al salón de clases disminuí la velocidad y lo primero en llamar mi atención fue que la puerta estaba abierta completamente, Alan siempre la emparejaba. Me acerqué y vi que mis compañeros estaban de pie, unos hablando y otro casi gritando, Alan no estaba.
—Kass —me gritó Emma—. Entra antes de que llegue Alan —agitó su mano velozmente hacia el asiento que estaba desocupado a su lado, mi favorito. La obedecí.
Dejé mi mochila en mi lugar y me acerqué a ella para que me explicara qué rayos estaba pasando.
—¿Por qué no tenemos profesor? —le pregunté en un susurro.
—¿Por qué susurras? —me imitó y la fulminé con la mirada, soltó una risita chillona y aclaró mis dudas—. Hay una gran rumor sobre que sorprendieron a Alan besándose con una estudiante —creo que en ese momento el color de mi rostro había desaparecido—. Naa es broma —volvió a reír e intenté volver a la normalidad antes de que notara la reacción que había tenido—. La directora nos dijo que vamos a tener dos nuevos compañeros y Alan está en la dirección ocupándose de ellos.
—Pero estamos a mitad de semestre —dije extrañada—. Nos falta poco para salir de vacaciones.
Emma se encogió de hombros, era señal de que me había dicho todo lo que sabía.
—Supongo que son unos delincuentes —dijo al mismo tiempo que la clase empezaba a guardar silencio.
Volteé hacia la puerta y vi a Alan entrando con la directora, inmediatamente su mirada cayó en mi, él sabía que me había retrasado.
—Jóvenes, todos vuelvan a sus lugares —dijo la directora seriamente, cuando estuvimos todos en nuestro lugar asintió y prosiguió a hablar—. A partir de ahora tendremos a dos nuevos alumnos, son extranjeros y aun se les dificultan algunas palabras, ayúdenlos en todo lo que puedan —aunque estaba escuchando a la directora mi atención estaba en Alan que tenía un rostro de pocos amigos, como si no le pareciera la idea de nuevos estudiantes, no es que lo apoyara pero era extraño que admitieran a alumnos a esas fechas del semestre—. Por favor pasen —dijo la directora y mi atención se centro en ella.
Un chico y una chica entraron al salón, obviamente eran mellizos, eran casi iguales, cabello rubio, ojos azules y guapos, ella era muy bonita y su rizado cabello destacaba su rostro ovalado, tenía bonito cuerpo a pesar de ser muy delgada y alta. Él era muy apuesto, seguramente iba al gimnasio y sus ojos eran para desmayarse.
—Soy Joshua Kei —dios, su acento era delicioso, creo que era británico—. Mi hermana es Alicia Kei, somos británicos —¡yes! Festejé para mis adentros—. Y es un placer estar aquí —era demasiado estirado para mi gusto pero lo guapo no se le quitaba con eso, sonreí inconscientemente y una tos falsa llamó mi atención.
Alan estaba viendo a los nuevos alumnos con el ceño fruncido y creo que me estaba viendo a mí de reojo pero no podía estar segura. Segundos después nuestras miradas se encontraron pero ya que la idea de los nuevos estudiantes no le agradaba decidí volver a mi atención a ellos sólo para molestarlo, se lo merecía.
La directora les dijo unas cuantas palabras que me aburrieron y después los dejó para que continuara lo que quedaba de clase.
—En la última fila están dos asientos libres —les dijo Alan secamente, nadie lo notaba excepto yo, conocía bien a mi juguete… a mi profesor.
—Profesor —habló Joshua y logré escuchar los suspiros de todas las compañeras—. Disculpe las molestias pero mi vista no es muy buena ¿sería posible que pueda estar al frente en lo que obtengo mis nuevos lentes? —dijo tan educado como se esperaba de él.
—Kassandra —levanté mi mirada hacia Alan—. ¿Puedes darle tu lugar? —lo fulminé con la mirada.
Estaba por tomar mi mochila cuando Emma se apresuró a hablar.
—Yo puedo, profe —dijo animada levantándose de su lugar.
Las facciones de Alan endurecieron ante el ofrecimiento de Emma y juro que le vi un aura negra a su alrededor cuando Joshua se sentó a mi lado.
Ya entendía. No quería al chico nuevo cerca de mí.
Sonreí altaneramente ante mi descubrimiento, el querido profesor no quería que alguien más obtuviera mi atención.
No iba a dejar de molestarlo por la llegada del británico. Esperé unos segundos hasta que nuestras miradas se encontraron y le guiñé el ojo. Alan negó con la cabeza y crucé mis piernas para que mi falda dejara un poco más de mi piel al descubierto, yo no solía ser de esas chicas fáciles pero Alan merecía un poco de tentación.
—Mucho gusto —murmuró Joshua a mi lado, volteé hacia él y le sonreí.
—Igualmente —le contesté.
—Kassandra —Alan volvió a decir mi nombre, siempre me llamaba por mi apellido—. Sí tu y el joven Kei quieren hablar pueden salirse de la clase —mis ojos casi se salen de su lugar—. Ya estamos bastante retrasados…
—Me disculpo, profesor —habló Joshua—. Ella sólo fue amable en constarme, no se repetirá.
Lo que quedaba de la clase fue aburrido, mis compañeros hombres suspiraban por la chica rubia que no recordaba su nombre y mis compañeras suspiraban por Joshua, yo apenas me movía y la mirada de Alan ya estaba fulminándome.
El resto del día fue igual por lo que decidí saltarme la última clase e ir a la cafetería para ver si tenía la misma suerte de encontrarme con Alan. No estaba ahí.
Al día siguiente llegué temprano al instituto para sorprender a Alan en el pasillo pero la sorprendida fui yo cuando lo vi acercarse con la chica rubia colgando de su brazo.
—Entonces vayamos a comer sushi —soltó la chica con una voz tan chillona que irritaba hasta a las ardillas.
—Ya te dije que no —contestó Alan cortésmente—. No puedo salir con los estudiantes.
—Pero cuando dejas de dar clase, al final del día, también eres un estudiante —dijo la rubia con una sonrisa Colgate—. No seas malo, quiero salir contigo.
Alan rodó los ojos y ambos entraron a un salón que estaba vacío, a los pocos segundos salieron y la rubia hacía un puchero.
—Ya salimos —dijo el profesor y no pude evitar soltar una media sonrisa.
Al fin ambos llegaron hasta donde yo estaba y la mirada que recibí de mi profesor me hizo enfurecer, me vio como una estudiante más. Con su mirada sólo me dijo “buenos días” y siguió con su camino.
No los seguí, me quedé de pie en el pasillo, estaba molesta y probablemente celosa…
En minutos los pasillos se llenaron de estudiantes y entre esos estaba Joshua que era seguido por su reciente club de fans.
Decidida me acerqué a él y su sonrisa no tardó en aparecer, tal vez estaba alucinando pero me recordó un poco a la de Alan, borré ese pensamiento de mi mente y le devolví la sonrisa.
—¿Lista para la clase? —me preguntó con su sexy voz.
—Siempre estoy lista —juntos empezamos a caminar hacia el salón de clases.
La serena mirada de Alan cambió en cuanto nos vio ingresar juntos al salón y de esa misma manera permaneció toda la clase. Me ahorraba tiempo en molestarlo, ahora sólo tenía que voltear a ver a Joshua con una sonrisa para que mi profesor se molestara.
Al tercer día de clases con los nuevos estudiantes las cosas seguían igual, Joshua era seguido por una multitud de chicas de todos los grados, Alicia seguía de garrapata con Alan y ambos nos celábamos.
Su clase nos tocaba a la última hora de nuevo y el profesor de física nos dio la hora libre ya que tenía una urgencia familiar. Yo la solitaria del salón me fui a la cafetería, de nuevo pedí mi rebanada de pastel de chocolate con más chocolate y mi café helado, al igual que la vez pasado la cafetería estaba sola y decidí subir al segundo piso, aquella última escena se estaba repitiendo.
Alan estaba en el mismo lugar cerca de la ventana, su cabeza estaba recargada en el respaldo de la silla y por seguridad caminé sin hacer ruido. Cuando me acerqué a él noté que no estaba dormido así que le dije mi frase favorita al mismo tiempo que me sentaba a su lado.
—Hoy también te amo —lo vi sonreír y me acerqué a él lo más que pude.
—Dame —dijo sin voltear a verme.
—Tómalo tú —acerqué mi rebanada de pastel a él.
Se sentó recto, pasó su brazo derecho sobre mis hombros e inclinó su cabeza al mismo tiempo que tomaba el tenedor de plástico, al hacer eso mi cabeza se inclinó con la de él, tomó un trozo de pastel pero no lo comió en lugar de eso besó mi mejilla.
Luego me besó en la boca y esta vez sí le seguí el beso, ya estaba preparada. Sus labios se sentían tan suaves y cálidos que olvidé que seguíamos en el instituto o que él era mi profesor y yo su alumna, sólo lo besaba como él a mí.
—¿Te gusto? —pregunté entre el beso.
—¿Tú qué crees? —dijo sin dejar de besarme.
—Que deberías decírmelo claramente —habíamos iniciado una conversación entre besos ya que ninguno de los dos quería dejar de hacer esa exquisita labor.
—Hoy también te amo —dijo sobre mis labios—. Lo que siento por ti —beso—, es más que un simple “gustar”.
No pude evitar sonreír. Con mis manos lo atraje aun más a mí.
—Por cierto —dije—. Me robaste mi primer beso.
Inmediatamente se separó de mí y me observó a los ojos.
—¿Es en serio? —preguntó sorprendido.
—Sip —le sonreí y volví mi vista hacia el pastel de chocolate.
—Perfecto —susurró en mi oído.
Ambos comimos de la rebanada de pastel hasta que quedó nada.
—¿No deberías estar en clase? —dijo Alan después de unos minutos.
—Nos dieron la hora libre —vi mi reloj de muñeca—. Bien —suspiré—, nos quedan unos minutos para que empiece tu clase —me puse de pie—. Te toca tirar la basura —le dije sonriendo y salí dando saltito de felicidad.
No sabía desde que momento Alan me había empezado a gustar en serio o desde qué momento el había empezado a gustar de mí, daba igual porque ambos estábamos enamorados.
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Segundo capítulo, el tercer capítulo es el último.
Espero que les haya gustado :)
¡Saludos!
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