✾•Principio del Fin
[13 años, 24 de mayo]
—¿Podrías contarnos que paso Taehyung?
El juez me ofreció la palabra, mientras el guardia de seguridad ajustaba el micrófono a mi altura.
No podía con aquella presión, todos tenían sus ojos puestos en mi, eso no me gustaba.
—Tae... Dígame sólo Tae.
El juez levantó una ceja acomodando su espalda en el respaldo de su silla, pero a pesar que estaba algo desconcertado, lo hizo.
—De acuerdo Tae ¿Puedes contarnos que sucedió?
Su tono de voz había sido tan cuidadoso al decir cada palabra, que pude relajar un poco mi cuerpo. Apartando la mirada del hombre canoso con anteojos de toga negra, mis ojos escudriñaron alrededor de la sala, en busca de ese hombre que aceleraba y a la vez le daba calma a mi corazón.
Papá.
Con las manos entrelazadas apoyadas en el escritorio de madera, dónde hace unos minutos estaba sentado, papá me dedico una sonrisa, moviendo su cabeza en afirmación.
—El profesor Dylan. —Desvié la mirada de papá para buscar a ese tipo y señalarlo con mi dedo índice, de manera segura. —Abuso de mi.
—¡Eso es mentira! —El profesor Dylan, o mejor dicho «Mike Brown» se levantó de su silla exaltado.
Me encogí en mi lugar, sintiendo el miedo invadir mi cuerpo, papá se levantó de su asiento viéndome preocupado, pero aún así, guardaba la calma y la compostura, algo que Mike no tenía.
—¡Orden! —El juez golpeó su martillo de madera, llamando la atención. —Tae, continua.
Asentí, bajando la mirada a mis manos, las cuáles no dejaban de sudar y temblar.
—Él... Primero comenzó a molestarme.
—¿Cómo? —Pregunto el juez.
—Me llamaba Teo, por más que siempre le decía que mi nombre era «Taehyung»
Busqué nuevamente a papá, quién me sonrió de manera dulce ¿Cómo lograba calmar mi miedo con aquel pequeño detalle? No lo sabía, pero si estaba seguro de saber que tener su completa atención me daba el valor para hablar.
«Papá está aquí, él no te hará nada» aquellas palabras me habían dado tanta seguridad.
—¿Y por qué insistía entonces en llamarte de esa forma? —Levante mis hombros a la vez que negaba.
—No sé, él le dijo a papá que era ingles, y aún le costaba familiarizarse con los nombre coreanos.
—¿Llamo a uno de tus compañeros de diferente manera? —Negué. —¿No?
—Él nunca se equivocaba con otro nombre, sólo con el mío.
—¡Eso no es verdad! —Nuevamente alegó Mike.
—¡Silencio señor Brown! —El juez volvió a vociferar con enojo. —¿Qué sucedió después?
—El profesor Dylan... Me amenazaba.
—¿De qué manera? —Papá me vio afligido, podía leer en sus ojos que se estaba culpando.
—Él comenzó por tocarme.
—¿De qué forma? ¿Te tocaba en lugares... Privados? —Me apresure a negar.
El juez pareció recuperar la tranquilidad, ya que inconscientemente, había soltado un suspiro de alivio.
—Al principio sólo me acariciaba mis piernas, o los brazos, pero a mí no me gustaba.
—¿Le dijiste alguna vez que se detuviera? —Asentí. —¿Se detuvo? —Negué.
—No, él seguía, y siempre me decía que estaba sucio, y si le contaba a papá eso, entonces papá me iba a odiar.
El juez frunció su ceño, mientras que Mike apretaba su mandíbula, seguramente ahorcandome en su mente.
—¿Le dijiste alguna vez eso a tu papá? —Volví a negar.
—Tenía miedo. —Mi labio tembló, y la vista se me nublo. Las lágrimas se estaban comenzando a juntar en mis ojos.
—Entiendo, jugó con tu mente al decirte que tú padre te odiaría ¿Es así? —Asentí tratando de retener más tiempo mis lágrimas. —¿Cuándo comenzaron los abusos... Sexuales?
Me removí incómodo, sintiendo cómo mi estómago se revolvía de sólo recordar aquello que Taehyung vivía, y luego nosotros.
—Un año después de que papá se enteró que el profesor Dylan me llamaba Teo.
Papá tenía una expresión triste y dolorosa en su rostro, sus mejillas habían comenzado a mojarse debido a las lágrimas, mientras sus labios susurraban palabras silenciosas.
—No es tu culpa papá.
Sin pensar había soltado aquello, siendo claramente escuchado por todos los presentes, pero no me importó, si mis palabras habían llegado a papá.
Cubrió su boca comenzando a temblar al momento que dejó salir su llanto, no quería verlo así, mi corazoncito dolía verlo tan destrozado.
—¿Cómo pasó? —Voltee a ver al juez, quién me veía tan atento, pero a la vez parecía que cada palabra era un pequeño consuelo hacía mi.
—Un día mamá no podía ir por Taehy... —Mordí mi lengua, se supone que yo era Taehyung. —Por mi, así que papá fue en su lugar.
—¿Te quedaste a solas con él, o él te arrastró algún lugar? —Negué.
—Me quedé a solas con él en el salón, después de que la campana de salida sonará.
Trague saliva, limpiando mis manos en la tela de mi pantalón.
—Ese día el profesor Dylan me detuvo, haciendo que Do Woon se fuera primero, según el profesor tenía que hablar conmigo.
—¿Y qué era eso que tenía que hablar? —Hice una línea recta en mis labios pensando, si lo decía entonces papá se iba a enterar.
—Él dijo que era sobre mi examen de literatura, en una pregunta yo respondí simplemente que admiraba a papá y lo quería mucho, pero él... —Podía sentir la mirada pesada de ese hombre sobre mi. —Me trato de enfermo.
—¡MALDITO! —Me sobresalte al escuchar aquel grito acompañado de un golpe contra la madera del escritorio.
Mike se había levantado nuevamente, papá se levantó listo para actuar, pero uno de los guardias del lugar hizo que aquel hombre volviera a tomar asiento, después que el juez lo exigiera.
—Una próxima vez que interrumpa señor Brown, y lo sacaré de está corte. —El juez acomodo su toga al volver a sentarse. —Continua chico.
Asentí volviendo a limpiar mis manos por décima vez sobre el pantalón.
—Yo... Me enoje y sentí miedo cuándo dijo que... —Baje la cabeza, mientras mis dedos jugaban con mi corbata.
¿Papá me odiaría realmente si lo decía? Mamá había dicho que sí, pero... Papá nunca me había demostrado una mirada de desprecio.
—Dijo qué... —El juez alargó la e, haciendo un ademán para que continuará.
—Papá... Quiero a mi papá conmigo. —Cubrí mi rostro rompiendo en llanto. —Por favor, quiero a papá.
No podía decirlo, tenía miedo, tenía miedo que él nos odiara, que sintiera asco por nosotros.
—Señor Min, venga por favor.
—Ah, si. —Escuche el rechinido de una silla correrse por el piso, siendo reemplazado por el golpeteo de unos pasos, acercándose cada vez más hacía mi. —Amor.
Las manos de papá tomaron mis manos, descubriendo mi rostro manchado por las lágrimas.
—Pa... Pá. —Él estaba detrás del pequeño barandal del estrado, siendo imposible que se pudiera acercar más.
—Recuerda, yo estoy aquí y ese hombre no te hará nada ¿Está bien? —Cómo si de el cristal más frágil que existiera, limpio con gran delicadeza y cuidado mis ojos. —Tú puedes pequeño, yo siempre te voy a creer.
Asentí, poniéndome de pie, para lanzarme al cuello de papá, sus manos acariciaron mi espalda y cabello, terminando con un gran beso en mi frente al separarnos.
—¿Quieres que me quede contigo?
—¡Si! Quédate conmigo papá, por favor, quédate conmigo.
Siendo observado por los de la audiencia, incluyendo el jurado y el juez.
—Puede quedarse, pero recuerde, él único en hablar es el niño. —Papá asintió, volviendo a limpiar mis lágrimas.
El guardia que estaba a mi izquierda, le indico quedarse a su lado, papá me dedico una mirada cariñosa, por lo que al volver mi vista al frente, y ver a ese hombre, el miedo había disminuido un poco.
—¿Continuamos? —El juez tosió después de preguntar.
—El profesor Dylan dijo que le mostraría mi examen a papá, pero yo no quería, porque mis respuestas estaban malas.
—¿Tenías miedo que tú padre se enojara o te golpeara? —¿Golpearme? Me espante ante aquella palabra.
—¡Papá nunca me ha golpeado! ¡Él siempre me dice que la mejor manera de solucionar los problemas es conversando... Papá, él siempre me escucha.
El juez cruzó sus manos sobre su estómago, acomodando su espalda en el respaldo.
—¿Entonces? ¿Tienes ese examen? —Asentí.
—Mamá lo tiene, el profesor Dylan se lo entrego a ella.
Apunte con mi dedo a mamá, quién se señaló a sí misma exaltándose. El abogado que papá había contratado para mí protección legal, extendió su mano en su dirección, mamá algo dudosa saco una hoja de su bolso, sabía que nunca había sacado esa prueba de ahí.
—Oficial, por favor tómela.
El hombre de uniforme tomó la hoja, entregando está en las manos del juez.
—Señor juez, podría... ¿Podría leerlo sólo usted? —Me había puesto de pie para ponerme de puntitas y apoyarme en la parte del estrado dónde él estaba.
—Pero... Es parte del juicio, no podemos omitir detalles.
—Por favor, no quiero que papá me odie, se lo ruego. —Por más que intentara impulsarme sobre mis pies, no podía asomar más que sólo mis ojos y la punta de mis dedos.
El juez se inclinó un poco, para poder verme mejor, tomando una expresión un poco afligida.
—Hijo, si tú padre es cómo tú dices, no creo que por saber lo que hay aquí haga que te odie ¿No dices que tú padre siempre cree en ti?
Asentí levemente, regresando a mi asiento rendido.
—Pero, si te deja más tranquilo, la veré sólo yo ¿Está bien?
Voltee a ver a mi izquierda, buscando nuevamente a papá, su semblante era triste, y algo dolido... Negué.
—Papá puede saber también, pero nadie más que ustedes dos.
El juez asintió de acuerdo y llamo a papá, quién se acercó pidiéndome alguna respuesta con su mirada, pero era demasiado cobarde cómo para afrontarlo.
La corte se quedó en un gran silencio por unos largos o mejor dicho, eternos minutos. Tenía mi mirada puesta en mis dedos mientras jugaba con mi corbata.
—Bueno... Ésto, es algo muy personal, señor Min, puede volver a su lugar.
Tenía miedo de levantar la mirada y ver el asco reflejado en el rostro de papá, pero en lugar de ello se escuchó cómo papá sorbía su nariz ¿Estaba llorando?
Con miedo, levanté la mirada encontrando el rostro de papá con los ojos llenos de lágrimas, su mano arrugaba la parte del saco de su pecho, justo en el lado de su corazón.
—Mi pequeño...
El oficial termino de guiar a papá está vez regresando a su lugar antiguo.
—Por motivos de confidencia, sólo diré que lo que Taehyung nos quiso dar a entender, es qué el profesor Dylan, cuyo verdadero nombre es Mike Brown, inculcó miedo en la mente del niño, al hacerle creer que su padre lo odiaría si le decía sobre ese examen.
Sabía que algunos se sentían confundidos, pero era mejor así, no quería que supieran que estaba enamorado de papá.
—No creo que haya sido las respuestas correctas, pero es imperdonable que un adulto que se supone debe estar en su sano juicio, haya utilizado dicha información para aprovecharse de la inocencia de un menor.
Vi cómo pasó la hoja de mi examen a los del jurado, me sentí invadido, podía sentir cómo Taehyung se removía incómodo, con miedo.
—Entonces, después que el profesor «Dylan» te haya metido esa idea en la cabeza ¿Qué siguió?
—Me asusté, así que intente salir lo más rápido posible del salón, pero su cuerpo tapó mi camino, haciendo imposible mi huida.
—¿Qué hiciste? —Mike me veía con gran intensidad y odio.
—El miedo invadió mi cuerpo, él comenzó a caminar hacia mi y yo a retroceder chocando contra el escritorio del profesor. Le pedí favor que me dejara ir pero él no hizo caso, cuándo creí tener la oportunidad de escapar la tomé, pero él me detuvo, obligándome a chocar contra la pared, mientras su cuerpo se acercaba más al mio y... Y... Yo, yo intenté apartarlo... —Las lágrimas caían hasta mis manos, mi estómago se revolvió ante aquel recuerdo. —Pero él nunca me dejó ir, pedí ayuda más nadie llegó.
—Entonces... Abuso de ti. —Asentí, abrazando mi cuerpo mientras lloraba.
—Quito el listón de mi uniforme, abriendo mi camisa. Cuándo grité que se detuviera él simplemente cubrió mi boca con fuerza y metió su mano entre mis pantalones... Sus dedos, sus dedos... —Comencé a negar, podía sentir la acidez en mi garganta, en cualquier momento iba a vomitar.
—Tae, se qué ha de ser duro volver a revivir aquello al recordar, pero necesito que me cuentes todo.
Cubrí mi boca al sentir la arcada, cerré mis ojos con fuerza tratando de recobrar mi calma y no vomitar a mitad del estrado.
—¿Estás bien? Oficial, dele un vaso de agua al niño por favor.
Un vaso con agua fue ofrecido a mi dirección, sin dudarlo me apresure a beberla toda, quitando un poco el sabor amargo en mi boca.
—¿Estás bien? ¿Puedes continuar?
—Si. —El juez regreso su atención, esperando mi respuesta. —Cómo decía, él... Simplemente metió sin delicadeza sus dedos en mi ano, repitiendo una y otra vez que si le decía algo a papá, él pagaría los daños.
El abogado a la izquierda de papá, tomó su brazo, obligando a que volviera a tomar asiento, susurrando algo sólo para él.
—¿Tú papá no había llegado? ¿Señor Min?
Papá se puso de pie, empuñando sus manos.
—Su señoría, realmente yo me siento culpable por no haber detenido aquello, y no tengo perdón por haber descuidado en esos instantes a mi pequeño, pero justo ese día cuándo entre a su escuela el director insistió hablar conmigo, sobre el rendimiento académico de mi hijo, no creí que duraría mucho tiempo, pero duro más de lo que creí.
—Puede tomar asiento. —Papá hizo caso omiso, bajando la mirada llena de culpa. —Cuándo llegó tú padre ¿Tú que hacías?
—Cuándo papá llegó, habían pasado quizás 2 minutos de que el profesor Dylan me había... Obligado a meter su... Su pene en mi boca.
El juez abrió sus ojos espantado, y pude ver cómo papá levantó la mirada asombrada y llena de furia a la vez.
Camino hacia la mesa de Mike dispuesto a ir por él, pero un oficial lo detuvo, empujando su cuerpo.
—¡Maldito! ¿Cómo pudo hacerle eso a mí hijo? ¡Maldito hijo de puta!
—Lo disfruto.
—¡Maldito enfermo! ¡Te voy a borrar esa asquerosa sonrisa de tu rostro de un putazo! —Papá se volvió a lanzar, haciendo que más de un oficial llegará a detenerlo.
Batallando por soltarse, el lugar se llenó de un gran alboroto, sumándole el sonido de la risa de Mike.
—¡Orden! Señor Min, se qué ésto es demasiado fuerte de escuchar, pero guarde la calma o me veré obligado a sacarlo.
Obligando a papá a sentarse nuevamente, entre gruñidos y movimientos agresivos de su parte, regreso a su asiento, empuñando sus manos hasta poner blancos sus nudillos.
—Me senté en un escritorio de vuelta, esperando a papá, cuándo él llegó, estaba agitado, había llegado corriendo hasta mi salón, al verlo sólo opte por levantarme e ir de prisa con él.
—¿Le dijiste algo? —Negué.
—Tenía miedo. Y lo único que quería era irme de ahí. El profesor Dylan le dijo a papá que tenía dolor de estómago por lo que él me acompañaba.
—Ya veo.
—Acerco su mano para palmear mi cabeza, entonces sentí una terrible náusea, no quería que me tocará. Estuve apunto de desmayarme y papá decidió cargarme para llevarme al hospital.
—¿Te llevó al hospital? —Asentí. El juez le preguntó a Papá está vez.
—Lo llevé es verdad, y en efectivo Taehyung sufría de dolor de estómago, pero según el médico fue porque su estómago fue obligado a regresar los alimentos, quizás por algún ingrediente en descomposición, pero ahora veo que fue por otra cosa.
El juez tomó una gran bocanada de aire, para luego exhalar.
—Todo ésto, es demasiado siendo sincero. —El juez quitó sus anteojos, restregando sus ojos. —¿Qué paso después de eso Tae?
—Desde ese día comenzaron los abusos, aunque no fueron tan seguidos cómo cuándo papá se fue a Inglaterra por ocho meses, en ese tiempo, fue cuándo el profesor Dylan empezó a violarme casi todos los días.
Lo último lo había dicho un poco más apagado en la voz.
—Entiendo, el profesor te vio vulnerable y se aprovechó de esa oportunidad ¿Es así? —Asentí. —¿Quién te cuido durante ese tiempo?
—Mamá, pero ella se comportaba irritante y más de una ocasión olvido ir por mi a la escuela, incluso, le creyó al profesor Dylan cuándo él inventaba excusas para que me dejará a su cuidado después de clases.
—¿Nunca le dijiste nada a ella?
—No, ella solía enfadarse conmigo por todo ¡Incluso llegó a maltratarme!
Papá giro a ver a mamá, comenzando a negar. Ella solamente volteó su rostro, desviando la mirada molesta.
—Y tú padre ¿No hablo contigo alguna vez?
—Mamá siempre decía que su teléfono estaba ocupado, el correo se mantenía vacío, le pedí que le mandara una carta, pero ella dijo que no molestara a papá con mis tonterías.
—¡Por qué hiciste eso Sun Hee! —Papá giró sobre su asiento, reclamando
—Silencio señor Min.
—Pero todo empeoró cuándo el profesor Dylan le confesó lo de mi examen a mamá, ella me trató de enfermo, incluso me llevo al psicólogo para que quitará mi enfermizo pensamiento cómo ella le llamo, me dejaba incluso más tiempo con el profesor, dejándome en la misma escuela, porque según ella eso era lo mejor.
—¿Eso es verdad señora Kim? —Mamá se puso de pie, ignorando a papá completamente.
—Creí que sería lo mejor, yo no tenía idea que era violado.
Volvió a tomar asiento, cruzando sus brazos bajo su pecho. El juez negó regresando a darme la palabra.
—Pero todo termino cuándo papá regreso, tomándome por sorpresa llegó a mi escuela. Me pregunto directamente si el profesor Dylan había abusado de mi, no entendía cómo él se había enterado, pero al decirlo, pude sentirme tranquilo.
Froté mis ojos al sentir nuevas lagrimas acumularse en ellos, uno de los del jurado hizo una clase de seña hacía el juez, quién asintió, tomando de vuelta su postura recta. Los del jurado parecían anotar cosas en unas libretas, compartiendo comentarios entre ellos.
—Bien Tae, gracias por tu colaboración hijo, puedes volver con tu papá.
El oficial que estaba a mi izquierda, me acompaño hasta llegar al lado de papá, no dudo en resguardarme entre sus brazos, soltando con insistencia las palabras "Todo estará bien."
—Tomaremos un receso, para tomar la decisión final.
Con papá y el abogado habíamos esperado una hora fuera de la sala mientras la decisión se tomaba, pero ahora estábamos de regreso.
Papá sujetando con fuerza mi mano, el abogado a su lado esperando dicha información.
—Bien, pediré que el señor Mike Brown se ponga de pie por favor.
Su abogado defensor se quedó sentado, haciendo leves masajes en su entrecejo, papá cubrió mi vista, impidiendo que así pudiera seguir viendo.
—No es necesario que veas cariño.
Asentí abrazando su cuerpo, ocultando mi rostro en su saco. El juez tomó una hoja acomodando sus anteojos y aclarando su garganta.
—Articulo 28 se reforma el artículo 173 del código penal, decreto número 17-73 del congreso de la República queda así: Artículo 173 Violación. —Llevó una rápida mirada a Mike, papá bajo la mirada para dar un leve apretón a mi mano y sonreír. —«Quién, con violencia física o psicológica, tenga acceso carnal vía vaginal, anal o bucal con otra persona, o le introduzca cualquier parte del cuerpo u objetos, por cualquiera de las vías señaladas, u obligue a otra persona a introducírselos a sí misma, será sancionado con pena de prisión de ocho a doce años. Siempre se comete este delito cuando la víctima sea una persona menor de catorce años de edad, o cuando sea una persona con incapacidad volitiva o cognitiva, aun cuando no medie violencia física o psicológica. La pena se impondrá sin perjuicio de las penas que puedan corresponder por la comisión de otros delitos.”
El juez tosió cuándo su garganta pareció haberse secado.
—Perdon, cómo decía, artículo 29 se adiciona al artículo 173 bis al código penal, decreto número 17-73 del congreso de la República, el cuál queda así: Artículo 173 bis. Agresión sexual. «Quien con violencia física o psicológica, realice actos con fines sexuales o eróticos a otra persona, al agresor o a si misma, siempre que no constituya delito de violación, será sancionado con prisión de cinco a ocho años. Siempre se comete este delito cuando la victima sea una persona menor de catorce años de edad o cuando sea una persona con incapacidad volitiva o cognitiva, aún cuando no medie videncia física o psicológica. La pena se impondrá sin perjuicio de las penas que puedan corresponder por la comisión de otros delitos.» Por ello el señor Mike Evan Eliot Brown es declarado culpable, por cometer actos de violación sexual, incluyendo que cometió agresión psicológica y emocional, dañando la integridad del menor Kim Taehyung, se le dicta dicha condena de 20 años pasar bajo prisión.
—¿Qué? —Mike dio un grito en la corte, siendo callado por el juez.
—¡Silencio! La condena sólo ha sido dictada por la ley de la República de Corea del Sur, su país natal ha dado la autoridad para que cada país que usted ha cometido dichos actos, sea juzgado dándole la sentencia que pertenezca en cada ley, terminando ser juzgado por la ley de Suiza, su país correspondiente y no Inglaterra cómo usted había dicho. Será llevado a la prisión correspondiente para que cumpla su condena.
—¡No puede hacer eso!
—Sin más que decir está corte queda cerrada, dando por terminado el caso número 6547927.
El juez golpeó el martillo, ignorando las quejas de Mike, papá suspiro para abrazarme con fuerza. Su cuerpo se sacudía conforme a sus sollozos.
—¡Maldito niño!
Me exalte en mi lugar al escuchar aquel grito, papá se separó de mi, resguardando mi cuerpo con el de él. Mike se había lanzado a nuestra dirección, siendo rebotado cuándo papá dio una patada en su estómago.
—¡Ni lo piense, no volverá a tocarlo!
Cómo reflejo escondí mi rostro en su espalda, no quería ver, sólo escuchaba cómo era arrastrado por los oficiales hasta sacarlo de la corte.
—Señor Min. —Papá tomó mi mano, arrastrándome con él hasta quedar frente al estrado.
—¿Si?
—Una última cosa, le recomiendo que busque ayuda profesional, Taehyung debe recibir tratamiento médico para lograr superar sus traumas.
—Claro.
El juez me regaló una sonrisa, bajando del estrado y cruzar la puerta de su derecha. Papá metió sus manos bajo mis brazos, levantando mi cuerpo del suelo.
—Todo estará bien ahora amor.
Desde ese día las cosas parecieron ir bien tal y cómo papá había dicho, pero también ese día, fue la última vez que vi a mamá.
Ella simplemente desapareció.
[15 años, 15 de Enero.]
Con papá veníamos de aquí de allá por todo el lugar, habíamos vivido los últimos años en un pequeño apartamento en Daegu, papá decidió que aquello era mejor para ambos.
—¿Llevas todo Taehyung?
—¡SI, LLEVÓ TODO PAPÁ! —Grité desde mi habitación.
Poco a poco aquellos viejos miedos iban quedando atrás, las pesadillas habían disminuido y el pánico lo había logrado controlar un poco.
Tomé mi maleta arrastrando las ruedas por el cerámico de la habitación. No creí que fueran tantas cosas, no recordaba haber echado tanto.
Los pasos apresurados de papá se escucharon correr por el pasillo de nuestro pequeño apartamento, cerrando la puerta de su habitación, con la respiración agitada, llegó a mi puerta.
—¿Estás listo para empezar desde cero? —Camino los pasos que nos separaban, tomando la maleta de mis manos.
Tendio su mano, haciéndome la invitación a tomarla. Con una sonrisa en mi rostro, tomé su mano, dando un suave apretón.
—Estoy listo para empezar desde cero.
Cerré mi habitación, despidiendome de aquel lugar, que en algún momento me acogió, quedándose con la mayoría de mis mejores momentos.
Pero ahora, nos mudariamos a Inglaterra, dónde papá acepto un nuevo trabajo ofreciéndome la oportunidad de comenzar una nueva vida, dejando los recuerdos amargos atrás.
Di un último vistazo al edificio, entrando por fin al taxi. Papá entró despues de mí, pasando su brazo por mis hombros.
—¿Estás feliz? —Asentí emocionado.
—Tengo muchas ganas de conocer Inglaterra ¿Podremos entender su idioma?
—Creo que eso no lo pensé muy bien. —Ambos soltamos una risa divertida, llenando dejando una atmósfera cálida entre nosotros. —Supongo que deberemos estudiar inglés.
El conductor nos vió por el espejo retrovisor, dedicándome una mirada extraña, o quizás la bofetada de mis miedos era lo que me hacía sentirme inseguro, sujete con fuerza la chaqueta de papá, escondiendo mi rostro en su pecho.
—¿Tienes sueño? —Negué dejándome llevar por las suaves caricias de sus dedos en mi cabello. —¿Nervioso? —Entonces asentí. —Yo también, incluso, siento un poco de miedo por lo desconocido.
—¿Miedo? —Sali de mi escondite, viendo el rostro de papá tranquilo, demasiado para que sintiera miedo.
—Tengo miedo de que alguien más te vuelva a lastimar... —Llevó su mano libre a su cabeza, quitando su boina.
—Papá... Si pasamos toda nuestra vida teniendo miedo, entonces nos perderíamos de grandes cosas nuevas.
—Pero... —Tomé sus manos, sintiendo el leve temblor en ellas. Examiné con detalle de ellas, notando cómo su dedo pulgar derecho estaba tan lastimado.
—Me has enseñado defensa personal o posibles opciones que tomar en casos de ataques contra mi ¿A caso no confías en ti o en mi?
Sus ojos se humedecieron a la vez que en sus labios se dibujaba una sonrisa.
—¿Cuándo fue qué creciste tanto pequeño?
Sus brazos me rodearon en un abrazo, dejando mi mentón apoyado en su hombro. Recosté mi mejilla en el, aferrándome tanto cómo podía a su cuerpo.
—Te amo papá...
Papá había aceptado aquellas palabras, sabiendo el verdadero significado, nunca me rechazo pero tampoco me aceptó, él sólo pedía que el verdadero Taehyung regresará.
[16 años, 08 de Mayo.]
—Bonita boina. —Subí mi mirada cómo reflejo, jugando con mis dedos sobre mi chaleco.
—Fue un regalo de papá. —El doctor sonrió, bajando la mirada a su libreta, escribiendo algo en ella.
Un año había pasado desde que empezamos nuestras nuevas vidas, con ello también llevaba un año llendo a las consultas una vez por semana con el psicólogo nuevo.
El doctor Hae Woon había recomendado a papá seguir con mi tratamiento médico, según él, eso me ayudaría a seguir llevando una vida normal, dejando atrás por completo mis traumas.
O más bien, los traumas de Taehyung, el doctor Hae Woon, nos había descubierto sólo a Vante, y a mi, V. Las sesiones normalmente la tomábamos nosotros dos.
Lo que era parte del tratamiento era someternos a pastillas, las cuáles eran para que no tuviera arranques agresivos o depresivos, ya que más de alguna vez intenté lastimar a papá sin querer.
—¿Qué tanto piensas Taehyung?
—¿Eh? —El doctor me vía esperando una respuesta, examiné el consultorio, tratando de no sentirme perdido tan de repente. —Yo... Sólo pensaba en mi anterior psicólogo.
—¿Puedo saber el por qué? —Ladee mi cabeza, analizando su expresión.
No había rastro de amenaza o peligro.
—Él dijo que mis medicamentos eran por mis arranques compulsivos.
—Así es, y los hemos seguido al pie de la letra tal y cómo tú cuadro clínico lo dice, aunque la dosis ha disminuido un poco.
—Quizás.
Limpie mis manos sobre mi chaleco, mordiendo mis labios al sentir su mirada tan intensa sobre mi.
—¿Quieres decir algo? ¿Quizás un avance con tú papá?
Y siempre que llegábamos a ese punto, me negaba al querer hablar. El doctor había descrito aquel problema cómo «Complejo de Edipo negativo.»
—Seguimos igual, papá siempre es amoroso conmigo, pero sólo tomando el papel de eso, mi padre.
—¿Te molesta eso? —Negué un poco dudoso, porque la verdad era que en ocasiones si lo hacía.
—No.
El doctor Ryan bajo la libreta a sus piernas, quitando sus gafas. Regresé la mirada al techo, ignorando su mirada.
—Taehyung, para ayudarte, necesito que seas totalmente sincero contigo mismo.
—Estoy siendo sincero. —Mentira.
Soltó un suspiro, levantándose del sillón, caminando hasta el sillón dónde estaba sentado, su mano tocó mi frente, provocando que mi cuerpo se tensara.
—¿Quieres que te ayude?
—¡No! —Aparte su mano de golpe, para ponerme de pie y apresurarme a correr hacía la puerta. —No vuelva a tocarme.
—Bien, no lo haré. —Levantó sus manos, levantándose del piso alfombrado.
Pase mi mano por mi cabeza, sujetando la pequeña vicera de la boina.
—Quiero irme. —La boca del estómago comenzó arder, la habitación parecía que estaba comenzando a encogerse. —Quiero irme.
—Taehyung calma. —El doctor Ryan camino a pasos lentos, levantando sus manos.
Hablando con voz pausada cómo si fuera un perro asustado, que en cualquier momento podría morder.
—Alejese de mi o gritó. —Señale con mi dedo, haciendo que se detuviera.
En estos momentos lo único que sentía era miedo, parecía que había hecho borrón y cuenta nueva sobre los ataques de defensa personal que me había enseñado papá.
Busqué con tropiezos la cerradura de la puerta, tirando de ella en un intento por abrir.
—Puerta mecánica.
—Abra ahora. —Coloco sus manos en su cadera, viéndome por encima de sus anteojos. —¡Papá! ¡PA...
—Sólo debes presionar el botón y la puerta se abrirá.
Busque con torpeza el botón, escuchando el aviso de que la puerta estaba abierta, al sentir el aire frío del pasillo y ver a papá ahí esperando, sentí la tranquilidad.
—No iba hacerte nada ¿Lo ves? —Señalo la puerta con su lapicero. —Puedes irte si quieres.
—Yo... Lo siento, sólo... Tuve miedo.
El doctor asintió, quitando sus anteojos.
—Dile a tu padre que entré, y tú espera afuera ¿Está bien?
Asentí saliendo al fin de aquella habitación, corrí con prisa los pequeños pasos de distancia con papá, dejándome caer en sus piernas para enrollar mis brazos en su cuello.
—Pequeño. —Las caricias sobre mi cabello, nunca faltaban en nuestros abrazos.
—El doctor quiere hablar contigo.
Solté su cuello, saliendo de sus piernas y guardar mis manos tras mi espalda nervioso, papá se levantó de la silla un poco confundido, pero aún así entro hablar con él doctor.
Tomé asiento en la silla dónde papá estaba, subiendo mis piernas a la altura de mi pecho, aquel día el doctor le había ofrecido a papá asistir a mis sesiones, con el propósito de que volviera a tomar confianza.
Y si, volví a tomar un poco de confianza.
Pero el haber suspendido por completo mis medicamentos, fue el principio y el final de todo.
...
«Su peor error fue el confiar ciegamente en mí, para después terminar traicionandolo.»
—Anónimo.
.
.
.
Los artículos que se mencionan en la historia, son los que existen en el código penal de mi país, ya que no encontré los de Corea, aplique los de aquí.
Gracias siempre por las personas que siguen apoyando está historia, espero realmente no haberla cagado en algún momento.
Ya daré a conocer a la personalidad que hace falta ✌♥
Publicado:
17/05/2020
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